viernes, 2 de julio de 2021

“JUSTICIA” PROFÉTICA Y AMOROSA, DE ÁNGEL LAVALLE DIOS - ESCRIBE VÍCTOR RAÚL ARRUNÁTEGUI ALDANA

 

“JUSTICIA” PROFÉTICA Y AMOROSA

Por VÍCTOR RAÚL ARRUNÁTEGUI ALDANA (*)

JUSTICIA

 

AUTOR: ÁNGEL LAVALLE DIOS

 

No hay hecho ni dicho

Que restañe los pesares

Si los cánticos injustos

Desentonan armonía generosa

 

El punto medio es

Llave y secreto

Es sabia su atracción

Y trágico su olvido

 

Norma es su fiel

Y su fin el equilibrio

Amor el pulso firme

Que sostiene la balanza

 

Derecho con ley son acto

Y su fin es la justicia

Devuelve al corazón el bien

No es dura ni castiga

En “JUSTICIA”, Ángel Lavalle Dios nos plantea un problema ético, es decir, la justicia como valor supremo. Evidentemente, en todos los tiempos, se le viene tratando como una virtud vilipendiada, escamoteada e inalcanzable para las sociedades del mundo, por lo que hoy ciertamente la justicia resulta siendo una utopía o una antinomia a la dignidad de la persona humana. 

Dice el poema: “El punto medio es/ Llave y secreto”. “Es sabia su atracción/ Y trágico su olvido”. Cuando hace referencia al “punto medio” está invocando una categoría ética aristotélica (Ética a Nicómaco), que se traduce en “exceso de justicia es exceso de injusticia”, vale decir, la tendencia humana opuesta del VALOR, que es el justo medio, es la COBARDÍA y la TEMERIDAD. En otras palabras, todos los extremos han resultado siempre perjudiciales a los pueblos del planeta. Veamos acontecimientos históricos no muy lejanos como fue la Guerra Fría, donde dos sistemas económicos y políticos antagónicos pusieron durante varios años en jaque al mundo, al borde de una guerra termonuclear; también ideologías fundamentalistas como el nazismo, fascismo, stalinismo, franquismo; y como es de nuestro entero conocimiento, estos eventos radicales y extremistas acaecidos causaron un catastrófico daño a la humanidad.

Coincido con nuestro vate Lavalle que el justo medio es la llave maestra y secreta que permitirá dar solución en gran medida a los problemas de justicia social y desigualdad existentes en los países del mundo. Después de la Segunda Guerra Mundial en Europa-Alemania-, hubo intentos para construir en el ordenamiento político y económico el justo medio, bajo la consigna ni capitalismo ni comunismo. El resultado fue que varias naciones aplicaron este modelo económico, incluyendo a los países de América Latina. Sin embargo, las consecuencias obtenidas fueron fallidas, sobre todo para los países de esta región. El hecho concreto es que no existe país en este planeta que en su sistema económico-social haya construido el justo medio. Por lo tanto, constituye una deuda pendiente y un desafío histórico de las naciones, con el filósofo estagirita, de construir el justo medio en sus sociedades. 

Algunos  opinólogos  dicen que, acabada la pandemia que azota al mundo, habrá un ANTES y un DESPUÉS. De ser así, el DESPUÉS sería la construcción de un nuevo y autentico orden económico-político y social que gobierne al mundo; y donde el justo medio debe ser el atributo consustancial de este nuevo modelo económico mundial. Es decir, la economía, el derecho y la ética, deben ser el trinomio inescindible a fin de eliminar esos “cánticos injustos que desentonan esa armonía generosa”, que es la justicia representada por la “balanza”, cuyo equilibrio (equidad) debe ser mantenido por el “pulso firme” del término medio. Sin embargo, la ruta a seguir no es fácil, es empedrada, abismal, y es en estas circunstancias que necesitamos a Diógenes, para que con su linterna nos alumbre el camino a seguir en estos tiempos dolorosos de incertidumbre, pero preñados de grandes esperanzas. 

Sobre lo que precede, coincidimos con Juan Díaz León en el sentido que el poema JUSTICIA de Ángel Lavalle Dios, nos sugiere que lo ideal es vivir en una sociedad justa o mejor dicho en comunidad primitiva, muy bien descrita por nuestro maestro Álvaro Mendoza,  quien subraya las características hermosas del ser humano como homo faber, homo loquens, homo ludens; o quizá, vivir en utopía imaginada por Tomás Moro. Pues, cuando escuchamos quejas en el trato, o cantos de elegía, se ha roto la armonía de la justicia, es muy significativa. Yo me imagino que la norma código está en el centro como punto de referencia y el administrador debe mostrar un criterio ecuánime, fuerte, para dar una sentencia buscando el punto medio.

Esperamos que, mediante esta poesía profética de canto al amor y a la condición humana, se cumplirá el sueño vallejiano de justicia expresado en “La cena miserable”, cuando dice: “Y cuándo nos veremos, al borde de una mañana eterna, desayunados todos. Hasta cuándo este valle de lágrimas, a donde yo nunca dije que me trajeran”.

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(*) Profesor de Filosofía y abogado