sábado, 2 de marzo de 2019

2 DE MARZO: CRECEN LAS LLUVIAS EN LA SERRANÍA - FOLIOS DE LA UTOPÍA: ARRECIA LA TEMPESTAD - POR DANILO SÁNCHEZ LIHÓN

 

 
CAPULÍ, VALLEJO Y SU TIERRA
Construcción y forja de la utopía andina
 
2019 AÑO
DEL TRIUNFO DEL BIEN
 
MARZO, MES DEL AGUA, DE LA MUJER,
LA POESÍA, EL TEATRO Y EL NACIMIENTO
DEL POETA UNIVERSAL CÉSAR VALLEJO
 
CAPULÍ ES
PODER CHUCO


 
SANTIAGO DE CHUCO
CAPITAL DE LA POESÍA
Y LA CONCIENCIA SOCIAL


 
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PROCLAMAS DE LOS ASISTENTES INTERNACIONALES,
AL CAPULÍ 20, DEL AÑO 2019
CÉSAR VALLEJO VIVE


Celebramos un siglo de la primera obra literaria impresa del gran vate universal, César Abraham Vallejo Mendoza, Los Heraldos Negros (1919-2019).
Los Heraldos Negros es una obra poética-plástica que supervive en el tiempo y a los embates naturales que se coagulan en el interior de la raza humana, que ha dado lugar a innumerables estudios notables y críticos de catedráticos, literatos, políticos, escritores, intelectuales y amantes de la literatura universal.
Diré, sin vergüenza alguna, que conocí tarde la poética de César Vallejo, en comparación con aquellos que crecieron junto a él, que llevan sobre sus hombros años de estudios, de análisis, de correlatos o grandes interpretaciones de la lírica del poeta del país del norte. Nunca es tarde para descubrir, respirar y vivir a César Vallejo y su visión humana de la vida, entrar y navegar por el sentimiento profundo qué, muchas veces, desgarra el alma.
César Vallejo no ha muerto, el tiempo lo ha incrementado con una presencia cada vez más fecunda, su voz sigue siendo como la voz de todos, su llamado a la solidaridad y a la fraternidad de los humanos continúa fresco e inagotable. El mundo y más aún el nuestro, necesita escucharlo más que nunca y la mejor forma de mantenerlo vivo es abriendo caminos, anchas avenidas y monumentales alamedas por donde transite su figura, su voz y sus versos hacia el corazón de todos los hombres.
Y es con Capulí, Vallejo y su tierra que César Vallejo renace fortalecido, año tras año, en donde su voz es diana temprana en las mañanas pajarinas de la sierra peruana y de cada rincón de su amado Perú y del mundo entero. Los ojos del mundo están puestos en los días de prolifera peregrinación que realizan propios y ajenos a la tierra que clama por la voz y la figura del vate universal.
Vallejo llega para quedarse, llega junto a la algarabía; entre aplausos y llanto, entre palpitaciones y abrazos, entre banderas y pancartas, llega a su tierra natal, llega a Santiago de Chuco; tierra nativa y agreste, tierra del pan recién horneado, de danzas, aplausos y tradiciones, tierra de poesía, de sol, de viento, de lluvia, tierra de hermanos en donde el Dios de Vallejo, sigue reinando silente entre sus habitantes.
El alma del Perú y del mundo retoña con profunda inmensidad en sus auténticos quebrantos y en sus infinitas esperanzas para que se haga realidad su caminar fecundo que permita que muchos humanos penetren en la belleza y en el misterio de una poesía que se mantiene viva a lo largo del tiempo, que se renueva en el borde humedecido del alma del hombre.
Que cada quien encuentre su particular e íntima interpretación para nutrirse de la convocatoria que realiza el espíritu humano del gran vate universal César Vallejo para obtener la humanización de nuestra naturaleza y la integración de nuestros destinos. Todos llevamos un Vallejo en el corazón, todos poseemos la humanización y la humana visión de un mundo que avanza corrompiendo la acuosa imagen ignota del hombre.
Una travesía monumental realiza César Vallejo en los hombros de hombres y mujeres que recorren expectantes los rincones que acunaron al gran vate universal. Ver, degustar y sentir lo que el poeta vivió mientras comulgaba con su gente, con su pueblo, con sus tradiciones, con su canto es un verdadero regalo de vida que aviva el fuego en el horno interno de cada peregrino.
Descubrir a Vallejo es un afán íntimo que se renueva constantemente, nada está dicho, nada está escrito ya que los sentimientos que su poética despierta en cada ser humano es diferente e inherente a cada uno, por eso no hay que tener miedo cuando penetramos en el sentimiento del vate, es tarea de cada uno obtener una genuina y legítima reflexión de su magnífica obra literaria. En mi alma vive César Vallejo y mi admiración se renueva fortalecida “al pie del orbe”, por eso… “Yo me adhiero”.
CECILL SCOTT


Publicista, escritora y poeta de Chile
 
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VALLEJO EN TIERRAS DE NERUDA
PEREGRINACIÓN MUNDIAL VALLEJIANA
DEL 18 AL 23 DE MARZO, AÑO 2019
SESIONAREMOS EN LA CASA DEL POETA
DEL “CANTO GENERAL”, ABIERTA AL CAPULÍ


 
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2 DE MARZO
 
CRECEN
LAS LLUVIAS EN
LA SERRANÍA


FOLIOS
DE LA
UTOPÍA


 ARRECIA
LA
TEMPESTAD


 
Danilo Sánchez Lihón
 
 
En esta noche rara
que tanto me has mirado.
César Vallejo
 
 
1. Bajo
el alero
 
– ¡Dios mío! ¡Que cesen ya tantos relámpagos y truenos! –Reza mi abuela juntadas las manos, gacha la cabeza y, a ratos, con los ojos desorbitados.
– ¡Virgen Santa! ¡Que no vayan a ocurrir desgracias con esta tempestad! –Ruega mi madre.
Miradas desde la ventana las casas yacen sumergidas tras un velo indescifrable de agua que cae, mientras un velo de oscuridad se extiende por toda la comarca.
La tempestad arrecia. Y las chorreras que recogen el agua de las canales de las tejas se precipitan con más furia al centro de la tierra. Fulgura una y otra centella seguida de una andanada de truenos.
Ha cesado la tempestad. Sin embargo, las calles están desiertas y anegadas. Sólo la lluvia redobla sus tambores y entona dianas y clarines en todo recipiente y superficie de lata y en los baldes que recogen el agua de los tejados.
 
2. Sus ojos
negros
 
De pronto una sombra se desliza por la calle envuelta en un rebozo.
– Oh, Dios, ¡es ella!
Su figura esbelta y dulce se delinea al cruzar la calzada donde rebrilla el torrente. ¿Adónde irá? ¿Habrá alguna tienda abierta bajo esta tormenta?
A ratos se esconde bajo un alero mirando caer la lluvia.
Por más que abraza su pecho envuelta en el rebozo no puede esconder el temblor de sus senos que crecen.
Ahora ya está de regreso.
Ha vuelto de comprar pan y bizcochos jaspeados con clara de huevo y semillas de ajonjolí, en una canasta que roza sus muslos nacientes y tibios.
¡Ah, sus ojos negros, hondos y brujos, en su rostro de alabastro!
 
3. Es
la vida
 
Más tarde, en el comedor de la casa se sirve el cedrón oloroso en tazas de loza, el bizcocho y el pan de yema.
Hay ternura en las voces de adentro, mientras el mundo de afuera se traba, refunde y desaparece en el fragor de la lluvia que se arroja inclemente.
Es invierno.
Llueve noche y día. El sol sale a retazos. Los ríos crecen y los campos se anegan e inundan.
– ¡Graniza! ¡Vean! ¡Graniza!
Arriba, entre las junturas de las tejas se han formado gavillas de hielo graneado y traslúcido, de blanco sobre el rojo del tejado.
Un guiño de complicidad con mis hermanos y primos y, disimuladamente, ya estamos tramando ir a recogerlo. ¡Es la vida que no se arredra ni detiene!
 
4. En
El Mirador
 
– Y... ¿qué les parece si con este granizo hacemos helado de saúco?
– ¡Sí! Y batimos los racimos que trajimos ayer.
– ¡Y hagamos una casa arriba en el Mirador!
– ¿Con tanto frío?
– ¡Pero llevemos frazadas! –Nos anima a jugar mi prima Amelia.
– ¡En el Mirador, abierto a todos los confines y horizontes!
– Entonces hay que subir pocillos, cucharas y azúcar para el helado.
– ¡Y miel de chancaca!
Y estirando los brazos ya en el tejado recogemos a dos manos el granizo que depositamos en unos pocillos azules que tienen pintados en sus flancos claveles rojos, girasoles amarillos y dalias blancas, mientras se despeñan los relámpagos y estallan los truenos.
 
5. ¿Oyes
el agua?
 
Y armamos la casa hecha de sillas, trastos y mantas colgadas. Y dentro saboreamos helado de saúco, hecho con el granizo de las alturas celestes. Mientras la lluvia afuera redobla entonando su canción secreta.
Y jugamos a la tienda y jugamos al hogar. Asombrados de escuchar el rumor de la lluvia, apenas al otro lado del tejado, como si nos separase una débil membrana de todo el misterio de la creación.
Y no es una estridencia inocente, ni ingenua ni candorosa. Es un naufragio, un holocausto, un orto bajo el cielo encapotado de marzo.
– ¿Oyes el agua?
– Sí.
– ¿De dónde viene y adónde va?
No sabemos, pero viaja, igual que los seres humanos. Igual que la vida, igual que la abuela.
Es en ese instante que escucho:
– ¡Hijo, hijo! –Clama la abuela.
– ¿Sí, abuelita? –Digo, saliendo hacia un borde.
 
6. La trenza
de la lluvia
 
– Ven. Sube por este lado a ponerle un balde a la gotera que está pasando agua al dormitorio. –Ruega.
– ¡Allá voy! –Contesto. Y subo al terrado sobre el cuarto donde la abuela duerme.
Me deslizo entre las cosas viejas que de noche remueven las almas de nuestros antepasados que aquí penan. Trepo por los muros, oliendo los adobes húmedos y abombados. Aquí está la teja ladeada que deja chorrear el agua y ha hecho un charco en el suelo que se filtra hacia abajo.
Introduzco mis manos que sobresalen por el techo vetusto y cojo las hilachas de la trenza de la lluvia desnuda que me moja los brazos pero que yo tuerzo hacia un lado su cabellera de plata.
– Ya la arreglé, abuela. –Contesto triunfante, saliendo a la boca del terrado.
– Ya dejó de gotea aquí adentro, hijito. ¿Cómo lo has hecho?
– ¡Abuela, si tú me dices que me parezco a mi abuelo Desiderio!
 
7. ¿Levanté ayer
la pupila?
 
– Eso eres hijito. Gracias. Gracias. –Responde orgullosa.
Y, hablando unas veces con alguien a quien no vemos, otras con los fantasmas que la persiguen, y otras tantas hablando consigo misma, mi abuela Sofía, madre de mi padre, se pierde caminando leve y difusa por el corredor de la casa con su cantilena interminable:
– ¡Ya se va a caer la bóveda de la sala! ¡Y son los gatos dañinos los que mueven las tejas! ¡Ayer no había esa gotera en mi cuarto! ¿O no la he visto ni sentido? ¿Ayer he levantado la vista? ¿Levanté ayer la pupila?
Y mi abuela se detiene solo para dudar, mientras ha zigzagueado un relámpago delante de sus ojos. Y ella cree que es un centelleo de su mente:
– ¡Me lagrimean tanto los ojos! Estos ojos que ya no se dan cuenta de lo que ven. Estos ojos que ya no miran.
– Ya me estaré quedando ciega. –Y otra vez mi abuela se detiene, pero esta vez es para llorar–. ¡Ya me he de morir, en este invierno tan frío y en esta lluvia que arrecia!
 
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CONVOCATORIA
XX ENCUENTRO
INTERNACIONAL ITINERANTE
CAPULÍ, VALLEJO Y SU TIERRA


ITINERARIO
TELÚRICA DE MAYO, 2019
ABARCA DEL 10 AL 19 DE MAYO
LIMA:
VIERNES 10
HUARAZ:
(Se pernocta)
SÁBADO 11
CARHUAZ
YUNGAY
CARAZ
(Se pernocta)
DOMINGO 12
LA PAMPA
CORONGO
(Se pernocta)
LUNES 13
CABANA
PALLASCA
(Se pernocta)
MARTES 14
MOLLEPATA
ANGASMARCA
CACHICADÁN
MIÉRCOLES 15
(Se pernocta)
SANTIAGO DE CHUCO
(Se pernocta dos noches)
JUEVES 16
VIERNES 17
TRUJILLO
(Se pernocta)
SÁBADO 18
GUADALUPE
DOMINGO 19
EN EL CENTENARIO
DE LOS HERALDOS NEGROS


 
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