miércoles, 26 de febrero de 2020

TIEMPO NUEVO INTERNACIONAL (MIAMI), DE ADDHEMAR H.M. SIERRALTA - AÑO 12 Nº 369, DEL 26 DE FEBRERO DE 2020

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TIEMPO NUEVO 
 
Internacional 
 
por  Addhemar Sierralta 
 
Año 12 Nº 369
 
 
Miami 26 de febrero de 2020
 
 
PERUANOS:  TRABAJEMOS CON AMOR Y SIN ODIOS.

Por Addhemar H.M. Sierralta (Perú).

Basta ya de odios, de criticarnos y ponernos zancadillas. De falsos liderazgos, de políticos corruptos y de ciudadanos que no piensan sino siguen a una prensa deforme y malvada. El Perú está cuesta abajo y hay que revertir esto para proporcionar a nuestras familias, hijos y nietos un país que brinde oportunidades, seguridad y progreso.

Escribo con el corazón en la mano. Con el sentimiento de alguien quien tuvo que dejar el Perú –con toda su familia hace más de tres décadas- para encontrar lo que aún se puede lograr si nos unimos con amor, con principios, con acuerdos en políticas de estado, respetando a todas las razas, ideologías y credos. Si pensamos en lo que favorece al país, sin tratar de imponernos sobre los demás sino buscando los puntos de concordia y luchar por alcanzar resultados de calidad.

El conocimiento, las habilidades, la experiencia, la honestidad, la eficacia en los resultados debieran primar en nuestro accionar. Para conducir un país al éxito deberá servir el ejemplo de quienes lo obtuvieron y jamás el deseo de venganza. Hay que reflexionar sobre cómo queremos ver el futuro de nuestros compatriotas. Saber diagnosticar las necesidades del Perú y como en las empresas exitosas –aquellas de clase mundial como decía Stoner- precisar nuestras fortalezas y oportunidades, pero también ser conscientes de nuestras debilidades y amenazas.

Nuestro accionar deberá llevar al Perú a alcanzar resultados que otros países quisieran tener. Para ello debemos ser capaces, como dijimos antes, de saber diagnosticar, planificar en base de lo que queremos conseguir y ponernos metas alcanzables. El gobierno deberá ser capaz de tener entre sus dirigentes a personas con el manejo político-empresarial adecuado, con conceptos técnicos de primer nivel y con la experiencia de logros alcanzados previamente. Estos logros deben estar por encima de los aspectos teóricos. Quiere decir que deben de haber mostrado resultados concretos previos. 

Hace poco formamos un grupo, en la internet, denominado TU POR EL PERÚ. Allí con la colaboración de peruanos honestos y desinteresados se elaboró un PLAN DE GOBIERNO que pusimos a disposición de todos los partidos políticos y señalamos aspectos prioritarios que se requieren.  En los siguientes números de TIEMPO NUEVO Internacional, estaremos publicando lo mencionado y además las modificaciones generales constitucionales requeridas. Asimismo haremos llegar aquellos conceptos acerca del SOCIALISMO CAPITALISTA o CAPITALISMO SOCIAL, que estimamos debieran ser considerados por quienes desean participar en el gran cambio que requiere el Perú.

Finalmente debemos olvidar las influencias negativas, tanto ideológicas como políticas, que nos alejen del rediseño del nuevo país que debemos reconstruir con amor, principios y calidad.


LA CARGA DE LA BRIGADA K.

Por Enrique Guillermo Avogadro (Argentina). 
"Con motivos virtuosos, dejándose llevar por la inercia y la timidez, no se puede combatir la maldad armada y decidida". Winston Churchill.
Ignoro que pasa hoy por la cabeza de nuestra sociedad, pero debo confesar que me asombra su cobarde pasividad frente a la velocidad con que la caballería del kirchnerismo se está moviendo en el campo de batalla de la política argentina, protegido en sus flancos por los buenos modales de Alberto Fernández, que no duda en volver al redil cada vez que su Vicepresidente lo llama al orden, sea aquí o desde Cuba y se trate de deuda externa, de tarifas de los servicios públicos o de la inventada lawfare.
Conociendo, como todos, el doble discurso que caracteriza al Presidente, nunca sabremos si, cuando respalda los exabruptos de su jefa espiritual, lo hace por convicción o por conveniencia, pero ese aspecto carece de importancia ya que él nos dijo que son "lo mismo".
Un mero listado de las acciones bélicas que este curioso matrimonio político ha realizado en los 74 días que lleva en la Casa Rosada -sin sumar siquiera las propias barrabasadas de Axel Kiciloff desde su trono en La Plata- permite ver con claridad meridiana el rumbo que está imponiendo esta banda de delincuentes al destino de la República, un rumbo que es ratificado y expuesto pública y diariamente por sus principales voceros. 
A eso me refiero cuando digo que estoy asombrado por la pasividad ciudadana: no ocultan, ni pretenden hacerlo, su designio de imponer en la Argentina el chavismo, tanto para lograr la impunidad por el saqueo gigantesco que realizaron cuanto por venganza ante un mundo que, todos los días, se ríe de nosotros por haber permitido que volviera al poder la asociación ilícita que organizó y encabeza Cristina Fernández. 
Porque con ella, educada a estos fines en Cuba, regresó a la administración pública lo peor de la infame cohorte de cafres y malvivientes que la acompañó durante su período presidencial, y a ellos se los puso al frente de los organismos de control, de las cajas susceptibles de ser robadas, de los puestos claves para garantizar la consecución de sus siniestros propósitos de indemnidad y represalia. 
Sus primeros movimientos al respecto fueron desarmar y desarticular a las fuerzas de seguridad, lo cual ha traído aparejado un sideral aumento del delito; ésta, la inseguridad cotidiana que padecemos, se transformará en la piedra más molesta en los zapatos de los Fernández², porque ya se encuentra al tope de las preocupaciones de la sociedad. Al haber sido disueltos los organismos especializados de la Policía de la Provincia de Buenos Aires y la Secretaría de Lucha contra el Narcotráfico nacional, los mercaderes de drogas consideran a nuestro país zona liberada y cuentan con la complicidad paga de los gangsters y de su comandante. 
En las manos de los cómplices del despojo kirchnerista ya están los ministerios de Seguridad, de Agricultura y de Defensa, la AFIP con la DGI y la Aduana, la AFI, la OA, la OIA, la Procuración del Tesoro, la ANSES y el INADI, así como numerosas embajadas claves ocupadas por sus más notorios esbirros, muchos con frondosos prontuarios. Ahora se prepara para lograr la Procuración General para Daniel Rafecas y, con el movimiento de pinzas que significa el cambio de régimen jubilatorio para jueces y fiscales, que provocará la renuncia de numerosos magistrados, por un lado, y el retiro de los pliegos enviados al Senado por la administración macrista, por el otro, cubrirá cientos de vacantes en los fueros claves para moldear a su antojo el Poder Judicial, en especial el que sienta sus reales en Comodoro Py. La sonrisa triunfal de Máximo Kirchner en todas sus apariciones no debería dejar de preocuparnos, más allá de la irritación que provoca.
El ataque comenzará por el crucial Juzgado Federal Nº 1 de La Plata, con funciones electorales en toda la Provincia, a cuyo frente pretende colocar al actual Juez Federal de Dolores, el cuestionado Alejo Ramos Padilla. Y luego cargará contra los jueces y camaristas que tanto han atormentado a la Vicepresidente, sus hijos y sus cómplices y testaferros al ventilar, en audiencias públicas, las pruebas de sus infames delitos.
Avanzará, en pos de la misma impunidad que busca para su numen, contra las detenciones que afectan a los ya condenados por la Justicia, cuyo principal exponente parece ser Milagro Salas, con intenciones tales como la intervención federal al Poder Judicial jujeño o el insólito proyecto de ley que procura impedir el juzgamiento de aquellos funcionarios públicos que hubieran sido investigados previamente por el periodismo.
Los regimientos de militantes K operan todos los días pero encubiertamente, como arteras guerrillas, sobre la educación y la cultura, buscando destruir desde el idioma hasta la familia, como sugería Antonio Gramsci, ya que ambos son los pilares de la identidad de toda sociedad, capaces de resistir el embate político de sus enemigos. Mientras, los medios masivos de prensa esconden tras el altar del rating los graves problemas que nos aquejan e impiden que la ciudadanía tome conciencia del rumbo que nos lleva, sin escalas, a los tan exitosos paraísos venezolanos y cubanos. Si no reaccionamos ya mismo, cuando queramos acordarnos será tarde.
Bs.As., 22 Feb 20
  
KUYE AL VUELO.

Por Alfonsina Barrionuevo (Perú).

De Perú: Mundo de Leyendas, nuestra amiga Alfonsina nos lleva a algo maravilloso.

‘En nuestro pueblo hay fantasía para crear, pertenecemos a una cultura con sabor. “El que no sabe comer nada sabe. Nada puede’, decía el Corregidor Mejía definiendo la importancia de la comida y de saber comer.

Si estuviera vivo no me atrevería a escribir de la comida. No he leído a nadie que lo haga como él. Las páginas de su libro son verdaderos poemas con una sabiduría que le nacía de las entrañas. El periodista Ernesto More lo admiraba y devoraba sus escritos con fruición como un buen plato de fondo. Nuestra comida tradicional sigue siendo deliciosa con sus altibajos. No sé qué habría dicho el Corregidor si hubiera comprobado el lastimoso estado en que se encuentra el turrón de doña Pepa. Está tan distorsionado que da pena. Algunos ya no le ponen las tres capas, demasiada miel, demasiadas grajeas. Un serio atentado. Voy a buscar esa biblia de maravillas que le pertenece y con perdón de su hijo y descendencia si la tiene y publicaré su artículo.

Van algunos párrafos de platos que siguen conquistando los paladares.

Como un chanchito

En el Perú hay por lo menos unas diez formas de preparar el kuye, qowe o kuye que son otras tantas demostraciones de ingenio gastronómico; el kuye alechonado, el chaktado, el haka kahski osqo, el  crocante en cazuela, frito y hasta en lawa. Lo mismo sucede con la carne de cerdo ya fresca; ya seca y deshilachada revuelta con huevo; ya curada con sal y miel de chancaca; ahumada con mucha sal, ají y colorante; molida para los rellenos, prensada como queso o aliñada con alcohol para dar al tokto esa sensación de etéreo como si estuviera repleto de oxígeno.

Caldo para despertar

Para animar el día, recomenzaban las señoras del mercado de Juliaca,  caldo de cabeza de cordero y lenguas hervidas. En primavera las hojas del  nabo andino tiernas son un manjar agreste en contraposición al policromo soltero de chiñichallwa, pescadito seco del tamaño de un meñique, habas bebé,  pellejo de chancho, rocoto picado, cebolla, qochayuyo, queso y perejil. Para un refrigerio al paso papita primeriza o miskha, -aquella que no se come sin su dueña, en salsa de ají con huevo y maní; choclos simplemente hervidos que se consumen al pífano con queso.

Camaroncito chino

El seviche de pescado con naranja agria, con naranjita de Quito y ají limo es el más tradicional, pero también son agradables los seviches de calamares y mariscos de última creación y el seviche caliente que es una rareza de la culinaria limeña. La k’arapulkra no tiene rival con el chancho como ingrediente, pero tiene que ser hervido con esqueleto de pavo para alcanzar la perfección. Los ingredientes justos no pueden faltar. Es el caso del ‘arroz con pianito’ que perdería su gracia si no tuviera la alegría y el inconfundible sabor del camaroncito chino. Lo mismo sucede con la añeja ‘ropa vieja’ en la cual no puede estar ausente el ají verde soasado al  lado de un buen pecho de res.

Alimento de vida

La causa, plato ‘que da vida’ como su nombre lo indica se prepara en obsequio de las personas que se estima con papas amarillas reventonas, camarones molidos, quesillos, aceite de oliva y choclo. Un poco que ha ido desapareciendo el almendrado de gallina, pero es necesario rescatarlo; así como también la costumbre de preparar la okopa con nueces y pecanas, sirviéndola con una exquisita ración de pajaritos  fritos.

Un chupe de pallares verdes con camarones, corvina, zapallo, arroz, chokllo, huevo, leche, ajos, orégano y cebolla, alegra el estómago y es tan sabroso como el espesado con carne de pecho, yuca, caigua, frejolitos, zapallo loche, choclos; el caldo de carne con bolas de plátano dominico, harina para espesarlo ligeramente, pimientos, huevos, aceituna, papas y culantro; peqan caldo con jamón y cabeza de cordero; y, la sopa shambar de trigo pelado con carne de vaca, pellejo y carne de chancho salado. Arvejones y frejoles secos.

Para levantar el alma

Entre los platos de fondo el espíritu se  refocila con un  bisteck bien apanado con galleta o pan duro; el chirinpico de mondongo de cabrito tierno con limón, ají verde, yuca sancochada y rodajas de camote; el seco de chabelo con cecina, carne de res, plátanos verdes, vinagre de chicha y cebolla; la famosa malaya malarrabia que tiene como ingredientes pescado seco, menestras, plátano maduro y queso fresco de cabra; la warqhata que presenta en medio de una guirnalda de papas amarillas, salsa de cebollas y ají mirasol tostado una cabeza hervida de chancho o una porción de pescado; el pato enterrado vivo para que su carne  sofrita en mantequilla con un aderezo de ají, pimienta y cebolla china, se nutra  con las fragancias de la tierra; el chivo perseguido al que se hace correr ‘para que su carne sea roja’ y  al que después de muerto se frota con ‘emoliente de chivo’, un preparado de aguardiente puro de caña, sal, pimienta y ajo, dejándolo colgado toda una noche con una capa de sal para asarlo al día siguiente lentamente hasta que se dore; la cacharrada con menudencias de res, corazón, choncholí  y tripas, que según las viejas consejas puede resucitar a un muerto, la tripulina sustanciosa que viene a ser casi lo mismo pero con algunos variantes y el chunchulifán que se prepara  con menudencias de gallina, yuka y hojas de bijao al estilo selvático; son otras tantas delicias gastronómicas que demuestran el gran poderío del Perú.

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Vuelvo a poner. ‘En nuestro pueblo hay fantasía para crear, pertenecemos a una cultura con sabor.’  ‘El que no sabe comer no es nada. Nada puede’, decía el Corregidor  Mejía definiendo la importancia de nuestra comida y de saber comer.  ‘Cualquier pueblo tiene cocina, nosotros tenemos culinaria’, agregaba, en una afirmación rotunda que es un elogio a la labor realizada por el hombre peruano a través de diez mil años en que inició históricamente el proceso alimentario para vivir hasta dominarlo como una ciencia y como un arte.

La marca Perú debía agregarse a las especies alimenticias que han salido de nuestra mesa a las mesas del mundo. Su domesticación fue una hazaña en épocas tempranas en un laboratorio abierto.. Hasta entonces todo se comía crudo y se tomaba el agua en el hueco de las manos. Las primeras cucharas en el Perú se crearon en Cajamarca. De allí a las estrellas el camino fue más corto.



 UNA MUJER INFIEL 

(Microrrelato).

Por Andrés Fornells (España).

Román Muñoz conocía al taxista que, atendiendo a su llamada, acudió al aeropuerto cuando él regresó de un viaje de trabajo que había durado dos días. Durante el trayecto, el profesional de la conducción, que se llamaba Judas Morales, puso en conocimiento de su cliente un hecho que había presenciado, por casualidad, la noche anterior.

Román Muñoz quiso le confirmase lo que acababa de descubrirle el taxista, con una indignada pregunta que le hizo:
—¿Estás seguro de que viste a mi mujer cenando en Los Comensales con un joven que la cogía las manos?
—Estoy tan seguro como lo estoy de que, en este momento, lo estoy llevando a su casa —afirmó con absoluto seguridad su interlocutor.
Llegaron al apartamento donde vivía Román Muñoz. Éste pagó la carrera con propina incluida y se separó del conductor profesional.
Cuando entró en la vivienda conyugal encontró a su bella mujer tumbada en el sofá siguiendo en el televisor un culebrón y disfrutando, al mismo tiempo que mantenía sus hermosos ojos verdes fijos en la pequeña pantalla, del contenido de una caja de bombones.
—Hola, mi vida —le dedicó ella el cariñoso saludo habitual.
Su marido soltó la pequeña maleta, fue junto a su consorte y cambió con ella un beso, más afectuoso que apasionado.
—¿Has tenido buen viaje? —se interesó ella cargada de dulzura la voz dirigiéndole una mirada de genuino interés.
—Muy bueno. Y he cumplido a la perfección el encargo que me había recomendado mi empresa. —¿Y tú que tal has pasado estos dos días? —demostrando él parecido interés.
—Aburrida el primer día. Divertida el segundo. El hijo de tu jefe me llevó a cenar, luego al baile y finalmente me acompañó a casa.
—¿Y supongo le dijiste que te da miedo dormir sola? —ansioso él.
—Por supuesto, y él fue tan amable que pasó toda la noche conmigo en la cama quitándome el miedo.
—¿Te mereció la pena el sacrificio que hiciste?
—Mas o menos —sin demostrar entusiasmo ella.
—¿Le hablaste de mi aumento de sueldo?
—Pues claro, mi vida. Siempre velo por nuestros intereses. Te conseguí un diez por ciento de aumento.
—¡Estupendo! Siempre he podido confiar en ti. Eres extraordinaria, mi vida. Mira, ponte bien guapa esta noche, que seré yo quien te lleve a cenar a un lujoso restaurante. Te mereces un detalle especial como éste y muchos más.
—¡Ay, que no hará por amor una mujer enamorada, como lo estoy yo de ti! —celebró con una alegre carcajada ella, cuyo metabolismo le permitía atiborrarse de comida sin aumentar de peso por ello.
El cornudo consentido se rio también con parecida satisfacción. Formaban un matrimonio admirablemente bien avenido que compartía ganancias y falta de escrúpulos.


(Copyright Andrés Fornells)


 
EL PUEBLITO DE UN SOLO DÍA 

(Cuento).

Por Addhemar H.M. Sierralta (Perú).

Un poblado al que nunca quisiéramos llegar y el que es mostrado, por Addhemar H.M. Sierralta, en un relato cuasi espeluznante.
La historia de Warmipata, una pequeña y olvidada población enclavada en las alturas de los andes, sigue siendo hasta hoy un gran misterio.
Por aquellos días, de mi primer viaje desde la costa hasta la selva amazónica, quedan recuerdos lejanos como las nebulosas cubriendo en las mañanas el cielo del camino, los gorjeos de las aves al amanecer,  y el vaivén del camión saltando las irregularidades de la vía más escondida de la sierra.
Mi madre dormida sobre costales de harina y yo acurrucado contra la baranda de madera y abrazado a mi fiel cachorro "Tuerto" tratábamos de pegar los ojos pero era imposible conciliar sueño alguno y  menos descansar. Pero allí avanzábamos lento pero seguro. Al segundo día de viaje nos sorprendió una tormenta que nos adelantó la noche. No se veía nada a dos palmos de narices y el chófer decidió detenerse para, pegado al cerro y algo lejos de los acantilados, asegurar el vehículo hasta que pasará el mal tiempo.
Ahora mi madre, el perro y yo éramos uno solo de abrazos. Como el camión se detuvo, en un lugar aparentemente seguro, tratamos de dormir y vaya si lo hicimos. No se cuántas horas dormimos pero cuando despertamos era un día resplandesciente. Claro que todo no saldría tan bien como comprobamos en pocos minutos. El chófer nos dijo que el camión no arrancaba y que teníamos que caminar hasta una zona cerca al río, al fondo de un valle singularmente hermoso por su verdor y aroma a frutas y flores, donde se divisaban algunas casas.
- En ese pueblo, señora, conseguiremos algo de comer y quizás alguien que me ayude para proseguir el viaje, le dijo el chófer a mi madre.
- Esta bien- contestó ella.
Y como nuestros cuerpos y ánimo amanecieron recuperados emprendimos la marcha muy dispuestos y algo curiosos.
Lo que parecía una distancia pequeña no lo fue tanto. Si bien nos entretuvimos recogiendo algunas tunas para comer demoramos cerca de unas dos horas hasta llegar a aquella villa.
Ya siendo como el mediodía nos extrañó no ver a nadie por las calles. No había automóviles, ni gente, ni animales. Era un pueblo solitario aparentemente. Casi a unas siete cuadras de la entrada al pueblo arribamos a una placita, que debía ser la más importante, porque allí estaba ubicada una iglesia, una comisaría, y un colegio, además del edificio del municipio.
Nos acercamos para leer lo que decía un destartalado anuncio y pudimos descubrir que el poblabado se llamaba Warmipata. Pero tampoco encontramos a nadie. En una de las esquinas otro letrero indicaba que allí funcionaba una bodega. Como el estómago nos tenía llamando a alimento nos  dirigimos allí con la esperanza de encontrar algo de comer. La puerta del local abierta nos emocionó pero adentro tampoco encontramos a nadie. Gritamos hicimos el mayor ruido posible y hasta "Tuerto" nos hizo coro con múltiples ladridos. Pero ninguna respuesta.
Era el silencio de las tumbas. Divisamos algunas bebidas gaseosas en los anaqueles, unos chocolates y una lata de galletas. Decidimos tomarlas y colocamos un billete de 20 soles sobre el mostrador como pago por ello.
Sentados en una banca de piedra de la plaza ingerimos gaseosas, chocolates y galletas, que nos supieron a manjar de dioses por el hambre que saciamos. Luego nos dirigimos hacia la iglesia que tenía su puerta abierta como invitándonos a visitarla. Al interior tampoco había nadie. Ni siquiera ubicamos al cura por más que lo llamábamos a grito pelado. Rezamos algunas oraciones y salimos en busca de alguien que nos dijera dónde encontrar ayuda para arrancar el camión. Nuevamente no hallamos alma alguna.
Si mi memoria me ayuda recuerdo que recorrimos todo el pueblo sin encontrar vestigios de sus pobladores. Y el sol se escapaba tras los picachos andinos. Antes que diera la noche regresamos a la bodega. Allí estaban los veinte soles sobre el mostrador. Volvimos a comer algo más, felizmente ubicamos unas conservas en frascos de vidrio, eran aceitunas y mermelada. Con las gaseosas y galletas tuvimos algo para comer y después cerramos la puerta de la bodega y nos acurrucamos detrás de los mostradores. Intentamos dormir pero presentíamos que algo ocurría afuera. Unos murmullos y de cuando en cuando risas se dejaban escuchar por la ventana de la bodega.
El chófer miró su reloj pulsera y nos dijo :
- Es ocho de la noche.
- Pero se nota luz como si fuera temprano- replicó mi madre, mientras todos salíamos de detrás de los mostradores para ver con asombro el resplandor como si fuera el mismo mediodía.
De pronto se abrió la puerta de la bodega y apareció un hombre barbiblanco seguido de una multitud. Lo curioso era que, a excepción del barbudo, los seguidores vestían de blanco. Blancas sus ropas, blancos los zapatos o sandalias, también blancos sus cabellos. Sería como unos doscientos que se detuvieron detrás de aquel extraño hombre que al frente nuestro  exclamó :
- ¡ Quién les autorizó para estar aquí ! - dijo a viva voz y con adusto gesto y levantando las manos sobre sus hombros.
El chófer explicó lo que había sucedido y mi madre corroboró aquello. Yo y "Tuerto" permanecíamos escondidos detrás de mi madre. El perro ni siquiera emitió ladrido y ni un gruñido, también estaba sorprendido como todos. Chófer y can desaparecieron en un instante. Nos llenamos de asombro.
Después de este encuentro el barbiblanco, aparentemente comprendiendo la situación, nos invitó a sentarnos en unas sillas que trajo del bar que estaba en una habitación situada a la derecha de la entrada, separada por las tradicionales puertas batientes de los bares antiguos.
- Bueno, pueden quedarse aquí hasta que termine el día, indicó el barbiblanco que parecía el líder o la autoridad en ese pueblo.
- Pero -replicó mi madre con curiosidad- si llegamos por el mediodía y ya nos aprestábamos a pasar la noche cuando ustedes irrumpieron. El chófer me dijo que era las ocho de la noche y todo estaba muy oscuro y, de pronto, desapareció con "Tuerto". Y apenas en minutos aparecen ustedes y traen nuevamente la luz del día. No entiendo nada.
- Ahora me toca explicar lo que ocurre. Este pueblo, es un lugar de tránsito y ustedes al comer de los víveres de la bodega recién pueden ver lo que ocurre aquí. El efecto se da a las ocho horas de haber ingerido dichos alimentos. Por ello es que temprano no pudieron ver absolutamente nada. Pero lo más importante es que los días son distintos a los que ustedes tienen por costumbre medir ...- nos decía el barbiblanco.
Y mis memorias solo me dejaron recordar de aquello que aconteció hasta esta última intervención del viejo. Luego sabría que mi madre y yo despertamos en la Clínica Lozada, que  "Tuerto" había desaparecido y el chófer tenía una semana de enterrado. Murió cuando el camión se desbarrancó y  se precipitó hasta el pueblo de Warmipata. De allí nos recogerían para llevarnos de emergencia y salvarnos la vida. Habíamos permanecido sin sentido varios días. Conversando luego de lo ocurrido con mi madre, no había duda, estuvimos en carne y hueso en Warmipata.
Indagando sobre lo ocurrido durante nuestra permanencia en la clínica supimos que fuimos trasladados a Lima agonizantes. "Tuerto" había desaparecido en aquel poblado. El chófer falleció instantáneamente. Mi madre y yo estuvimos en estado de coma, nos dieron los Santos Óleos y pensaban que moriríamos.
Ya fuera de peligro, y varios años después, conocí a una chica que -como nosotros- estuvo en estado de coma a consecuencia de un accidente de tránsito en la misma ruta. Cuando narré lo que nos pasó ella dijo muy sorprendida :
- Lo mismo me  ocurrió ... me acuerdo del viejo de la barba blanca y de la gente que lo rodeaba.
- No puede ser -exclamé.
- Es cierto y me dijo lo mismo ... lo de las ocho horas y lo de que era un lugar de tránsito.
Ante esta coincidencia decidimos marchar a Warmipata el próximo fin de semana. Tal vez encontraríamos respuestas.  Muy temprano el sábado siguiente emprendimos el camino. Estando muy cerca del poblado y casi al mediodía estacionamos nuestro auto a un lado de la carretera y nos aprestamos a cruzar para marchar caminando al pueblo.
Y nuevamente llegamos a Warmipata. Ocurrió lo mismo ... la plazuela ... el bar ...las ocho horas ... y apareció el viejo nuevamente. Cuando se volvió a presentar llamé a mi amiga Martha pero ella no estaba. La grité para que me escuchara por si hubiera ido a la otra habitación. Pero de pronto ocurrió algo increíble :
- Aquí estoy dijo - mientras ella se aproximaba hacia el bar caminando desde atrás de la gente . Vestía de blanco y tenía el cabello completamente cano.
- No estabas conmigo, dije.
- Estaba, pero ahora solo estas tu en tránsito.
Y dicho esto sentí que una enfermera, vestida de blanco, y que estaba tomándome el pulso me dijo :
- Al fin ha despertado, gracias a Dios.
- Despertado de qué -pregunté.
- Del coma en que estaba sumido a consecuencia del accidente en la carretera.
- ¿ Dónde estoy?
- En el Hospital del Empleado en Lima.
Al costado, mi madre me sonreía ... y Martha ¿ dónde está ? ... una mirada cómplice entre la enfermera y mi madre ... un silencio ... a ustedes los atropelló un camión y ella murió en el accidente dijeron casi al mismo tiempo.
Las lágrimas rodaron por mis mejillas. Y ya tenía la respuesta : Warmipata -si existió algún día- era el tránsito hacia la muerte.
 

  
 
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Fuente: 

TIEMPO NUEVO INTERNACIONAL
 
 
Addhemar Sierralta
 
Año 12 Nº 369 de 26 de febrero de 2020