lunes, 14 de diciembre de 2020

14 DE DICIEMBRE: MILICIANO DEL ALBA - FOLIOS DE LA UTOPÍA: JULIO YOVERA BALLONA - POR DANILO SÁNCHEZ LIHÓN

 

 
CAPULÍ, VALLEJO Y SU TIERRA
Construcción y forja de la utopía andina
 
 

 
DICIEMBRE, MES DE LAS MONTAÑAS,
DE LOS DERECHOS DE LOS ANIMALES;
DE LOS MIGRANTES, Y DEL NACIMIENTO
DEL DIOS NIÑO EN LA NAVIDAD
 
CAPULÍ ES
PODER CHUCO
 
 
 
*****
 
14 DE DICIEMBRE
 
 
MILICIANO
DEL
ALBA
 
 
 
FOLIOS
DE LA
UTOPÍA
 
 
JULIO
YOVERA
BALLONA
 
 
 
Danilo Sánchez Lihón
 

1. El aire

translúcido

 El poeta y maestro Julio Yovera Ballona nació el 14 de diciembre del año 1949 en Katac Ccaos, como él solía escribir acerca de su lugar de origen. Allí vino al mundo, allí se crio y se hizo atalaya, arrecife, y finalmente pirámide tutelar como las hay en aquel sitio.

Katac Ccaos es el nombre correcto de la localidad cercana a la ciudad de Piura, en la costa norte del Perú; lar que en tiempos inmemoriales fuera capital de la cultura Tallán.

Cuando se visita dicho lugar, pese a ir por la superficie de la tierra, se tiene la sensación de que se ingresa a una dimensión transparente, etérea y dentro de otro mundo.

O, por lo menos, que estamos en otro plano o nivel, como si habitáramos en la refracción de un espejo, o en la lucidez de los sueños y consecuentemente de que moramos en una dimensión mágica.

También sintiendo que existimos en una dimensión atemporal, un ámbito de prodigio, envueltos por una naturaleza exuberante bajo el aire translúcido, escuchando el hablar de la gente como si tocara lo que conocemos por realidad, observando los rostros de las personas esculpidas como efigies de un mundo onírico, fantástico y deslumbrante.

 

2. Mundos

insólitos

 

Katac Ccaos es lugar de orfebres, de urdidores de filigranas en metal, madera o caña brava; alminar de joyeros estupefactos; de encandilados pesadores de porciones insospechadas de oro, plata y piedras preciosas en balanzas atónitas y pasmadas. Lugar de armadores de sombreros, de tejedores de canastas que imitan formas de animales imaginarios, de fantaseadores asombrados de hechizos que los sumen en una lucidez embelesada.

Cuna de alfareros insignes, de peleteros abstraídos en el trote agitado de los animales cuyas pelambres tiemplan a la luz del sol y de la luna según el fin que les quisieran asignar; asiento de retratistas de iguanas, de sazonadores legendarios de comidas inescrutables, de alquimistas de inciensos, perfumes y fragancias.

Es cuna de urdidores de pócimas que consuman su arte y sus ciencias milagrosas en lograr bebidas espirituosas, como el concentrado de cañazo y la chicha mellicera, milagreros de amores sublimes; en fin: de contertulios de mundos insólitos. Y de todo eso es heredero Julio Yovera.

 

3. Palmaria

entereza

 

Porque De allí proviene este autor sibilino que es Julio Yovera Ballona, un tallán legítimo hasta en su manera de callar. Y más aún: en su no estar en un lugar, salvo físicamente; porque su alma ingresa a esas tierras inmemoriales de su cultura providencial, cada vez que quiere y conviene; para extraer de aquel ámbito una sabiduría fundamental para el presente deshumanizado.

Tallán, que deriva del quechua “thalana”, que significa: “lugar donde se yace de pecho”. Esta imagen es un anagrama y una clave secreta. Y resume mucho de la visión del mundo contenida en esa cultura que yace encubierta. Y que, sin lugar a dudas, maestros como Julio Yovera ayudan a descubrirla, develarla y ojalá que a hacerla otra vez vigente en sus aspectos y valores primordiales.

Julio tiene esos antecedentes y ancestros ensimismados en cuerpo y alma. Fijo y a la vez errante, averiguador insaciable de todo, que lo hace un peregrino y explorador andante del universo. Y a quien en su forma corpórea se lo contempla pleno de dignidad, ahíto de fundamento y colmado de sutil terneza, como de evidente y palmaria entereza.

 

4. Leve

brisa

 

Y es que el dios fundador de los tallanes es Mec Non, divinidad versátil, abierta como el horizonte. Y volátil como un relámpago. Ave o pájaro, que “yace de pecho” con las alas desplegadas, no en dificultad sino inquiriendo hacia otra dimensión. ¿Cuál es esa? Aquella de las esencias.

La capital de esa cultura de hombres ave, aire y fuego fue la ciudadela de Ñari Walak, lugar nube donde él vino al mundo. De los tallanes se dice que nacieron de un huevo que abrió Mec Non y de donde surgieron dos hermanos. Quizá por eso Julio integra con henchida convicción, el movimiento Capulí, Vallejo y su Tierra que tiene por lema: “Somos hermanos”.

Tallanes que descendieron de las estribaciones andinas y de ellos retuvieron su visión vertical del mundo a la que agregaron su noción horizontal, en función de la llanura y la lejanía; sumando su contemplación vasta, transparente y eterna a su índole de altura, de profundidad y abismo, que la traían de la serranía.

Definió Mec Non como elemento cultural su anhelo de libertad, amplitud e infinito, porque es un Dios que explora, que se aventura y expande. Es divinidad del horizonte. Por eso, en las noches en Katac Ccaos se encienden hogueras y se siente su presencia en las arenas y en las olas que sopla y agita la leve brisa del mar.

 

5. Es

él

 

Y así como se aman los matices mudables del color verde, que es afición ineludible en la gente del ande, eligen por contraste los colores uniformes del arenal donde viven y permanecen. Pero además distinguen bien y en su pureza, tanto en la sombra como expuestos a la luminosidad del sol.

Julio Yovera, por eso, se siente muy identificado con su ancestro mítico, de dioses de viento y fuego, pero también con el autor de Trilce, de los Poemas humanos y de España, aparta de mí este cáliz, hecho de piedra, de risco y de caída o elevación en la enhiesta; órbita desde la cual los tallanes descendieron. Tiene por eso el temple arisco, pero a la vez tierno y dulce. Y eso ya es estar identificado y comprometido con César Vallejo, porque en sus ancestros están palpitantes los ritos antiguos y las ceremonias sagradas de los ordenadores de la profundidad.

Lo que avizoro en él es que con su alma de poeta y maestro algún día en estado de gracia, escriba ya no en la arena o en las ondulaciones del viento como hicieron sus antepasados, sino sobre papel y con tinta, la Biblia de la cultura Tallán. Porque si es que hay alguien indicado para escribirla y hacer que los tallanes se organicen en columnas de combatientes alucinados, es él y solo él.

 

6. Sumo

consejero

 

Porque yo he visto y oído a Julio Yovera arengar en la Plaza de Armas de Santiago de Chuco con voz tronante de ídolo tallán. Y es que como militante ha hecho de Capulí, Vallejo y su Tierra su hogar, su cobija, su alero mayor. Y que para él es un puerto y un mástil desde donde mirar y domar el mar y las cumbres nevadas.

De allí que haya escrito lo que ningún chuco nativo nos hemos atrevido, por humildad y modestia, a expresar. Diciéndolo y repitiéndolo a diestra y siniestra: “Bendito sea tu nombre Santiago de Chuco”. Y cita nuestro himno, proclamando: “Tú brotaste Santiago de Chuco de la alianza del ande y del sol”.

¿Cómo es que recurre Julio a un verso evangélico, a la oración de la anunciación de la Virgen María para nombrar religiosamente a Santiago de Chuco? Por su fe, por su creencia y por su incólume adhesión. Y es que Julio Yovera en ésta y en otras vidas ha sido sacerdote y sumo consejero de su cultura.

Julio Yovera tiene el encargo no solo de decodificar estos designios de los dioses tallanes, sino de hacerlo propuesta de lucha, resistencia heroica y sacrificio como un mensaje de esperanza para estos tiempos aciagos.

 

7. Hasta

la victoria final

 

Es más, ¡de construirlo y hacerlo vigente! Ése es, adivino, su compromiso, que si lo asume estoy seguro arriesgará la vida hasta lograr su objetivo.

Por tal motivo, en el día en que festejamos su onomástico, y aunque esté en esa dimensión del espíritu que llamamos eternidad, yo salude en Julio Yovera Ballona al luchador, al combatiente lúcido y al guerrero.

Al soldado de la patria con quien uno sabe que contará cuando haya que resistir el último bastión, para luego atacar y arrojarse al combate hasta el triunfo definitivo.

Y, en este caso también portando otra consigna: ser rastreador del fenómeno Vallejo hasta en los caminos físicos que él siguiera, sea en Santiago de Chuco, en Trujillo, en Lima o en París. Y que es otra de las tantas razones por las cuales mantenemos una amistad entrañable.

Por tales razones yo lo abrazo y le digo en el lugar donde esté: ¡Salud, hermano, “¡Miliciano del Alba!”, hasta la victoria final que el destino nos tiene deparado!

 

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