viernes, 28 de mayo de 2021

LA NUTRICIÓN EN EL ANTIGUO Y FUTURO PERÚ - POR DANILO SÁNCHEZ LIHÓN




CAPULÍ, VALLEJO Y SU TIERRA

Construcción y forja de la utopía andina

 

MAYO: MES DE LOS TRABAJADORES,
DEL LEGADO DE LA PAPA DEL PERÚ
AL MUNDO, Y DEL MAESTRO ENCINAS

 

CAPULÍ ES
PODER CHUCO



28 DE MAYO

DÍA
MUNDIAL
DE LA NUTRICIÓN


FOLIOS

DE LA

UTOPÍA

LA NUTRICIÓN
EN EL ANTIGUO
Y FUTURO PERÚ

 

FABLA DE CIRO HURTADO
MAESTRO Y GEÓGRAFO

Danilo Sánchez Lihón
 
LIBRO
PRIMERO
 
1.
 
Ayer
yo anduve por Santiago de Chuco,
Cachicadán y
Angasmarca, realizando talleres con
maestros.
Nos atrapó un aguacero terrible que
rompió las tejas
de la estancia donde almorzábamos.
Seguían
retumbando los cielos, zigzagueando
los relámpagos
y el granizo salpicaba sobre la mesa,
cayendo
en nuestros platos. ¡Una hermosura
sin par!
Pero, ¿acaso yo me he enfermado?
¿Acaso
estoy mal? ¡No! Nada. Ni una gripe,
ni un catarro,
ni siquiera un mínimo calambre. Y,
sin embargo,
hacía un frío tremendo, que en mí
no hizo mella
ni afectó en lo más mínimo. Y esto,
¿por qué?
¿Cómo creerlo a la edad que tengo,
que sobrepasa
los noventa años? ¿Cómo explicar
el hecho
de ser un hombre fuerte y animoso?
¿A qué se debe?
 
2.
 
Yo
les voy a decir y revelar todo y aquí:
Es
gracias a que me proveo y alimento,
y lo hago yo
mismo de quinua, kiwicha y cañigua,
que ellos
son nuestros alimentos primigenios,
originales
e insignes del Perú esclarecido, del
Perú
milenario, de aquel admirable Perú
de los Incas,
sabio y probo. Me alimento jóvenes
de la honda y
alta sabiduría que tuvieron nuestros
laboriosos
antepasados. Me nutro de la luz que
supieron
forjar dichos padres. De quienes es
una inmensa
diadema ser sus descendientes. Me
alimento
de esa cultura asombrosa que es el
Tahuantinsuyo.
donde  no hubo hambre, pobreza,
ni tampoco
desocupación. ¡Ni falta de trabajo!
 
3.
 
Donde
todo era fiesta, pero del espíritu,
del ser, y no
del cuerpo. Porque ahora se cree
que la alegría
ha de hacerse para la piel. ¡No! Era
la fiesta
halago del alma, en comunión con
la naturaleza.
¡A esa cultura que supo alimentar
a su pueblo
y construir una organización ideal
yo pertenezco!
Donde desconocían la desnutrición
porque
estaba solucionada. ¿Qué nombre
entonces
dar a un mundo real, y no de ilusión
ni de fábula,
donde las enfermedades que ahora
nos asolan
se las había eliminado de un cuajo?
¡Utopía!
Es el reino ¡de la utopía!, que aquí
se hizo real
y posible gracias a la alimentación!
 
4.
 
La semana
pasada estuve por Puno, en pleno
altiplano,
ya sobre los tres mil ochocientos y
tantos metros
de altitud sobre el nivel del océano,
en el techo
del mundo. Y mientras mis colegas
profesores
de apenas 30 años de edad yacían
tiritando,
chocando diente con diente, por ahí
derrumbados
muriendo de frío, yo trepaba y corría
jubiloso los cerros.
Acaso ¿no he ido bailado por calles
y laderas,
mientras los otros jadean sin poder
ya ni siquiera
respirar? Yo he subido las graderías
como jugando
y me he perdido por la nieve en afán
de investigación,
mientras los demás acezaban tiesos
y lívidos
en las bancas del hotel resignados
ya a morir.
 
5.
 
Yo
hasta me he bañado en las aguas
de esmeralda
del lago sagrado del Titicaca. ¡Esto
lo juro! Y ha
sido en Tiquile, mientras mis tristes
colegas
agonizaban de frío y balbuceaban
incoherencias,
abrigándose hasta los dientes que
también
se les habían helado. Mientras me
miraban
con asombro desde sus envoltorios,
yertos
detrás de los vidrios de sus anteojos,
mientras
la techumbre soporta la estridencia
de una lluvia
torrencial que descarga truenos y
relámpagos.
Si se lo mira bien una calamidad,
una verdadera
vergüenza, arrebujados de estupor
en sus camas
con malestares por todo el cuerpo,
con limitaciones
e inhibiciones infinitas en el alma
y en todo su ser.
 
6.
 
¿A qué se debe?
Y yo respondo: ¡A que me alimento
a base
de mashuas, de ollucos, de ocas y
de habas!
Mastico  mi charqui. Todo aquello
que hizo
posible que aquí se construyeran
maravillas. Como
¡Sacsayhuamán! A que se edifique
para embeleso y
gloria de la humanidad estupefacta
¡Machu Picchu!
O se erija el divino ¡Ollantaytambo!
Verdaderos
prodigios, tanto que algunos creen
que portentos
como estos jamás pueden haber
sido hechos
por seres humanos sino, y quizás,
por extraterrestres.
Por la belleza y descomunal de sus
piedras y porque
tenían que subirlas por desfiladeros
de espanto
y de miedo. ¡Y a pulso! La pregunta
es: ¿cómo
las arriaron o cómo las subieron a
esas alturas?
 
7.
 
Hoy
asombra y estremece saber cómo
las erigieron
poniéndolas unas sobre otras sin
tener
rueda, ni poleas ni grúas, ni otros
aparejos
resistentes al halarlas y sostenerlas!
La respuesta
para mí es sencilla. Yo les contesto
con llaneza: ¡esos
hombres estaban bien alimentados.
Y entonces
esos trabajos lo hicieron cantando
y bailando,
porque era un pueblo bien nutrido
y feliz.
Sin enfermedades, ni padecimientos
¡eran dichosos!
Y todo porque sabían comer y beber.
Lo sublime
es que ellos son nuestros padres,
que toda
esa sabiduría existe, está presente
aquí, entre
nosotros, en la tierra que habitamos.
Los elementos
de esa dieta son vigentes. Herencia
que recae
en nuestro suelo. Por eso: ¡Jallalla,
hermanos! ¡Causachun!
 
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El texto anterior puede ser
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