viernes, 14 de marzo de 2014

EL NÁUFRAGO - POR RODOLFO ASCENCIO BARILLAS, DIRECTOR DE RELACIONES INTERNACIONALES DE ASOLAPO


EL NÁUFRAGO 
 .
Rodolfo Ascencio Barillas 
 .
Yo que viví en la rémora infinita de los universos
y caminé con los suspiros del viento
y lloré en el cansancio de tus soledades saladas
y volé con la sibilante noche de los recuerdos,
¿Dónde están las voces que arrullaron  mis quebrantos?
¿Por qué el mar serpentino pudo matarme en tu sevicia?
¿Qué fue de mis taciturnas esperanzas de tus ocasos?
¿Cuál es la vida incesante de tus esporádicas caricias?
¡Oh! mar, que besas el cielo en mis íngrimas encrucijadas,
cual sol ofende  tus ardientes iniquidades,
en los trágicos equinoccios de mis tristezas
y las aguas que son verdugos impertinentes a mis oídos.
Yo quise abrazar  la ausencia de la luna
y la distancia oscura de mi agonía
en los equidermos de la noche fría,
quise gritar con la inmensidad, en las actinias de mi dolor
aunque mi esperanza era remota en las  multitudes,
mientras se poblaban estrellas espantadas
con los solitarios crustáceos de mi travesía.
Yo miraba las blancas gaviotas que surcaban mis ojos
y los afiuros que vagaban en las aflicciones de mi ausencia
creía estar cerca de los horizontes de la muerte;
amiga mía, tristeza mía, ilusión de mi desesperación
y los plánctones que soñaban con mis manos,
mientras dormían con el hurís de tus pupilas infatigables
en el sudor cansado de mis oraciones solitarias
quise besar las biomas de tus infinitas fantasías
y mis amigos moluscos agonizaban con la lluvia de mis tristezas
cuando era de noche, también era de día
y cuando era el día también era de noche;
cuando soñaba en las cantábricas penas
ni el conocimiento, ni el amor vivía en mi pecho;
y cuando dormía, lloraba de angustia
y cuando despertaba mil mariposas me visitaban
en los arrecifes de mis abismales pesadillas.
Yo luche contra los dioses del viento
y las musas de los mares en la espuma de mi boca.
más era un sueño condenado a soportarlo,
y en mis soles que son espejismos paralelos,  
también sollozaban el grito agónico de mi silencio;
adiós amada mía, vida mía,
esperanza mía, sueño mío, mi mar
mi eterno naufragio donde somos hermanos...