martes, 23 de octubre de 2018

GESTA DE LUIS FELIPE DE LA PUENTE - FOLIOS DE LA UTOPÍA: LA CASA Y LAS AVES - POR DANILO SÁNCJEZ LIHÓN


 

Construcción y forja de la utopía andina
 
2018 AÑO
DE LA IDENTIDAD Y DEL PATRIMONIO
INALIENABLE DE NUESTROS PUEBLOS
 
OCTUBRE, MES DE LA SALUD,
LA ALIMENTACIÓN, LA GESTA
DE ANGAMOS; VIDA Y EJEMPLO
DE MARIO FLORÍAN Y LUIS
DE LA PUENTE UCEDA
 
CAPULÍ ES
PODER CHUCO


 
SANTIAGO DE CHUCO
CAPITAL DE LA POESÍA
Y LA CONCIENCIA SOCIAL


 
*****
NUNCA ES EQUIVOCADO AMAR




1. Y
agradecer
¿Por qué guardar la flor que alguien se merece para recién decirla cuando ya no existe y se ha ido para siempre?
¿Por qué no prenderla en el ojal del pecho del ser amado, cuando él está aquí a nuestro lado, que es en donde debe lucir y permanecer para desde allí iluminar nuestras vidas?
No hay que esconder, avergonzadamente, lo más sublime y noble que tenemos como es el amor. No aceptarlo y no permitirlo no sólo es un error, sino una verdadera desgracia y hasta una fatalidad.
Hay que ofrendar la flor que todo ser se merece, pero ahora y no cuando las personas ya no estén, ni cerca ni lejos en este mundo.
Apego que sólo ponemos de manifiesto cuando ya se han tendido distancias inexorables e imposibles de salvar, olvidando así que las personas más nos motivamos por la gracia y la dulzura del compartir.
Entre seres que se cuidan, protegen, ayudan y consuelan. Y hasta se perdonan. Y que velan en las noches hasta por el regreso del último de ellos a casa.
2. Sin
medida
 
Y agradecer, por el conjunto de seres que se reúnen en torno a un hogar, por esta gracia del amor de familia.
Agradecer por esta bendición que tenemos los seres al nacer; y en este paso terrenal por el mundo, cuál es que no vinimos a esta vida ni a estar solos ni a permanecer entre extraños.
Sino teniendo aquí a quienes nos esperan y a seres queridos con quienes podemos compartir principalmente nuestra adhesión, nuestra paz, la buena intención y ojalá nuestra devoción y hasta nuestra ternura.
Agradecer por este milagro que nos da la existencia de no caer dispersos, ni andar sueltos o aislados sino formando espigas, manojos y racimos de familia, vecindad y colectividades sanas y confiadas.
Porque nunca es equivocado amar. Entonces tratar de amar sin medida, porque el amor no tiene límites. Ni debe esperar respuestas, correspondencias ni recompensas.
Porque es el amor lo que nos salva de todas las muertes, con lo que basta amar y saberlo decir con sinceridad para que toda muerte sea imposible.
DANILO SÁNCHEZ LIHÓN


*****
23 DE OCTUBRE
CAE ABATIDO EN MESA PELADA, 1965


 
GESTA
DE LUIS FELIPE
DE LA PUENTE


 
FOLIOS
DE LA
UTOPÍA


 
LA CASA
Y
LAS AVES



Danilo Sánchez Lihón
 
 
1. Petición
insólita
La primera vez que Luis Felipe de la Puente Uceda cayó preso y salió libre, la orden de libertad estaba lista para que saliera el día sábado, pero él extrañamente pidió recién salir el día domingo. Pidió pasar un día más en la prisión.
Esto causó extrañeza y desasosiego entre los gendarmes y las autoridades del penal. Fue considerada una actitud muy sospechosa.
Era una petición insólita e inesperada. Se consultó sigilosa y disimuladamente hasta las más altas esferas del gobierno, quienes respondieron desde Lima que la decisión la adopten las autoridades del penal.
De este modo se supo que era temido, sea que esté adentro sea que esté afuera de la cárcel. Incluso más se le temía adentro por su ejemplo moral. Y porque estando recluido la población del penal estaba en guardia para defenderlo.
 
2. Hay
que vigilar
 
Cuando escuchaban ruidos en la noche y se sospechaba que lo venían a llevar para matarlo, y aducir que trató de huir o de escapar.
Para eso todos los presos tenían escondidas dos piedras que hacían chocar una con otra produciendo un ruido infernal, sobre todo porque era acompasado y parecía venir desde el fondo de la tierra, como un sismo o la eclosión de un volcán.
Y así retrocedían. De esta manera lo cuidaron todo el tiempo.
– ¿Qué se propone? –Se preguntaba el comandante–. ¿Cuáles son sus planes e intenciones? –Y se pusieron a especular.
– Estos subversivos siempre están maquinando algo, que casi siempre resulta muy peligroso. –Apostrofó el Alcaide.
– Pero es mejor tenerlo dentro, para saber qué hace, que buscarlo afuera en donde será difícil ubicarlo. Solo que hay que vigilar. –Acotó el capitán, también presente.
 
3. Reforzaron
la guardia
 
– ¡Pues entonces que se quede! Pero, eso sí, en vela toda la noche, cuidando el mínimo de sus movimientos, y sobre todo custodiando cada celda.
Reforzaron la guardia. Y no durmieron los sesenta seis custodios asignados a ese penal.
Todo transcurrió con normalidad. El día domingo tampoco se apuró en salir temprano. Acomodó pacientemente su ropa. Y recién salió a eso de las nueve de la mañana.
Él sabía que a esa hora su madre estaba escuchando misa en la iglesia catedral de la ciudad. Ese era un rito infalible. Esa asistencia era religiosa. Y él bien lo sabía.
 
4. ¡Son
libres!
 
A nadie de sus amigos avisó la hora exacta en que calculó salir. Ya libre llegó a su casa y sigilosamente entró en ella.
Pero esta vez ni siquiera ingresó a la sala ni al comedor ni a la cocina, sino que fue directo a la primera pajarera del jardín.
Jaló la aldaba de la inmensa jaula y abrió de par en par la puerta.
Luego pasó a la huerta en donde estaba la más grande de las pajareras.
El bullicio de los pájaros, suponiendo que se le llevaba comida, fue ensordecedor. Igualmente abrió la puerta de par en par y descorrió los pestillos de las ventanillas.
Y así lo hizo con cada una de las jaulas que había por los contornos. Todas las abrió para que las aves escaparan.
 
5. A todas
liberó
 
En ellas había pájaros que habitaban encerrados y presos desde hacía años, meses, semanas y días. Desde que habían nacido.
– ¡Fuera! ¡Váyanse! ¡Ahora son libres! –Les decía.
¿Cuántas aves había en esos calabozos aparentemente amables e idílicos? ¡Muchísimas!
A todas las dejó libres. E incluso a algunas tuvo que entrar, cogerlas con sus manos y echarlas a volar para que se fueran.
Delicadamente los nidos los fue poniendo en lo alto de las tapias. Otros los colocó en los aleros y en los tejados.
A todas liberó.
Sabía que estando su madre en casa nunca hubiera podido hacerlo.
Porque ella se hubiera interpuesto, sin que él pudiera abrir puertas ni ventanas de sus prisiones aparentemente doradas.
 
6. Viejas
y adustas jaulas
 
Todavía tuvo tiempo de alentarlas con los brazos para que se fueran.
Al volver, su madre encontró revoloteando decenas y centenas de pájaros en los muros de entrada, en los balcones, en el alfeizar.
Otros atolondrados o felices entraban en las habitaciones, hecho que ella lo tomó como un buen augurio.
  Tiene que ser un día feliz el que hayan venido tantos pájaros que hasta entran por los cuartos.
Y ni le pasaba por la mente ni los relacionaba aún con aquellos que durante años había criado y permanecido dentro de sus viejas y adustas jaulas y pajareras. Nunca se hubiera imaginado que ahora habían sido liberadas.
 
7. Abiertas
de par en par
 
Más bien, fue inmensa la sorpresa y alegría de encontrar a su hijo querido y adorado ya en la sala; cenceño, barbado y con la mirada de un brillo fulgurante en los ojos.
Se abrazaron largo rato y ella volvió a sollozar pegada a su pecho y al pie de sus hombros.
Lo sintió esta vez un hombre fuerte, gigantesco, inmenso. Sintió esta vez que había parido un hijo que era inhiesto y total como una montaña.
– ¡Hijo! ¡Hijo mío! ¡Por fin, estás libre y aquí!
Pero en eso vio pájaros que estaban parados en los marcos de los cuadros. Pájaros que estaban sobre los adornos del recinto y que recién descubría que tenían trinos propios y sutiles, y vuelos rasantes. Y no el alboroto de las jaulas.
 
8. ¡Por
qué?
 
Se asomó a la ventana y desde allí descubrió las puertas y ventanas de sus pajareras abiertas de par en par.
– ¡Dios mío! Están abiertas las puertas de las pajareras. Las aves han escapado. ¡Hay que cerrar las ventanas!
Él la sujetó fuerte entre sus brazos y le dijo:
– He sido yo madre quien las ha abierto.
– ¿Qué, hijo?
– Que yo he abierto las pajareras y las jaulas.
– ¿Tú? ¿Por qué, por qué lo has hecho, hijo mío?
– Madre, porque la prisión es atroz, horrenda. Sabiendo que hay presos en esta casa no hubiera podido ni siquiera visitarte, ni vivir un solo día a tu lado, ni siquiera quedarme un solo instante para estar contigo. Perdóname, mamá.
 
9. Presas
desde niño
 
– ¡Dios Santo!
– Madre, Estar preso es estar muerto. Cuando me vencía el desaliento me mantenía solo una idea fija que tenía que cumplir y que me salvaba de toda depresión, tristeza y desaliento.
– ¿Sí?
– ¡Sí! Y cuál era liberar estas aves que he visto desde niño y que recién me doy cuenta que estaban presas desde aquellos tiempos. Y hasta me soñaba haciéndolo.
– ¿Sí?
Su madre, no sabía por qué, pero más se aferraba y se hundía hacia él protegida en sus brazos.
– Pero no llores mamá. Tú eres creyente.
– ¡Sí, hijo mío!
 
10. Y yo
lo haré
 
– Dios hizo libres a las aves. Y yo te juro mamá que no hubiera podido vivir en esta casa sabiendo que hay encarcelados. Y pensar en irme a otro lado era para mí desgarrador.
– ¡Ay, Dios!
– Dime, madre qué debo hacer para compensar todo esto, para pagártelo por cada uno de los pájaros que han volado. ¿Cuánto valen? Dime ¿qué sacrificio debo hacer?
– ¡Ay, Dios!
– Por más grande que sea el costo yo lo cubriré, a fin de que esto no te entristezca.
– ¡Ay, hijo!
  Dime mamá, qué trabajos debo cumplir y yo lo haré. Pero no podría haber vivido a tu lado, madre, sabiendo que hay aquí prisioneros.
– ¡Hijo mío!
 
11.Un
libertador
 
– Lloro hijo porque de niña soñé que las aves revoloteaban en la sala y en los muros de mi casa, y creía que enjaulándolos cumplía con ese sueño. Y es más bien que era para que un día tu alma y corazón, que ahora siento inmenso, fuerte y generoso como un río, ¡fueran libres!
Nota: Luis de la Puente Uceda, así como liberó a las aves de la casa de su madre, repartió también todas las tierras de las haciendas que le tocara como herencia. No retuvo para sí ni un solo palmo de tierra que antes fueron de sus ancestros.
Por sus bienes y raíces de su familia él era un oligarca, pero por su emoción y su conducta se volvió un hombre del pueblo, un chuco legendario, un libertador de hombres y de aves y un héroe popular.
 
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