viernes, 11 de enero de 2013

INICIO DEL 2013 AL ESTILO CORA CORA - POR LUIS ALBITRES MENDO (CAJAMARCA)

 
INICIO DEL 2013 AL ESTILO CORA CORA

Por Luis Albitres Mendo

Algunos afirman que la felicidad no existe. Admiten en cambio que sí podemos gozar de momentos felices, instantes de fruición que, intrínsecamente conllevan el tránsito hacia la ansiada arcadia, la ambicionada felicidad.

Otros piensan que es inútil buscar fuera lo que siempre permaneció dentro, y esto constituye el eterno tema de polémica inspiración para libros, ensayos, filosofías, poemarios, pinturas, esculturas, películas, y por supuesto, obras de teatro, entre otros.

No faltan los que discrepan, los disconformes, los que están en constante desacuerdo. Total, estos últimos nos dan la pauta para opinar que todo es relativo en este mundo, pues cada cual vive de acuerdo a sus criterios, creencias y sistemas de vida.

Al final, cada cual es feliz a su manera, es decir de acuerdo a su concepción vital y estado existencial. Los pueblos se alegran y son felices a su manera, cantando, bailando, etc. En Perú, la costumbre de alegrarse se remonta y viene desde tiempos inmemoriales. Se aprovechaban las estaciones soleadas, el buen clima, cuando el tiempo era benigno, sin desperdiciar las épocas de siembra y cosecha, los solsticios y equinoccios favorables.

CENTENARIO DE UN GRAN POETA: DIEGO MELGAR VEGA. SINFONÍA DE LA PIEDRA

Antes de la Navidad, Alejandro Melgar Vásquez, sociólogo, catedrático de la UNMSM y Presidente del Centro de Documentación, Defensa y Apoyo al Folclore (CENDDAF), celebró el centenario de su padre, el gran poeta coracoreño DIEGO MELGAR VEGA (1912- 2012), presentando un lbro: "SINFONÍA DE LA PIEDRA", con una selecta antología de poemas de ese magnífico poeta ayacuchano, que cantó con voz propia al Cusco y Machupicchu. Olvidado por la crítica literaria y marginado a nivel nacional, como otros  tantos otros vates de su estirpe.

Esta fue una estupenda ocasión para conocerlo mejor y revalorarlo. En la mesa de honor disertaron en la presentación del libro, Pilar Roca y Armando Arteaga, conferencista y crítico literario de renombre. Habló también el propio Alejandro Melgar.

Este evento cultural se llevó a cabo en el local institucional del Club Cora Cora (Santa Beatriz). Éxito sin precedentes. Un lleno total. Aquí se dieron cita conocidos escritores, artistas, cantantes y músicos vernaculares. Desde luego, varios directivos de importantes instituciones coracoreñas y dirigentes de notables grupos regionales y sindicales.

Entre los que reconocí, asistieron, Federico García, escritor y director de cine; Julio Humala, cantante y compositor; Armando Azcuña Niño de Guzmán, declamador Runa Simi y director literario de SUAL; Benjamín Escaró y Rodolfo Moreno, decimistas; David Barrientos Peña, ayacuchano, amante de la literatura y asiduo asistente a eventos culturales, Fabio Gallo, magnífico poeta, dirigente social, e infatigable motor de Capulí, Vallejo y su Tierra, entre otros notables personajes.

Fue en esta reunión que conocí al Ing. Edwin Martínez, Presidente del Club Cora Cora y su guapa esposa, Giovana Bustamante de Martínez, Presidenta de la Asociación de Damas Coracoreñas. Dinámicos y desbordando simpatía y entusiasmo nos invitaron con sendas tarjetas a la fiesta de fin de año que estaban organizando.

Ante tal gentileza, aceptamos gustosos y si el 2012 lo recibimos en la Peña Turística "El Plebeyo" con abundante música criolla e internacional, este año nos acogió la calidez y amplitud del Club Cora Cora de Lima (Jr. Emilio Fernández 662, Santa Beatriz).

Con enorme regocijo la gente, en su mayoría coracoreños o ayacuchanos, familiares y amigos, iban llegando a partir de las diez de la noche. Por un momento me entusiasmé y pensé que sería un jolgorio de folclore y danzas típicas. No fue así, según me explicaron, porque eso implicaba mayor inversión. Ese tipo de contratos hubiese elevado los costos, me dijeron, y lo que se quería era atraer a la fiesta el mayor número de personas. De todas condiciones. Que todos gocen y se jaraneen a un precio asequible.

LA TRADICIONAL HOSPITALIDAD DEL MUNDO ANDINO

A eso de las diez y media, el presidente del club, Ing. Edwin Martínez, tomó la palabra para ofrecer su saludo de bienvenida a todos los amigos que se habían hecho presentes. Con ello se inició la fiesta.

Nos reencontramos aquí con los dilectos amigos Alex Melgar Vásquez y su primo Daniel Molina Vásquez. Entre los muchos personajes relevantes estuvieron varios profesionales de gran valía. Entre otros, el Dr. William Hinojosa Linares, médico; el Dr. Emilio Gilberto Hinojosa Pérez, abogado; el Dr. Julio Martínez Asurza, ex-magistrado de la Corte Superior de Lima; Néstor Martínez Carrasco, empresario; Prof. José Luis Canales Peve, director general de la Academia SIGMA; Dr. Justo Franco Falcón, coordinador general del Instituto de Investigación de la Facee, Universidad Ricardo Palma; Héctor Farfán Espinoza, abogado; Carlos Jorge Jerí Flores, ex miembro de la PIP; Sidney Paulino Molina Carbajal, abogado; Libia Aranda Chávez de Castillo; César Molina; Diego Humberto Pavón Rodríguez, Rubén Neyra Moreira, don Manuel Castillo López, un patriarca con más de 88 años de edad, jovial y con mucha vitalidad, varios hijos y muchos nietos. Sólo menciono en esta oportunidad lo que la mente pudo retener después de los saludos, pues la lista es  interminable.

Los platos típicos, la cena al estilo de Cora Cora, estaban a la orden. Y también, lógicamente, las bebidas. Dejando libre el lugar que correspondía a la pista de baile, adyacente, muy cerca de los músicos y los cantantes, dispuestas a lo largo y ancho del espacioso patio, las mesas lucían botellas de champán, vino, whisky y la popular cerveza. Las uvas, moradas, rojas o blancas, sobre canastitas o platos, también brillaban, listas para ser consumidas a partir de las doce de la noche.

El conjunto, con sus cantantes, interpretaron toda clase de cumbias, boleros pegaditos, valses criollos y huaynos muy bien zapateados. La fiesta duró hasta la madrugada. Recién a las cinco y media de la mañana abandonamos el local. Las luces y los coloridos adornos, en la noche, lucían atractivos y centelleantes. La tradicional hospitalidad del mundo andino estaba en su apogeo.

EXPLOSIÓN DE ALGARABÍA

Los amigos de Cora Cora, fieles a sus orígenes, me hicieron recordar el Carnaval de Cajamarca, en cuya oportunidad se anulan las clases sociales, al menos en aquella celebración. Aquí pasó lo mismo. Reinó en todo momento una cordialidad especial, un deseo de compartir y a la hora de los abrazos, doce de la noche en punto, en que se inició el Año Nuevo, el 2013, toda la estancia fue una explosión de algarabía, entre pitos, pica pica, cotillón y demás signos de confraternidad.

LA BUENA VIBRA DEL AÑO NUEVO: ESPERANZA Y OPTIMISMO


La alegría del vivir es hoy el paradigmático festín donde afloran los sentimientos más nobles de los pueblos andinos. No más la nostalgia ni el dolor.

Hoy en día detrás de la música andina fluye y vibra esa fuerza vital que contagia la grandeza de las montañas sagradas, los apus venerados y amados.

La belleza de cielos, collados, valles, bosques, ríos y lagos del Perú entero, Costa, Sierra y Selva, se ha entronizado en los corazones y todo se ve distinto desde estos horizontes y celajes.

Retornando al Club Cora Cora. Las flores amarillas y los adornos, bolitas de oro, resplandecen lanzando a la vista de todos sus buenos augurios, deseos de prosperidad, maravillosos envíos de suerte, fortuna y buena vibra.

Todos sonreían como viejos amigos. Esa noche del 31 de diciembre para el 1º de enero será inolvidable porque esos seres humanos, hombres y mujeres, a quienes recién conocíamos, con excepción de algunos, nos hicieron sentir como si fuésemos de los suyos.

Nuestros agradecimientos. Tanto afecto, consideración y familiaridad recibimos que realmente fueron momentos felices. Uno se sentía amigo de cada uno de los presentes.

CON LUJO DE SENTIMIENTOS Y NOBLEZA


No hay duda, la tradición andina de solidaridad y fraternidad, pervive, está latente.

Sale a relucir en las fiestas tradicionales en los propios pueblos y en la gran Lima, donde las diversas asociaciones departamentales y provinciales, mal llamadas colonias, celebran con sentimiento puro, autenticidad y nobleza, cada una de las fiestas, religiosas, patrióticas, patronales, aniversarios cívicos-políticos y de otra índole, con el espíritu de un pueblo que cantando y bailando expresa lo mejor de sí mismo y entrega su generosa bonanza con lo poco o mucho que tenga, a fin de tocar con el alma el firmamento de rostros alegres, el cielo de la felicidad conquistada.