viernes, 16 de julio de 2021

16 DE JULIO: YA ESTÁ AQUÍ LA FIESTA - FOLIOS DE LA UTOPÍA: COHETES EN EL CIELO - POR DANILO SÁNCHEZ LIHÓN



CAPULÍ, VALLEJO Y SU TIERRA
Construcción y forja de la utopía andina
 
 
JULIO, MES DEL MAESTRO;
DEL SANTUARIO HISTÓRICO
DE MACHU PICCHU; BATALLA
DE HUAMACHUCO, LEONCIO
PRADO Y FIESTAS PATRIAS
 
CAPULÍ ES
PODER CHUCO
 

SANTIAGO DE CHUCO
CAPITAL DE LA POESÍA
Y LA CONCIENCIA SOCIAL

 
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16 DE JULIO
 
 
YA ESTÁ
AQUÍ
LA FIESTA
 
 
FOLIOS
DE LA
UTOPÍA

 
COHETES
EN
EL CIELO
 
 

Danilo Sánchez Lihón
 
1. Arcos
de flores
 
Hoy, como el día de ayer 15 de julio, y hasta la segunda procesión de la fiesta, y que se llama la Octava del Apóstol y que se celebra el 1 de agosto, escucharemos desde el amanecer el reventar de los cohetes en el cielo de Santiago de Chuco.
Se lanzan desde alguna calle o esquina de cualquiera de los cuatro barrios en que se extiende nuestro pueblo.
Primero se elevan con un chasquido silbante y en un haz de luces en forma de espiga, hacia la esfera del cielo límpido y azulino. Y allí estallan, primero creando una voluta de gasa y algodones, para luego oír su retumbo que repiten en eco los peñascos y colinas.
Son por encargo del novenante de hoy día, al frente de cuya casa se está armando un altar en forma de avión, de barco o de sputnik, mientras en las calles se ponen de pie arcos de flores, a cuál de ellos más precioso. Bajo ellos pasará la procesión del inter del Apóstol.
 
2. Bosque
lejano
 
Los cohetes ya anuncian la fiesta del Patrón Santiago cuyos talones pisamos como si pisáramos alfombras de flores.
Detrás de los cohetes, y atravesando los aleros vetustos de las casas, llegan a jirones y retazos los sones de la banda de músicos, extasiada y desgarrante.
Llega traspasando el follaje del árbol que se erige y que se levanta abiertos sus brazos desde el huerto cuando el sol de julio relumbra y dora los campos fragantes.
¡Y las hierbas silvestres que crecen sobre las paredes de los corrales!
Como también llegan los sones metálicos de las cornetas que algunos integrantes de la banda de guerra de las escuelas ensayan para el desfile del 28 de julio, desde un bosque lejano.
 
3. El mar
del tiempo
 
En las libretas de mi padre, que guardo desde que él murió y que son la herencia más preciada que atesoro, encuentro como un rubro  infaltable de su erogación de cada mes a la mayordomía, y que figura infaltable en su presupuesto:
“Una docena de avellanas para la mayordomía, ahorradas cada mes, para la fiesta del Patrón Santiago...1.50”,
Un sol cincuenta, ahorrados cada mes después de cada julio para llegar hasta el otro julio siguiente. ¿No es conmovedor? ¿No es hincarse de rodillas en algo muy secreto e íntimo?
Y así como estos cohetes, ahora llega el retumbar de otros, cuyo mensaje entrañable se hace una filigrana en los pilares y aleros del corredor donde rompe sus olas el mar del tiempo.
 
4. También
el llorar
 
Y es que los cohetes entusiasman a grandes y pequeños.
Desentumecen a los ancianos entristecidos y que yacen ya inertes en sus tarimas, e inspiran promesas, juramentos y hondos quereres.
Su estampido convoca, reúne, estremece a cada uno de los pobladores.
Dejan su humo blanco en el añil del cielo que luego se esfuma no como una ilusión perdida sino como una fe que nunca termina.
 A su eco responde las peñas de Huacapongo y las colinas que nos rodean.
Los escuchamos y se proyecta nuestro pensamiento. Y dentro de su sonido hueco reconocemos el júbilo.
Aquel que concentra también el llorar y el gemir por las cosas buenas, como el prometerse y anhelar; y el jurarnos dejar la vida en lo que emprendamos siempre.
 
5. Y nosotros
aquí
 
– Pero, ¿qué ha espantado a las gallinas que han salido corriendo y están cacareando?
– ¡Los cohetes que están reventando desde el alba!
– Por qué, ¿qué día es hoy?
– ¿Hoy? Ya es quince.
– ¡Dios Santo! ¿Quince de julio?
– ¡Ya es quince! ¡Dios bendito!
– ¿Ya estamos otra vez en la fiesta? ¡Y nosotros aquí sin darnos cuenta!
– ¡Si no fuera por el cohete ya ni supiéramos!
– Pero, ¡alístate mujer para ir a la misa! Hoy entonces empiezan las novenas.
 
6. La flor
morada
 
– ¡Por eso es que estaban reventando los cohetes desde la madrugada!
– ¡Porque hoy empieza la fiesta en devoción a nuestro Santo Patrón!
Ello nos indica que el tiempo vuela, que el año pasa, que la historia transcurre.
Ello nos hace presente que las hojas del calendario no las arranca el viento sino el tiempo que acontece que tiene alas y vuela.
Nos indica que debemos ponernos la camisa buena, los zapatos nuevos, y el vestido o el traje de fiesta.
Y mojar nuestros cabellos con el agua cristalina del arroyuelo.
Y salir caminando a recorrer las calles empedradas “Del Comercio”. A mirar la fiesta que es hechizo del alma.
 
7. El final
de las calles
 
Por donde ya se han instalado los toldos de los mercachifles, de los vendedores de madejas, de sombreros, de canastas, de añilinas y de pasamanería.
Para regocijar nuestros ojos contemplando las novedades que se exhiben en cada tienda.
Complaciéndonos en ver alguna mojiganga y arrobándonos con la visión de la flor morada y blanca de los niños.
De la flor del alelí prendida en el cabello de alguna muchacha casadera. ¡Porque de eso está hecha la vida!
Y hacia lo alto de los balcones translúcidos la mariposa del tiempo y el señuelo de una vida mejor.
Y hacia el final de las calles las colinas sembradas de flores bajo el sol de la eterna alborada.
 
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