Danilo Sánchez Lihón
Ahora, ven contigo, hazme el favor
de cantar algo
y de tocar en tu alma, haciendo
palmas.
César Vallejo
1. Trombón
y trompeta
– ¡Voy a ella!
– ¡Voy a él!
Y en el zapateo la lumbre se arrebata, la piedra arde y el fuego chisporrotea.
Los pies pisando brasas, la falda levantando incendios; humillando nubes y desprendiendo relámpagos.
– ¡Fuga y resbalosa!
Y ahí viene el contrapunto. El cortejo o lance amoroso.
Que es viento, que es garbo y es gesto. Es paloma, nido y revoloteo. Es clarinete, trombón y trompeta.
Y es caballo que galopa. Es sombrero, es blasón y pañuelo.
O es guitarra, platillos y cajón.
2. Pálpitos
que se juntan
La marinera es acoso y es defensa, es frenesí y es timidez. Es mostrar y esconder para siempre.
Vuela la pollera al viento, el agitar del pañuelo, del poncho y el sombrero que se empinan.
Es
honda y es vasta en lo entrañable y profundo. Es naturaleza primigenia,
tranquila y en calma, que de repente se hace súbita, desborda y
derrama.
Es muestra y es fuga. Es adiós y es encuentro. Donde la vida y la muerte están juntas y bailan.
Es ahora, como es antes y es después. Es perpetuidad de la ilusión hacia lo alto, al derecho y al revés.
Es hembra y es macho. Son senos que se tensan, labios que se abultan, y pezones que se tornan inhiestos.
Son alas que se abren y se cierran, pálpitos que se juntan y desaparecen. Corazón y alma que se abren.
3. Abrir
puertas
Es hoja de toronjil y es tallo de cardo santo que se arrebujan.
Es batirse a duelo dos puquiales de agua transparente.
Con los trombones y clarinetes juntos, con el bombo y los platillos que crepitan y estallan.
Es galope, huida y asonada
Es entrega y es ballesta. ¡Qué hechizo, qué mezcla de tantas hazañas!
Es
mariposa que se hace colibrí. Es una pava, una gallina, una paloma cuyo
destino es sucumbir haciéndose grito, vocerío y alarido.
¡Bajo crines que se encrespan! De un toro, un caballo, un jaguar cuyo destino es perpetrarse, pero antes desfallecer
Es movilizar y desplegar batallones en pie de guerra. Es rodear y cercar una ciudadela con caballería ligera.
Es hacer explosionar puentes, derrumbar alcázares, abrir puertas y capturar a la doncella.
4. Es trenza,
es molinete
Pero antes ella luce sus mejores galas, trajes y movimientos en el centro del campo de batalla.
Donde las faldas son alas, el pañuelo es noche de luna llena.
Los pies son nubes que se entrecruzan, y toda es lluvia que se precipita y fecunda hacia la tierra buena.
La marinera es eclosión, estallido y euforia. Acompasado delirio y silencio.
Con el pie descalzo al suelo y la blusa que desata tempestades erigida en el viento.
Es el rasgueo de las cuerdas de la guitarra en el cielo, en la superficie de la tierra y hacia abajo en el subsuelo.
Es pareja suelta que se junta y se distancia; que se rodea, que dan vueltas. Que se unen, que se desgarran y aparean.
Es brida y es vuelo de la falda en el fondo del cerebro.
Es sombrero, poncho espigas que se mecen. Es trenza, es molinete, labios que se hinchan y se ofrecen.
5. Para morir
de nuevo
Es sangre que se abalanza, ímpetu del varón hacia la hembra que se derrama y se extiende.
La marinera es ganar para que el otro venza. Es morir para que el otro viva.
Es
anzuelo que se lanza para dejarse atrapar. Es soga que pende y nos
rescata. Es salvarse y quedar vagando en las estrellas. Es lustre y es
talante.
Y nos preguntamos: ¿quién lo sabe? ¿Quién sabe lo que hay dentro de esta hoguera, estallido y llamarada?
¿Los que danzan, que se rozan con sus alas, se ladean, surgen triunfantes o se lanzan hacia el fondo del océano?
¿Son ellos que salpican espuma, fragancia, luceros al ruedo para morir de nuevo cantando victoria, juntos?
¡O es la banda gemebunda de músicos que se desangran en el júbilo por tanta pena!
6. ¿Quién
lo sabe?
¡Por tanta desgracia junta que mejor es reír a carcajadas y morir, pero luchando!
¡Pura ilusión! ¡La marinera!
Es la antesala y el final del cortejo. Es la parábola de la conquista y el quedar de rodillas ante quien hemos capturado.
Son quiebres de caderas para las mujeres. Es zapateo, es galope y asonada para el varón que escapa o que se queda.
Son hendiduras al surco que se siembra.
Es pulso, hondura y corazonada. Es flor, es viento, es agua y es fuego.
Aquí no hay nada oscuro, todo es transparente, aunque todo es misterio. Todo está claro y todo es intrincado.
Aquí no hay dudas. Aquí todo es enigmas y adivinanzas.
Pero, nos preguntamos, ¿quién lo sabe? ¿Quién lo ha hecho evidente?
7. Absoluto
e inmortalidad
La marinera es rito y adoración del pie, de la mano, del busto de la mujer que concibe y que se preña.
Siempre con un rostro de júbilo así se muera.
Donde en un momento todo surge y en otro instante todo se hunde. Donde todo es cierto y todo es viento.
Todo es tierra, alas que se elevan y sucumben. Es hendir la piedra del destino, es hacer florecer la roca abrupta.
Donde se ofrece, se da y se quita. Donde nunca se sabe qué fue, qué es.
Es compases de belfos y revuelo de enaguas.
Si después de esto la eternidad existe es por ella. Sin importar incluso si todo fue en vano.
Porque es danza del regazo y del útero materno. Como absoluto e inmortalidad. Y como eternidad que se abre.
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