miércoles, 5 de diciembre de 2018

POETAS DE CANARIAS: VOCES DEL ORILLERO MAR - SELECCIÓN DE JOSÉ PABLO QUEVEDO


 
VOCES DEL ORILLERO MAR
(Algunos poetas de Canarias)


Alfonso O'Shanahan 
 
(*1944 Gran Canaria † 2009 Las Palmas)
 


CANCIÓN FÚNEBRE POR CINCO CAMARADAS

(Dedicado a aquellos que murieron

asesinados en su despacho de la calle de Atocha)

Mi vida se conmueve hoy
por vuestras cinco vidas.
Nuestras voces se ciegan hoy
por vuestras cinco voces.
Miles de hombros se juntan,
cientos de puños se crispan
y se alzan en el cielo turbio.
Libertad de luto y de silencio.
Y a pesar de todo ¡amnistía!
Dolor con dolor, sin odio
y con tristeza. Recuerdo
de cinco alegres camaradas
que no temieron al odio
ni a la venganza ni al olor
de la sangre derramada.
¡Salud, camaradas! os repito,
con la emoción muda en la garganta
¡salud! No hay sacrificio inútil,
camaradas, ¡salud! desde nuestro
dolor impotente y consumido.
Desde nuestra larga lucha
alzamos las banderas. ¡Silencio!
Al paso vuestro tiemblan
el pulso, el odio, el corazón,
todo estalla en puños y claveles
mientras el cortejo pasa y pasa,
y más silencio aún, más silen-
cio, camaradas, ¡silencio!
Salíais cada noche así, cada
noche un día, cada día
un paso y otro, y otro paso
más. Silenciosamente así
fue siempre hasta ayer, hasta
hoy mismo, camaradas.
Al fin y al cabo, era vuestro
estilo revolucionario.
Vivir juntos, trabajar juntos,
morir juntos. Y vencer juntos,
camaradas. Juntos venceremos.
Vuestra muerte por nuestra vida.
¡Vuestra muerte por nuestra
libertad y por la justicia,
camaradas, ¡salud!, os despido
así, en silencio. En silencio.

(Alfonso O ́Shanahan:Una canción, una patria, Taller de Ediciones JB, Madrid 1977.)


 
Pedro García Cabrera

( *1905 La Gomera † 1981 Santa Cruz de Tenerife )
 


Del libro Líquenes (1928)

Qué solita está la mar

Qué solita está la mar.
Hasta también se ha marchado
la cuerda del horizonte
para jugar con las trombas
en otro estadio, al diábolo.
Y las montañas fruncidas
cabalgadas por las nubes
su vivac gris levantaron.
Qué solita está la mar.
No la apuñala ni un barco.

Navegar. Navegar. Navegar.

Navegar. Navegar. Navegar.
Enhebrar en los ojos
todos los horizontes de la mar.

Navegar. Navegar.

Tener un muestrario
de todas las olas del mar.

Navegar.
Ser liquen hinchado de mar
en el mar.

Navegar.
Navegar.

Navegar.


 
Agustín Millares Sall

(1917 bis 1989)
 


SALUDO (Parte II )

Yo poeta declaro que escribir poesía
es decir el estado verdadero del hombre
es cantar la verdad es llamar por su nombre
al demonio que ejerce la maldad noche y día.

El poeta es el grito que libera la tierra
la primera montaña que divisa la aurora
la campana que toca la canción de la hora
el primer corazón que lastima la guerra.

Colocado en vanguardia sin que nunca desate
su unidad con los pueblos su visión del conjunto
el poeta es el hombre que primero está a punto
para hacerse con bríos a la mar del combate.

El poeta es el pueblo que a morir se resiste
en la súbita noche donde todo se olvida.
Donde no hay libertad no hay poeta con vida.
Ningún pájaro vuela donde el aire no existe.

Yo poeta declaro que la cólera es una
cuando hay algo que atenta contra el sol que nos guía.
Languidece el poeta si la tierra se enfría
cuando no hay corazón ni justicia ninguna.

Yo poeta declaro que en el duro camino
del tiempo el poeta se halla siempre un hermano.
Yo poeta declaro que el poeta es humano
aunque a veces nos haga presentir lo divino.



JOSÉ MARÍA MILLARES SALL

(1921 Las Palmas - 2009)
 


La casa que iba al agua

Se vino abajo
el techo,
la música, los sueños,
sus nevadas lagunas.
De pronto, cuando nadie lo esperaba
se vino abajo toda la argamasa,
y abajo la censura,
y el puñal asesino de la idea,
su trazo envenenado,
y el sesudo incapaz,
el retorcido
prohombre,
su nefasta necedad.
Se vino abajo el techo.
El peso de la luz
hizo posible la infame negación
del ignorante.
Se vino abajo el techo
con todas sus mentiras.
El luto programado de la muerte
clavó el puñal
del miedo
en la nómina negra
del censor.

(De Hago mía la luz, 1977)
 

Cecilia Domínguez Luis

(*17. 10. 1948, Orotava/Tenerife)
 


COTIDIANA
Cuando llegó la hora
descolgó el traje rojo.
Miró la ciudad inmóvil bajo escamas de humo
-su corazón perdido entre brazos ausentes-
y respiró con fuerza
apretando los labios.

De pronto recordó
que el gato estaba sucio,
que no había acabado de escribir a su madre,
que, al fin y al cabo, el día amenazaba lluvia,
y con gesto cansado
volvió a cerrar la puerta.

 
María Gutiérrez

(Tenerife)
 


Canción para Dulcineas del Tercer Milenio


Contra el viento y las aspas enredadoras
buscando el camino
anduvo centurias luchando sin matar
tanteando a veces otras en carrera arrancándose
ciega Dulcinea buscando
buscando
busca busca busca
reparte amores te parte el alma
repatina a fuerza de pasión
con trancos marciales
a trompicones te deja
con Don Quijote mañana
quizá con Sancho
sola te deja
perdida en las ventas del camino
caídas las comisuras taciturnas
ciega siempre
busca avanza empuja
y no te grito detente un momento mira
que no te enreden las palabras ni el viento en las aspas
no te digo Dulcinea párate que no te confundan
mira hacia adentro
qué estás
siente Dulcinea

(Para la XXI Cita de la poesía, Berlín 20 17)


 
Antonio Arroyo

(Gran Canaria)
 


SCHÖNOWER CHAUSSEE 1, BERNAU


(A Bárbara Krüger y José Pablo Quevedo)

No imagines la casa detrás de los alambres,
nada añores si sales al balcón. Solo mira
a lo lejos el pino: parece la araucaria
de tu jardín,
pero solo es un pino con los pelos de punta
esperando llevar un destello de pájaros
al viejo cementerio soviético. Amanecer tan pronto
es un signo de cinco puntas
que se quedó allí,
cantándole al olvido de la noche
mientras brille la fronda.
Mi casa del Atlántico
ayer amaneció dos horas más tarde
en el siempre habitual:
muchas horas en blanco me han quitado la aurora.
Pero Bernau
hoy me trajo las vidas
que dejé tras el sueño


LAS PALABRAS

Las palabras no vuelven al poema,
el poema regresa a ser incendio.
Y una sed que me inunda tenuemente
como lluvia verbal que ha de partir
lleva sombra de nube en los zapatos
de la aurora fugaz que sueña ríos.
Las palabras respiran mis pulmones
y dan aire al no-ser que me suplanta.
Extranjero del gesto de mi boca,
me descubro en el gesto del lenguaje
y me extraña sentirme cual gorrión
en la jaula atrapado por el canto.
Mas no-ser es el árbol que yo ansío.
Ser la ausencia ilumina el pensamiento:
respirar en el aire de las cosas
es ser yo con la forma y las raíces
de ese árbol sagaz que es horizonte,
de ese árbol mental que me descubre.
Las palabras que engañan al poema,
como al ojo el final del laberinto,
son palabras que llueven de la asfixia
y que apagan la llama que transforma
la mirada en un acto de la mente,
la mirada en el canto que me habita.



AQUILES GARCÍA BRITO
 
 
TORMENTA NOCTURNA

(Con agradecimiento de discípulo atento, a Eugenio Padorno)


La tormenta que viene por la noche
No allana la bahía.
Prefiere agazaparse,
Pernocta lejos.
Altísimo empuja
Un bosque oscuro,
Donde cuelga guirnaldas delatoras,
Y así desvela el alumbrado
Amarillo de la ciudad.
Y nos deja entrever su fronda
Cuando todo esclarece.
Entre las islas y la luna,
En el aire fondea
Una borrasca,
Y a cuestas trae un bosque frío;
La voz envía de sus animales.
Como la madre al hijo
Con los cuentos y nanas.

Del poemario Otro uno, reparto y localizaciones (2014)
 
 
 
Fuente:

Poeta Mundial José Pablo Quevedo