martes, 21 de febrero de 2012

POETA RODOLFO ASCENCIO BARILLAS (EL SALVADOR) - HOMENAJE A ASOLAPO INTERNACIONAL

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ASOLAPO ETERNO


Por Rodolfo Ascencio Barillas

La poesía es la expresión de la belleza sublime de los más hermosos sueños del ser humano

La cultura es la insigne expresión de los pueblos a través de las bellas artes que identifica los más grandes valores de la conciencia universal

Los Poetas, los escritores, y los artistas unidos en un mar de sentimientos y conocimientos en el mundo místico de la cultura ancestral y perentoria

A vosotros hermanos les saludo en nombre de las artes y la literatura, partiendo del concepto de la humildad y las raíces de nuestros pueblos abundantes de altos designios en el túnel mágico de los bellos amaneceres

Vosotros sois como los rocíos de exuberante gentileza que emana de los ojos del cielo silencioso, torrentes bendiciones del creador de todo el universo, las artes y la poesía.

¡OH, hermoso sueño maravilloso de vuestras utopías que se deleitan en las delicias de la vida, el amor y la existencia. Que le dais agua a la carganta sedienta, que le dais pan al estomago hambriento y que dais tus bellos sueños a multitudes hábidas de amor y de justicia.

Tus caminos son los que recorren los senderos del alma inhóspita, del corazón de un amor solitario que busca en el desierto, la fuente de claros manantiales que bañan vuestras ilusiones

Compartir con el abandonado, exonerar la intolerancia del destino, y buscar aquellos motivos que desde el inicio de lejanos tiempos, les hicieron soñar para encontrar lo que ahora podéis acariciar

Y que la solidaridad, la perseverancia y la sabiduría puedan distinguir entre la diferencia del amor y la pasión, que son virtudes y debilidades de la arquitectura humana

Y que Dios siempre Ilumine las manchas de vuestros corazones, pensando con humildad en los días futuros que le añade a la atormentada vejez, antes corriendo los veloces ríos que en nuestra juventud se deleitaban las grandes y soñadas ilusiones

Pedid siempre sabiduría en todos los caminos de la vida, y que no perturben los azotes del dinero y la riqueza que daña el hermoso sueño de la coexistencia pacífica de vuestros corazones y la añorada paz mundial fruto del esfuerzo de la misma naturaleza humana y millones de voces unidas en la hermandad de vuestros pueblos.




A LUZ SAMANEZ PAZ

Por Rodolfo Ascencio Barillas

Ella es un manantial de dulcera que guardo en mi corazón

Su poesía es la luz bella de los amaneceres

Sus versos, el agua cristalina de los arroyos

Yo, quise ser el cóndor flamante

Emperador de la ciudad del sol

Yo quise estremecerla en mi riachuelo

Y ver la sonrisa de su hermoso rostro

Yo, vi desde mis ojos la belleza que cautivó

Sus grandes ideales

Ella es la dulce poetisa de los mágicos poemas

Y la sabiduría que enciende la antorcha de la humanidad

Y su voz escarlata es el regio amanecer

Cuando vuele la alondra hacia su morada

Yo, vi su majestuosa silueta esculpida

Por grandes soñadores

Y en los bosques, ríos, y en los verdes mirtos

Ella es la joya que abrasa mi corazón,

Y las aguas que bajan de sus montañas,

Fluyen abundantes estrellas en sus ojos,

Bella poetisa del Cusco Inmortal

Yo, quise atrapar su exuberante realeza

Sacerdotisa de los incas en el templo

Sagrado del Machupicchu,

Y en Talavera de la Reina, vivirás con los siglos de las estrellas

Yo, contemplaba tus lindos ojos pensadores

Que estremecen los imponentes valles del Cusco

Y, vi que tu corazón imperial es el fulgor de los astros

Que brillan en el firmamento

Eres la gran poetisa que le da vida

A los poetas que para el corazón

El alma esta muerta

Yo, siempre te quise hermana poetisa de Los Andes

Y a los ancestros que habitan en tus raíces

Yo, vi tus ilusiones que se unían con las mías

Y tus bellos versos, son suspiros del corazón

Tus manos son las margaritas del campo

Y tu sonrisa es la eterna fuente de poesía

Eres la excelsa delicia de tus viñedos

Y tus ojos luceros encendidos,

Y yo, te esperaré junto al riachuelo

Y las aguas que mitigan la sed en mi garganta

Yo, vi el amor de tus entrañas

En las bellas mañanas

Y los años de nuestras vidas

Abrigarán la esperanza de la ilusión

Aunque llore de tristeza mi corazón

Aunque mis lágrimas se derramen en mis ojos

Y la fuente de tu poesía,

Lleve una suave brisa hacia las cañadas de tus encantos

Yo, recordaré el canto de la sirena

Con las alas poderosas del viento

Así llevaré tus versos a la luz de los poetas

Yo, amaré los versos de una gran diva

Y el estilo peculiar de sus palabras

Y su vida es la vida de la naturaleza

Y la primavera de todos los amores

Yo, le diré siempre lo que pienso,

En los umbrales del ocaso

Yo, escuché los suspiros de su corazón

Yo, la esperaré por toda la eternidad

Yo, la recuerdo en el crisol de mis ojos

Y su talento lo llevo en mi memoria

Ella es la bella sacerdotisa del templo mayor

Donde los apus que hablan con el tiempo

Para encontrar su eterno destino.





EL MUNDO DE LOS POETAS

Por Rodolfo Ascencio Barillas


1.

Yo, me vi entre las peñas

Y en las profundidades

De la espesa selva quejumbrosa

Y entre arbustos y matorrales

Los musgos se unían a los frescos

Yacimientos,

Que borbollaban el eco de mis

Atolondrados pensamientos,


Yo, sentía en las aguas cristalinas

Que besaban mis pestañas

Con el susurro del viento


Yo, escuchaba las voces infinitas

Cual triste cascada de mis penas


Y junto a su frescura de éxtasis

El crisol de mi alma entristecía


Yo, amaba las burbujas

Del claro manantial


Mientras la luna jugaba

Con sus manos mirando

Caer la noche oscura


Y las blancas espumas bajaban

En sus majestuosas corrientes

Y que también iban mis ilusiones,


Y entre ramas verdes y hojarascas

Vacilaban repetidas veces

Encontrarse con mis encrucijadas


Yo, estaba sentado frente a su sombra

Que relumbraban con los espejos de mis ojos


Yo, ignoraba la misteriosa sinfonía

Que anunciaban las caminatas de la luna


Y los reflejos de sus rayos

Se cuajaban entre los altos árboles


Y volví, a soñar con las estrellas

Que palpitaban en sus húmedas peñas


2.

Yo, veía algunos pajarillos

Que se alimentaban con el fruto

De sus entrañas,


Y el trepídenle silencio del ocaso

Me daba la calma de las mansas aguas


Y los delirios compungidos de mis sueños

Me hacían contemplar.

El deleite de sus manjares


Yo, quise escribir mi mejor poema

Y en vez de versos, fueron espinas

Que mi corazón recibía,


Y quise que en la virtud suprema

De quien busca sus sueños

Halla el dolor,


Yo, viví en el paradisíaco de su edén

Que nadie había pisado,


De su selva umbrosa

Que abrazaban la noche soñadora


Yo, me dormí para despertar en sus amaneceres

Y regocijarme con las lluvias torrenciales


Yo, amaba la eterna quietud de sus aguas

Y la sibila de su canto desnudaba mi conciencia


Y el dulce helor en las húmedas sangrías

Del aroma que expelen las flores


Yo, vi mis días que se acababan con mis sueños

Y la fragancia de su voz en el surco de mis anhelos


Era la travesía que mi juventud añoraba

La eterna fantasía de mis ensueños


Yo, miraba con asombro la inhóspita cañada

Y el recuerdo de su amor en mi corazón nacía


3.

Yo, escuchaba su ruido en dulce melodía

Y miraba con alegría, los extraviados senderos

Y la tierra que se mezclaba con el barro

Y pensé en el origen del hombre


Fue, que con manos en el lodo

Fuimos hechos para beneficio de todo


Yo, me sentía una pluma en el aire

Que en la vida no encontró el camino


Yo, veía que en las peñas que se detenían

Lamentando amores


Aunque le ame con demasía

Y con la loca pasión de mis ojos


Yo, desnude la belleza de su naturaleza

Y los secretos que el corazón presiente


Y seguí extasiándome en sus prodigiosas aguas

Soñando que era un niño que a mis pies bañaba


Y en aquel manto de estrellas, bajo la sombra de la noche

Con Dios hablaba, y en silencio me iluminaba


Yo, quise sentir los labios del viento

Y la noche se ausentaba con el amanecer


Yo, ame los versos de tu poema,

Y con metáforas de las rimas te hice llorar


Yo, sentía una extraña sensación

Beber sus aguas de su turbulento corazón


Yo, solo ame para siempre ser amado

Yo, amaba las nieves de los altos cerros


Yo, quise vivir los lejanos días de mi terruño

Yo, te ame, más que nadie en la vida


Yo, te amare, en tu cielo unido al mío

Hasta el infinito de tu amor

Allá en el mundo de los poetas…




REVELACION

Por Rodolfo Ascencio Barillas

Yo era como un niño Que miraba el espíritu de la lluvia

Yo, miraba la tarde que caía sobre la tierra

Y el espeso helor de las madrugadas

Que disolvían mis entrañas encadenas

Yo, era el lucero que miraba

Las quietas aguas

Yo adoraba el perfume suculento

De la frondosa rosa

Y sus espinos besaban mis amordazados labios

Yo, despertaba con una ilusión

En la inhóspita habitación

Yo, amaba las abundantes ramas

En las corrientes del rió

Y dejaba correr sus burbujas

Que acariciaban sus peñas

Yo, amaba la dulce faz de los océanos

Y los archipiélagos de tus manos

Yo conocí el dolor intenso

Que dormía junto a mis sueños

Yo sabia que las estrellas en el mar

Visitaban tu regazo

Yo, ame a una dulce niña

Que negó el amor a mi corazón

Yo, quise decir mil palabras

Que lo dijeran todo

Yo, busque en los rincones del mundo

El amor que nunca tuve

Yo quise ser lo que señor soñé alcanzar

Sueños que nunca llegaron

Ni amores que no existieron

Yo, nunca conocí la belleza de una mujer

Y que a mis ojos le negaron su existencia

Yo dibujaba con mi sonrisa

Las tristezas de mi soledad

Yo, le ame más que a mi vida

Aunque ella no merecía mi amor

Pero más pudo la pasión

Que la mente y la razón

Yo, vi mil doncellas hermosas

Y viví el torrente de ilusiones

Yo, soñaba locuras de mozo enamorado

En la limpia verdad de mi alma

Yo, sentía que en mi pecho brotaba

Un manantial de ternura

Yo, amaba el sol del medio día

Y la lejanía de los cerros de mi guazapa

Yo derramaba mis lágrimas junto a la luna

Y gemía el extraño amor que sentía

Yo, pude gritar en los acantilados

En el silente eco de mi voz

Yo, era observado por los ojos de los astros

Y la leve brisa que pasaba por mi ventana

Yo, hablaba con Dios de madrugada

Y sentía mi espíritu iluminado

Yo, era la sombra que caminaba por el desierto

Yo, era la tentación que se escondía en mi rostro

Yo, ame los sueños de un mundo perdido

Y soñaba la esperanza de encontrarla algún día

Yo quise sentir los labios del viento

Y la noche que se ausentaba con el amanecer

Yo ame los versos de un poema

Y las metáforas de sus rimas

También soñaban en brazos de la noche fría

Yo, amaba todas las travesuras de niño

Y las estrellas que jugaban con mis ojos

Yo, tenía una extraña ilusión

Yo, no pude alcázar las vicisitudes del tiempo

Yo, no supe las peripecias que el mundo escondía

Yo, recordaba los hermosos sueños de infancia

Yo, quise vivir mil historias perdidas

Yo, quise amar los años de mi juventud extraviada

Yo te ame más que nada en la vida

Yo, te amaré en el cielo infinito de la eternidad…



IN MERORIAN

MARIA HORTENSIA CALDERON DE ASCENCIO

Por Rodolfo Ascencio Barillas


I.

Madre

Madre mía

Mi ser amado

Mi eterna luz

Mi verdad

Mi todo.


II.

Ahora que te recuerdo,

Tu bello rostro angelical

Tus ojos de miel

Tu mirada de mujer preciosa

Tus pasos en el patio de la casa

Tu voz, el paladar de mis campiñas

Y allá en los cielos de Mejicanos

En la colonia jardín,

Donde yo, viví mis años de infancia

Mis ilusiones de adolescencia

Mis tristezas de juventud,

Allí perduraran los recuerdos

De tu vida, obra y pensamientos

Que hoy los llevo en el alma


III.

Yo, vi el atardecer de tus cielos

Y pude comprender el ocaso

Yo, puedo verte en los amaneceres

En el canto de los pájaros,

En el reverdecer de los cerros

Y en las corrientes del río,

Yo busque los lejanos rincones

Para encontrar tú aliento,

Yo quise ver el crepúsculo

Para contemplar la belleza de tu rostro

Y vi tu silueta en las tardes esmeraldinas

Yo, te soñare siempre bajo la sombra

De aquel hermoso laurel de la India.


IV.


Yo, me fui al fondo de un abismo

Con las tristezas de mi alma

Yo, fui atrapado por el tiempo

Y no pude ver salir el sol

Yo, vi a mi madre esperando

El siguiente día de la esperanza

Yo, escuche su tierna voz

Bendiciendo mí nombre

Y sentí el aliento de su boca

Que al verme en las encrucijadas de la vida

Ella se sacrifico por liberarme de ellas

Yo, vi sus ojos llorar y su gran amor le hizo penar


V.

Madre, Madre mía

Donde están tus hermosos sueños

Donde están tus bellas ilusiones

Que se hicieron tus tiernas caricias

Que se hicieron tus dulces emociones

Que se hizo la tierna sonrisa de tu boca

Que se hizo la nobleza de tus encantos

Y tus firmes consejos en mi vida

Y tus benditos ojos en la luz del día,

Cuanto extraño tu ausencia

Y el crisol de tus ojos soñadores

Y el agua que baña mi costado

Y la eterna primavera que pasamos

En los hermosos días del ayer

Madre que siempre amaré.


VI.

Madre, hoy que vuelvo a tu regazo

Puedo contemplar la belleza de tu rostro

Hoy puedo mirar al cielo bendiciendo tu nombre

Hoy puedo ver la luz que destellas en mi alma

Y la exuberancia que deleita tu corazón

Yo, que siempre te llevare en mí ser

Yo, que puedo difundir tu bello nombre

De todas las flores eres la más hermosa,

Eran los dulces ruiseñores que llegan ha cantarme

Eran los hermosos sueños que vivimos juntos

Y después que han pasado los fríos inviernos

Quise encontrar el incierto destino

Que a todos nos prueba en la suerte

Aunque tu risa la tenga en el recuerdo

Y tu voz no pueda escucharla

Siempre te llevare en mi corazón

Madre mía, Madre de mi alma.



Rodolfo Ascencio Barillas

Poeta Salvadoreño

Embajador de Asolapo, El Salvador

Director de Prensa Internacional de Asolapo, con sede en el Cusco Perù

Director de Imagen de la Organización de Prensa Latinoamericana

Miembro de la Asociación Nacional de Escritores del Perú y América




“NUESTROS PUEBLOS HERMANOS UNIDOS EN EL ARTE Y LA POESIA”


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