lunes, 16 de diciembre de 2019

16 DE DICIEMBRE: FIN DEL AÑO ESCOLAR - FOLIOS DE LA UTOPÍA: IMBORRABLES MANCHAS DE TINTA - POR DANILO SÁNCHEZ LIHÓN

 
 

Construcción y forja de la utopía andina
 
DICIEMBRE, MES DE LAS MONTAÑAS,
DE LOS DERECHOS DE LOS ANIMALES;
DE LOS MIGRANTES, Y DEL NACIMIENTO
DEL DIOS NIÑO EN LA NAVIDAD
 
CAPULÍ ES
PODER CHUCO


SANTIAGO DE CHUCO
CAPITAL DE LA POESÍA
Y LA CONCIENCIA SOCIAL

 
*****
16 DE DICIEMBRE
 
FIN
DEL AÑO
ESCOLAR


FOLIOS
DE LA
UTOPÍA
 
IMBORRABLES
MANCHAS
DE TINTA
Danilo Sánchez Lihón
 
 
1. ¡Adiós patio
y corredores!
 
– ¡Niños! –Nos dice el director de la escuela dirigiéndose a nosotros que este año somos promoción y egresamos terminando nuestra Educación Primaria, despidiéndonos de estas aulas que año tras año nos han albergado en esta nuestra escuela fiscal­–. ¡Niños! –Repite.
– Hoy día ustedes concluyen una etapa importante de sus vidas que después, en la añoranza, la recordarán como la época más bella y encantadora de sus vidas. Y siempre volverán con las alas del recuerdo a este patio y a estas aulas para reconocer que estas fueron los mejores años. ¡Niños! Hoy se van. ¡Sean fuertes! El mejor honor para con su plantel escolar es que sean siempre hombres de bien: honestos, positivos, trabajadores. Y el mejor regalo que pudieran hacer a sus maestros es amar el saber, la moral y la virtud en toda circunstancia de sus vidas. ¡Niños, adiós!
– ¡Adiós, querido maestro! ¡Adiós escuela querida! ¡Adiós!
Y cantamos:
¡Adiós! centro escolar
me despido aula querida,
si Dios me presta la vida
pronto podré regresar.
¡Ay!, por eso, sin contento,
ahora siento que me lleno
de aflicción al cantar enternecido,
y al decir ya me despido
¡llevo triste el corazón!
 
2. El agua
bullente
 
– ¡Viva su escuela, el Centro Viejo de Varones 271!
– ¡Viva!
– ¡Viva Santiago de Chuco, nuestro pueblo!
– ¡Viva!
– ¡Viva el Perú! –Arenga el profesor y nosotros respondemos enronquecidos por la emoción. Rompemos filas y nos abrazamos, aparentemente sonrientes, pero en el fondo compungidos, sintiendo que algo muy hondo se quiebra y se rompe hoy día, y musitando lastimeros: ¡Adiós patio, corredores y maceteros llenos de flores! ¡Adiós voces del recreo! ¡Adiós dilecto salón de clases! ¡Adiós! Y que nunca me olvide, ni siquiera del color del hueco de la pared sin puerta, ¡y a cuya orilla y a solas lloré sin saber por qué! ¡Adiós! ¡Adiós!
Por eso, ya de regreso a nuestras casas, trayendo los pomos de tinta azul, roja y verde que penden de las pitas con que los amarramos debajo de las estrías que hacen la rosca de su tapa de lata, habiendo recogido todo lo nuestro, y sin que quede ninguna huella para que nada pene sin nosotros, con todos nuestros cachivaches a cuestas, descansamos en la esquina del chorro de Pichi Paccha, donde se abre la boca de un pozo de la acequia rumorosa que recorre el pueblo.
 
3. O
este otro
 
Por ella se desliza el agua bullente, entre la humedad y el musgo de las paredes de piedra. Y es que mañana y tarde los tinteros han ido colgados del morral, balanceándose por las calles absortas. Topándose con alguna pared o alguna piedra al agacharnos para recoger un dije, un abalorio, un vidrio iridiscente caído entre los guijarros, y que convertimos en amuletos y talismanes, camino a la escuela.
Tinteros que por la agitación de nuestros pasos atolondrados y el loco corazón que nos embarga, que nos agita y estremece el pecho, han ido exhalando sin abrirlos ese encaje mirífico de espuma que se unta en nuestros dedos azorados.
– ¡Hierve la tinta cuando quiere que algo se escriba! –Es un lema que nos hemos acuñado todos estos meses y años y que hoy acaban. O este otro que dice:
– La vida pasa, las manchas quedan. –Y que se aplica a lo que ahora tratamos de borrar en nuestros dedos, para conservar indelebles en lo más profundo de nuestras almas. ¿Qué son? ¡Las manchas de tinta!
 
4. Con
nuestros pasos
 
Todo eso decimos entre chiquillos. Y buscamos explicarnos el motivo de tanta impaciencia de la tinta por derramarse. ¡Y de la vida por agotarse! Y nos preguntamos:
¿Por qué borbota tanto esta espuma compuesta de millares de esferas que rezuma entre el borde del vidrio y la tapa ajustada a veces con algún pedazo de hilo enrollado, o con algún pedazo de papel cómplice porque van con nosotros adonde nos lleven nuestros pasos inciertos y desmesuradas travesías?
– ¡Cuidado con el destino! –Nos ha advertido el maestro al despedirnos.
Por eso ahora dejamos a un lado el morral con los demás útiles escolares y puesta la rodilla en tierra nos inclinamos y hundimos por la abertura del pozo, sumergiendo la cabeza inclinada hacia adentro.
Y como el agua, a partir de ahora nosotros pasamos a ser otros. Y esta vez la mayoría de quienes fuimos niños seremos otros, esparciéndonos y yéndonos lejos, algunos para siempre, a fin de hacernos hombres hechos y derechos. Y es que manchas de tinta son también la escritura que hemos hecho y hacemos en cada circunstancia con nuestras manos, como también con nuestros pasos.
 
5. Cerros
azulinos
 
Y así, pensando a solas permanecemos un rato con las manos hundidas en el agua, cavilando y tratando de ablandar primero y restregar después las manchas de tinta que parecieran haberse fundido con nuestra piel en la falange de los dedos; y hecho marcas indelebles entre la uña y la piel, así como en nuestros corazones crédulos e ingenuos.
Están manchados el índice, el pulgar y el dedo medio, que al abrir y cerrar los tinteros con el corcho y peor si la tapa ha sido de latón que se enrosca, han teñido con su iridiscencia azul, escarlata y turquesa, nuestras manos impregnadas con sus pigmentos, pero más los sueños que ahora libres, aunque asustados deambulan anhelando alcanzar alguna rama o algún nido para protegerse y olvidarse.
Por eso, mientras permanecemos hundidos en el pozo extraemos de su fondo la fina arenisca confundida al limo de hierbas, y con ella nos restregamos los dedos en algún pedrusco, para que se desvanezca la tinta salpicada al coger el lapicero de madera con su pluma de metal sumida en el hechizo; mirando con nuestros ojos azorados la calle y los cerros azulinos, pugnando por horadar lo que ahora es incógnita absoluta: ¿cuál será nuestro destino?
 
6. ¿Cuál
será?
 
Y así nos hemos despedido hoy de las aulas y del patio escolar, cuando ya el invierno se anuncia en el perfil melancólico de los cerros, en el cielo anubarrado y en el agua cargada que ha llegado repentinamente desbordante por la acequia.
Cuando ya se anuncia en lontananza la niebla que exhalan las hondonadas del Huaychaca y del río Patarata y en la chirapa con que amenazan las lluvias imprevistas y las tempestades de diciembre que atruenan el universo.
Cuando ya los designios se esconden y remozan en los viejos y nuevos caminos.
Y el enigma de la vida vibra sobre nuestras frentes, ¡sin saber qué será de nuestras vidas! Sin saber que tejerá y destejerá el destino en torno a cada uno de nosotros con sus largos hilvanes, cosidos, descosidos y vueltos a unir con disparejas puntadas.
Y la pregunta de fondo es hoy, que hemos dejado la escuela: ¿cuál será a partir de ahora la suerte que nos espera?
 
7. Cada día
ser mejores
 
Mientras llegan nítidos y rasgando los aires, los cantos pastoriles que anuncian el nacimiento del Niño Dios.
Y se escuchan desgarrados aquellas notas, que dicen:
Yo soy vientecillo
que vengo a cantar
y al niño que llora
hacerlo callar.
Mi, sol, sol, sol, sol,
mi, sol, sol, sol, do.
No llores bien mío
no llores no, no.
El frío y la escarcha
lo hacen tiritar,
y su madre querida
lo quiere abrigar.
Y otra vez tintinea en nuestros oídos la arenga en el patio y lo que hemos prometido:
– ¡Cada día volar más alto, más lejos y ser mejores!
 
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sábado, 14 de diciembre de 2019

14 DE DICIEMBRE: PROEZAS DEL ESPÍRITU HUMANO - LA EXPEDICIÓN DE AMUNDSEN AL EJE DEL POLO SUR - POR DANILO SÁNCHEZ LIHÓN

Roald Amundsen


PROEZAS DEL ESPÍRITU HUMANO

LA EXPEDICIÓN
DE AMUNDSEN AL EJE
DEL POLO SUR


Danilo Sánchez Lihón


1. Hito inasequible

Hoy 14 de diciembre es día vibrante en la aguja del Polo Sur, en memoria a que, en una fecha como hoy, el impertérrito Roald Amundsen, explorador noruego quien naciera en el año 1872, y desapareciera en la nieve en una misión de rescate en junio del año 1928 sin haber sido encontrado nunca su cuerpo, fuera el primero que llegara al eje mismo del Polo Sur.

Esa es su gloria. Por eso hoy es un día de inmenso significado, pues en esta fecha se coronaba el intento humano más extremos en la faz de la tierra: el de llegar al eje del Polo Sur, hito inasequible por la distancia que media desde el litoral hasta donde podía llegar una nave y desembarcar una expedición.

Donde a partir de este punto las montañas son empinadas, pero sobre todo donde el frío es atroz que alcanza a tener en esta región tiene un promedio de 65 grados centígrados bajo cero, pudiendo descender rápidamente sin que nadie pueda prevenirlo a 150.

Fenómeno que unido al viento y a la nevasca que aquí asola hace de estos parajes lugares vetados para cualquier manifestación, presencia o incursión de la vida que es cegada a cada instante y a toda hora imperando aquí la muerte.

2. Los retos de vivir

Para cumplir con su propósito de llegar a este eje Roald Amundsen en verdad se preparó toda su vida con sacrificio y prolijidad absoluta.

Así, a los 18 años de edad abandonó sus estudios de medicina, que los seguía por complacer a su madre. Cuando ella murió y él pudo sentirse libre para acometer aquello que era una obsesión en su ánimo.

Lo primero que hizo fue formar parte de la expedición que se propuso recorrer en esquí la inmensa región y páramo de Groenlandia.

Para ello siguió estudios de marinería, de navegación, de técnicas de supervivencia. Y pasó largas temporadas viviendo con las poblaciones indígenas de la Siberia y de los esquimales en Norteamérica.

Aprendió minuciosamente acerca de sus costumbres, de su alimentación como de todo aquello que le permitiera enfrentar los retos de vivir en lugares inclementes como son los polos norte y sur.

3. La noche polar

Después de realizar diversas proezas encabezando expediciones en el Polo Norte, a principios del año 1911 se dirige al Polo Sur al frente de una expedición de su país y que circunstancialmente sin declararlo iba a competir con otra de origen británico.

Esta otra, que también se había impuesto realizar la hazaña de llegar al eje del Polo Sur, estaba dirigida por Robert Falcon Scott, acampando ambas expediciones casi juntas a una distancia de apenas 96 kilómetros, tramo que resultaba pequeño dada la inmensidad de aquella masa helada.

En este proceso incluso parte de la expedición británica hizo una visita protocolar a la base de la expedición noruega. Lo curioso de estas dos caravanas es que utilizaban tecnologías y hasta recursos completamente distintos una de otra.

Al sorprenderlos a ambas expediciones la noche polar el grupo de Amundsen prácticamente enterrada bajo nieve, se dedicó a perfeccionar el funcionamiento de los trineos, logrando mejorar su resistencia, su funcionalidad y sobre todo reduciendo su peso.

4. Se ha hecho legendaria

El 8 de septiembre de 1911 pasado el temporal y aprovechando el buen tiempo ocasional, Amundsen junto con siete exploradores más inició una expedición que pronto resultó fallida al desatarse una tempestad que los hizo desistir y casi termina con ellos.

A consecuencia de ello, y apenas pudieron volver a la base, expulsaron a uno de ellos, por divergencia de criterios. Fue a Hjalmar Johansen, hecho que les sirvió para concebir que a lo más eran suficientes cuatro miembros a fin de apoyarse mutuamente y hacer un grupo ideal.

El 19 de octubre de 1911 iniciaron su incursión definitiva al eje del Polo Sur con cuatro trineos y 52 perros de raza groenlandesa, liderada por una perra hembra que se ha hecho legendaria y cuyo nombre es: Etah.

Después de atravesar los montes transantárticos, ascendieron a la meseta polar que bautizaron como Montes de la Reina Maud donde sacrificaron 24 perros sanos y extraordinariamente amaestrados.

Esta acción, pese a su aparente crueldad, fue la acción estratégica más sobresaliente de Amundsen, lo cual sirvió para fortalecer con alimento a los perros sobrevivientes y el resto de carne lo almacenaron para el viaje de regreso.

5. El hielo  mortal

Después de mil peripecias lograron llegar al Eje del Polo Sur el 14 de diciembre de 1911. Alzaron una tienda, izaron una bandera y dejaron una carta para quien lo encuentre, en la eventualidad de morir todos ellos en el viaje de retorno.

Solo 34 días después la expedición británica capitaneada por Robert Scott llegó a este mismo lugar donde encontró todos estos testimonios, aunque nunca pudo concluir el viaje del retorno. El equipo de Amundsen sí logró regresar a su base en Framheim el 25 de enero de 1912, con solo 11 perros y después de 99 días de viaje de ida y regreso al eje del polo.

Este triunfo en esta proeza es un ejemplo de eficacia que se resalta y se puntualiza en los siguientes factores que este explorador tomó en cuenta:

Utilizó trineos y perros groenlandeses, en cambio Scott utilizó caballos mongoles que se hundían en la nieve, los cuales todos perecieron.

A fin de alimentar a los caballos la expedición de Robert Scott tuvo que cargar un peso excesivo de avena para su forraje. La dieta de Amundsen que era ligera la había aprendido de las tribus esquimales, así como la ropa y las técnicas de sobrevivencia en climas inclementes.

6. Quizás no hubiera muerto

En este recuento se anota hasta el sudor de los caballos de Scott que se congelaba en el cuerpo de estos animales constituyendo un peso que demoraba su marcha y que fue la causa de sus muertes, al tener adherida a su pelambre el hielo mortal.

En cambio, los perros de Amundsen no sudaban. Y, sobre todo, las rutas que siguió este último explorador fueron las más acertadas.

Además, el liderazgo de Scott dentro del grupo expedicionario fue severamente cuestionado por uno de sus miembros, Lawrence Oates, quien se enfrentó a Scott en diversas ocasiones y quien dejó escrito en su diario:

No me gusta nada Scott y lo tiraría todo por la borda si no fuera porque somos una expedición británica... Scott no actúa con rectitud, su primera preocupación es él mismo, el resto no le importa...

Oates se dejó morir para no entorpecer la marcha de Scott, quien quizás no hubiera muerto de haber seguido los consejos que este integrante del equipo se afanaba en formularle.

7. Repican las campanas

Robert Scott y su equipo después de encontrar la tienda de Amundsen, y reconocer que fue el primero que llegó a dicho lugar, emprendió el viaje de regreso, pero tanto él como su equipo murieron en el intento. Se habían preparado en una expedición llena de penurias y desaciertos a fin de llegar, pero no en los tiempos, condiciones y recursos acerca de cómo regresar.

La expedición de Amundsen es considerada como ejemplo y modelo no solo en lo que se refiere a exploraciones geográficas, sino que es tomada en cuenta en diversos campos y sectores incluyendo el mundo empresarial. Por eso, el reconocimiento a Amundsen ahora es universal.

En la actualidad llevan su nombre: el cráter Amundsen en el Polo Sur de la Luna. El golfo de Amundsen, en Canadá; la Base Amundsen-Scott, que es una estación de investigación estadounidense en la Antártida. El glaciar Amundsen, en la Antártida. El mar de Amundsen, también en la Antártida.

Aquel punto del globo terráqueo que es el Eje del Polo Sur, compuesto de roca helada, y en donde las tormentas de nieve se descargan a cada hora, nunca antes había sido hollado por pie humano. Roald Amundsen fue el primero en llegar encabezando una expedición exploratoria, razón por la cual el día de hoy en Noruega repican las campanas de todas las iglesias de su país natal y se guardan dos minutos de silencio exactamente a las 12 horas, o a media mañana que fue la hora en que él tocaba el eje del Polo Sur.


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