lunes, 23 de septiembre de 2019

23 DE SEPTIEMBRE: DÍA DE LA JUVENTUD - FOLIOS DE LA UTOPÍA: JÓVENES PARA SIEMPRE - POR DANILO SÁNCHEZ LIHÓN

 
 
Construcción y forja de la utopía andina
 
SEPTIEMBRE, MES DE LA PRIMAVERA,
DE LOS DERECHOS CÍVICOS
DE LA MUJER, EL NIÑO Y LA FAMILIA
 
CAPULÍ ES
PODER CHUCO



SANTIAGO DE CHUCO
CAPITAL DE LA POESÍA
Y LA CONCIENCIA SOCIAL


 
*****
 
ORACIÓN DICHA
DE HINOJOS
 
1.
 
En tus manos Dios mío
pongo
toda mi vida. También
esta copa
de pena y dolor. Quiero
que esté
en tus manos y a tus
pies,
para que yo descanse.
 
2.
 
Confiado
de estar en tu morada.
Porque,
¿quién ha de cuidarme
mejor
que tú? Por eso déjame
habitar tu
corazón. Que allí anide
fusionado
a tu lumbre y tus latidos.
 
3.
 
ordena lo que sea. Haz
tu voluntad.
Nada tengo. Ya nada es
mío,
salvo mi gratitud. Y estas
lágrimas
de adoración. Por estar
delante
tuyo, ¡recíbelas benigno,
Señor!
 
DANILO


 
*****
 
23 DE SEPTIEMBRE
 
DÍA
DE LA
JUVENTUD

 
 FOLIOS
DE LA
UTOPÍA
 
JÓVENES
PARA
SIEMPRE


 
Danilo Sánchez Lihón
 
 
Los jóvenes a la obra,
los viejos a la tumba
Manuel González Prada
 
 
1. Es creer
en algo bueno
 
Hay tantos jóvenes a quienes recordar por ser generosos, porque con ser pródigos, y a ello consagrar la vida, ya están en ese valor todas las demás virtudes. Así hay jóvenes que llegaron a ser de una edad provecta. U otros que murieron a mediana edad, pero encarnando justos anhelos y conmovedores en el alma.
Así joven, siempre joven, es Federico Barreto quien cantó a la Tacna arrebatada y en cautiverio por mano brutal. Y al morir quiso que lo enterraran boca abajo para adorar siempre y eternamente a su tierra natal y ejemplo de valor.
Porque joven es defender ideales, tener sueños, albergar utopías en el alma. Joven es tener entusiasmos y fervores. Ser joven es creer en algo bueno, y aferrarse comprometidos y laboriosos a dar concreción a aquello en lo cual tenemos fe.
Jóvenes es saber el sabor dulce de la alegría sincera que solo se da cuando es una alegría colmada de valores. Cuando no es estar alegres solos, sino cuando es una alegría compartida con todos los hombres de la tierra.
 
2. Para siempre
la alegría
 
Es joven para siempre y eternamente Javier Heraud. Quien todo lo tenía al nacer y criarse, pues era vástago de un hogar holgado y mullido. Pero mucho más tenía de bondad, de temple e indignación en el alma, ante tanta injusticia, dolor y oprobio reinante. Y se reveló. Tomó las armas y fue asesinado en medio del río en Puerto Maldonado. Quien optó por hacer flamear el amor consagrado y generoso a su patria como una espada en el aire.
Murió acribillado en medio del torrente que baja de las montañas y recoge la lluvia de todas las comarcas, incluso disparado por la gente por la cual él luchaba, por la gente humilde y sencilla a quienes hostigaron los gendarmes. Muerto por aquella gente que atravesó su cuerpo con balas usadas para cazar animales salvajes, apuntando hacia una balsa solitaria e inerme en medio del río, donde él hizo flamear su camisa blanca en mensaje de paz que no respetaron. Traspasado por 39 impactos de bala joven será siempre su corazón inflamado de pasión y valentía por querer reinstaurar, entre nosotros, la felicidad y la alegría.
 
3. Nos alumbra
y abriga
 
Jóvenes son para siempre todo ese comando de gloria que se inmoló el 7 de junio de 1880 en el Morro de Arica, a quien tres veces les pidieron la rendición y tres veces la rechazaron unánimemente por venir de un enemigo vesánico que luchaba bestializado por el botín y la codicia.
Es juventud inmarcesible. Son jóvenes para siempre, eternamente valiosos no solo para nosotros sino para el género humano que quiere ejemplos de valor imbatibles. Comando al cual, si se les hubiera pedido mil, o diez mil o un millón de veces la rendición, igual la hubieran rechazado impertérritos.
Y esto ante un enemigo mil, diez mil o un millón de veces malintencionado, y pertrechado de una imponente maquinaria de guerra, pero no de coraje porque es de cobardes matar heridos.
Ellos son jóvenes sempiternos, porque su corazón es inacabable, nos alumbra, abriga y nos llena de honor y nos enseña fidelidad al ideal al cual hemos de consagrarnos para siempre.
Los héroes que se inmolaron en Arica son jóvenes eternos. Entre otros: Alfonso Ugarte, Ramón Zavala, Ricardo O’Dónavan ¡y cerca de los mil doscientos muertos nuestros en esa batalla! ¡Quienes juraron no rendirse jamás! ¡Ni arriar la bandera nunca! Y lo cumpliera.
 
4. Imborrable
en el alba
 
Joven para siempre, e imperecedero, es ese anciano ínclito Francisco Bolognesi, imbuida su frente de fuego sagrado.
Quien no tuvo ninguna duda en salvaguardar deberes sagrados que cumplir, y los defendió hasta quemar el último cartucho.
Quien estaba ya en retiro, era cesante o jubilado, como se quiera llamarlo; y ante la prepotencia y el abuso, y sin que nadie lo demande, volvió a vestir el uniforme militar, se ciñó la espada al cinto y se alistó a servir como cualquier soldado, para defender a su patria; decidido, firme y enfático en amparar principios.
Murió con sus huesos temblequeantes echados por tierra, con el cráneo destrozado por un culatazo en su occipital derecho cuando estaba herido de una bala en la pierna.
Pero sus pies ahora se erigen firmes en El Morro de Arica, para quienes sueñan, como una estatua imborrable que se mira en lontananza en el alma de todo ser humano bueno, desde la infinitud, imborrable en el alba.
 
5. A partir
de entonces
 
Joven, siempre joven es Miguel Grau en la torre de mando del Monitor Huáscar.
Gigantesco. ¡Inmensamente empinado!, velando en la noche hacia el amanecer de Angamos, que es la hora en que más existe el Perú, ¡niños!
Porque a partir de entonces esa nave mítica quedará como el monitor coraje, denuedo y pundonor para siempre.
¡Porque nos enseñó, jóvenes, a vigilar en torno cuidando que la bondad prospere! Y a mirar siempre el horizonte.
Nos enseñó arrojo, audacia y bravura. Y a ser indulgentes con el enemigo. ¡Y a contemplarlo con mirada piadosa!
Porque él en vez de asesinar heridos los rescataba del oleaje y los devolvía a la vida. Y por eso espontáneamente le agradecían gritando a todo pulmón aún llenos de espuma y de la sal marina: ¡Viva Grau generoso! Y así nos enseñó a ser indestructibles amables para siempre.
Porque no fue en vano que cayera, pues a partir de entonces tenemos razones para saber la fibra de que estamos hechos.
 
6. Ni un
solo ruego
 
Jóvenes y siempre jóvenes son Túpac Amaru y Micaela Bastidas a quienes no debemos dejar morir jamás en nuestras almas y corazones.
Porque ellos soñaron un mundo mejor para todos nosotros y empezaron a construirlo enfrentándose solo con su indignación al imperio más poderoso del planeta tierra en ese entonces.
Y porque pese al horror con que mataban delante de sus ojos a sus seres más entrañables, no tuvieron una sola concesión de humillación frente a sus opresores.
Ambos manteniendo incólumes sus sueños de libertad para legárnoslo a nosotros, prístinos e invencibles.
No hicieron un solo gesto de dolor, no les concedieron un solo rictus de arrepentimiento, ni la concesión de un solo ruego ni un solo favor a sus verdugos.
No les hicieron la concesión de trasparentar un solo dolor en sus músculos o en sus tuétanos. Son jóvenes para siempre por su amor de pareja, por sus convicciones y su altivez.
 
7. Subió
a las montañas
 
Pero hay quienes inmortalizaron su vida siendo jóvenes y quedarán lozanos para siempre.
Joven es Leoncio Prado quien liberado y hecho jurar que ya no volvería a pelear en contra de sus captores, caminó miles de leguas para encontrar el ejército de Andrés Avelino Cáceres, peleó a su lado y con la pierna astillada fue fusilado en Huamachuco.
Joven es Daniel Alcides Carrión, quien siendo destacado estudiante de medicina se hizo inocular el bacilo de la verruga para mejor informar a sus profesores para diagnosticar el mal que diezmaba a la población indígena, causando muerte, desolación y dolor entre sus hermanos del ande.
Joven para siempre es Luis de la Puente Uceda, quien se despidió de su esposa, acarició a María Eugenia aún en el vientre de la mujer que amaba, abrazó a su hijo de apenas un año y subió a las montañas a sentar un ejemplo de dignidad humana sobre la faz de la tierra.
Con lo que quiero decirles, ¡niños!, que jóvenes es ser generosos, porque ellos tienen inscrita en el alma la clave de todo, que es lo que dice San Juan acerca de Jesús, que: “Sabía de dónde había venido, y adónde iba”.
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