domingo, 1 de julio de 2018

UN MAESTRO DE ALMA - FOLIOS DE LA UTOPÍA: DON FRANCISCO MIÑANO BENITES - POR DANILO SÁNCHEZ LIHÓN

 
CAPULÍ, VALLEJO Y SU TIERRA
Construcción y forja de la utopía andina
 
 
CAPULÍ ES
PODER CHUCO
 
 

UN
MAESTRO
DE ALMA
 
 
FOLIOS
DE LA
UTOPÍA
 
 
DON
FRANCISCO
MIÑANO BENITES
 
 
Entrevista de:
Danilo Sánchez Lihón
 
La siguiente entrevista realizada al maestro Francisco Miñano Benites, seleccionado a nivel del departamento de La Libertad para recibir las Palmas Magisteriales, fue con ocasión de asistir al homenaje que se le rindiera al Dr. Pablo Uceda en el “Auditórium César Vallejo” de la Universidad Nacional de Trujillo, el 31 de octubre del año 1996, teniendo lugar esta entrevista al siguiente día de llevarse a cabo dicha actividad.
 
El propósito tal y conforme le manifesté al profesor Miñano, era tratar el tema de las canciones escolares. Sin embargo, surge a lo largo de ella el tema central de la educación, que es fundamental para asegurarnos un porvenir digno en nuestra patria, así como aparece el recuerdo de mi padre en labios del mencionado profesor, hecho que le agradezco siempre conmovido y emocionado.
 
Los maestros de aula Francisco Miñano Benites y Danilo Sánchez Gamboa fueron amigos entrañables que compartían la afición por la música, el canto y las inquietudes y preocupaciones pedagógicas como artísticas. Como lo refiere don Francisco, se entendían sin hablar, actuaban como si ya supieran lo que el uno y el otro pensaban.
 
Francisco Miñano Benites es natural de Santiago de Chuco, estudió para maestro primario en el Instituto Pedagógico de Cajamarca y ha laborado largos años en la Escuela 271 de Santiago de Chuco. Cultiva el arte de la música, la escultura, la jardinería, la artesanía, así como es un estudioso ferviente de la vida y obra de César Vallejo siendo uno de los baluartes de la cultura de Santiago de Chuco.
 
DSL: Profesor Francisco Miñano: ¿En qué medida considera que las canciones escolares hacen bien o mal a los niños? ¿Son importantes en la educación?
 
FMB: Mi querido Danilo, en primer lugar debo expresarte mi agradecimiento por la consideración que has tenido a mi humilde persona y por esta gentil invitación que me has hecho para conversar acerca de un tema tan importante como son las canciones escolares que hasta el momento, o en el presente están prácticamente rezagadas, por no decir olvidadas en una forma total, y esto realmente como maestro viejo a mí me apena mucho. Ya no estamos viviendo ese ambiente de aquellos años de las décadas del 40 y del 50 en que yo ingresaba al magisterio y que tuve la brillante oportunidad de conocer, y no sólo de conocer sino de intimar con tu papacito mi querido Pascual Danilo Sánchez Gamboa, de quien no solamente tuve que admirar el espíritu talentoso de maestro que él tenía sino aprender de él también muchas cosas, del maestro autodidacta, sacrificado, con quien llegamos a apreciarnos y a querernos tanto y tanto, como tú muy bien lo has dicho, que hemos sido como hermanos y yo lo extraño a él, lo lloro y lo recuerdo todos los días de mi vida allá en Santiago de Chuco, porque lo que pude compartir con él hoy no lo tengo, no puedo encontrarlo por ningún lado, inclusive para cumplir con este compromiso de anoche no te imaginas, mi querido Danilo, y sin ánimo de exhibirse o sin ánimo de querer tal vez sostener sobre los hombros una aureola que ya pasó tal vez, sino más bien pensando en nuestro Santiago, vale decir el compromiso que ha tenido el Concejo Provincial frente al homenaje y  pleitesía que muy merecidamente se ha tributado y se merece el Dr. Pablo Uceda Paredes.
 
DSL: Pero ha salido muy bien don Francisco la interpretación de las canciones que ustedes han hecho. La verdad es que no se notaba ninguna improvisación.
 
FMB: Pero como te decía, nos hemos presentado casi en forma súbita, casual, hemos tomado el carro de este compromiso así en marcha, sin mayores ensayos y simple y llanamente contando con la humilde voluntad de los muchachos que tú viste anoche, con un par de ensayos y nada más, uno que hicimos en Santiago y otro que hemos hecho ayer aquí en Trujillo y que, gracias a Dios, si no hemos salido muy, pero muy bien, hemos salido un poco regular y estamos contentos, más que todo porque nos parece que hemos impactado en el ánimo y en el espíritu del Dr. Pablo. Ahora, refiriéndome ya específicamente a los cantos escolares como ya decía estamos mal, completamente mal. No hace mucho, la USE de Santiago de Chuco convocó a todas las escuelas de la Provincia a un Concurso de Canciones Escolares y no me creerás, mi querido Danilo, se han presentado solamente dos escuelas al concurso: la escuela primaria anexa al Colegio César Vallejo y la escuela de la Parva de la Virgen que es la 80523 denominada últimamente Augusto Helí Vejarano Zavala, en cuanto se refiere a escuelas de la localidad, y una escuela de Cachicadán. Esas han sido todas. Pero con unas actuaciones muy deslucidas ante temas netamente conocidos y sencillos, pero ha sido una defección total este Concurso de Canciones Escolares. Las demás escuelas ¿por qué no se han presentado?, sencillamente porque no cantan. Ese hábito de cantar de años atrás ha desaparecido totalmente.
 
DSL: ¿Por qué años atrás sí se cantaba y ahora ya no se canta en las escuelas?
 
FMB: Se cantaba más porque, a mi modesto entender, sencillamente todos los que éramos maestros de escuela no nos ateníamos a los consabidos profesores de música que hay ahora y que no saben siquiera la M de música. Cada uno de nosotros como teníamos que cumplir con un turno semanal o diario teníamos que preocuparnos por aprender las canciones que teníamos que entonar en las asambleas primeras del inicio de clases de todos los días, tanto en las mañanas como en las tardes  y de ahí pues que todos los maestros teníamos nuestro Cuaderno de Cantos o la Libreta de Cantos. Al que habla, por ejemplo, le picó el gusano no solamente de la curiosidad sino de la necesidad de no solamente hacer una recopilación de canciones escolares en cuadernos que tengo, como media docena, así llenos de letras de cantos escolares, sino más bien sentí la necesidad y la obligación de perfeccionarme y de aprender a leer música. Para el efecto, me compré mis instrumentos de cuerda, una mandolina, una guitarra, lo que no pude adquirir fue un violín pero sí adquirí después un instrumento de viento, un saxofón alto, a través del cual he podido perfeccionarme en música y leer las partituras que he encontrado en las librerías o a través de las investigaciones para poder enseñar canciones nuevas a los niños que, desgraciadamente, repertorio netamente nacional no tenemos. La mayor parte de canciones son de origen extranjero pero de unos fondos muy preciosos y de mensajes muy significativos a través de sus músicas y de sus letras.
 
DSL: Pero, contrariamente a lo que ocurría en el pasado, ahora hay un profesor de música, especialmente asignado para desarrollar este arte. Y pese a que hay alguien ya responsable de esta dimensión de actividades, al contrario de haberse incentivado, ¿más bien ha disminuido dice usted? Aquella razón que expresa de que ya no hay turnos y que antes el profesor tenía prácticamente la obligación de llenar con su orientación toda una semana o todo un día, ¿es por esta razón más bien de tipo administrativo que han desaparecido las canciones escolares en los centros educativos?
 
FMB: Respecto a esto, parece paradójico que no obstante de que hoy cada escuela, refiriéndome a Santiago de Chuco, pero este fenómeno creo que se da en todo el ámbito nacional, decía que no obstante haber profesores de música el campo de las canciones escolares ha retrocedido. ¿Y a qué se debe esto? ¡A quiénes son los profesores de música! Son muchachos que de una u otra manera han aprendido a tocar un instrumento de viento, sea un clarinete, un saxofón, una trompeta o un bajo en las bandas de músicos que se han organizado últimamente en los colegios y escuelas de Santiago de Chuco. Esos muchachos han estado siguiendo sus estudios secundarios como miembros de dichas bandas de músicos, han aprendido a tocar esos instrumentos que digo y como hoy estamos en una falencia total de tipo laboral, no hay en qué se ocupen, entonces a estos muchachos les han dado cabida en las escuelas primarias y hasta en los colegios secundarios como profesores de música. Pero ¿qué saben? ¡No saben ni leer bien las partituras! Aparentemente, se les ve por ejemplo que ponen una partitura delante en un atril, cogen el instrumento, lo ejecutan ¡pero les sirve de simple guía! Si les ponemos una partitura nueva ¡están en la luna! ¡No saben nada! Y entonces, como la presencia de estos jóvenes se justifica como maestros de música en las escuelas, comenzando del director para abajo, los auxiliares o profesores de aula se han desentendido totalmente de este aspecto y lo han dejado, lo han espetado mejor dicho esa responsabilidad en forma total a dicho profesor de música y este profesor al fin y al cabo no sabe nada ni tienen el amor, diremos así, ni el cuidado de buscar una canción nueva, comprar un cancionero escolar, leer las músicas, ¡nada!, a lo más organizan la banda de guerra y repiten diariamente lo que por suerte ha quedado como rezago de las canciones que se entonaban en años atrás, una, o dos, o tres canciones que eso lo repiten mañana y tarde y todos los días y todos los meses y todos los años en estos últimos tiempos.
 
DSL: Ud. ha enseñado a muchos niños a cantar y a que practiquen esta manifestación humana. ¿Qué intuye que ocurre en el alma de un niño cada vez que canta en su patio o en el salón esas canciones? ¿En qué considera usted que le hacen bien?
 
FMB: Bueno. Para mí sencillamente desde el punto de vista psicológico este asunto impacta en esa parte principal de nuestra estructura humana, cual es el alma, y alma no es aquella en que nos hacían pensar nuestros antepasados, los abuelos, las abuelitas, el papá, la mamá, diciéndonos, señor, que la almita es algo así como una cosa etérea que se ve a veces, pero que más no se ve y que se va al cielo, al infierno o al purgatorio. Hoy los conceptos han cambiado totalmente y el alma no es otra cosa que ese puñado, diremos así, de facultades psíquicas de que dispone la persona humana, vale decir: memoria, pensamiento, inteligencia, voluntad, etc., etc. Allí incide el aspecto musical, en el alma del niño. Si queremos, por ejemplo, estimular al niño a una identificación con la tierra natal, con la tierra que nos vio nacer, no hay mejor cosa pues que entonar las canciones propias de la tierra, esas canciones por ejemplo, si somos maestros de escuela en el campo, esas canciones de tipo pastoril o eglógico. Si trabajo en la ciudad, por decir en Santiago, en el mismo Santiago, ese Santiago de Chuco que se confunde no solamente con su aspecto urbanístico, vale decir sus calles, sus plazas, sus parques, sino también con sus alrededores tan pintorescos, tan lindos, tan preciosos, por donde uno de niño ha correteado tanto, canciones como Las campanas.
 
DSL: Nos afianzan en lo que es el arraigo y la pertenencia a una tierra de origen.
 
FMB: Yo recuerdo por ejemplo de las canciones al árbol que nos hacían entonar cuando estaba en el Centro Viejo, qué preciosidad, eso por ejemplo cada vez que vienen a mi memoria esas melodías yo trato de silbarlas o de modularlas aunque sea con un tarareo o evocar la letra de esas canciones. Eso me liga por ejemplo con el molino del gringo Pala de ese tiempo. ¡A esas chacras, a esos bosques! que quedan al pie de la “Piedra Bruja”, de ese sitio tan lindo que has escogido para un tema de tu libro, bueno, porque por allí nos sacaban los profesores los días jueves en la tarde, de paseo, y antes de darnos el “¡rompan filas!” nos hacían entonar esas canciones; y ¡cómo se graba pues en la alma infantil! ¿No?, se asocia la idea de la canción y del lugar donde se entonó. De ese modo se está haciendo y ejecutando una acción psíquica como quien dice de amalgamar, de soldar, de unir, de poner nexo entre el alma del hombre y la tierra natal. Y ha sido con tu papacito que los dos juntos en el Centro Viejo hemos incentivado estas manifestaciones del ser.
 
DSL: ¿Qué temas recuerda Ud. que cantaba con mi papá en lo que toca a canciones escolares?
 
FMB: En cuanto a canciones escolares con tu papacito me acuerdo que enseñamos con él la entonación de una canción muy bonita que se ejecutaba en ese tiempo que era “Himno al sol” “Mama Pacha, ¿do están tus hijos?”. Otra canción: “Punchauniquipi”, y las enseñábamos algunas en su letra original en runa sini, o quechua. Pero el repertorio era extenso, desde que se iniciaba la labor escolar, desde el primer día útil de abril hasta el último del mes de diciembre teníamos canciones diversas adecuadas a las diferentes fechas del Calendario Cívico Escolar. Por decir, temas al Día de la Lengua, a esta bella lengua de Cervantes que hablamos, temas al Día de la Madre, al Día del Indio, así se decía en ese tiempo, así se señalaba la fecha del 24 de junio. Y alrededor de la Fiesta del Indio había pues un repertorio larguísimo, inacabable, temas diferentes, canciones a la Patria, con motivo ya del santo de nuestra amada patria, alrededor del 28 de julio, temas a la Batalla de Tarapacá, a la Batalla de Arica, al Combate Naval de Angamos, a la primavera, a las vacaciones, etc., etc. Bueno, ¡qué repertorio tan riquísimo y precioso! Y, aparte de ello, ya dentro de las canciones que entonábamos con tu papacito y con la orquesta que teníamos, ¡ya ni hablar!, las canciones de la guardia vieja, pues en eso nadie nos ganaba, en la entonación de los temas que recién estaban entrando en moda, marchas y así por el estilo, un sin número de piezas musicales.
 
DSL: Usted también cantó de niño don Francisco.
 
FMB: ¡Por supuesto! Yo por ejemplo, lo que me liga más a mi tierra son las canciones de mi infancia, las que aprendí en la Escuela, tanto la Escuela Elemental 2723, que dirigió el señor Saavedra, cuanto las canciones del Centro Viejo, que allí lo encontré precisamente a tu papá que ya se iniciaba en el magisterio, joven todavía, y que después la suerte quiso que yo llegue a terciar con él en el oficio de la docencia y lleguemos a intimar tanto, ¡a querernos tanto! y a entendernos y comprendernos, que decir Danilo Sánchez Gamboa y decir Francisco Miñano Benites era decir casi igual en aquel tiempo. ¡Los dos hemos sido inseparables! Cuando murió tu papacito, el año 1981, ha sido en el mes de mayo, desgraciadamente yo no me encontraba cuando falleció él. Estuve en la ciudad de Huamachuco cumpliendo un compromiso del Censo Nacional, que me nombraron Jefe Provincial del Censo y tuve que concurrir a esta ciudad a un curso de entrenamiento, allí en el Colegio Nacional San Nicolás de Huamachuco, con todos los jefes distritales del censo. Y a mi regreso a Santiago de Chuco me encontré con la ingrata y sorprendente noticia de que había fallecido mi querido Danilo. ¡Cuánto lamenté realmente de no haberme podido encontrar aquí a la muerte de tu papá! No me creerás, mi querido Danilo, lo único que hice fue sacar mi pañuelo y llorar...
 
DSL. Muchas gracias don Francisco.
 
FM. La verdad que de haberme encontrado frente al deceso de tu padre yo no lo hubiese despedido con una oración católica de esas de rutina de las iglesias. Lo hubiese despedido, tal vez al entrar al cementerio, con esos temas musicales que más le gustaban, con la orquesta que tu papá dirigía y que me honra tanto haber sido uno de sus integrantes.
 
 
 
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SANTIAGO DE CHUCO
CAPITAL DE LA POESÍA
Y LA CONCIENCIA SOCIAL

 
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¡FRANCISCO
MIÑANO,
PRESENTE!
  HOMENAJE
A UN BALUARTE
DEL VALLEJISMO
 
Danilo Sánchez Lihón
 
Francisco Miñano Benites ha muerto.
En el marco del XV Encuentro Internacional
Capulí, Vallejo y su Tierra, que realiza
una de sus jornadas en la ciudad de Trujillo,
tributamos un homenaje especial a don
Francisco Miñano Benites, descubridor
del Testamento del Padre de César Vallejo
y de las tumbas en donde están enterrados
los padres del poeta en Santiago de Chuco,
acto que se realizó el 22 de mayo del año
2014 en la Casa de la Emancipación,
en donde expresáramos lo siguiente:
 
1. Con
su pueblo
 
Cuando se revisan fotos de la generación a la cual pertenece don Francisco Miñano Benites, a quien Capulí, Vallejo y su tierra junto con el Instituto de Estudios Vallejianos de Trujillo y de Utah en los EEUU, homenajeáramos en mayo del 2014 en la ciudad de Trujillo, en un magno evento realizado en la Casa de la Emancipación en el marco del XV Encuentro Internacional Capulí, Vallejo y su Tierra, y quien recibiera luego el día sábado 5 de julio las Palmas Magisteriales de manos del Ministro de Educación del Perú, se descubre que todos han muerto.
Murió mi padre, murió don Carlos Castillo Murga, murió don Leoncio Rebaza, don Diómedes Paredes, don Arnulfo Enríquez, sólo por mencionar los más cercanos y afines. Nadie más que él sobrevive.
Los antiguos griegos creían que a algunos personajes los dioses les deparaban el destino de sobrevivir a todos los demás, y caminar sus pasos más allá de lo que otros llegaron, para testimoniar en ellos los valores y virtudes que caracterizaron a los hombres de una época. Y si eso es así nadie mejor que él para representar en ellos el ser paladines de la dignidad, la honradez, el honor, la hidalguía, el don de gentes y el compromiso con su pueblo.
 
2. Desde
su raíz
 
Pero también creían en la Grecia helénica que un personaje de aquellas épocas sobrevive para dar la oportunidad a las nuevas generaciones de hacer explícita y ostensible su gratitud.
Para darnos la ocasión de poder ser leales manifestándole el reconocimiento de las nuevas generaciones a una manera de ser y de vivir que nos estimula y enriquece y para que nosotros podamos salvarnos y redimirnos con este acto mínimo de ser agradecidos.
Si es así estamos cumpliendo ahora con un rito sagrado, puesto que lo determinan los dioses, más que para salvar al distinguido, para eximirnos nosotros mismos de caer en una condena o en una falta grave de ingratitud.
Es un deber de reconocimiento y adhesión el que le debemos a don Francisco Miñano Benites, gran maestro y connotado vallejista quien ha trabajado investigando desde el pueblo natal de César Vallejo, es decir desde su cogollo o raíz, habiendo dado aportes significativos y trascendentales en el conocimiento de la vida y obra del poeta universal.
 
3. Pueblo
legendario
 
Nació en Santiago de Chuco el 23 de abril de 1926. Estudió para Normalista Urbano en la Escuela Normal de Varones de Cajamarca y ha laborado largos años en la Escuela de César Vallejo, reconocido también como el Centro Viejo 271 de su tierra natal.
Cultiva el arte de la música, la escultura, la jardinería, la artesanía. Integró la Orquesta Magisterial de la ciudad de Santiago de Chuco que dirigió el Profesor Pascual Danilo Sánchez Gamboa, como Primera mandolina. Ha sido director de los NECs Nº 35 de Angasmarca, así como Subprefecto de la Provincia de Santiago de Chuco los años 1984-1985. Obtuvo el reconocimiento de Capulí, Vallejo y su Tierra como Patriarca del Vallejismo en el Perú.
Es uno de los baluartes de la cultura de Santiago de Chuco, con un profundo y ferviente conocimiento de sus personajes y tradiciones. Al ofrendarle este homenaje rendimos pleitesía en él a todos aquellos grandes hombres que han sabido mantener encendida la antorcha del cultivo más acrisolado de la sabiduría y de la identidad; del arte y la cultura de un pueblo legendario como es Santiago de Chuco.
 
4. Hacia
el firmamento
 
Celebramos así, y con pleno regocijo, a seres que nos han dado motivos para vivir con mayor resplandor, para mejor querer y para mejor amar.
Que nos han llenado de orgullo y firme entereza por los valores que encarnan, que nos hacen confiar más en nosotros mismos porque pertenecen a nuestra fibra, temple o cepa.
A la savia que nos sustenta, al bulbo que nos nutre e impele, a nuestra identidad acrisolada en donde don Francisco es uno de nuestros íconos y baluartes.
Un pueblo tiene personajes singulares, que marcan una época, que la caracterizan y definen. Don Francisco Miñano es quien lleva la antorcha y ocupa la cima del arte y la cultura en Santiago de Chuco en la segunda mitad del siglo XX.
Así como don Samuel Mendoza llevó esa flama en la primera mitad de aquel siglo, claro que ambos bajo la luz radiante que encendió César Vallejo en lo alto del cenit, en lo hondo de nuestros corazones y lo expandió hacia el firmamento y hacia todos los horizontes.
 
5. Color
a puquial
 
Y es que don Francisco sabe ponerle alma a las cosas. Así lo recuerdo en el patio de la escuela, preparando la excursión de los alumnos de quinto y sexto grado que nos representaría con gloria en los pueblos de Ancash por donde seguiría su itinerario.  El polvo de los caminos se abriría para nuestros excursionistas en el trayecto a Cabana, Pallasca y Corongo, pasando antes por Angasmarca, Mollebamba y Mollepata, bajo arcos de flores y pidiendo el público enfervorizado que cada velada se repita una y otra vez más.
Rememoro a don Francisco enseñando a los estudiantes en los corredores a tejer sus cascos de junco, porque ese era el emblema que llevarían por cada pueblo bajo cuyas guirnaldas tendidas de pared a pared de los pueblos vetustos pasarían nuestros estandartes y emblemas ganados en cada contienda y en mil batallas. No había uno solo que no lo hiciera y no lo portara.
¿Se imaginan un detalle cómo ese? ¿Que por cada pueblo por donde ingresaba nuestra escuela, el pleno de la delegación, de 80 o cien muchachos luciendo el casco de junco en la cabeza, confeccionado por ellos mismos, del color de nuestros arroyos y puquiales, del junco que es amable y fresco, del junco que es agua y es viento, luciera en sus cabezas incluyendo la de los profesores?
 
6. Vallejista
oral
 
¿Qué tiene que ver esto con César Vallejo? Me preguntarán ustedes. Y yo les respondo: ¡Muchísimo! Porque César Vallejo es fruto de esa escuela.
Él recibió esas mismas enseñanzas, lecciones y consignas, cuál es la identidad, la filiación y la pertenencia. Pero si quisiéramos ser más concretos y exhaustivos en su raigambre vallejiana referiré lo siguiente:
Después que vino Max Silva Tuesta al Capulí 1 en Santiago de Chuco y al escuchar aquí a las personas que hablaban con tanta erudición y sapiencia acerca de César Vallejo, y en su mismo pueblo, me confesó que agregaría una categoría más a sus 18 o 20 clases de vallejistas, vallejólogos y vallejólatras.
Y esa nueva incorporación a su nomenclatura era la del Vallejista Oral; de la tradición viva; del vallejismo encarnado en la leyenda cotidiana.
Y, según Max, el Papa de ese vallejismo era don Francisco Miñano Benites: ¡Qué hombre, según él, para saber tanto y de aspectos inéditos respecto al poeta de la solidaridad humana!
 
7. La familia
y la casa
 
Pero si se nos exigiera hacer una síntesis muy apretada, y sin entrar en muchos otros que son también significativos, será imprescindible mencionar los siguientes aportes de don Francisco Miñano Benites en el ámbito del vallejismo actual:
Lo primero ha sido su contribución en el conocimiento del vocabulario propio del pueblo de Santiago de Chuco, y que César Vallejo incorpora en su poesía. En este aspecto ha esclareciendo para el caso vocablos y expresiones ya en desuso que causaban estupor entre los investigadores más rigurosos de la obra vallejiana.
Asimismo, ha ubicado con sustento legal y jurídico las tumbas de los padres de César Vallejo en el cementerio general del pueblo de Santiago de Chuco. También a él se debe la ubicación y el posterior conocimiento del Testamento del Padre de César Vallejo. Documento importantísimo para conocer pormenores de la familia y la casa del poeta, ahora convertida en museo y monumento histórico.
Como a don Francisco se deben muchas otras precisiones en cuanto a la Rita de junco y capulí, a los sucesos del 1 de agosto del año 1920 ocurridos en Santiago de Chuco y que costaron 112 días ominosos de cárcel al poeta.
 
8. Sumar
voces
 
Siempre don Panchito, como le decimos cariñosamente nosotros, ha viajado desde lejos a esperar y a recibir a Capulí, Vallejo y su Tierra en Santiago de Chuco.
Es entonces eje de este movimiento, punto clave y de encuentro de Capulí. Es el Patriarca del Vallejismo y de nuestro acontecer y trayectoria. Es el patrón y referente que siempre tendremos en cuenta, ahora y para siempre.
Un año nos esperó con una estudiantina que denominó Telúrica Vallejo. Por eso yo quisiera dedicar a él la noche de serenata que organizamos en Santiago de Chuco.
Y aquí quisiera pedir ayuda a todos quienes estamos presentes en la Telúrica de Mayo en Santiago de Chuco, para organizar bien esta serenata que ha de llamarse a partir de ahora Francisco Miñano Benites.
Porque qué bueno es sumar nuestras voces a las voces de personajes como don Francisco, Luis de la Puente Uceda, Milongo Álvaro Pinillos. Al canto del Canario Yupanqui, y a la voz del mismo César Vallejo que tanto como ser poetas, guerrilleros, hombres masa, han sido hombres de serenata.
 
9. Que fue 
y qué es
 
Y es que en don Francisco hay un poeta escondido, un bardo de las serenatas del pueblo, un trovador a los cuatro vientos, a quien lo recuerdo cantando enternecido los valses cuando ensayaba la Orquesta Magisterial en mi casa antes de salir pasadas las doce a cantar al pie de los balcones y enarbolar el alma en el confín de las estrellas titilantes a esa hora.
Las piedras y las calles van a recordar siempre su voz, porque es su aliento del que se han impregnado las piedras de los cimientos y los grumos de los adobes que sostienen las techumbres de las casas de mi pueblo, trabadas de ilusión popular, del sentimiento amoroso y la endecha sentimental. Por lo pronto su libro de versos son las calles de Santiago de Chuco escritas con sus pasos; es la leyenda que ha ideado y a veces se pierde o se esfuma.
Y así como su aliento son providenciales sus manos que tocan la mandolina, que tocan el saxofón y que le exprimen tañidos y compases inusitados al acordeón. Manos con las cuales en base a injertos ha creado en su propio huerto las manzanas llamadas santiaguinitas, con las cuales ha construido y modelado un horno en su casa para cocer la arcilla de sus estatuas y esculturas.
Manos que han modelado el destino de tantos niños como el maestro legendario que fue y que es, adalid, hombre pan, humus de la tierra como él es.
 
10. No
pasatiempos
 
Y todas estas dedicaciones no son pasatiempos ni maneras de distraerse sin que alcance a tener proyecciones y significados trascendentes. Al contrario, los tienen y muchos. Significan, además de talento e inversión de recursos, muchos desvelos.
Por ejemplo, en este campo de la horticultura una de las primeras conclusiones es que Santiago de Chuco por sus microclimas puede llegar a convertirse en un emporio en la producción de alimentos, especialmente de frutas.
Nuestra provincia de acuerdo a las investigaciones de don Francisco es un lugar providencial para la producción de manzanas, higos, albaricoques, limas, granadillas, uvas, peras, duraznos.
Qué importantísimo que las personas que regresen a la tierra lo hagan internándose en la campiña para producir, con la tecnología y los vínculos que la globalización ha puesto en nuestras manos, productos de agroindustria pletórica y profusa, y con ello riqueza, felicidad y prosperidad para nuestro pueblo.
 
11. Cuando
alguna vez
 
Pero este homenaje a don Francisco es para instarle también para que publique y dé a luz por lo menos un libro que será el orgullo de quienes nacimos en Santiago de Chuco y de quienes son hijos adoptivos gracias a Capulí, Vallejo y su Tierra; y de quienes se sienten identificados con nuestro pueblo y que anhelan y edifican su grandeza.
Quienes fuimos sus alumnos pedimos a usted a través mío, don Francisco, esa obra sobre César Vallejo en Santiago de Chuco, que nadie sino usted puede escribirla. Con esa obra llénenos de más orgullo, invístanos de mayor coraje y de valor, háganos aún más grandes de lo que ya nos ha hecho. Este es también el reclamo de los niños del futuro, y particularmente mío, de este alumno suyo fervoroso, que le quiere y que le admira don Francisco.
Porque me conmovió mucho cuando alguna vez me dijo usted que había pedido a su familia y dejado la orden expresa de que cuando muera todos sus escritos e investigaciones originales e inéditas las entierren con usted, poniéndolas dentro del cajón con sus restos y al fondo de su féretro, por el mal pago con que en algún momento le ha tratado la gente.
Un rasgo sentimental, de resentimiento por honor; un rapto de llanto, de corazón dolido muy santiaguino, también de sincera aflicción por la indiferencia que usted reprocha hacia los asuntos verdaderamente fundamentales de la vida de nuestro pueblo. Pero no, don Francisco, legue lo mejor que usted ha investigado sobre Vallejo a la juventud de hoy y de siempre en un libro que lleve su firma para que su nombre respalde las verdades que allí se digan.
 
12. Más
confiados
 
Porque, ¿qué más grande monumento entonces al vallejismo, desde Santiago de Chuco, que el que usted erija? ¿Qué obra más contundente que la que usted alcance a plasmar, y que reuniendo la mayoría de escritos que usted ha ido publicando, alcance a llegar a las nuevas generaciones? ¡Y que es una obra hecha y derecha que usted la tiene perfilada y ya casi concluida!
Eso nos hará mucho más confiados de lo que somos, teniendo a César Vallejo al frente. Pero, ¡qué importante que se diga que la obra más importante acerca de César Vallejo en Santiago de Chuco es la de un hijo natural de esa tierra, la de don Francisco Miñano Benites!
Así como la obra más sesuda acerca de César Vallejo en Trujillo es la de Juan Espejo Azturrizaga, titulada: César Vallejo, itinerario del hombre; la de César Vallejo en Europa es la de Juan Domingo Córdova: César Vallejo del Perú profundo y sacrificado, junto con el libro de Ernesto More que recoge anécdotas de amigos que compartieron experiencias en el viejo continente, titulada Vallejo en la encrucijada del drama peruano.
Así la obra suya ha de sumarse al libro de Oswaldo Vásquez Vallejo: César Abraham Vallejo, ascendencia y nacimiento, que es más bien del ámbito de la familia.
 
13. Entusiasmo
para el bien
 
Quiero finalmente resaltar en don Francisco un don que ha sido para mí un paradigma y que hay que volverlo a poner vigente en este mundo y en este suelo, acerca del cual solo es la cultura el motor que puede echar a activar ese factor importante, cuál es el don del entusiasmo. Entusiasmo que ya es una extraña perla en nuestras vidas, porque a las generaciones presentes machacadas por la televisión solo importa ser espectadores pasivos y contemplar impávidos a ser apenas el coro que lamenta lo que ocurre y lo que nos pasa.
Y no emprenderemos nada ni cambiaremos un ápice si no tenemos entusiasmo, iniciativa y fervor. Por eso quiero dejar muy clara y nítida esta faceta de don Francisco Miñano Benites: ¡entusiasmo para todo lo que es el arte, la cultura y el conocimiento! ¡Entusiasmo para el bien, la verdad y la belleza! Porque él hace de todo: dibujo, pintura, música, escultura, teatro. Es un hombre en este aspecto multifacético y su casa es un jardín, un poliedro, una gama preciosa, y una diáspora.
Entusiasmo para encarar con valor retos increíbles, como los que él asume: por ejemplo, dentro de pocos días bajar desde Tauca hacia la hoya del Tablachaca, a pie y solo, como él se propone hacer, solo para hallar la cuna de los chirocos o cajeros de Santiago de Chuco; entusiasmo para el bien, la verdad y la belleza.
 
14. El néctar
de las flores
 
Su alma, su espíritu, su raigambre en primer lugar es el de una persona efervescente, inquieta, captando y procesando la realidad para recrearla y transformarla, en bien de las causas más nobles, honradas y trascendentes.
Hay en él aquella llama o fuego que hace que todo lo que es el ámbito del espíritu le sea importante; y que sea a favor de resaltar lo que le da brillo a su pueblo; y que al final nos resulte afín, nos atraiga y nos pertenezca, proyectándolo y compartiéndolo con los demás porque es altruista y edificante.
Tiene para eso iniciativa, inspiración, ideas que le nacen. Es una persona con ingenio, curiosidad y alienta en su ser un alma romántica en relación a su pueblo.
Un hombre baluarte, confiable. Un ser en el cual apoyarse, de hombre agigantado que defiende la vida.
Por eso que hoy día unjan sus nobilísimas sienes el néctar de las mejores flores de nuestros arroyos fuentes y puquiales.
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