lunes, 2 de abril de 2012

LOS BROCHAZOS DEL VROCHA - POR FRANSILES GALLARDO (MAGDALENA, CAJAMARCA)




LOS BROCHAZOS DEL VROCHA 

Por: Fransiles Gallardo

Cuando nuestro buen amigo Guillermo Bazán nos habló del paisa y pa’mas señas del shilico VROCHA  una ligera e irónica sonrisa se hizo latente en mis labios “es un seudónimo, claro” murmuré; pero al enterarme que se llama Víctor Ramón Ortiz Chávez, la sorpresa borró esa inicial concepción.

“Si pues, los artistas nacen con nombre propio”.

Y aquí estoy, regodeándome con sus trazos y sus rasgos, sus rasgos y expresiones, sus expresiones y sus sentimientos, sus sentimientos y sus dibujos, sus dibujos convertidos en caricaturas de su libro ”Perdón Cajamarca Histórica”.

Entonces, ¿que es una caricatura?.

La caricatura creo yo, no es sólo la exageración o deformación de lo bello o grotesco de la anatomía humana; sino básicamente es la vibración de los rasgos emocionales y vivenciales del momento del personaje y su entorno.

Es una instantánea. Una fotografía. Un detalle preciso captado en el momento justo.

Un retrato de corte humorístico, que exagera o distorsiona el momento.

Históricamente la caricatura nació en Bolonia a finales del siglo XVI, en la escuela de arte fundada por una familia de pintores, los Carracci.

Los trabajos de Goya, en España muestran también, visos de fuerte caricatura.

Dicen los estudiosos que la caricatura política nace en Francia con  ilustraciones de personajes como Napoleón III y Luis Felipe y la caricatura política se inicia en Inglaterra evidenciando las luchas entre el Papado y Martín Lutero.

Sin dudas, dicen los entendidos, el máximo exponente de la caricatura ha sido el francés Honoré Daumier.

            Pero dejando el viejo mundo, nuestra América tradicionalmente siempre  tenido lo suyo:



En Argentina y Uruguay caricaturistas como, José María Cao Luaces, Alberto Breccia, Landrú, Oski, Caloi, Hermenegildo Sábat, Andrés Cascioli, Crist, Lucas y Carlos Nine, Jorge Sanzol, Daniel Paz, Rudy, Lang, Napo, Faruk, Langer, Mordillo y el extraordinario Quino con su entrañable Mafalda y las caricaturas de los periódicos El Mosquito y Don Quijote de fines de siglo XIX; además las revistas Caras y Caretas.

Que podemos decir de nuestra patria peruana.

También tenemos nuestros grandes exponentes: Julio Málaga Grenet, Francisco Gonzáles Gamarra, Pedro Challe y José Alcántara La Torre, considerados los más grandes caricaturistas peruanos de los primeros años del siglo XX y revistas como Variedades, Actualidades y Monos y Monadas.

En la actualidad, magistrales caricaturistas como Carlín, Alfredo Marcos y Juan Acevedo “el querido cuy” y el del país de los calatos; a los cuales se suma nuestro paisano cajamarquino el VROCHA.

Traigo a la memoria y la nostalgia a John Tenniel, magistral ilustrador de Alicia en el País de las Maravillas y que alguna vez, deleitó mis adolescentes lecturas en el colegio nacional de mi pueblo  y la variada colección de Monos y Monadas de nuestros queridos Nicolás Yerovi, papá e hijo, que alegraron mis años estudiantiles, allá por años sesenta, sobre el valle del río Jequetepeque.

El objetivo final de la caricatura es hacer reír o sonreir al hombre.

Aparte de la hiena “es el único animal sobre la tierra que puede reír” y esa capacidad le permite al caricaturista hurgar en los interiores del ser humano y su entorno; para moverlo y conmoverlo, demolerlo o aliviarlo, entristecerlo o alegrarlo.

Que siente, piensa, reacciona o actúa el caricaturizado. No lo sé.

Pero reírse de uno mismo de vez en cuando, sospecho que es también saludable y de buena onda, como dicen los muchachos de hoy.

Las caricaturas del Vrocha sospecho tiene esa gran intención y esa es su ruta.

Sus cuadros aportan una visión no formal de los personajes pincelados, integrando elementos heterogéneos a una visión histórica o costumbrista, que  han de permitir revivir nuestro pasado cajamarquino.

Cajamarca: la obra del maestro shilico VROCHA

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