viernes, 26 de octubre de 2012

REDOBLES - POR CARLOS GARRIDO CHALÉN Y MILAGROS HERNÁNDEZ CHILIBERTI



REDOBLES
 
Por Carlos Garrido Chalén
 
 

 
Cuando yo era niño
tenía un tambor
con el que premunido de infancia e inocencia
anunciaba la llegada marcial de mis soldados de plomo
a un destino imaginario;
y era para mi ese ese atabal
una joya invalorable para llenar de estruendo
mi navidad y la pascua de otros niños
enternecidamente.

No había otro juguete mejor que ese tambor
(y seguramente que algunos me envidiaban)
por que despertaba los gallos
y le ponía estrépito al silencio,
ahuyentaba extremoso las torcazas
y llenaba de redobles
las etruscas persianas de mi casa.
A través de é expresé mi júbilo de gurí
a los cipreses
y en la bahía de mis sueños de cíngaro inocente
le convidé a los fantasmas mis capullos.

Pero ese tambor hoy ya no existe
y sufro su ausencia inmensamente
(se perdió como el tamo que arrebata el torbellino).
Sin embargo algo dentro del pecho
parece sonar como ese tambor de mis primeras noches
turbulento
y es ese mismo tambor que me anuncia imperturbable
la llegada del amor sobre estas playas.
Y le digo: suena tambor, retumba, redobla tu ansiedad
de carpintero
y habla;
repica intensamente sin descanso y calla cuando quieras
que ya dejé de ser el niño de otras Pascuas
y ahora sólo soy
Una voz que te extraña
 
 

 
Por Milagros Hernández Chiliberti

 
En mi tierna infancia
un ángel me habló
y me mostró mi simetría en otro niño
que más allá, a lo lejos, jugaba al ritmo marcial
con un tambor de linóleo y ensueños
desde entonces, lo acompañé con mi guitarra
cada vez que su estruendo me llegaba
anunciando la navidad, los reyes
y la libertad.

Fue la empatía de la amistad desconocida
la potencia vibrante en el tiempo y la distancia,
fuerzas del verbo que habrían de encontrarse
para iluminar pasillos con laureles
y abrir las ventanas a las notas del cielo.
 
El sonido del tambor llama a los justos
a vivir con la tónica del niño
y el redoble convoca a los continentes
a la marcha por la Paz.
La guitarra, con su infusión de ritmo y armonía
une a las almas en vigor e inmunidad.

Ese tambor hoy es un sonido de luz
esa guitarra una escala de pasos…
Los amigos en la adultez, ya juntos
redoblan notas desde los corazones
y puntean la marcha de las letras
que se empalman y combinan
para ensamblar a la humanidad
en una imperturbable armonía universal.
 
Y decimos: suena tambor, suena guitarra, en melodía
interminable
y emocionen
a otros niños y adultos que sigan siendo niños.
La amistad es un milagro de pureza,
la paz es un camino de amistad
donde todos podemos transitar.

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