martes, 25 de enero de 2022

CHIQUIÁN: SENTIMIENTOS - POR ARMANDO ALVARADO BALAREZO (NALO)


 
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UNA CITA CON EL AYER

Por Armando Alvarado Balarezo (Nalo)
 
"Una  fría noche de enero
salí de mi amado Chiquián
en busca de mi destino"
Aralba 


Bendita noche bajo la luna chiquiana que iluminó mi partida. Noche serena, noche callada que puso estrellitas en el rojo grana de mis venas.
 
 
Añosos ficus de la Plaza Mayor, mudos testigos de mi cantar infantil, mientras te morías de risa en el zaguán.
 

Pileta amada, a la distancia siento tus latidos, estás sola, rodeada de silencio junto al quiosko de techo carmesí, aguardando el amanecer; hay tantas huellas, tantos recuerdos apretujados de frío en tu barandal, que hacen vibrar mi pecho de ensoñación.
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Los balcones parecen dormir sobre las veredas solitarias donde reposan su cansancio las viejas puertas; mas en las noches de luna hablan del amor, también del calvario que trepa el culmen de la ausencia en el olvido, y de las penas de una partida que no muele el rudo batán de la existencia.
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Por eso escribo con gotas de shulay sobre aquellos instantes de ensueño que no olvida el corazón, porque fueron grabados por el viento de los años en el empinado Jaracoto.
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Porque la vida es un momento y nos pertenece, como el arco iris pertenece a la lluvia y al Sol que derrama sus rayos de oro sobre el faldellín de la cordillera, cuando busca el alma de la alborada. Entonces, ¿cómo no sentirnos felices viendo al Aynín, nuestra venita de plata, latiendo en las entrañas del valle que agradece al Creador con su canto de alabanza por el agua que bebe?.
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¿Cómo olvidar los momentos de contemplación telúrica con la aurora en las pupilas? Ver reverbeando al astro rey en la cima del Yerupajá, sintiendo el  ondear inquieto de los eucaliptos que juegan con el céfiro matinal, y escuchar el trino del pichuichanca en el alba, en tanto un batir de alas nos eleva al Cosmos en vuelo vertical.
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Quihuillán: rinconcito seductor que acuna en sus muros el aroma de los besos adolescentes que quedaron prisioneros en las redes del tiempo, besos primaverales que sueñan bajo la sombra de la mágica roca, en la melancolía serena de las noches de plenilunio.
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Usgor: cascada de embrujo que guarda en sus aguas cristalinas los susurros de tantos amores tiernos perfumados de Luna; susurros de abril de aquellas cuitas primeras bañadas de recuerdos que florecen en las alas de un suspiro.
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Faldas de Cochapata: desde donde el maizal enamora a las estrellas, y el trigo se embriaga con el rocío en cada despertar; allí, cada noche los chuluc tocan sus violines bajo las pircas perpetuas; allí todavía resuena la roncadora de Antonio Padua Toro, junto a las cascada de Putu que engríe con sus agüitas cantarinas a la alfalfita tierna.
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Son momentos para evocarlos en silencio, con lápiz y papel, bajo la tenue luz de un candil.

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Fotografías de: Jaime Lara, Marcos Chamorro, Dante Aldave, Alex Milla, Jesús Bolarte, Felipe Alvarado, Dimensiones del Perú y ANI, con mi eterno agradecimiento.