LA ENCRUCIJADA
La tercera acepción de encrucijada es “situación difícil en que no se sabe qué conducta seguir”. Es la palabra perfecta para ubicar el lugar en donde, hoy, se halla buena parte de la población pensante. “Encrucijada”. Difícil saber cómo llegamos hasta aquí. Pero aquí estamos. La pandemia seguramente jugó su rol. Hizo que se cayera el barniz de oropel del cual nos jactábamos. Nos engañaron o nos engañamos. Éramos solo como esas joyas de chafalonía y nada más. Hubo mucho dinero; pero quedó, como siempre, en poquísimas manos. El 40% de la población no tenía refrigerador.
Ahora, quienes pretenden dirigirnos y por lo tanto corregir esta situación son los menos indicados. Por un lado, la que coadyuvó para nuestro estado actual como líder de la primera fuerza en el congreso, no solo poniéndole cabes al gobierno para que fracasara sino coludiéndose con la corrupción, no la del carterista o del robacelulares sino la grande. Y por el otro, desgraciadamente, un líder absolutamente improvisado que se dice y se desdice, que no sabe de qué se compone el presupuesto público, que tiene “a la nueva constitución” como un fetiche y, estoy seguro, ignora que las leyes y reglamentaciones laborales, por ejemplo, constan de 2000 largos y tediosos folios que nadie lee.
Keyko representa el abuso. El monopolio descarado de la información. La discriminación que incluye las máscaras de burro para los votantes de Castillo, el ex ministro Carranza autor de un papanoelismo denigrante y ministro del APRA cuando García escribía “El perro del hortelano”. Es decir el statu quo. El profe Castillo representa un síntoma y a la vez una esperanza la misma que, realistamente, tiene muchas posibilidades de hacerse añicos. Qué lejano Barrantes, qué extrañable Henry Pease y hasta Javier Diez Canseco, qué literario el alcalde Rosendo Maqui de Ciro Alegría y hasta Benito Castro, al que dice el hijo del escritor, se parece Castillo. Pero, como dijera mi paisano Luis de la Puente Uceda, “con estos toros hay que arar”.
Así están las cosas. Está muy claro que no votaré por Keiko Fujimori. Me quedo entonces entre el voto en blanco y el de Castillo. Probablemente gane el profesor. Ojalá se rodee de la gente adecuada y el primer ministro que elija le vaya señalando el camino que a estas alturas deja de ser ideologizado y se impone práctico pero siempre ético. Yo no sé si la multitud que lo sigue resista una nueva frustración.
Ángel Gavidia
Trujillo, 4 de junio de 2021
