martes, 12 de enero de 2021

PACTO ENTRE MI COMPADRE PRÓSPERO “SATANÁS” Y EL ARCÁNGEL SAN MIGUEL - POR VÍCTOR HUGO ALVÍTEZ MONCADA

 

 

Cuentos de Pisadiablo.

 

 PACTO ENTRE MI COMPADRE PRÓSPERO “SATANÁS”

Y EL ARCÁNGEL SAN MIGUEL

Víctor Hugo Alvítez Moncada

 

  Velación del Arcángel San Miguel en casa de don Próspero.

 

I

 

Mi compadre Próspero Satanás andaba fastidiado y preocupado. No había día, noche o madrugada que parroquianos, choferes y pasajeros de camiones que iban o venían de la costa, al pasar frente a su casa, no dejaban de insultarlo en coro o a viva voz; algunos se santiguaban, decían oraciones o un par de padre nuestros para poder viajar con Dios y así no ser tentados por el enemigo; ellos llamaban el «Infierno» o «Infiernillo» a la morada de este buen hombre ubicada al canto del camino y salida del pueblo de San Miguel:

«¡Diabloooo!... ¡Shapingoooo!... ¡Sata!... ¡Satanássss!...».

Por el lugar aún no había llegado la luz eléctrica, aumentando el temor por las noches. Decían que a su vecino Nóvaro, se le habían presentado dos manos suspendidas en el aire al alcanzar la quebrada, antes del «Infiernillo», y que llegó a su casa botando baba, pálido como cera, pero finalmente resuelto de la tranca.

Mi compadre Próspero Satanás, sastre de oficio y de los buenos, era el último saquero que quedaba en San Miguel. Buena gente: amistoso, servicial, respetuoso y bien hablado cuando estaba en su sano juicio o sin tragos adentro. Muy requerido para confeccionar ternos, en especial para novios. Maestros de la época, personajes, policías y toda la gente del pueblo que deseaban lucir buenas prendas en la fiesta patronal, matrimonios, onomásticos, compromisos familiares, eran sus clientes obligados.

Tal vez por su apariencia divertida, mirada pícara, estatura pequeña, delgado, tes colorada, prolongada calvicie y pendenciero de mareadito, le chantaron el apodo o sobrenombre de «Diablo» o «Satanás» que, con el devenir del tiempo, dicho mote expandió a múltiples sinónimos: «Shapingo», «Sata», «Demonio», sin olvidar de nombrarlo siempre:

«¡Diabloooo!... ¡Shapingoooo!... ¡Sata!... ¡Satanássss!...».

Una de esas tardes que fue al pueblo a adquirir materiales de trabajo, nos encontramos en la Plaza de Armas, invitándome a tomar dos medias botellas de buen aguardiente en cantina de don Santos Cieza, oportunidad que entre trago y trago resultamos llamándonos compadres. Cuando estaba picadito, sabíamos era medio majadero, buscaba pleito a otros borrachines. Esa tarde un atrevido intentó agredirlo. Al percatarme, desvié el ataque del agresor imponiendo tranquilidad en ambos, y con engaños —como decimos los sanmiguelinos— lo retiré de la tienda y enrumbamos abrazados a su casa. Envalentonado, iba tirando patadas y puñetes al aire, insultando a quien se le cruzaba con su clásico “¡Hola landoso!”,y como era su sastre o su vecino se pasaban de largo, sonrientes. Esa vez no se salvó ni mi padre que, al insultarle amistosa y jocosamente, le respondió: «¡Hola sin pelos!», echándose a reír en medio de su borrachera:

   Compadre, ahora si me jodió el Osquitar─continuando hasta su aposento, dejándolo asalvo en manos de su querida esposa doña Marina, quien sabía de nuestra amistad y mutuo respeto─, aunque por dentro no cesaba de resonar:

«¡Diabloooo!... ¡Shapingoooo!... ¡Sata!... ¡Satanássss!...».

 

Protagonista de la historia, señor Próspero Gálvez.

 

II

 

   ¡Compadre, estoy harto de tanto insulto y burla a mi persona y familia por estos cholos; cómo es posible que a todos nos hayan apodado así, no se salvan ni mis hijos: que el «Sata» Leopoldo, el «Sata»Julio, el «Sata» Wilson, el «Sata» Pablo y el «Sata» Rafael! ¡Qué culpa tienen ellos! Seguro por tantos años ofrendé mi casa a los carnavaleros ha pedido del Franquito “Cuy”, para que ahí se maquillen, cambien sus ropas, echen valor con buenos tragos de cañazo y así salgan disfrazados de diablos, waripoleras, viudas, enanos, viejos y viejas, policías y hasta encaballaos el sábado de carnaval. Por eso será que llamen a mi casa el «Infierno» o «Infiernillo». No me dejan en paz con tanto escándalo y griterío:

«¡Diabloooo!... ¡Shapingoooo!... ¡Sata!... ¡Satanássss!...».

   Si voy a la Guardia Civil a denunciar, seguro esos landosos, no van hacer me caso; varias veces han querido echarme al calabozo cuando subo por ahí del Santitos Chimba, diciéndoles la vela verde. Gracias al Cesitar Ramírez, al Carrión o al Goicoque les coso sus uniformes, sino cuantas veces hubiese amanecido en la chirola.

   Claro, eso te pasa por borracho y majadero,—intervino su esposa, quien en vereda de su casa tranquilamente urdía sus finos tejidos─. Cuántas veces te he dicho vamos a rogarle al Arcángel San Miguel que te proteja y cuide nuestra casa. Y tú, incrédulo, ni te acercas a la iglesia, igualito al demonio andas peleando con la gente cuando bebes. Tienes que cambiar tu vida, ya estás viejo… ¡Qué dice usted, compadre! ¡Gracias por traerlo a este necio!

Y las mofas no calmaban un instante, incluso delante de doña Marina y a veces a escondidas por gente conocida:

«¡Diabloooo!... ¡Shapingoooo!... ¡Sata!... ¡Satanássss!...».

 

   Procesión de San Miguel Arcángel, patrón de la ciudad de San Miguel de Pallaques, capital provincia San Miguel (Cajamarca). Aparece en la foto el protagonista acompañado de su esposa (lado derecho anda procesional. 


 

 III

 

 Tal sería el convencimiento de su digna esposa que el primer día de fiesta cuando el señor Landuchi bajó cargado al patrón San Miguel de su urna desde lo más alto del altar mayor para el inicio de la fiesta, mi compadre Próspero Satanás —retirándose el gorro estilo Jorge Chávez de su confección—esperando su turno, persignándose y  adorando la sagrada imagen del Arcángel San Miguel, muy en silencio, prometió a sus pies:

   Patroncito, de hoy en adelante voy a dejar de beber, vendré a la iglesia a rezarte, venerarte siempre, cambiar de vida, y a manera de pacto de caballeros,te ofrezco mi casa para que todos los años pernoctes y desde ahí inicies tu jubilosa fiesta, haciendo ingreso triunfal al pueblo. Con mi esposa, hijos y vecinos celebraremos tu primera novena con banda de músicos, fuegos artificiales, cuetes de golpe y café con queso de mi natal Agua Blanca para todos los asistentes. Solamente te pido que estos cholos badulaques dejen de insultarme:

«¡Diabloooo!... ¡Shapingoooo!... ¡Sata!... ¡Satanássss!...».

Decía el cura Nicasio, muy cercano a ambos el día de la confesión de mi compadre Próspero Satanás, que el Arcángel San Miguel inmediato aceptó dicho pacto, iluminando con sus ojos azules, resplandecientes alas, balanza justiciera y espada levantada,haciendo brillar la calvicie y espíritu transformado del nuevo creyente.

El año siguiente─cual milagro─, la promesa se cumplió a cabalidad, el párroco testigo del hecho autorizó que la venerada imagen sea trasladada todos los 17 de setiembre a casa de don Próspero, se vele esa noche y se realice desde ahí la primera procesión convocando ala feligresía sanmiguelina unirse con gran entusiasmo y devoción.

Mi compadre Próspero Satanás, había dado un giro total a su vida, ya no lo veíamos visitar cantinas o insultar vecinos y amigos. Era otro hombre, siempre acompañado y del brazo de su esposa, reaparecía cada vez por el centro de la ciudad, entrando a orar a la iglesia encomendando su alma al santo patrón, agradeciendo por haber cambiado su existencia, su carácter y personalidad. Desde ese entonces, al lado de las andas procesionales del Arcángel San Miguel, vestido de terno azul, con su compañera de toda la vida, elegantes, escoltaban con mucha fe y recogimiento la procesión el día central de la fiesta del Príncipe de las Milicias Celestiales.

Mi compadre Próspero Satanás, hoy en la paz del Señor, estará muy feliz porque su esposa e hijos, los «señores» Gálvez Quiroz —ya no los «Satas» como antes—, continúan celebrando a lo grande el trascendental pacto y tradicional primera novena al Arcángel San Miguel, patrón espiritual de los Pisadiablos.

El «Infierno» se transformó desde aquel día en casa de reverencia, religiosidad, festividad y nunca más volvió a escucharse altisonantes agravios:

«¡Diabloooo!... ¡Shapingoooo!... ¡Sata!... ¡Satanássss!...».

 Setiembre, 2020.

pisadiablo100@hotmail.com

 

Autor y protagonista del cuento: Vìctor Hugo Alvìtez y su compadre Próspero.

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(*) Publicación virtual en Facebook: OREGON EDITORES:

“A pedido del público de San Miguel, Cajamarca, vuelve VÍCTOR HUGO ALVITEZ MONCADA con un relato alusivo a su fiesta patronal”.

OREGON EDITORES·Viernes, 25 de septiembre de 2020·Tiempo de lectura: 7 minutos