jueves, 26 de marzo de 2009

LA AVECILLA EN LA VENTANA - POR DANILO SÁNCHEZ LIHÓN

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Autor: Danilo Sánchez Lihón
1. Visión

Se jubilaba un viejo maestro e iba a recibir el homenaje de sus alumnos de hoy y de ayer, quienes se habían reunido para brindarle digno y justo reconocimiento.

Toda su vida se afanó porque sus clases estuvieran llenas de interés y sabiduría. Se desvelaba hasta altas horas de la madrugada y meditaba antes de su exposición, a fin de lograr que sus palabras calaran y trasuntaran todo aquello que más podía iluminar y ser útil a sus alumnos.

Quería, ya en la clase final de su carrera hacer la síntesis de todas sus lecciones, de su visión de la vida y de su doctrina educativa.

Quería en esta ocasión exponer un cuerpo de ideas riguroso y con el suficiente poder de alcanzar el mayor significado posible. Y ojalá de valor permanente para su expectante auditorio.

2. Toda una vida

Había pasado largas noches escribiendo las frases de lo que sería su última disertación.
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Había vuelto una y otra vez sobre una oración, hizo múltiples cambios en la estructura de este y el otro párrafo. Se ocuparía esta vez de la esencia de su filosofía y el fundamento de su metodología. Por fin la había podido formular teóricamente en los pliegos escritos que una y otra vez había tenido que rehacer.
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Ahora, reunidos ya todos en el amplio auditorio, tenía limpias sus cuartillas y aunque la jornada había sido agotadora se sentía contento y hasta jubiloso.

Antes de subir al estrado repasó por última vez en su mente el significado profundo de la verdad que iba a exponer este día.

El público estaba igualmente ansioso de escuchar otra vez al maestro egregio. Había expectativa por el discurso que aquel iba a desarrollar. Se sabía de antemano que iba a ser memorable. ¡Síntesis de síntesis de toda una vida consagrada al ideal de la educación!

3. Límpido y cristalino

Ya puestas en el atril las hojas escritas levantó el rostro lleno de paz y de serenidad a su auditorio. Y contempló a sus alumnos de generación tras generación, paseando su mirada por el salón colmado, henchido y fervoroso.

Iba a empezar a leer sus cuartillas cuando apareció un pajarillo y se posó en el alféizar de la ventana iluminada por el sol de aquella mañana. La avecilla brincoteó a lo largo del umbral y luego sacudió sus alas esparciendo en mil gotas la luz del mes de julio.

Por el vano del ventanal se veía arriba extendido el cielo añil y sereno donde bogaban las nubes blancas.

El pajarillo empinado sobre sí mismo cuanto pudo lanzó su gorjeo libre, feliz y espléndido.

Luego, moviendo su cuerpo diminuto que reflejaba sus plumas en tornasol corrió a otro balaustre.
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Gorjeo por última vez su canto límpido y cristalino. Y voló hacia el espacio sideral.

4. Verdad y belleza

El maestro se había quedado contemplando conmovido y fascinado el accionar y el canto de la avecilla.
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De aquel embeleso participó todo el conjunto del auditorio.

Luego que el pajarillo hubo volado hacia el cielo azul, el maestro dobló sus cuartillas, cerró su cartapacio y dijo:

– Dios ha dado la clase magistral esta mañana. Y ha sido como siempre magnífica. Porque al mismo tiempo hemos visto la verdad, que siempre es sencilla, la alegría del canto de la vida y la belleza síntesis de todas las virtudes. En todo ello al maestro solo cabe ser el mediador de la sabiduría, si la realidad se lo permite; indicador de la belleza cuando es necesario, correspondiéndonos solo señalarla reverentes y enseñar a adorarla. La clase por consiguiente ha terminado.

Todos se pusieron de pie y aplaudieron al maestro larga y fervorosamente.
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Danilo Sánchez Lihón en Nueva York
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Texto que puede ser reproducido citando la fuente.
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Teléfonos: 420-3343 y 420-3860

Publicado por Emilio Sánchez Lihón Mayorga
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http://danilosanchezlihon.blogspot.com/2008/07/6-de-julio-da-del-maestro-tres.html
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