martes, 18 de junio de 2019

LA ÚLTIMA MARINERA, ALEGATO MÍTICO Y NO FICCIONAL - POR ÁNGEL LAVALLE DIOS


LA ÚLTIMA MARINERA, ALEGATO MÍTICO Y NO FICCIONAL
 
ÁNGEL LAVALLE DIOS
 
I
 
Melacio Castro Mendoza ensambla en La última marinera cincuentaisiete capítulos a manera de alegato novelesco a la vez mítico y no ficcional, en los que se entretejen parte de la historia y la antropología, denotativamente etnográficos con matices etnológicos y etnocentristas, denunciando el racismo tanto de sello peruano como internacional.
 
Bajo el impulso de un pugnaz ánimo de realización individual y colectiva, el autor subsume el tránsito desde la oscuridad del atraso hacia la luz del progreso a manera de un benchmarking, contexto en el que se entrelazan los modernos adelantos del progreso urbano costeño y germano-europeo que desvelan las ilusiones del rural caserío de Amargura, un pueblo ficticio. Para lograr su propósito usa un telón de fondo mítico-mágico, cargado de una fascinante oralidad. Con plasticidad narrativa discurre distintos escenarios globales mostrando una agredida diversidad cultural prehispánica, india, amazónica, negra y mestiza envueltas en un élan de criollada magnificada por la más devastadora corrupción crónica.
 
Connota el baile (o danza) de la marinera como símbolo de fecundación y alegría; el trabajo como valor comunal, génesis de reencuentro del alma con la naturaleza; y la fortaleza ética, antes que un bien ideológico, como sustento del mejor modelo político en cualquiera de los tiempos y lugares.
 
II
 
La última marinera, en un discurso novelesco fiel a la dinámica cinematográfica de estructura compleja, desenvuelve la historia de Amargura, un pueblo sin escritura, incrustado en las estribaciones costeras cajamarquinas colindantes con Chepén, al norte de Trujillo-Perú, a propósito de la urgencia que tiene don Honorato Hernández, en Trujillo, ya en el ocaso de su vida y lleno de achaques, de cumplir con el pedido de su patrón el hacendado Diego Sifuentes, para que le facilite al periodista José Gabriel Martínez información sobre Sandra Palacios, terrorista a quien se sospechaba que Lorenzo Claro Portilla dio muerte.
 
En torno al protagonismo de Lorenzo Claro Portilla, de Hilda Huamán y Honorato Hernández sus padres adoptivos, La última marinera desarrolla los parlamentos vivenciales de  Tomás Saldaña, albacea y protector de Lorenzo Claro Portilla; de don Diego Sifuentes Alcántara y don Segismundo Olivares, hacendados, jefes de Honorato Hernández; y, de Alejandro Cuyumalca, comerciante itinerante y santero, quien visitaba Amargura de tiempo en tiempo y trajo con él los  libros, la lectura y la escritura.
 
La última marinera superpone tiempos en distintos espacios costeros, serranos y selváticos peruanos y germano europeos en los que se registra la ruta itinerante de sus protagonistas y muchos otros personajes, que conforman y enriquecen el océano argumental de la novela, desde sus distintas vivencias personales, familiares domésticas y comunitarias, y campesino-urbano laborales; en los órdenes económico-político, militar, religioso y artístico-cultural.
 
III
 
La última marinera, nos motiva en  varias de sus esferas.
 
En La última marinera habla la estancia rural del norte occidental cajamarquino y norte medio liberteño, personificada en Amargura y, a través de ella, emerge con una autoestima avasallante, que exige ser oída y nos ofrece al disfrute de la vista toda la variedad de sus riquezas, aquellas que le prodiga la naturaleza virgen y aquellas que en intercambio amoroso con ella, provienen de su cultivo y de su conocimiento tanto del ancestral como del actual. En la persona de sus hijos errantes, Amargura pueblo rural ágrafo, se abre a las grandes urbes citadinas peruanas y extranjeras y tiene la oportunidad no solo de medirse con ellas sino, además, de hacerse de algunos elementos culturales que le permitirán poco a poco ampliar los márgenes de su diversidad cultural y, al fin, poner en su rostro los toques de la modernidad. La ruta ancestral de Amargura asciende desde los bosques y los ríos del norte amazónico por las vertientes andinas y, por estas mismas, desciende y se nutre de los aportes serranos así como de los propios costeros, vía los restos arqueohistóricos. Para su baño de modernidad, Amargura emprende  su ruta migratoria, con retorno, hacia Chepén, Trujillo, Chimbote, Lima y, desde aquí, hacia Hamburgo en la lejana Alemania. Cada uno de estos escenarios se nos muestran como un crisol de migrantes, en cuyo éxodo concurren con todos sus atavíos culturales, abocándonos así a un impresionante multicolor entornado de diversidad.
 
En la tradición literaria cajamarquina y liberteña, La última marinera, en su temática mítico-mágica, emparenta con el Tuno del chepenano Edurado González Viaña y en lo que se refiere a la presencia recurrente de la culinaria, sabrosa y variada en cada convite doméstico o social, concurre con algunos pasajes de El mundo es ancho y ajeno de Ciro Alegría, con los “tiroriros…” de Vallejo, con Celebración del ají de Manuel Ibañez Rossaza de contexto cajamarquino y con “La procesión de la Papa” del pintor Gerardo Chávez, entre otros liberteños a la avez que se agrega con todo su bagaje a continuar completando el gigantesco mural del alma liberteña y norteña, en cuyo trajín percibimos también la notable presencia de la historia en De la encomienda a la hacienda capitalista del chepenano Manuel Burga Díaz y de la sociología política en Las haciendas azucareras y los orígenes del Apra de Peter Klaren.
 
Varios modelos teóricos en La última marinera nos facilitan entender diversos planos de la novela, tal el fatalismo en que se asienta la idiosincrasia rural, sobre todo ágrafa, y que preside la novela en el primer epígrafe de entrada, o el causalismo del despojo con muerte, en la acumulación primitiva del capital que contiene el segundo epígrafe y que, en la novela, se subsume en los propósitos políticos de cambio social.
 
En ambas direcciones del apartado anterior, resulta sugestivo y oportuno referirnos al protagonismo de Alemania como proveedora de modelos teóricos así de explicación histórica de cambio social que no solo convoca a usuarios de distintas partes del mundo, sino que también exporta líderes. La última marinera procesa no solo el interés que suscita el marxismo en sus distintas facciones de solución política en el Perú y las disputas y desencuentros de sus actores por hacerse de la hegemonía. También encausa las diversas motivaciones por hacerse del poder, en lo cual poco prima la conquista de la justicia y del bien común sino, todo lo contrario, el interés personal o partidario, gérmenes de corrupción a todo nivel. Lo último se complementa con las acciones que provienen de los actores políticos y militares del Estado encargados de la defensa del sistema.
 
Se percibe en el proceso de la novela expresos ánimos y condena contra Sendero Luminoso y el MRTA (Movimiento revolucionario Túpac Amaru) así como contra el Apra y el accionar de las Fuerzas Armadas una suerte de democracia directa practicada, sobre todo, en las Rondas Campesinas de Chota (Cajamarca). Agregamos, también, el positivo protagonismo en el empoderamiento gremial y político de una importante facción del magisterio peruano a través del Sindicato Unitario de la Educación del Perú, SUTEP, aunque la misma en los hechos no sea visible en la gestión de la Derrama Magisterial e, igualmente, se haya visto deslucida en los más recientes escándalos de los llamados “audios de la vergüenza” protagonizados por exautoridades del poder judicial y del ex Consejo Nacional de la Magistratura.
 
Otro es, en La última marinera, el escenario de la escritura y la oralidad y cómo, en el esquema tradicional de entendimiento del progreso, aquella se erige como vía segura hacia lo urbano y la modernidad y se reserva para la oralidad la vía de expresión de lo rural y del saber tradicional “atrasado”. Este esquema monocéntrico de cultura universal homogeneizante continúa perdiendo vigencia en el actual proceso de globalización con el avance progresivo del esquema policéntrico cultural que enfatiza la diferencia y particularidad de lo local y lo regional. En el caso nuestro es ilustrativo el precursor antecedente peruano de José Carlos Mariátegui en disputa con González Prada en contra del pedagogismo como solución al problema del indio.
 
Con respecto a la oposición evolución-creación, la discusión actual del tema del lado de la Iglesia ha ascendido a criterios heterodoxos inimaginables a partir de la Encíclica Fides Et Ratio de Juan Pablo II, alineado con Pablo VI. Del lado del ateísmo los trabajos de Robert Havermann y Mario Bunge nos alejan del mecanicismo materialista tanto como las últimas investigaciones de la neurociencia nos acercan cada vez más a las posibilidades de la eternidad según se lee en los recientes y sugestivos trabajos de José Luis Cordeiro Mateo y David William Wood, respecto de la eterna juventud o, lo que es lo mismo, de la derrota de la muerte.
 
La última marinera desenvuelve y continúa la tradición literaria peruana y latinoamericana líneas arriba señaladas y engarza, también, con el cancionero mexicano y sus “sabrosos” corridos dedicados a algunos de sus expresidentes, y con el chileno Nicanor Parra y su muestra de “Los ex presidentes colgados” del año 2006.
 
En el contexto literario sobre el referente del terrorismo en el Perú  La última marinera se suma a más de una decena de publicaciones narrativas que entretejen diversos entornos de esta trágica coyuntura nacional: “La cuarta espada” y “Abril rojo” de Santiago Roncagliolo; “Lituma en los Andes” de Mario Vargas Llosa, “La hora azul” y “La pasajera” de Alfonso Cueto, “Sendero” de Gustavo Gorriti; “La violencia del tiempo” de Miguel Gutiérrez; “Rosa cuchillo” de Óscar Colchado Lucio; “Secretos del túnel” de Humberto Jara y “Yuyanapaq, para recordar”, informe gráfico de las fotógrafas Mayu Mohana y Nancy Chappell.
 
Desde otra arista La última marinera permite complementar y completar desde la coyuntura actual y desde otras esferas culturales y literarias nuestra visión sobre la costa, la sierra y la selva en consuno con “Reseña histórica del departamento de Tumbes” de Jorge Carlín Arce; “Retrato histórico de Lamas, T III” de Waldemar Soria Rodríguez y Edith Soria del Castillo, (historia); con “Sangama” de Arturo Hernández, (literatura); con “La sal de los cerros” de Stéfano Varese, (socio-antropología) y, con “La Perricholi, Reina de Lima” (literatura) de Alfonso Cueto de reciente publicación. En su estructura es un mural de la diversidad cultural peruana, pasando por la “capital” y “provincias”; destacando, en esta parte, el énfasis que centra, a partir del caso de Ancash, por su referencia a las pugnas entre Iglesias y Ramón Castilla (1854). Cuestiona, también, la letra del himno de la marina peruana y luego, rescata y revalora lo que hoy llamaríamos personajes emblemáticos de la lucha contra los abusos del poder local, regional y nacional camino a la recuperación de la libertad y la dignidad humanas. Melacio Castro Mendoza es autor, además, de un poemario: “Batallas y sueños de Uchku Pedro”. En él destacaca las estrategias de Pedro Celestino Cochachín, sucesor él de Atusparia en el levantamiento de 1885 en el Callejón de Huaylas contra los abusos del gamonalismo regional y los excesos impositivos del gobierno de Echenique durante su lucha contra Andrés Avelino Cáceres, El brujo de los Andes, luego de la guerra de Chile contra el Perú.
 
Los contextos reseñados en el anterior y en el presente apartado demandan, con parámetros semióticos, un análisis y entendimiento del aporte de la literatura y las ciencias sociales a la conformación de la conciencia e identidad nacionales sobre el tipo y naturaleza de las raíces modélicas de nuestros símbolos humanos, si bien estos representan y se erigen como actantes destinadores o como destinatarios.
 
La acotación final nos aboca sobre los modelos político- sociales en pugna y su vigencia en el actual entorno de globalización, multicentrismo y diversidad  que pone en entredicho cualquier proyecto monocéntrico y mucho más los hegemonismos de todo tipo. La última marinera, reiteramos, desenvuelve sus preferencias por la “democracia directa” en armonía con “la vida comunal”, en los pedestres bordes materiales peruanos, para hoy y para el futuro, cuando en el mundo los modelos capitalista y socialista redefinen sus respectivos radicalismos primigenios y se muestran más confluyentes hacia un entorno de magro entendimiento recíproco, con miras a  garantizarse una sobrevivencia en medio de un tormentoso clima de disputas no solo ideológicas sino bélicas que, hace rato, trascendieron ya los límites sublunares hacia una impredecible star war en marcha.
 
Nos toca, a nosotros, seguir pugnando por forjarnos un rol protagónico como nación: un mensaje más derivado de La última marinera.
 
Tumbes, junio 6 de 2019



 
ÀNGEL LAVALLE DIOS, 

(Tumbes-Perú, 1946): 

SINTESIS CURRICULAR
 
Profesor, o licenciado de educación secundaria, especialidad Filosofía y Ciencias Sociales, por la Universidad Nacional de Trujillo-Perú (1970).
 
Bachiller en Educación, por la Universidad Nacional de Trujillo (1993).
 
Magister en Educación, mención Pedagogía Universitaria, por la Universidad Nacional de Trujillo (1998).
 
Ex - docente de las Universidades Nacionales de Tumbes, Piura, Trujillo,  Santa de Chimbote y Federico Villarreal de Lima.
 
Ex – docente de las Universidades Privadas César Vallejo y Católica de Trujillo e Inca Garcilaso de la Vega de Lima.
 
Autor de los Poemarios “La palabra del sol” (1989), “Caminos del viento” (1990), “Mullus” (1993), “Agua Vida” (2009), “Semillas” (2010), “Tibetandes” (2011), “Naturemas” (2015).
 
Autor de los Módulos de interaprendizaje “Introducción a la Filosofía” TOMOS I-II-III (1989), “Manuel Kant” (2003).
 
Autor de “Vertientes del interior” (1990) –Ensayos de crítica de arte.
 
Fundador y Director del Quincenario “PERFIL, periódico de Tumbes” (1991-1995); y de las Revistas “PLATEROS, revista de Cultura” (1991-1995) y “BELLAMAR, revista de cultura” (Chimbote desde1990).
 
Colaborador en diversos diarios de Lima y el norte peruano, en temas de pedagogía, filosofía, poesía y crítica de arte.
 
Incluido en diversas Antología poéticas de Lima y del norte peruano; y en el extranjero en Antologías poéticas publicadas en Madrid, en la República Popular de China y en la India; así como en diarios y Revista, respectivamente, de Irán y Bosnia.
 
Ponente en diversos e importantes eventos artísticos y filosóficos en el extranjero.
 
Fuente:
 
Escritor Víctor Hugo Alvítez Moncada