martes, 6 de julio de 2010

GRANDES MAESTROS: PABLO MARTÍN VÁSQUEZ VERAMENDI

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HOLA SHAY:


El dilecto Maestro chiquiano Pablo Martín Vásquez Veramendi
, quien en la foto aparece integrando la Escolta a la izquierda de Pocho Cano (Rubén Robles a la derecha), es uno de los más destacados deportistas chiquianos, novillero, compositor de larga data y escritor de pluma ágil, digno heredero de don Pablo Vásquez Ibarra, su querido padre de reconocida
vocación educadora y edil, en bien de nuestra provincia.
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Macollado, gran intérprete del sentimiento chiquiano, es además fiel amante de todo lo nuestro. Pero él no laboró como educador en la costa de Ancash solamente, sino también en Laramate (Lucanas), hermosa campiña famosa por sus ricos quesos.
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Chimbote

Un rinconcito de Lucanas

Hoy sus enseñanzas, su alma afable, los trinos de su guitarra viajera y su telúrico cantar, son acunados en Atocata, Chancaraylla, Patahuasi, Yauca, Hatun Pampa, Chupancancha, Apataque, Cunya, Chupancancha, Patahuasi, Quillillica y Patachana, cautivadores lugares que conforman el inmenso jardín campestre de esta colorida zona del Perú profundo, donde bajo el cielo azul brillan las tijeras de los mágicos danzantes de espíritus indomables.
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En trío con Herberto Aldave del Castillo y el flaco Roby Alva Ibarra, inmortalizaron las aguas hechiceras de nuestro mítico Usgor, meridiano creador de la canción chiquiana que hace zapatear y vibrar de alegría a viejos, maltones y chiuchis en las reuniones con arpa, combo y trago calientito.

Aguas de Usgor, aguas hechizadas
son tus quebradas testigos mudos
de mis amores con una chiquiana
de mis amores con una chiquiana.

Vino el invierno todo lo ha borrado
fango y lodo, sólo ha quedado
porque tu nido allí ha quedado
bajo las ramas de un árbol caído.

Ahora espero sólo primavera
para que vuelva hay mi golondrina
agüitas turbias del recuerdo mío
agüitas turbias del recuerdo mío.

Fuga

Anda dile a tu mamá
mucho me gusta melodías
si no le dices yo le diré
con este huayno le engañaré.

(Chiquián con Canciones Folklóricas - Edición 1994 - publicado por Alejandro Aldave Montoro)


Un contrapunto con picardía, sentimiento y poesía de pueblo que define el perfil de una época de oro del chinguirito y la serenata de zaguán; semilla que germinó en las jóvenes cuerdas sonoras, con un lenguaje coloquial cantándole a la musa y al paisaje de rica tradición idílica, que al rescatar lo nuestro, subraya la concepción de que lo valioso está en la cultura popular y, que el verdadero perfil de un lugar como Chiquián, hay que buscarlo en sus habitantes, sus creencias y tradiciones, en su música, en los sueños colectivos, en su flora, su fauna, así como en la riqueza de sus entrañas y en la nívea belleza de sus picachos. Seres humanos como Macollado son los que ennoblecen las palabras: MAESTRO, AMIGO y PAISANO, bajo un bello arco iris chiquiano.


Chiquián - Plaza de Armas