sábado, 1 de agosto de 2020

VALLEJO Y LOS SUCEDOS DEL 1 DE AGOSTO DE 1920 EN SANTIAGO DE CHUCO - POR DANILO SÁNCHEZ LIHÓN


 
 
 
CAPULÍ, VALLEJO Y SU TIERRA
Construcción y forja de la utopía andina
 
AGOSTO, MES DE LOS NIÑOS,
DE LA JUVENTUD, LAS COMETAS,
EL DEPORTE, EL FOLCLORE Y
DE LOS PUEBLOS INDÍGENAS
 
CAPULÍ ES
PODER CHUCO

 
SANTIAGO DE CHUCO
CAPITAL DE LA POESÍA
Y LA CONCIENCIA SOCIAL
 
*****
 
 

1 DE AGOSTO, 1920

CÉSAR VALLEJO Y LOS SUCESOS

DEL 1 DE AGOSTO EN SANTIAGO DE CHUCO



 

EL MOMENTO

MÁS GRAVE

DE MI VIDA

 

Danilo Sánchez Lihón

 

 1. Hechos

nunca vistos

 

Repentinamente desde dentro del puesto policial, y a su vez cárcel de Santiago de Chuco, sale un disparo de la gendarmería acantonada, que ha bebido toda la noche anterior y se encuentra la totalidad de sus miembros en estado etílico.

El disparo pasa rozando la cabeza de Telésforo Paredes, del Subprefecto Ladislao Meza y de César Vallejo, que integran la comitiva que se ha hecho presente frente a la cárcel para pedirles a los guardias y a su jefe el alférez Carlos Dubois que moderen su comportamiento.

La bala ha dado en el cráneo de Antonio Ciudad, cuyos sesos se desperdigan, esparcen y quedan impregnados en la pared de enfrente, que es la casa de don Santiago Calderón. Todo esto ocurre a las 3.20 de la tarde del 1 de agosto del año 1920.

Vicente Jiménez el alcalde de la ciudad enterado de estos sucesos baja desde su casa situada en la parte alta del pueblo. Son enemigos acérrimos con Carlos Santa María, anterior prefecto y quien ha provisto de licor a la gendarmería que acaba de matar a Antonio Ciudad y ha cometido otros desmanes como abrir las puertas de la cárcel y liberar a todos los presos que allí permanecían.

 

2. ¡Justicia!

Repite la gente

 

Vicente Jiménez porta un fuete en la mano y se le oye arengar a la gente: “¡El pueblo se levanta!” “¡Santiago se subleva!”. “No pueden ocurrir aquí semejantes desmanes!”

Ya en la plaza insta a Manuel García, apodado el “cojo García”, quien es el guapo del pueblo, a que suba a la torre del campanario, situada en una de las esquinas de la plaza de armas, y toque la campana convocando a la gente.

García trepa por un lugar denominado La Huairona y, caminando por el borde de las paredes, llega al campanario donde echa a volar las campanas llamando a rebato.

– ¡Justicia!

– ¡Justicia! –Repite la gente.

Es el 1 de agosto el día en que ocurren estos hechos. Día grande y central de la Segunda Fiesta del Apóstol Santiago el Mayor, en que la imagen del Patrón del Pueblo sale en procesión y se realiza la última corrida de toros en esta misma plaza en donde están ocurriendo estos sucesos.

La multitud enfurecida arremete contra el puesto de gendarmes, destroza la puerta e ingresa.

 

3. Otro grupo

de gente

 

Mientras tanto Pedro Lozada, el “zambo Lozada”, como lo llaman, ha entrado por un hueco que hay en una pared posterior del puesto policial y cárcel, y dispara dando muerte a dos guardias civiles mientras los otros huyen por los tejados.

A uno de los agentes a quien le han caído los disparos ya muerto es arrastrado hasta la vereda de la calle donde la gente le hinca con cuchillos. Es el cuerpo del custodio Lucas Guerra.

El otro yace inerte y la gente también lo arrastra hasta la calle y allí lo acuchilla. Es el cuerpo del guardia Julio Ortiz.

Los policías que escapan con el alférez Carlos Dubois lo hacen saltando por paredes y techos de las casas en dirección al establecimiento de Carlos Santa María, en donde se refugian.

El pueblo al asaltar el Puesto de gendarmes captura armas, las que se distribuyen entre los presentes. Otro grupo de gente enfurecida ha violentado las Oficinas de Correos y Telégrafos, cuyo titular responsable es el ciudadano César de la Puente.

 

4. Baldes

de agua

 

El Subprefecto está preocupado en informar de todos estos desmanes a Trujillo. Al no contar con el secretario de su oficina, don Américo Escobedo, quien en estos días de fiesta se ha ausentado, solicita los servicios del escritor y poeta César Vallejo, a quien en todo momento se lo llama: “El doctor”.

Ambos se dirigen a la casa de Demetrio García donde se reúnen para hacer los comentarios de los sucesos y redactar los informes correspondientes. Hasta ahí llegan simpatizantes del Subprefecto y amigos de los presentes.

A las once de la noche les avisan que están saqueando e incendiando la tienda comercial y el domicilio de Carlos Santa María Aranda, el mejor establecimiento comercial de la ciudad y de toda la provincia. Salen apurados.

Encuentran que aquel bien dotado almacén ha sido saqueado, rociado de kerosén y ahora ven con horror que arde envuelto en un fuego inmenso que compromete a otras casas vecinas y amenaza con cruzar y propagarse a las edificaciones de enfrente y al otro lado de la calle. La desesperación de sus dueños es atajarlo profiriendo gritos y arrojando baldes de agua.

 

5. Marca

y contraseña

 

Los días siguientes son penosos y sombríos. César Vallejo viaja a Huamachuco a encontrarse con su hermano Néstor Pablo. Desde Trujillo se envía a Santiago de Chuco a un juez especial, el Dr. Elías Iturri, especialmente comisionado por el Tribunal Correccional Superior para levantar instrucción de los sucesos.

Lleva la oculta consigna de perseguir e involucrar a los simpatizantes de Augusto B. Leguía y opositores de Carlos Santa María Aranda, entre los cuales se encuentran los miembros de la familia Vallejo Mendoza. Es interesante consignar que el Juez titular de la ciudad, Martínez Céspedes, al iniciar el proceso, no inculpó en absoluto a César Vallejo.

Sin embargo, el día 31 de agosto Iturri ordena la detención de 18 personas. Entre ellas están los hermanos Víctor, Manuel, Néstor y César Vallejo Mendoza, acusados de tres delitos graves: asesinato, incendio y asonada. Néstor posteriormente atestiguó y demostró que el día de los sucesos había despachado en su juzgado de la ciudad de Huamachuco, detalle que muestra la marca y contraseña en contra de los hermanos Vallejo.

 

6. Días

con sus noches

 

César Vallejo después de algunas semanas de permanecer oculto en aquella ciudad capital de la provincia de Huamachuco, viajó a Trujillo.

Y donde Antenor Orrego le otorgó refugio en su casa de Mansiche, a la cual reconocen y denominan como “El rancho”.

El día 5 de noviembre César Vallejo recibe la recomendación de una persona, de quien nunca dio su nombre ni delató, de que debía de cambiar de lugar de refugio.

Le ofrece la casa del Dr. Andrés Ciudad en la calle San Martín 221, adonde había llegado también el perseguido Héctor Vásquez Ruiz.

Allí se traslada, casa que es allanada al día siguiente por los gendarmes, el día 6 de noviembre de 1920.

Ese mismo día César Vallejo es conducido e ingresa a la cárcel de Trujillo, a las 5 de la tarde, para permanecer en ella 112 días con sus noches, hasta el 27 de febrero del año 1921.

 

7. Cuatro

paredes

 

En este lapso reescribe los poemas que después estructura bajo el título de Trilce, alcanzando con ello una transformación completa del lenguaje poético e inaugurando una nueva estética para las letras universales. Durante este período de cárcel también escribe un libro de prosa que titula Escalas melografiadas.

Sin embargo, fueron estos días agobiantes, sufridos en una celda húmeda, sórdida, y sin luz; estrecha, fétida y asfixiante, de la cual diría:

Oh las cuatro paredes de la celda.

Ah las cuatro paredes albicantes

que sin remedio dan al mismo número.

Y más tarde, ya en París, escribiría:

“El momento más grave de mi vida

fue mi prisión en una cárcel del Perú”.

Fueron todos estos acontecimientos desmesurados en todo sentido, nunca antes vividos en Santiago de Chuco en cuanto a la violencia desatada; hechos truculentos y pavorosos, que dejaron una secuela de consecuencias lamentables y enconos que hasta hoy día no cesan.

 

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1 DE AGOSTO
 
 
LOS SUCEDOS
DEL 1 DE AGOSTO
EN CHUCO
 
 

FOLIOS
DE LA
UTOPÍA
 
 
DE CÓMO
SE
GESTARON
 
 
Danilo Sánchez Lihón
 
 
– El momento más grave de mi vida
fue mi prisión en una cárcel del Perú.
César Vallejo
 
 
1. La mecha
del incendio
 
Hay evidencias de que hoy día 1 de agosto del año 1920 tendrán lugar sucesos violentos, lo que se teme desde semanas antes, justamente para las fiestas patronales que se están desenvolviendo y que fueron empezadas hace más de 15 días. Y es que el nuevo gobierno nacional ha originado un terremoto político y administrativo, acabando con el cargo de Subprefecto antes ejercido en Santiago de Chuco por Carlos Santa María.
Función que ha sido transferida a manos de Ladislao Meza, del grupo leguiísta, al cual pertenecen Vicente Jiménez, Benjamín Rabelo, Andrés y Antonio Ciudad, Pedro Peláez, Víctor y Manuel Vallejo –hermanos del poeta César Vallejo quien por estos días se lo ha visto participando de diversas actividades propias de la fiesta–,entre muchas otras personas importantes.
La atmósfera se ha puesto tensa. El pretexto es que no ha llegado el dinero para pagar a los gendarmes. El resquemor: el cambio de autoridades que ha ocurrido, por la asunción al poder de Augusto B. Leguía es la mecha del incendio.
 
2. ¿Cómo
es?
 
Pero en el trasfondo son las rivalidades políticas las que han gestado todo esto; y un hecho inusitado, increíble y explosivo, acaecido hace apenas cuatro meses:
¿Qué es él? ¿Qué ha ocurrido hace cuatro meses atrás? Algo muy grave, nunca visto en toda la historia del pueblo, de suyo pacífico.
Esto es: Que, aprovechando de su posición de Subprefecto interino, don Calos Santa María ha dado un golpe demoledor a su enemigo principal y acérrimo, nada menos que el Alcalde de la provincia, don Vicente Jiménez, convertido aunque sin quererlo ni aceptarlo él, en padre político de Héctor Vásquez Ruiz.
¿Cómo es que se ha urdido este hecho tremendo? Así: El Subprefecto interino Carlos Santa María ha acusado al Alcalde, ante la autoridad de Trujillo, de estar organizando un ejército de montoneros y subvirtiendo el orden en Santiago de Chuco.
 
3. Curva
de Las Guitarras
 
Esta denuncia ha sido atendida y a partir de la cual se ha dictaminado una orden de captura, en marzo de este año, 1920, en contra de Vicente Jiménez, personaje de mucho arraigo y presencia en toda la comarca.
Al llegar el dictamen de arresto se procede de forma rápida y sumaria a darle curso. Los gendarmes, a incitación de Carlos Santa María, no hacen más que obedecer.
Y ejecutan el mandato, tomando preso a Vicente Jiménez, lo cual constituye una osadía tremenda. Es el personaje principal y el más influyente en toda la provincia.
– Hay que amarrarlo. ¡Puede escapar! –Advierte, agravando más los hechos, don Carlos Santa María.
– ¡Pónganle cadena y pásenla por debajo de la mula!
Así ordena en la curva de Las Guitarras, que es la salida de Santiago a Trujillo.
 
4. ¡Átenlo
de manos!
 
Hasta allí ha ido para comprobar con sus propios ojos que se cumplan sus instrucciones, a todas luces insultantes y provocativas.
Porta, además, don Carlos Santa María, un fuetecillo en las manos, que lo blande, para mayor afrenta.
– ¡Pobrecito, el niño Vicente! –Se atreve a murmurar una viejecita.
– ¡Cállese la boca! –Le grita el Subprefecto Santa María. Y amenaza a la mujer con castigarla alzando el fuetecillo.
Y volviéndose a los gendarmes, para humillar más a su víctima, les ordena:
 – ¡Átenlo de manos y pies!
De allí que en Santiago de Chuco se recita todavía ahora como coplilla la respuesta o el comentario que alcanzó a expresarle Vicente Jiménez.
 
5. Todo esto
ha ocurrido
 
Y que en esa oportunidad le dijo así:
¡Ay, cholito, cholito!
Ruega a Dios y a la Virgen,
y a todos los santos del cielo
que no regrese yo con vida.
Porque si regreso con vida
¡ya verás lo que te pasa
pobre y triste cojudito!
¡Santa Marías podridos!
Eso dice Vicente Jiménez, con un rictus de desprecio dirigido a Carlos Santa María.
Cuando lo engrilletan, enlazando la cadena que le sujeta los dos pies por debajo de los ijares de la mula, vuelve a repetir su frase: ¡Ay, cholito, cholito!...
 Y así llegó hasta Trujillo, encadenados los pies y atadas las manos hacia atrás, por la espalda. Todo esto ha ocurrido hace cuatro meses.
 
6. La afrenta
cometida
 
Vicente Jiménez ha regresado libre y con vida.  Y ahora los ánimos están caldeados al rojo vivo.
Además, Carlos Santa María ya no es Subprefecto. Ha caído. Y la autoridad es un enemigo suyo, el huaracino Ladislao Meza.
Sin embargo los policías al mando del alférez Carlos Dubois todavía lo secundan y reciben sus órdenes y consignas, como si él siguiera mandando.
Acaba de ofrecerle botellas de pisco y su respaldo el alférez. ¡Y, para lo que sea!
De allí que previendo todo esto el Subprefecto Ladislao Meza ha traído días antes sus propios soldados desde Huaraz.
El guapo de Héctor Vásquez Ruiz también tiene su gente y quiere vengar la afrenta cometida contra Vicente Jiménez a quien él considera su suegro.
 
7. ¿Dónde está
Cesítar?
 
Lo que persigue es congraciarse con él, pues ha robado a su hija Francisca sin su consentimiento.
Y esta es la ocasión para demostrarle su adhesión, su respeto y hasta su afecto y cariño.
A todo esto, ¿dónde está el poeta César Vallejo?
Hoy es el amanecer del 1 de agosto del año 1920 y desde la madrugada se han escuchado disparos de bala, gritos y un vocerío de protestas en las calles.
Es el inicio de la segunda fiesta del Patrón Santiago y don Francisco de Paula ya anciano pregunta por su hijo:
– ¿Dónde está Cesítar?
– Muy temprano salió al campo a recorrer la campiña. Pronto vendrá para el desayuno.
 
 
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