miércoles, 14 de julio de 2021

RESEÑA AL LIBRO PLEGAR ORILLAS DE JOSÉ PABLO QUEVEDO Y ANTONIO ARROYO - POR FELIPE GARCÍA LANDÍN



RESEÑA AL LIBRO PLEGAR ORILLAS 
 
DE JOSÉ PABLO QUEVEDO Y ANTONIO ARROYO
 
Por Felipe García Landín

Desconozco si hay muchos lectores de poesía, aunque la realidad es que cada año se editan más libros de versos. ¿Significa esto que hay más público lector? A esta pregunta Francisco Brines respondía que la poesía no tiene público sino lectores. Son pocos los clubes de lectura dedicados a la poesía y escasean las reseñas en los medios de comunicación, pero circula libremente y sin freno por las redes sociales. Navegar por Internet supone encontrarse con miles de personas que escriben versos, con miles de blogs dedicados a la poesía y con miles de poemas de poetas de todos los tiempos y países. Las personas sienten una atracción inexplicable por la poesía que resiste heroicamente frente al imperio cibernético y audiovisual, tal vez porque intuimos que la memoria depende de la letra impresa en general y el verso en particular. La literatura da sentido al presente y la poesía es la seña de identidad de los pueblos en un mundo cada vez más globalizado. Y mucho de identidad tiene este libro, Plegar orillas. Recién editado por el centro de la Cultura Popular Canaria, reúne a dos escritores con dos itinerarios poéticos que confluyen en la defensa de la poesía como fuente de conocimiento. Un libro con dos poemarios. Eternura del atlante del peruano y alemán de adopción Jose Pablo Quevedo (1945) y Los círculos dorados del palmero Antonio Arroyo Silva (1957), dos escritores consolidados con una dilatada producción poética. La idea de dos libros en uno surgió en un encuentro internacional de poesía organizado por la Nueva Asociación Canaria de Escritores, en Las Palmas de Gran Canaria como homenaje  al escritor Alfonso O'Shanahan. A partir de aquí, y sin ponerse de acuerdo, escribieron individualmente una serie de poemas contagiados por la fuerza de la naturaleza de las islas y su historia (Eternura del atlante) y por los poetas que han cantado al archipiélago (Los círculos dorados). Así, Plegar orillas es un canto a Canarias y a sus poetas, un canto lírico, hermoso y sentido.

 En la Eternura del atlante, Jose Pablo Quevedo descubre las Islas en toda su dimensión e identidad, se admira de la grandiosidad de la naturaleza, se rinde y empequeñece ante ella. El poeta acaba fundiéndose con el paisaje y la historia para crear una oda atemporal y plena de ternura. 'Y por eso, las piedras, / no permanecen solitarias' y 'brillan como estrellas luminosas' sobre el azul del infinito. No es casual que el poeta utilice el símbolo de las piedras para referirse a las Islas. La piedra simboliza la unidad, la fuerza y lo eterno, lo que permanece ya que 'los símbolos que advertimos sobre las piedras' son 'naves orientando nuevos sueños'. Treinta y siete poemas conforman este poemario nacido del asombro ante el descubrimiento de los volcanes y toda la mitología que circunda nuestras islas 'para hacer resplandecer la memoria/ en el habla de gigantes/ que crean la vida y la muerte'. Estremecido por el mar y bajo los efectos del mito, descubre la raza aborigen, sus montañas, sus roques y a Pedro García Cabrera con quien navega por el azul de la memoria y la identidad. Con el poeta navega y con el pintor Antonio Padrón camina por 'los colores de la tierra' y por el cosmos de sus lienzos. El caminante poeta se encuentra a sí mismo en estos islarios hechos de piedras y mar: 'Es principio del ser, ser caminante'. Eternura del atlante no deja de ser un viaje iniciático por lo que tiene de experiencia espiritual en la búsqueda de una armonía existencial. Combina el mito y un cierto misticismo en ese deseo de fundirse con el paisaje y el tiempo de unas islas atlánticas para encontrar 'la fuente del conocimiento'.

 

Antonio Arroyo Silva se inspira en un verso -- Los círculos dorados-- del desaparecido y siempre recordado Luis Natera para homenajear al amigo y a aquellos poetas, también fallecidos, a los que admira y que de alguna manera lo han infuenciado. Reconforta comprobar que experiencia vital, experiencia lírica y experiencia intelectual van de la mano. El título elegido es todo un acierto pues condensa en dos palabras toda una concepción sobre la poesía, el arte y la amistad. Asociado al sol, el círculo dorado simboliza la perfección y también la eternidad. Arroyo Silva dialoga con los poetas y los interpreta para ampliar el conocimiento de sí mismo y del mundo presente. Concentra en cada poema su visión personal sobre la obra en general de cada autor y se detiene en elementos que él considera definitorios. Y los trasciende más allá de la amistad y la admiración. Cada poema nos descubre el yo interior del festejado, pero también constituye una mirada personal del mundo y del arte. Establece una elevación del espíritu hacia los círculos dorados donde la armonía y el sosiego son necesarios para escuchar la voz de los ausentes. El tono elegíaco no impide la celebración, la admiración y el elogio que puede convivir con el humor al recordar situaciones o momentos compartidos. Por Los círculos dorados circulan, entre otros, los escritores Pedro García Cabrera, Emeterio Gutiérrez Albelo, Domingo López Torres, Agustín y José María Millares, Luis Feria, Manuel Padorno, Isaac de Vega, Dulce Díaz Marrero, Julia Gil, Antonio Bermejo; pintores como Antonio Padrón y Manolo Millares; los poetas anónimos, los olvidados... Con todos ellos el poeta establece una conversación natural, sin afectación, familiar y siempre afectiva a la que el lector asiste como un invitado privilegiado que gracias al hechizo de la palabra se siente partícipe de la intimidad compartida. El cosmos poético de Los círculos dorados es un canto existencial que, para los tiempos que corren, supone un oasis de sosiego donde la armonía, la belleza y la amistad dan sentido a las ausencias, a las soledades y al inevitable paso del tiempo. Porque al final 'nos vamos todos juntos a otro reino de círculos dorados' y mientras tanto escuchamos 'la voz de los ausentes' porque la vida vibra incluso aquí en el sur. O como bien dice María Gutiérrez en el prólogo, estos dos libros de Plegar Orillas nos invitan a pensar 'en los hilos invisibles que tejen las ideas' y la ternura. Es este un libro que nos ofrece dos poéticas distintas, y sin embargo complementarias, que se pliegan, repliegan y despliegan para que la experiencia de leer poesía sea única e intransferible.

Fuente:

https://www.infonortedigital.com/portada/opiniones/item/94169-plegar-orillas?fbclid=IwAR3W2RsfidahZif1mxFo4fRtQ-UUO89ZnUjZAc1myNw_baeBal3Sn1mLMqY