viernes, 20 de abril de 2012

TIEMPO NUEVO (MIAMI), DE ADDHEMAR H.M. SIERRALTA - AÑO 4 Nº 168 DE 20 ABR 2012

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TIEMPO NUEVO

Año 4 No. 168 - Miami 20 de abril de 2012

por Addhemar Sierralta

HOY: 
ESPECIAL SOBRE LA EXPROPIACIÓN DE REPSOL POR LA ARGENTINA
 Y SUS REPERCUSIONES EN EL MUNDO Y EN AMÉRICA LATINA.

ARGENTINA DEBE TOMAR DECISIONES INTELIGENTES.

Por Addhemar H.M. Sierralta (Perú).

Este especial reseña puntos de vista -desde diferentes ópticas- que deseamos ofrecer a nuestros lectores. De esta manera, una situación que se pensaba superada en América Latina, vuelve a poner en discusión temas politicos que afectan a la región.

La Cristina de Argentina puede haber empezado una mayor caída libre de su país. No es solo la decisión de las acciones de REPSOL lo que llevarían a este gran pueblo a empezar a transitar por una crisis de imprevisibles consecuencias. Ya una serie de medidas desacertadas, como se verá en esta edición, conducirían a ello.

Es por esto que dedicamos este número -en forma exclusiva- para mostrar las reacciones del mundo ante tal circunstancia.

Semanas antes, con el rechazo de la Cancillería peruana para recibir a la fragata británica y el apoyo a Las Malvinas dimos nuestro parecer del error de Torre Tagle, pero ahora parece que inteligentemente no se apoya la barbaridad de la expropiación de la Cristina que, ante una posible inminente desaparición del tristemente célebre Chávez, quisiera tomar el liderazgo del “socialismo del Siglo XXI”.

Argentina es un pueblo que merece mejor suerte que haber caído en la dinastía Kirchner, colofón de un peronismo que empezó con convertir a uno de los más desarrollados y cultos países de América y del mundo en un devenir de desaciertos populistas que tienen en vilo a una nación que debiera ser ejemplo de democracia y una potencia destacada.

Por otro lado ya se viene planteando que se expulse a la Argentina del G-20 y sea reemplazado, nada menos, que por Chile.
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ARGENTINA DESAFÍA AL MUNDO.

La expropiación de Repsol levanta una ola de críticas en Europa, el FMI y Estados Unidos. La intervención estatal en la petrolera argentina YPF ha puesto en tensión las relaciones con España, Luis Zabreg de EFE, para Agence France Presse, desde Buenos Aires, dio a conocer esta nota que compartimos con ustedes.

La presidenta argentina Cristina Kirchner abrió varios frentes conflictivos al expropiar 51% de acciones de la española Repsol en la petrolera YPF, una medida que junto a trabas comerciales, busca salvar su modelo económico a pesar de duras críticas en todo el mundo.

Washington expresó este miércoles que está “muy preocupado” por el proyecto de ley de expropiación que afecta a Repsol.

Kirchner justificó la iniciativa por una caída de la producción de crudo y el aumento de las importaciones de hidrocarburos al doble en 2011 respecto de 2010, que el gobierno achaca a una falta de inversiones de la petrolera.

La decisión en tanto, fue duramente criticada en España, la Unión Europea, el FMI y los centros económicos mundiales.

“Argentina tiene un problema de conducta en su relacionamiento con el resto del mundo que ha ido agravándose en los últimos años”, dijo a la AFP Emilio Cárdenas, embajador argentino en Naciones Unidas en los años 90.

El ex diplomático cuestionó que un país que pertenece al G20 (países ricos y emergentes) aplique medidas proteccionistas “como el cierre de los mercados cambiario y la restricción al máximo de la circulación comercial”.

El país sudamericano había recibido cuestionamientos en una presentación ante la Organización Mundial de Comercio (OMC) por Estados Unidos, la Unión Europea y países asiáticos como Japón y latinoamericanos como México por trabas al comercio.

Cárdenas advirtió que “el episodio de YPF va a acelerar esas reacciones” y no descartó represalias.

“No creo que Argentina vaya a ser expulsada del G20, pero si creo que puede ser suspendida”, sostuvo.

Con las medidas proteccionistas, el gobierno pretende mantener el superávit comercial que es su principal fuente de divisas, ante el cierre de los mercados financieros tras el default de 2001.

El politólogo Edgardo Mocca aseguró a la AFP que el tema en la OMC “está relacionado con un cierto grado de beligerancia de los países más desarrollados que se proponen descargar parte del peso de la crisis que atraviesan en el exterior”, ante lo cual los países en desarrollo adoptan “estrategias defensivas”.

Varios países expresaron en la OMC sus “inquietudes continuas y crecientes sobre la naturaleza y la aplicación de medidas restrictivas para el comercio” en Argentina.

El comunicado lo firmaron Estados Unidos, la Unión Europea, Australia, Israel, Japón, Corea del Sur, Nueva Zelanda, Noruega, Panamá, Suiza, Taiwán, Tailandia y Turquía.

A mediados de marzo, Perú, Chile, México y Colombia también evaluaban demandar a Argentina ante la OMC. Sus socios en el Mercosur, Brasil, Paraguay y Uruguay, se quejaron por las medidas burocráticas de control de importaciones adoptadas por Buenos Aires.

En el caso de YPF, la decisión “tiene que ver con la estructura productiva del país”, porque es necesario producir más energía para sostener el vigoroso crecimiento de los últimos años y el ‘modelo kirchnerista’, que se funda en el “consumo (interno) masivo como motor de la economía”, los superávit comercial y fiscal y el desendeudamiento, explicó.

El gobierno argentino también otorga fuertes subsidios a sectores de la economía que favorecen el consumo como transporte público y energía.

El presidente de México, Felipe Calderón, cuyo país es accionista de Repsol, lamentó la decisión de Kirchner sobre YPF y dijo que “el camino correcto para el mundo es abrir mucho más las economías”.

El ex ministro de Economía Roberto Lavagna (2002-2005) dijo que “Repsol no invirtió lo que debía e hizo enormes distribuciones de beneficios y esto deberá considerarse al momento de fijar los valores de expropiación”.

Pero sobre la eficacia de la decisión, Lavagna advirtió: “Muchas veces los argentinos festejamos aquello de lo cual debemos arrepentirnos después”, algo que sucedió, por ejemplo, cuando el Congreso aclamó en pleno la declaración de moratoria de la deuda en 2001.

Argentina tiene además litigios pendientes en Estados Unidos, donde fondos de inversión adelantan procesos judiciales en busca de cobrar los adeudos en mora tras el default de 2001. Varios acreedores privados no se adhirieron a los canjes propuestos por Buenos Aires.

Otro frente abierto con los británicos.

Otro frente abierto es con Gran Bretaña, país con el cual escaló el enfrentamiento verbal en el marco del 30 aniversario de la guerra por las Malvinas de 1982.

En ese marco, la ministra de Industria, Débora Giorgi, propuso a gerentes de al menos 20 empresas que importan bienes e insumos desde Gran Bretaña que reemplacen ese origen por otros mercados.

El superávit comercial argentino bajó en 2011 a 10.000 millones de dólares, un 11% menos que en 2010, según el Ministerio de Economía.

Y las importaciones de hidrocarburos van en camino de triplicarse este año respecto de 2010, según el Instituto Argentino de Petróleo.

Argentina adoptó además restricciones cambiarias y afronta este año vencimientos de la deuda por más de 6.000 millones de dólares en un marco de escasez de divisas.
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LA EXPROPIACIÓN DE YPF: 
¿UN ACIERTO O UN ERROR PARA LA ECONOMÍA ARGENTINA?

Por Andrés D´Alessandro (Argentina).

Un punto de vista publicado en Buenos Aires por CNNMéxico, acerca de esta expropiación, toma como referencia lo ocurrido en México hace muchas décadas.

La clase política y económica de Argentina está a la expectativa de las consecuencias de la expropiación de la empresa Yacimientos Petrolíferos Fiscales (YPF) anunciada por la presidenta Cristina Fernández esta semana. Se trata de uno de los pocos asuntos nacionales en los que el gobierno y gran parte de la oposición coinciden, aunque con diversos matices.

Más allá de la declamada “soberanía” hidrocarburífera como eslogan de la expropiación, el creciente déficit energético de Argentina ha encendido las luces de alarma en el gobierno, obsesionado por equilibrar la balanza comercial en un escenario financiero internacional complejo.

Mientras que en 2004 se exportaban 6,000 millones de dólares en combustibles y se importaba por 1,000 millones de dólares, en 2011 el país mantuvo las exportaciones, pero con importaciones valoradas en 9,000 millones de dólares, lo que implicó un déficit externo de 3,000 millones de dólares en el rubro. La situación impulsó a Cristina Fernández a dar el paso al frente respecto a YPF. Cuando se comenzó a privatizar la compañía en 1992, la presidenta se oponía a que el Estado interviniera en las empresas.

Hace 16 meses, con el descubrimiento de un gran yacimiento en la provincia de Neuquén, Fernández saludó el ingreso de la familia Eskenazi al paquete accionario de la empresa diciendo: "Cuando los que están en management son dueños, la gestión mejora". Esta semana, la situación cambió 360 grados.

La presidenta sabe que juega en un terreno clave para el país, ya que la producción petrolera y gasífera es su forma más económica y eficiente de generar energía desde el hallazgo del primer yacimiento en 1907. El crecimiento del país aumentó la demanda industrial y el consumo doméstico de hidrocarburos, pero la producción dista mucho de satisfacer la demanda.

Para el analista político Julio Burdman, la decisión del gobierno argentino no fue intempestiva, como opinan algunos críticos que califican la medida de Cristina Fernández como una maniobra para desviar la atención sobre las sospechas de corrupción hacia el vicepresidente, Amado Boudou.

La decisión del gobierno es la culminación de un proceso que comenzó en 2003, con un aumento de la intervención en el mercado energético durante el mandato del fallecido expresidente Néstor Kirchner, según considera Burdman en entrevista con CNNMéxico. “Aunque me sorprende la hostilidad de la negociación con Repsol, esto es algo que podía preverse”.

El analista asegura que el gobierno es consciente de que, a pesar de las críticas internacionales, el riesgo concreto de la expropiación es abstracto y que los costos serán bajos.

Respecto a la teoría de que se trata de un intento de mejorar la imagen del gobierno, Burdman se opone. “En todo caso es al revés, según los sondeos mantiene un alto índice de popularidad y eso le permite tomar una decisión de este calibre”. Una encuesta de la consultora Magament&Fit de marzo indicó que el 42.1% de los ciudadanos tiene un buen concepto de la presidenta, pero para un 53.8% su imagen es regular o francamente mala.

Incluso los que minimizan los riesgos de la expropiación, contemplan el misterio de su impacto en la economía argentina. Una de las preocupaciones, planteada por los partidos de centroizquierda, es la transparencia en la administración de los recursos energéticos por parte del gobierno. “Creemos fundamental que este cambio de rumbo esté acompañado de reglas claras y mecanismos de control que impidan cualquier maniobra que ponga el patrimonio nacional a merced de intereses personales o sectoriales y abonen prácticas poco transparentes, que lamentablemente hoy son moneda corriente por parte de esta administración”, señaló a través de un comunicado la diputada socialista Victoria Donda.

En la orilla opuesta de la decisión, se sitúa Mauricio Macri, líder del partido de centroderecha PRO, uno de los principales opositores del gobierno y de los pocos políticos que se han pronunciado en contra de la medida. El actual alcalde de la ciudad autónoma de Buenos Aires predijo en conferencia de prensa que en materia energética “en un año vamos a estar peor que ahora” y advirtió que la expropiación “nos endeuda y nos aleja del mundo”.

El principal representante del gobierno en la Cámara Baja, Agustín Rossi, valora con optimismo las perspectivas de la medida. “Para nosotros este proyecto implica una decisión de suma trascendencia para Argentina. Ubica al país en el camino de la recuperación de su soberanía en materia energética, en uno de los temas de mayor trascendencia a nivel mundial, por la manera en que se ha agravado el problema energético en todo el mundo", dijo Rossi en entrevista con CNNMéxico.

Otro de los que confían en los beneficios partidarios de la expropiación es Gustavo Callejas, secretario de Energía durante el gobierno de Raúl Alfonsín en la década de los 1980. “Aquí los españoles han causado daños, han sobreexplotado los yacimientos, sacaban las utilidades del país y no invertían.

Callejas equipara la situación a la de México en la época del presidente Lázaro Cárdenas, "discípulo de Enrique Mosconi", creador de YPF en 1922. "Los petroleros norteamericanos presionaban y establecían los precios que querían. Cárdenas los expropió creando Petróleos Mexicanos y fijando un precio normal para los hidrocarburos. Los petroleros estadounidenses fueron a quejarse ante Roosevelt, pero Cárdenas le explicó la situación y el presidente de Estados Unidos dijo a los petroleros que el mandatario mexicano tenía razón”, relata el exsecretario.

Sobre el impacto del cambio en los usuarios, Callejas estima que los precios serán cada vez más altos por el contexto mundial. “La única forma de bajarlos sería que el gobierno subsidie. La producción de crudo es baja, por lo que necesariamente va a haber importación. Y eso se va a tener que trasladar a los precios”.

Alieto Guadagni, también secretario de Energía a principios de 1980, considera que “la expropiación de YPF no es la mejor medida para salir de la actual situación de crisis. El gobierno tendría que encarar las inversiones reales y concretas que hacen falta, como por ejemplo, la construcción de nuevas refinerías”. El exfuncionario se pregunta “de dónde sacará recursos el Estado para realizar esta operación, porque el Tesoro está en rojo, el Banco Central ya no tiene reservas disponibles y la caja de la ANSES (el organismo que administra la seguridad previsional) ya no da para más”.

La vía de la intervención estatal no es exclusiva para YPF. El gobierno también sumó a este modelo a Aerolíneas Argentinas, en 2009, a los fondos de jubilación, en 2008, y a Aysa, proveedora de agua, en 2006.
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LA DESCOMPOSICIÓN POLÍTICA DEL PAÍS.

Por Eduardo Fidanza (Argentina).

Publicación de La Nación de Argentina, el día de hoy, que pone de relieve la problemática que afronta el pueblo argentine. Por su interés lo reproducimos para ustedes.

El gobierno nacional acaba de tomar una decisión histórica: expropiar el 51% de las acciones de YPF, en manos de una empresa internacional del país extranjero que mejor imagen tiene entre los argentinos fuera de la región. La justificación de esta medida, que vulnera compromisos asumidos por el Estado, es recuperar el autoabastecimiento de hidrocarburos.

En medio de la euforia nacionalista que esta determinación desató en amplios sectores, una inocultable corriente de perplejidad y desazón atraviesa a muchos observadores, nacionales y extranjeros, ante la marcha de la Argentina. En el caso de YPF puede entenderse el interés estratégico del Estado por los hidrocarburos, pero es difícil asimilar la actitud de un gobierno que atropella las normas jurídicas, elude cualquier autocrítica, se ensaña con el capital privado y estigmatiza a todos los que no acompañan su punto de vista.

Estos signos de inmadurez suceden cuando la democracia argentina está próxima a cumplir tres décadas sin interrupciones, aunque no sin sobresaltos. Más allá de las vicisitudes, es probable que historiadores del futuro destaquen una peripecia crucial del país en este tiempo: el retorno y el mantenimiento de las libertades, la existencia de reglas formales para tramitar sin violencia las cuestiones políticas y la confianza básica de la sociedad en el sistema, más allá de sus limitaciones.

Sin embargo, una mirada menos genérica y más exigente mostrará inconsistencias profundas a lo largo de estos años. Acaso la más significativa sea que dos gobiernos del mismo partido político concibieron de manera diametralmente opuesta el papel del Estado en la economía en décadas sucesivas, sumiendo al país en contradicciones y cambios de marcha que están destruyendo la confianza interna y externa que una nación debe garantizar. El caso de YPF es una muestra dramática de este fenómeno. Antes que una cuestión de seguridad jurídica y clima de negocios, se trata de un formidable cambio de reglas en cuestiones esenciales, y en muy poco tiempo, que deja inermes y desorientados a los actores económicos y políticos nacionales e internacionales ajenos a las decisiones del poder.

Si las ideologías del peronismo de Menem y de los Kirchner fueron contradictorias, el dispositivo con que las impusieron es, sin embargo, parecido. Se trata de un cóctel con, al menos, cuatro ingredientes: legitimidad por razones económicas, hiperpresidencialismo, amplias mayorías electorales y debilidad de la oposición. A eso habría que agregar que los años 90 y los 2000 arrancaron con profundas crisis económicas y sociales que destruyeron el empleo, el ahorro y el consumo, pilares de la economía familiar. La gente sufrió terribles pérdidas. Estas desgracias pusieron a los argentinos ante la tarea de empezar otra vez de cero, con lo que la legitimidad política -esto es: el requisito y los fundamentos para otorgar apoyo a las autoridades- se volvió un trueque elemental. El que diera pan y trabajo se llevaría el premio mayor; el que indujera al consumo después de la privación sería aclamado; el que restituyera las condiciones materiales, sin las cuales se considera inviable vivir, conservaría el gobierno.

La legitimidad política después de las catástrofes no es un buen material para edificar un sistema sólido. Simplifica y envilece a la política. Pero los brutales ciclos económicos de la Argentina, sumados a los errores de enfoque de su clase dirigente, tornaron elementales a los argentinos, no interesantes ni sofisticados. A nadie le importa el derecho si se quedó sin trabajo; pocos reparan en el deterioro de las instituciones si están concentrados en recuperar el modo de vida perdido.

Estas condiciones reforzaron el hiperpresidencialismo y su principal efecto destructivo: la discrecionalidad del poder. Si la gente está concentrada en la economía, tiende a otorgar amplios márgenes de libertad a los gobiernos. La delegación se dilata, desatando las manos del Ejecutivo para hacer, con muy pocas limitaciones, lo que se le antoje. Los regímenes de excepción se multiplican, aunque hayan perdido fundamento; los organismos de control se debilitan; las prebendas y el amiguismo florecen; la corrupción campea sin despertar mayor preocupación.

Esto no quita el mérito de sacar a un país de crisis terminales. Menem y los Kirchner lo hicieron. La cuestión es cómo y con qué costos para el corto y el mediano plazos. Crecientes signos de descomposición del sistema político, del que es responsable la elite del poder, no sólo los gobiernos, inducen a pensar que las facturas ya empezaron a llegar y serán muy elevadas.

¿Cómo podría caracterizarse la descomposición política? En primer lugar, por la disolución de las identidades de los actores y de los partidos. En los hechos, el sistema político argentino carece de expresiones suficientemente diferenciadas, que ofrezcan políticas públicas distintas y representen opciones claras para los votantes. El espectro de centroizquierda está hipertrofiado, mientras la centroderecha es cuantitativamente débil y sobrelleva un estigma secular. Por eso YPF saldrá por aclamación. La disolución de identidades no es sólo una cuestión programática. Deben computarse allí también la debilidad de las organizaciones políticas y la falta de liderazgo opositor.

Un segundo rasgo es la desaparición del equilibrio político y electoral. Hoy no existe equivalencia posible entre el conglomerado peronista kirchnerista y las agrupaciones no peronistas. La disidencia interna al kirchnerismo se debilitó, el radicalismo no es representativo, al FAP le cuesta hacer pie y Pro se desgasta en una guerra política y administrativa con el Gobierno.

El tercer rasgo es la falta de códigos. El gobierno de Cristina Kirchner le está dando esta impronta a la política argentina. La escasez de divisas y el temor a las conspiraciones perfilan un segundo mandato signado por la falta de lealtades y la arbitrariedad. Amigos que se vuelven enemigos, políticas que se asumen hoy pero de las que hasta ayer se abjuraba, controles de inspiración soviética, extrema desconfianza, huida hacia adelante, parecen las notas iniciales del nuevo período kirchnerista.

El cuarto rasgo, en rigor un corolario de los anteriores, es la pérdida de cualquier forma de interlocución significativa. El Gobierno no es siquiera interlocutor de sí mismo, las decisiones son secretas y se toman en un estrechísimo círculo que escucha sólo a algunos cortesanos y desecha cualquier consideración objetiva o plural, bajo la sospecha de conspiración. El Gobierno jamás dialoga con la oposición ni habla con el periodismo; se limita a sospechar de él y a bajarle información inapelable. Para completar el cuadro, las fuerzas opositoras tampoco dialogan entre ellas.

La pérdida de la interlocución no atañe sólo a los actores internos. La elite política de nuestro país, sin alternancia a la vista y ligera de códigos de conducta, no es interlocutora de la región ni del mundo. Hay que ir muy atrás en la historia para encontrar una actitud tan extendida de desconfianza como la que genera hoy la Argentina.

El quinto rasgo de la descomposición es el desinterés por los bienes y los servicios públicos esenciales. Miles de argentinos mueren anualmente en accidentes de tránsito, son víctimas de la inseguridad y padecen servicios deficientes y peligrosos. Es ostensible la falta de inversión en materia vial, fluvial, ferroviaria y energética. El reciente accidente de trenes en la estación Once es una trágica consecuencia de ese descuido.

Sin identidades sólidas, sin competencia equilibrada, sin códigos, sin diálogo y sin puesta en valor de los bienes públicos, la política argentina se descompone. Esto no equivale, sin embargo, a vacío de poder e ingobernabilidad. El principal partido político de la Argentina, en una de sus tantas versiones mutantes, controla la administración y acaba de ser legitimado por el voto popular. Las condiciones materiales de la población mejoraron y la economía sigue ofreciendo ventajas comparativas inéditas a pesar de los errores de administración; existe paz social y la sociedad es relativamente dinámica y emprendedora.

No obstante, el Gobierno atraviesa dificultades. El optimismo social y la imagen presidencial están cayendo velozmente, sin que nadie lo capitalice aún. Cristina Kirchner debe garantizar una prestación económica constante si no quiere perder apoyo electoral. Nunca menos: ése es su laberinto. El gobierno que preside no dispone de los recursos de sus buenas épocas, pero posee audacia, carece de códigos y no tiene competidores. La soja y los fondos de jubilación ya no son suficientes, aunque el poder sueña con que la disponibilidad de divisas del Banco Central y la renta material y simbólica del subsuelo puedan compensar las cuentas y revalidar el éxito.

La importancia de la economía y la vacuidad de la política establecen una relación paradójica. En última instancia, la política tiende a declinar porque, desgraciadamente, no se ganan elecciones con ciudadanos sino con consumidores. Pero la economía necesita de un marco que sólo la política puede proveer.

El poder sin diálogo, la democracia sin confianza, las identidades diluidas, el cambio de reglas y el descrédito no son buenos síntomas. Los dirigentes deben entenderlo, empezando por el Gobierno, que se jacta de haber restituido la política. De lo contrario, el país continuará estando muy por debajo de sus posibilidades. Y seguirá constituyendo un bochorno, de consecuencias imprevisibles, para el mundo.
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THE WALL STREET JOURNAL PROPONE EXPULSAR
 A “LA ARGENTINA LADRONA” DEL G-20.

El prestigioso medio tildó a Cristina Kirchner de comportarse como "un matón" y aseguró que la expropiación de YPF "en el mundo civilizado se llama robo"


Los "países civilizados" del mundo deberían expulsar a "la Argentina ladrona" del G-20 hasta que la presidenta Cristina Kirchner se digne a "comportarse como un jefe de Estado de verdad, y no como un matón", según The Wall Street Journal.

En un duro editorial, el influyente diario financiero estadounidense sostiene que tal expulsión supondría la mejor forma de llamarle la atención, ya que "la señora Kirchner no está por acatar cualquier tribunal internacional". El diario profundiza en lo perjudicial para la Argentina que resultaría la expropiación de YPF, ya que va a "animar la fuga de capitales, que los controles severos y los perros rastreadores en los transbordadores que cruzan el Río de la Plata al Uruguay no han podido frenar".

La decisión de la Presidenta "tiene sentido cero para la Argentina, tomando en cuenta su necesidad de capital extranjero para desarrollar reservas de crudo y de gas que se creen muy extensas". "Pero - continúa el editorial- si la historia sirve de guía, eso a la señora Kirchner le da igual. Está intentando salvar su presidencia mientras que el modelo económico que heredó de su marido, el fallecido Néstor Kirchner, pierde fuelle".

El periódico recuerda que al asumir el cargo en 2003, tras el fracaso de la paridad entre el peso y el dólar, "Kirchner impuso controles sobre los precios, derogó contratos, renunció a pagar las deudas, expropió bienes y ahuyentó a los inversores extranjeros".

En la recuperación económica que se obtuvo después, "el crecimiento partió de una base reducida y se alimentaba de un tipo de cambio para el peso que era artificialmente bajo y un mayor proteccionismo, dirigido a generar demanda interna".

Al mismo tiempo, el país se vio beneficiado por los bajos tipos de interés dictados por la Reserva Federa de EE. UU., que dieron lugar a un "boom en los precios de las materias primas que suponen una gran parte del PBI de la Argentina". "Ahora -advierte el Wall Street Journal- el crash parece inevitable; la economía se ralentiza y las reservas internacionales se fugan". "Al robar Repsol la señora Kirchner pretende aprovecharse de los sentimientos nacionalistas" y hacerse con los suministros de petróleo y los medios para alimentar "la maquinaría del clientelismo político", argumenta..
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RAJOY: EXPROPIAR A REPSOL CAUSA MÁS DAÑOS A ARGENTINA.

Por César García (Colombia).

El Presidente de España, Mariano Rajoy, habla durante una conferencia de prensa en el palacio presidencial en Bogotá. Esta es la versión de AP acerca de este hecho.

El presidente Mariano Rajoy aseguró el jueves durante una visita a Colombia que la inminente expropiación de las acciones que una empresa española tiene en la petrolera argentina YPF, causará más daño a Argentina que a España, al tiempo que descartó que esa decisión repercuta en otras naciones latinoamericanas

La decisión anunciada el lunes por la presidenta Cristina Fernández de promover la expropiación del 51 por ciento de las acciones que tiene la española Repsol en YPF “no es justo ni bueno ni para España, porque no lo es. Pero es mucho peor… para Argentina”.

“No voy a hacer ningún anuncio ni tengo porque decir nada en estos momentos” sobre medidas que su gobierno adoptará en respuesta a la movida argentina, agregó el dirigente español en una rueda de prensa junto al mandatario colombiano Juan Manuel Santos después de un encuentro en el que trataron desde cooperación económica hasta la inmigración de unos 300,000 colombianos a la nación ibérica a la que Rajoy le dio la bienvenida.

“¿Qué si la decisión del gobierno argentino de expropiar (las acciones de) YPF va a provocar alguna duda sobre resto de las economías latinoamericanas, esa es la pregunta no? Vamos, yo le puedo asegurar que no, desde luego a mí no me provoca la más mínima duda”, dijo Rajoy.

La visita de un día a Colombia, añadió, es para “precisamente animar a los inversores españoles a que trabajen en Colombia, a que hagan esfuerzo para ganar licitaciones, a que se alíen con empresarios colombianos, es lo que he venido a hacer hoy aquí como el presidente del gobierno de España y eso que naturalmente le transmito a todo el mundo”.

Santos dijo que su gobierno no comentaría la decisión argentina, pero que eran “amigos de Repsol”, empresa que dijo lleva planes de exploración gasífera en el norte colombiano junto con la estatal Ecopetrol.

Rajoy dijo además que medidas anunciadas por su gobierno, como por ejemplo que los jubilados españoles, que actualmente no pagan nada por los medicamentos, deberán abonar un 10% de su valor hasta un máximo de $23 al mes, al tiempo que se prohibirá a los extranjeros no residentes en España usar gratuitamente los servicios sanitarios; son medidas que “a nadie le gusta tomar”, pero que son necesarias para paliar la grave crisis económica que vive el país.

“Es necesario, es imprescindible…en este momento no hay dinero para atender el pago de los servicios públicos porque hemos gastado mucho en los últimos años”, explicó.

Temprano, el presidente español, que llegó el miércoles por la noche a Bogotá tras una visita oficial a México y prevé retornar a Madrid al final de la jornada de este jueves, dijo en un foro empresarial que España “apuesta por fortalecer sus relaciones con Colombia en todos sus ámbitos, pero no se trata de una apuesta nueva. Las empresas españolas llevan tiempo viniendo a Colombia y han creído firmemente en el futuro” de esta nación.

“Conscientes de la importancia de la relación bilateral, desde el gobierno español se ha impulsado la adopción de un acuerdo comercial entre Colombia y la Unión Europea”, aseguró el dirigente español.

El acuerdo de Colombia, y que también incluye a Perú, con los 27 socios de la UE fue firmado en 2010 en Madrid, pero falta la aprobación legislativa.

Rajoy vaticinó hoy que el mandatario colombiano “acertará” en la resolución del conflicto interno y apoyó su decisión de resolverlo sin intermediarios internacionales.

“Aceptará, como acierta siempre en las grandes decisiones que ha adoptado desde que es presidentes de la República, yo en ese sentido estaría muy tranquilo”, dijo Rajoy en una rueda de prensa junto a Santos en la Casa de Nariño, sede del Ejecutivo colombiano.

“En relación a las FARC, España apoya la solución que pueda darle el gobierno legítimo de Colombia, se debe producir una decisión del gobierno de Colombia, sin nadie de fuera”, agregó el gobernante español
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PERÚ EN DESACUERDO CON ARGENTINA POR EXPROPIACIÓN DE YPF.

“Respetamos pero no compartimos la posición del gobierno argentino”, dijo en México el canciller Rafael Roncagliolo a diversas agencias de noticias y que reprodujo El Comercio de Lima.


El canciller Rafael Roncagliolo, manifestó este jueves en México que el Perú respeta pero no comparte la decisión del gobierno argentino de expropiar la petrolera de capitales españoles Repsol-YPF.

“Respetamos pero no compartimos la posición del gobierno argentino”, dijo Roncagliolo en una conferencia de prensa conjunta con su homóloga mexicana Patricia Espinosa, con quien sostuvo una reunión en la sede de la cancillería mexicana, informó la Agencia France Press.

“Somos un país con reglas de juego claras y estables y esa es la manera como el Perú va a seguir entablando sus relaciones con la inversión extranjera”, agregó el canciller peruano, en la primera manifestación pública del Gobierno respecto al anuncio de la expropiación.

El gobierno argentino anunció el lunes la expropiación del 51% de YPF, en detrimento de la española Repsol. Además de Perú y Chile, varios países del G20 criticaron la decisión. Entre estos Alemania, Italia, Estados Unidos y Reino Unido.
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PARLAMENTO EUROPEO REACCIONA ANTE EXPROPIACIÓN DE YPF
 QUITANDO PREFERENCIAS A LA ARGENTINA.

El organismo instó a interrumpir parcialmente una serie de preferencias de las que goza el país, que representan unos 3.100 millones de dólares; se tildó de "unilateral y arbitraria" la expropiación de la petrolera.

Esta semana, el Parlamento Europeo se reunió en Estrasburgo con una agenda cargada.

e instó hoy a la Unión Europea a suspender parcialmente las ventajas arancelarias que concede a la Argentina, como respuesta a la decisión de Cristina Kirchner de expropiar el 51 por ciento del capital de la petrolera YPF, filial de la española Repsol.

Por amplia mayoría, los eurodiputados que sesionaron en Estrasburgo, Francia, aprobaron una resolución que pide a la Comisión y al Consejo de la UE que valoren opciones como la "posible suspensión parcial" de Argentina del sistema generalizado de preferencias (SGP), del que se benefician las exportaciones de ese país para entrar al mercado comunitario.

Los eurodiputados consideraron por amplia mayoría que la expropiación es "unilateral y arbitraria", "atenta contra el ejercicio de la libertad de empresa y el principio de la seguridad jurídica" y ello "causa un deterioro del clima de inversión para las empresas de la UE en Argentina".

La resolución contra la Argentina se aprobó con 458 votos favorables, 71 en contra y 16 abstenciones.

Según datos de 2010 facilitados por la Comisión Europea, las exportaciones argentinas hacia la UE que se beneficiaron de las ventajas aduaneras representaron 2.400 millones de euros -unos 3.100 millones de dólares a la cotización actual-, lo que supone cerca del 27 % del total de las ventas al continente. De estas ventajas arancelarias se benefician los biocombustibles y la materia prima para producirlos, así como aceites de soja y girasol, tabaco y frutas, entre otros.

La resolución continental también llamó a que se trabaje el diferendo "con todas las herramientas de resolución de conflictos disponibles en la Organización Mundial de Comercio y el G-20", del que la Argentina es parte. Los eurodiputados instaron a la Comisión Europea y al Consejo a que "estudien y adopten en defensa de los intereses europeos las medidas necesarias para evitar que se reproduzcan situaciones como las actuales, incluida la posibilidad de una suspensión parcial de las preferencias arancelarias unilaterales" de las que goza la Argentina.

La respuesta del PE al proyecto de ley de la Casa Rosada -que será tratado en la Cámara alta del Congreso el miércoles- se analizó a lo largo de esta semana e incluyó dos debates sobre qué responder a Buenos Aires. En las discusiones estuvieron presentes la alta representante de la UE, Catherine Ashton, y el vicepresidente de la CE, Antonio Tajani.

Tajani anunció este miércoles la cancelación de una agenda de encuentros con empresarios argentinos que estaba prevista para la semana próxima y dijo que el caso YPF no es un conflicto solo de España sino de toda la UE.
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THE WASHINGTON POST DICE QUE CRISTINA CONSIGUIÓ EL “APLAUSO BARATO”.

El diario opina en su editorial que "la Argentina elige el pasado" y habla del "nuevo giro negativo a la izquierda de la Presidenta."

La presidenta Cristina Kirchner optó por el "populismo" del pasado al expropiar el 51 % de las acciones de la petrolera YPF en manos de la española Repsol, aumentando su "aislamiento" del mundo y del progreso económico de sus vecinos, según el diario The Washington Post.

El diario sugiere en una editorial que "aunque hay poco que el resto del mundo pueda hacer para evitarlo", una forma de enviar una llamada de atención sería la expulsión de Argentina del G-20 y propone que su vecino, Chile, "que ha superado con creces la Argentina en el desarrollo económico y político", sea su sustituto.

En el artículo titulado "La Presidente de la Argentina rechaza entrar en el futuro", el diario apunta que cuando fue reelecta el pasado octubre tenía la opción de "continuar con el populismo autocrático que practicaba antes de las elecciones o llevar a su país hacia los mercados globales y el mundo democrático".

Esta semana, con la nacionalización de la principal compañía petrolera del país, la presidenta "dejó clara su decisión", dice el diario que señala que aunque se ganó el "aplauso local barato" con esta medida, "garantizó que el aislamiento de la Argentina del mundo y del progreso económico de sus vecinos, siga creciendo".

Aunque la expropiación se ha presentado como "una recuperación de la soberanía" sobre una empresa cuya producción había estado cayendo, el diario considera que el descenso "se produjo en gran parte por malas políticas gubernamentales" y pone en duda que vaya ahora a mejorar. "Además de causar una ruptura con España y con la Unión Europea, la nacionalización se limitará a mostrar que Argentina no es capaz de atraer el capital extranjero y la experiencia necesaria para explotar sus grandes reservas de petróleo y gas", agrega.

The Washington Post advierte de que "mientras que Brasil y México avanzan, integrándose en la economía mundial y con la consolidación de democracias estables, la Argentina de Fernández se dirige inexorablemente hacia otra crisis".

El diario advierte que "el nuevo giro negativo a la izquierda de la Presidenta no es sólo una mala noticia para los empresarios". "Los economistas que se atreven a denunciar la verdadera tasa de inflación son objeto de juzgamiento". Asimismo denuncia el "ataque a los medios independientes", incluidos los dos principales diarios La Nación y Clarín.
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CRISTINA ES YA MÁS PELIGROSA QUE CHÁVEZ.

Por Jorge Oviedo (Argentina).

joviedo@lanacion.com.ar   

Nota de La Nación de Buenos Aires que puede complicar la situación de la economía de la Argentina de Cristina.


Si es por el ranking de los países donde los inversores tienen más miedo de no recuperar sus inversiones, la Argentina ya está peor que Venezuela. En realidad, está en un más que poco honroso puesto entre los primeros cuatro o cinco más riesgosos, según cómo se haga la estadística. La atribulada España, a la que el gobierno de Cristina Kirchner le gusta poner como ejemplo de lo que es estar en problemas, ocupa el puesto 10° u 11°, según quién haga los reportes sobre los seguros contra default. De hecho, si se toman los reportes de los seguros más líquidos, la Argentina puede estar en segundo lugar.

Podría pensarse que la situación es producto de la confiscación de las acciones de Repsol en YPF, pero la Argentina ya estaba en mala situación en el primer trimestre y sólo empeoró un poco en el mes en curso. El clima de negocios ha empeorado muchísimo. La Presidenta sigue confiando en que los empresarios ganan mucho dinero aquí. Pero las cosas han cambiado, en particular para las empresas extranjeras. "Hasta octubre de 2011 podíamos «explicar» a nuestras casas matrices las extravagancias argentinas", dice un alto ejecutivo, que reconoce que "las ganancias eran buenas y entonces se facilita la tolerancia". Pero admite que las cosas cambiaron: "¿Qué les digo ahora que las ganancias no se pueden girar y ni siquiera se pueden dejar aquí en dólares?"

Hay quienes se quejan de que el Gobierno no sólo está trabando las compras de dólares y las importaciones, y además las remesas de utilidades. También, cuando autoriza, elige a las compañías que mejor se llevan con el Gobierno. "Vemos cómo a nosotros no nos dejan importar equipos que son imprescindibles y a nuestros competidores sí", indicó un alto directivo de otra compañía.

En todas las empresas hay temor. "Si hicieron lo que hicieron con YPF, qué queda para los demás", señaló otro empresario que cree que el Gobierno no reconoce límites.

El semanario inglés The Economist dedicó esta semana varios artículos a la incautación de acciones de Repsol. "Primero fueron por las AFJP, luego por las reservas del Central", dijo en uno que tituló con una metáfora: "Feed me, Seymour". El "Aliméntame, Seymour" refiere a la comedia La tiendita del horror, en que una monstruosa planta extraterrestre exige a su propietario víctimas para comer y poder continuar creciendo. El monstruo es, en la metáfora, el descontrolado gasto público argentino.
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LOS ESKENAZI, LA FAMILIA QUE APOSTÓ EN GRANDE
 Y PERDERÍA EN GRANDE CON YPF.

Por Taos Turner (U.S.A.).

Desde Buenos Aires el autor de la nota para The Wall Street Journal Americas hace una somera historia de la familia que detenta una parte del accionariado de YPF y se verá perjudicada.
Hace algunos años, la familia argentina Eskenazi logró el negocio del siglo al obtener 25% del productor de gas y crudo más grande de su país, YPF SA, sin poner ningún dinero inicial sobre la mesa.

Pero ahora que la presidenta Cristina Fernández de Kirchner avanza en su plan de nacionalizar YPF, los Eskenazi podrían terminar pagando muy caro por su apuesta.

Aunque el gobierno ha indicado que no expropiará, por ahora, la participación de la familia en la empresa, impondrá una nueva política de dividendos que haría difícil, si no imposible, que los Eskenazi paguen la montaña de deuda que asumieron para hacer posible la compra.

De hecho, el equipo de gestión del accionista mayoritario de YPF, la española Repsol YPF SA, cuya participación pasará de 57% a 6%, resumió contundentemente la difícil situación de sus socios argentinos.

"Evidentemente está más clavado el que no es expropiado que el que está expropiado", dijo esta semana el presidente de Repsol, Antonio Brufau, en referencia al dilema de los Eskenazi, que según él le deben a Repsol US$1.900 millones.

Los Eskenazi, que poseen una participación en YPF a través de su firma de inversiones Grupo Petersen, no respondieron a solicitudes de entrevista.

El problema de los Eskenazi es que se comprometieron a pagar sus deudas a Repsol y al resto de los acreedores con los dividendos de YPF. Sin embargo, tras la nacionalización, el gobierno ha anunciado que usará las ganancias de la petrolera para aumentar la decreciente producción de la compañía.

"Más allá de la pérdida de control en YPF, el impacto inmediato de esta nacionalización será una probable suspensión de pagos del Grupo Petersen", señaló Exane BNP Paribas en una nota.

En 2008, el Grupo Petersen financió la compra de 14,9% de YPF con un préstamo garantizado por valor de US$1.000 millones de un grupo de bancos liderado por Credit Suisse, según la firma de abogados Cleary Gottlieb, que representó al holding en la operación. El grupo también obtuvo de Repsol un crédito de US$1.000 millones y acciones.

Al año siguiente, el Grupo Petersen obtuvo otro 0,1% de YPF y en 2011 compró un 10% adicional, financiando la operación con otro préstamo garantizado de US$700 millones de un grupo de bancos liderado por Banco Itaú y Credit Suisse. Repsol aportó otro crédito de unos US$625 millones, según Gottlieb.

En 2008, Moody's Investors Services advirtió que cualquier cambio en los términos del acuerdo podía ser problemático para el Grupo Petersen.

"Es importante destacar que el acuerdo compromete a ambos accionistas a mantener la política de dividendos de YPF en 90% de las ganancias al menos hasta el pago del préstamo, y que cualquier cambio en esta disposición constituiría una cesación de pagos bajo las condiciones del préstamo", añadió Moody's.

PIERDE ATRACTIVO

Brufau apuntó que la capacidad de los Eskenazi para cumplir con sus obligaciones con los acreedores dependía de si la familia podría vender su participación en YPF a un precio razonable. Sin embargo, las acciones de petrolera han perdido más de 60% de su valor en lo que va del año, y la familia podría verse obligada a encontrar un comprador dada la incertidumbre sobre el futuro de YPF en manos estatales.

Los Eskenazi, que hasta hace poco tenían una estrecha relación con la presidenta Fernández de Kirchner y su difunto esposo y predecesor, Néstor Kirchner, han mantenido un perfil extremadamente discreto en YPF. Sebastián Eskenazi, presidente ejecutivo de YPF, nunca habló en conferencias telefónicas con inversionistas o dio entrevistas.

Su padre y sus dos hermanos formaron parte de la junta directiva de la empresa a pesar de que la familia tenía poca o ninguna experiencia en la industria petrolera antes de asumir cargos en YPF.

Creado en 1920, el Grupo Petersen se concentra en los sectores de construcción, ingeniería, banca y agricultura.

Durante años, Fernández de Kirchner alabó a los Eskenazi, y el año pasado reconoció a la familia por haber mejorado la gestión de YPF. Sin embargo, la relación se rompió el año pasado cuando Argentina se convirtió en importador energético neto.

El ministro de Planificación, Julio De Vido, que tiene ahora las riendas de YPF, anunció el martes que el futuro de los Eskenazi como accionistas está por verse. "Veremos cuál es su actitud", señaló el funcionario.

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Fuente:
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TIEMPO NUEVO

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Addhemar Sierralta


Año 4 No. 168
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Miami, 20 de abril de 2012


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