miércoles, 11 de mayo de 2022

TIEMPO NUEVO INTERNACIONAL (MIAMI), DE ADDHEMAR H.M. SIERRALTA - AÑO 14 Nº 469, DEL 11 DE MAYO DE 2022

 

 

TIEMPO NUEVO

Internacional

Por Addhemar Sierralta

Año 14 Nº 469

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Miami, 11 de mayo de 2022

 

NUEVO CAPÍTULO DE FÓRMULA 1 

CON EL ESTRENO DE GP DE MIAMI.

El GP de Miami promete ser todo lo que la Fórmula 1 necesita para incrementar sus números de audiencia televisiva en el mundo. Compartimosesta nota del DiariolasAméricas de Miami por el interésquedespiertaesta noticia.

 

MIAMI-. Alentada por un récord de audiencias televisivas, la Fórmula 1 pone a prueba este fin de semana su creciente popularidad en Estados Unidos con la inauguración del Gran Premio de Miami (Florida).

Por primera vez desde 1984 Estados Unidos hospeda esta campaña dos pruebas del calendario de Fórmula 1, que se ampliarán a tres el año próximo con el la incorporación de una carrera nocturna en Las Vegas (Nevada).

En un país donde los deportes de motor están muy arraigados, y cuenta con competencias propias como la serie IndyCar y Nascar, la Fórmula 1 viene generando una gran expectación, como demostró con la venta de entradas para el Gran Premio de Miami, que se agotaron en menos de una hora pese a sus elevados precios.

El gigante norteamericano entró por primera vez en el programa de la Fórmula 1 en 1959 pero desde entonces su presencia fue fluctuando desde tres carreras anuales a ninguna.

En 2012, Austin (Texas) se estableció como un nuevo circuito permanente (este año la carrera se celebrará el 23 de octubre) y el interés en la competición no ha dejado de crecer.

"Es realmente increíble ver que hemos tenido éxito y que hay un amor creciente en Estados Unidos", apuntó el británico Lewis Hamilton (Mercedes), siete veces campeón mundial, quien al principio de su carrera veía una "brecha entre Estados Unidos y el resto del mundo en términos de pasión".

 

“ARGEN-CRANIA”.

Por Enrique Guillermo Avogadro (Argentina).

“Porque la fidelidad eterna es inhumana, y la traición, humana”. Jo Nesbø.

Por primera vez, después de ochocientas treinta y seis semanas, no pude escribir mi columna y enviarla a tiempo; ayer a la madrugada, murió un amigo del alma, compañero desde los seis años en el colegio, en la universidad y socios en el estudio profesional, todo a lo largo de setenta años. Alejandro Maglione, que de él se trata, dejó un vacío enorme en nuestras vidas. Disculpas, entonces, por esta demora.

Reconozco que hacer un parangón entre lo que sucede en la Argentina y la criminal invasión de Rusia a Ucrania puede parecer de muy mal gusto, pero Cristina Kirchner imita a su admirado Vladimir Putin en sus bombardeos sobre la población civil, cuando ataca con sus milicias vociferantes al lamentable Alberto Fernández, el títere al que ella misma entronizara. Tal vez lo haga de modo menos luctuoso, aunque su rastro político está señalado por la sangre de muchos adversarios o confidentes, pero también aquí son los ciudadanos comunes quienes pagan la factura de la descarnada lucha en la cima del poder, y lo hacen con inflación, pobreza, falta de educación y de salud y, sobre todo, con la destrucción de cualquier sueño de progreso.

La virulencia de los embates que nuestra subdesarrollada emperatriz emprende cada día, sea a través de sus propias cartas públicas y tuiters, sea enviando a personajes tan siniestros como su hijo Máximo Kirchner, Hebe de Bonafini y Fernanda Vallejos a apretarlo e insultarlo sin piedad (lo llamaron “okupa” de la Casa de Gobierno-, son de tal magnitud que todos han comenzado a preguntarse qué busca en realidad. ¿Sólo la rendición incondicional del PresidenteMeme, entregando a sus ministros más preciados (Martín Guzmán, Matías Kulfas, Santiago Cafiero, Juan Zavaleta y Claudio Moroni) y aceptando la radicalización populista de su gobierno, o directamente su renuncia, como pidió Andrés Larroque?

Hasta hoy, pensaba que la respuesta sería la primera, ya que la otra implicaría que la Putina, al asumir la Presidencia, debiera pagar personalmente las consecuencias del estrepitoso fracaso de la gestión que ella misma provocara con sus vetos y sus quinta-columnistas, y preservarse en su bastión electoral –el Conurbano bonaerense- para ser candidata a Senadora el año próximo y, aunque fuera electa por la minoría, conservar sus fueros para evitar ir presa de inmediato. Pero ahora el panorama que las encuestas reflejan casi unánimemente sugieren que, por el avance hasta hace poco inimaginable de Javier Milei, el Frente de Todos (o como se llame entonces) podría quedar relegado a un tercer puesto allí.

Es cierto que, si dudara, siempre podría encabezar la lista de candidatos a Diputados que, aunque implique un demérito, la salvaría de ese dramático y casi seguro desenlace carcelario. Sin embargo, no debería olvidar que su cómplice, Julio de Vido, fue desaforado por sus pares y terminó en prisión; esa probabilidad, con la renovación de esa cámara que se producirá en diciembre de 2023, sería mayor.

Me sorprendió, por la falta de substancia real, el discurso político con que, disfrazado de clase magistral, nos ametralló Cristina Kirchner durante una hora y media desde Resistencia, Chaco; se había generado una gran expectativa política, porque todos suponíamos que lanzaría una bomba neutrónica sobre Alberto Fernández.

Sin embargo se limitó a reiterar sus tópicos habituales y los lugares comunes a los que nos tiene acostumbrados: la infinita genialidad de los gobiernos de su marido y de ella misma, su irresponsabilidad en el estado calamitoso en que se encuentra la Argentina pese a haberla gobernado durante dieciséis de los último veinte años, su “generosidad” al haber elegido a Alberto Fernández a pesar de cuánto había despotricado éste en su contra desde que dejó de ser su Jefe de Gabinete en 2008, la Corte Suprema y la Justicia que la persigue con su lawfare y la complicidad de los “medios concentrados”, la maldad de los empresarios y del carísimo FMI, la insensibilidad de la oposición al plantear ahora la necesidad de la boleta única electoral en lugar de preocuparse por los problemas reales de la ciudadanía, la enumeración de las habituales falsedades económicas y la tergiversación de la historia. Tal vez las únicas novedades fueron la desorbitada ponderación al capitalismo chino (olvidó que las vacunas que nos obligó a comprarle no funcionaron, como lo probó el aislamiento de Shanghai, como tampoco las rusas, de su aliado Putin) y, sobre todo, que incluyó en su descripción del desastre económico al actual gobierno, que ella diseñó, integra y torpedea sin pausa.

La semana próxima, con el MemePresidente ausente por un viaje meramente turístico que realizará a Alemania y España, la envejecida, pintarrajeada e impotente emperatriz estará a cargo del Ejecutivo. En ese período se conocerá el alto índice de inflación, que agravará el mal humor social y dará renovado aliento a las protestas, y se producirá la reputada “marcha federal piquetera”, que organizó la izquierda trotskista y paralizará a la ciudad de Buenos Aires durante tres días. ¿Qué hará ella al respecto, sentada en el sillón de Rivadavia, cuando miles de militantes ajenos al Frente de Todos/Unión Ciudadana –ese nuevo adefesio que inventó para birlar a la oposición un sitial en el Consejo de la Magistratura- estén frente a la Casa Rosada? Y con respecto a los ministros que tanto detesta, y ya que dispondrá de los resortes institucionales necesarios, ¿ordenará su inmediata cesantía?

Bs.As., 7 May 22.

 

UN PSICÓPATA EN LA ONU.


Por Luis Gonzáles Posada (Perú).


Artículo de opinión aparecido en el diario Expreso de Perú que compartimos con nuestros lectores por ser de actualidad.

“Destruir Berlín en 106 segundos. París, en 200 segundos y Londres en 202 segundos. La televisión estatal rusa ha simulado en un mapa cómo Vladimir Putin lanzaría un ataque nuclear en capitales de Europa. Con satisfacción, el canal Rossia-1 proclama: no habría sobrevivientes”, informó desde Moscú Xavier Colás, corresponsal del diario español El Mundo.

No debe existir la menor duda que Putin es un psicópata, porque sólo así entenderemos que se solace bombardeando edificios de viviendas, escuelas, centros médicos y albergues. Cortando el agua, la electricidad y el ingreso de alimentos o medicinas a los pueblos. El placer debe ser mayor cuando sus tropas violan mujeres y niñas o asesinan indefensos civiles ucranianos para luego arrojarlos en fosas comunes. Y, sin duda, habrá llegado al paroxismo observando en televisión que aviones soviéticos lanzan misiles sobre Kiev en momentos que el secretario general de Naciones Unidas, Antonio Guterres, se encontraba en esa ciudad conferenciando con el presidente Zelensky.


Producir miedo y dolor es, sin duda, placentero para un tirano que llega al paroxismo al ver a miles de seres humanos caminar contritos al exilio por corredores humanitarios autorizados, que su ejército cada cierto tiempo bombardea para aterrorizarlos. Paroxismo también le provoca cortar el suministro de gas a millones de europeos en pleno invierno con temperaturas bajo cero e intimidar a la humanidad con usar misiles nucleares.

Apoyándose en la célebre obra de Sigmund Freud, Introducción al narcisismo, escrita en 1914, el psiquiatra español Javier La Cruz expresó que Putin coincide con los rasgos típicos de un psicópata, como son “el narcisismo, la omnipotencia del pensamiento y el sadismo. Carece de empatía, presenta un falso orgullo, desprecia al otro y busca el poder en todo momento”.

Por su parte, Vicente Garrido, catedrático de Psicología Criminal, considerado uno de los mayores investigadores del mundo sobre asesinos seriales y dementes, manifestó no tener ninguna duda de que Putin: “es un ejemplo perfecto del narcisismo, falta de empatía, capacidad de engaño, manipulación y voluntad criminal típica del psicópata integrado, al que “se descubre” cuando se convierte finalmente en un asesino de masas. Los sufrimientos ya tangibles para su pueblo no le incomodan en lo más mínimo.

Él quiere sentir el poder que constituye su única razón de existir”.

En ese contexto el 23 de febrero de este año, un día antes de la invasión y un mes antes de morir, Madeleine Albright, la admirable secretaria de Estado norteamericana, lo describió como “un sujeto pequeño y pálido, tan frío que es casi réptil”, agregando que “en lugar de allanar el camino de Rusia hacia la grandeza, invadir Ucrania aseguraría la ignominia de Putin al dejar a su país diplomáticamente aislado, económicamente limitado y estratégicamente vulnerable frente a una alianza occidental más fuerte y unida. Las sanciones masivas no sólo devastarán la economía de su país sino también a su estrecho círculo de cómplices corruptos quienes podrán desafiar su liderazgo. Lo que seguramente será una guerra sangrienta y catastrófica agotará los recursos rusos y costará vidas rusas”

A 75 días de los ataques soviéticos, nos preguntamos por qué mantienen su membresía de miembro permanente del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, a pesar de cometer actos de genocidio. O preguntamos, igualmente, por qué los países democráticos del hemisferio no adoptan una respuesta unitaria frente a estos sucesos. Retirar los agregados militares y convocar a sus embajadores acreditados ante el Kremlin sería una respuesta honorable; en el caso peruano, más ampliamente, no comprar armas rusas, pero también no mantener un deplorable silencio frente a la barbarie totalitaria, que solo secundan los gobiernos dictatoriales de Venezuela, Nicaragua y Cuba.


LOS MIGRANTES DEBEN VOTAR VOLUNTARIAMENTE

EN SUS PAÍSES DE RESIDENCIA.

La obligatoriedad del voto coacciona la libertad de expresión.

Por Addhemar H.M. Sierralta y Jorge Yeshayahu Gonzales-Lara (Perú).

El obligar a votar a los migrantes que residen en el extranjero es una coacción de la libertad de expresión del ser humano. Y señalamos esto porque hay esa intención en algunos gobiernos latinoamericanos, e instituciones no-gubernamentales en el exterior: la obligatoriedad, bajo la premisa del ausentismo político.

Y una de las primeras características, que harían tal medida de la obligación de votar, en algo ilógico -además de ir contra la libertad de expresión- es que los migrantes viven dispersos y a largas distancias de los centros de votación, tanto por la limitación de los consulados en el exterior como que no se puede contar con tantos centros de votación como en sus países originarios.

Se puede argumentar que el voto podría hacerse por correo o por internet, pero ello puede ser una facilidad pero tampoco dejaría de limitar la razón fundamental: la libertad de expresión, base para una democracia real.

El voto es el ejercicio de la libertad de expresión. Esta forma parte de los derechos humanos de las personas y está protegida por la Declaración Universal de 1948 y las leyes de todos los Estados democráticos. Esta libertad supone que todos los seres humanos tienen derecho de expresarse sin ser hostigados debido a lo que opinan. La obligatoriedad es todo lo contrario.

Otro aspecto que vale la pena mencionar es que los residentes en el exterior, sean legales o ilegales en el país donde viven, generalmente votan por la elección presidencial y por los representantes del exterior ante sus respectivos congresos. Ello implica que estos representantes deben pertenecer a agrupaciones del exterior, y no a los partidos políticos de su país, debido a que sus realidades son distintas a quienes viven en su país de origen.

Cuando señalamos que sus realidades son distintas, lo que es evidente para quien reside en el extranjero, ello es muy cierto ya que los migrantes tienen que afrontar su legalidad, un nuevo idioma muchas veces, diferentes formas para acceder a la educación y al trabajo, el acceso a una atención médica y a planes de retiro, entre otros retos. La mayoría de las veces sin ayuda ninguna de su país de nacimiento de donde salieron por situaciones diversas: políticas, falta de oportunidades y la miseria extrema.

Esos migrantes requieren de una mano que les permita establecerse ya que luego serán ellos quienes enviarán remesas a sus familiares, algo que para muchos países consiste en aportes de mucha importancia.

Las remesas son cantidades de dinero enviadas por inmigrantes a sus países de origen. Las cantidades anuales de dinero son tan inmensas que en algunos países han desplazado a las exportaciones tradicionales como la principal fuente de ingresos de la economía nacional. Pero las remesas no son solo la única fuente, también tenemos las exportaciones e importaciones, y otras actividades comerciales que realizan los migrantes hacia sus países: educación, comercio, bienes raíces, inversiones en propiedades, industrias y negocios.

Es en este contexto, que las diásporas se han venido desplazando, y las remesas económicas son el resultado de la acción social-económico-laboral en el país de residencia. Las remesas se han constituido en la piedra angular de sostenimiento y corredor económico entre los migrantes que desarrollan múltiples relaciones: familiares, económicas, sociales, organizacionales, religiosas y políticas.

Cada voto representa una historia migratoria, una decisión de vida. En cada diáspora en el exterior, por pequeña que sea, hay una historia por contar. Las diásporas, esas comunidades de cientos de migrantes que viven fuera de las fronteras de sus países de origen, desafían la concepción tradicional del Estado-nación y nos obliga a pensar en políticas que no se queden en lo nacional, sino contemplen estrategias transnacionales.

El voto transmigracional se podrá definir, en futuro muy próximo, como la participación del individuo en un sistema interrelacionado de redes sociales que nos lleva hacia las ciudades digitales  (que ya son las actuales y reemplazan poco apoco a las ciudades analógicas tradicionales). El ejercicio del voto se incorpora en la toma de decisiones desde el país de residencia a su país de origen, este ejercicio individual-ciudadano se afirma en el discurso político, y las experiencias positivas de la inmigración, y la globalización informativa. La obligatoriedad del voto no es una reciprocidad entre la ciudadanía y libertad de pensamiento. Estamos frente el presagio de las ciudades digitales y el voto transmigracional que atraviesa fronteras. Y por todo ello el voto debe ser libre y no obligatorio.

Miami, mayo 04, 2022.


PANEGÍRICO A UNA GRAN MUJER.

Por Juan Guillermo Carpio Muñoz (Perú).

Selección enviada por la escritora venezolana Maigualida Pérez.

El 4 de mayo último expiró. Apenas me enteré escribí lo siguiente: hoy a las 6.30 a.m. me avisó mi hermana Marthita del fallecimiento de nuestra inolvidable Mamá, de recién cumplidos ochenta y siete años.

Todo ser vivo, instintiva o conscientemente venera a su madre, y con razón porque ella nos dio el bien más preciado que podemos haber recibido: la vida. Yo venero a mi madre, como todo ser vivo a la suya. En este momento, preso del profundo dolor de haberla perdido, me libera, contradictoriamente, una gran alegría, la inmensa alegría del agradecimiento: tuve la suerte de haber conocido a ese ser extraordinario, de ser sangre de su sangre y de haberme sacado la lotería teniéndola como Madre.

Al margen de su condición de madre y de mi condición de hijo, trato de despojarme de toda parcialización y ñoñería, me siento en la obligación de clamar a los cuatro vientos: ella fue una gran mujer, de esas que las adversidades en lugar de derrotarlas o amilanarlas, las hace más fuertes, más vitales, más enhiestas y aunque suene paradójico, más capaces de irradiar ternura. Mi Totita, la Totita, vivió, desde el mismo momento de su nacimiento, dificultades mayúsculas, como el vivir lejos de su madre (teniendo a su madre viva) y tuvo que aprender a ganarse el pan y los sueños desde los cuatro o cinco años de edad.

Si me parece verla radiante, una chaposita linda con seis años el día de Navidad de 1929, que recibió unas tacitas de lata que “le trajo el Niño”, mientras su primita, menor que ella e hija de la dueña de casa, abría su regalo con la linda muñeca que le regalaron. La chaposita, que quince años después sería mi madre, con su dolorosa inocencia de seis años reclamó: ¡El Niño Dios se ha equivocado, esa es la muñeca que yo le pedí! ¡Quién pudiera Chaposita Mía trastocar los tiempos y en lugar de haber tenido la suerte de ser tu hijo, hubiera podido tener el honor de ser tu padre, para haberte podido poner la muñeca de tus sueños al lado de tu calceta en esa noche de Navidad ya lejana!

Y, así, con mareas y vientos en contra de la casquivana fortuna, su niñez, adolescencia y juventud fueron muy difíciles. Pero la casquivana fortuna no sabía con quién se metía, con una mujer que se da muy de vez en cuando: llena de coraje, de una fuerza espiritual que transformó a las adversidades que la azotaban, en los acicates de su entereza, su vigor, su dulzura.

Tú Madre que no sólo me diste el bien más preciado: la vida. Me abrumaste dándome los derroteros que hasta hoy son los andadores que encaminan la alegría de mi andar por esta vida: me enseñaste a cantar (si, Madre, yo te escuché cantar desde cuando estuve en tu vientre y espero poder cantar hasta que tenga aliento). Tú me enseñaste a deletrear y espero seguir deletreando hasta que tenga vista. Tú me enseñaste a amar y conocer a Arequipa, a su pueblo mestizo y altivo, y seguiré amándolo y conociéndolo hasta que me queden fuerzas. Tú me enseñaste a saborear los sencillos, pero apoteósicos manjares de la culinaria arequipeña de la que fuiste formidable y  sapiente componedora y seguiré gozando de esas delicias poniendo tu exquisito gusto como el fiel de la balanza de lo que pruebo, como y valoro. Tú me diste dos amigas entrañables: mis hermanas, a quienes seguiré valorando y disfrutando hasta mi último latido porque somos granos de tu misma espiga. Tú me enseñaste a no rendirme ni amilanarme ante las adversidades y aunque varias veces tropiezo y caigo, me incorporo y pongo toda la fibra que puedo tratando de seguir tu ejemplo.

Perdóname más bien, Madre Querida, si con las pocas alegrías que te pude haber brindado en mi sencilla vida, no compensé el dolor que sé que tú sentías al no poder yo, o no querer, sentir tu religiosidad tan honda y auténtica. Se que en ese rubro son mis entendederas las que no alcanzan a comprender lo que tú fervientemente creías.

Tal vez, antes de ser un problema racional, se puede deber a unos episodios que te recuerdo. ¿Te acuerdas cuándo yo tenía unos cuatro o cinco años y me sacabas a la calle, con qué alegría yo iba, llevado de tu mano, recorriendo nuestra Arequipa que desde entonces creo que es el patio familiar que debo explorar? ¿Te acuerdas que siempre que salíamos a la calle me comprabas golosinas que me encandilaban? Pero tal vez no recuerdes que en lo mejor de nuestros periplos de entonces, entrábamos al templo de La Compañía, que deslumbraba mi visión infantil con su majestuosidad y, de repente, tú te parabas frente a la imagen (que hoy se que es de la Virgen Macarena) y le hablabas a media voz y empezabas a llorar copiosa e inconteniblemente, mientras yo no sabía qué hacer, ni podía enjugar tus lágrimas, y mucho menos explicarme porqué te hacía llorar esa imagen que, para mi mayor desconcierto, también lloraba contigo? , ¿Quién las hacía llorar? En mis cuatro o cinco años de edad no lo podía saber. Hoy, multiplicada mi edad por doce o quince veces, tampoco lo sé, Madre Mía, sólo puedo sospechar que vuestro llanto era de dolor por los grandes dilemas y dificultades que tenemos que afrontar en nuestra vida los mortales.

Hoy, como que soy sangre de tu sangre, soy también lágrima de tus lágrimas y te confieso que soy lágrima derramándose por el dolor que me muerde en tu partida; pero, al mismo tiempo, soy lágrima de alegría. Si, por la alegría de vivir, de tener vida porque tú me la diste desde el portento de ser Mujer y Madre. Permite que con devoción te dedique la oración que me enseñabas al acostarme cuando era un crío: Ángel de la Guarda / Dulce compañía / No me desampares / Ni de noche, ni de día / No me dejes solo / Que me moriría/.

Arequipa 4 de mayo de 2010.


UNA MOSCA SALVÓ SU VIDA (MICRORRELATO).

Por Andrés Fornells (España).


En la mesa de la cocina, un matrimonio joven compuesto por Celia y Raúl, se hallaba comiendo. Desde hacía algún tiempo las cosas no marchaban bien entre ellos dos. Él le dedicaba demasiado tiempo a su trabajo, y muy poco tiempo a su esposa. El silencio que mantenían ambos, permitía se escuchase nítidamente el ruido que hacían los cubiertos troceando los alimentos dentro de los platos.

En el techo había una lámpara de cristal. Tenía forma de campana y era de color verde. La bombilla que contenía estaba apagada porque no había necesidad de que alumbrase gracias a la claridad del sol matutino penetrando por la ventana de esta pequeña estancia de unos seis metros cuadrados.

En lo alto de la lámpara llevaba un buen rato posada una mosca. Era una mosca negra de grandes ojos inteligentes y poseedora del extraordinario don de poder leer los pensamientos de los seres humanos con solo dirigir su mirada a la frente de la persona que le interesaba conocer lo que estaba pensando.

Desde el primer momento que había dirigido su mirada a la joven Celia había experimentado hacia ella agrado y emitido una opinión favorable sobre la joven: “Es una chica cándida e inexperta que no tiene la más remota idea del terrible resultado que para ella puede tener si obra como le dicta su conciencia culpable”.

Celia había decidido, para librarse de los remordimientos que la atormentaban, confesar a su marido que le había sido infiel con un hombre al que ahora amaba con la misma fuerza que, en otro tiempo, lo amó a él, y ya no lo amaba más.

Raúl comía su tortilla, ensimismado, centrado en la misión que debía realizar aquella mañana, junto con sus compañeros, consistente en irrumpir en la lujosa villa de un importante mafioso y realizar su detención y la de cuatro de sus hombres que hallarían allí. Él y sus compañeros conocían que aquellos delincuentes contaban con armas y existían muchas posibilidades de que hubiese entre ellos un enfrentamiento con posibles heridos o muertos por ambas partes.

Raúl era policía y se hallaba de servicio. Encima de la mesa había dejado su revólver porque le incomodaba su peso teniéndolo metido en su funda sobaquera.

Su mujer soltó los cubiertos dentro del plato. Suspiró. Creía haber reunido el valor suficiente para confesarle a su esposo el adulterio cometido y su deseo de irse a vivir con el hombre que había despertado en ella un nuevo y apasionado amor. Iba a abrir su boca cuando de pronto, la mosca se lanzó en picado desde la lámpara y se posó en sus labios. Celia la espantó con la mano y, entonces, la mosca aterrizó sobre el cañón del arma de su cónyuge. Y cuando los ojos femeninos se posaron en ella, la mosca se tumbó de espaldas muy significativamente haciéndose la muerta. La joven comprendió que aquel pequeño bicho le estaba transmitiendo un mensaje, mensaje con el que sin la menor duda acababa de salvarle la vida.

Y Celia tomó la determinación que más le convenia para continuar viva: no contarle nunca a su marido la infidelidad cometida y olvidarse de su nuevo amor. En cuanto su marido se marchó a realizar la peligrosísima misión que lo aguardaba, Celia tiró el matamoscas a la basura y, en adelante, miró con inmenso cariño a todas las moscas que entraban en su casa.

(Copyright Andrés Fornells)


HOMENAJE A LAS MADRES.

Por Addhemar H.M. Sierralta (Perú).

 Dedicado a mi madre, a mi esposa y a todas las madres que prodigan amor y guía a sushijos…


TU

 Del frescor de una mañana

del color de la azucena

del cristal delicada

de la dulce caña

del perfume de la rosa

y suavidad de amapola

hizo Dios tu linda cara.

 

De la altura de los pinos

de la fuerza de los robles

de los cedros su templanza

y de la nieve más pura

también hizo tu alma.

 

Y del llanto de la Vírgen

de su infinita ternura

de él su hijo querido

un fragmento agarró

del amor de su madre

para hacer tu corazón.

 

 
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Fuente: 
TIEMPO NUEVO INTERNACIONAL

Addhemar Sierralta
 
Año 14 Nº 469 del 11 de mayo de 2022