miércoles, 31 de enero de 2018

31 DE ENERO EN HOMENAJE A SAN JUAN BOSCO - DÍA DEL MAGO - FOLIOS DE LA UTOPÍA: UN NIÑO QUE ERA RARO Y CURIOSO - POR DANILO SÁNCHEZ LIHÓN

 
 
 
Construcción y forja de la utopía andina
 
2018 AÑO
DE LA IDENTIDAD Y DEL PATRIMONIO
INALIENABLE DE NUESTROS PUEBLOS
 
ENERO, MES DE LA DEFENSA DE LIMA
DEL NACIMIENTO DE ARGUEDAS, HERAUD
Y LOS PARADIGMAS DE MACHUPICCHU
 
CAPULÍ ES
PODER CHUCO


 
SANTIAGO DE CHUCO
CAPITAL DE LA POESÍA
Y LA CONCIENCIA SOCIAL


 
*****
DE LOS ÁGREDAS
Y SUS TREMENDAS OCURRENCIAS
Don Enrique Ágreda, quien maneja su propio vehículo, toma asiento en el lugar del chofer, frente al timón del ómnibus, que parte de Cachicadán a Trujillo, pasando por Santiago de Chuco. Ya el chulío Vílchez ha subido el último bulto y ha cerrado la puerta.
– Todo listo don Enrique. ¡Vamos!
Don Enrique introduce la llave en el arrancador, la da vuelta en la chapa y el motor tiembla, pero sin poder arrancar. La vuelve a su sitio. Se sienta mejor; y hace nuevamente el intento de encender el motor. Pero, ¡nada! El motor temblequea y no arranca.
– ¿Qué le pasa a este carro? –Regaña.
Los pasajeros están pendientes. Sus familiares afuera, cansados de decirles adiós, bajan la mano que la tenían en alto, y esperan expectantes.
Otra vez Enrique Ágreda da vuelta a la llave. Pero igual, el ómnibus trastrabilla, sin poder encender.
– ¡Clarito que esto es maleficio! –Dice. Y llama a su chulío que se ha ido para atrás:
– ¡Vílchez!
– ¡Sí, don Enrique!
– Busca entre los bultos de los pasajeros, de repente alguien lleva un gato.
– Pero, ¿qué pasa don Enrique?
– ¡Que no enciende el carro!
– ¡Pero yo lo he traído hace un momentito sin ninguna dificultad!
– ¡Busca si alguien lleva un gato, te digo! Y no me hagas perder tiempo,
Vílchez entonces se abre paso entre los pasajeros, unos que están de pie y otros que ya están sentados en el pasadizo, golpeando los bultos que están en la parrilla y manoteando los que llevan la gente en sus brazos. Y pateando los que están debajo de los asientos.
– ¡Este, por si acaso, es mi hijito, no lo vayas a golpear!
– ¡Enséñeme su cara para ver si no es gato!
– ¡Ahí está! ¡Mirielusté!
– Ya. Ya lo vi.
Iba a terminar, cuando justo patea una caja y escucha el maullido inconfundible de un gato.
– ¡Miau, miau, miau! –Se escucha la voz suplicante del animal que estaba bien atado.
– ¡Aquí hay un gato, don Enrique!
– ¡Bótalo a ese gato por la ventana! –Grita.
Vílchez desamarra al gato, abre el vidrio y lo tira hacia afuera. Cae de pie el felino, atraviesa la calle y se trepa a un tejado.
Se acomoda otra vez en el asiento Don Enrique, mueve la llave y el motor enciendo suave y parejo. Y el carro se desliza avanzando rumbo hacia Trujillo.
– ¡No dije! –Comenta para sí mismo–. ¡El gato hace maleficio al carro!
Llegando a Santiago de Chuco, Vílchez, avanzando por el pasillo y acercándose, le advierte:
– Don Enrique, la vieja del gato desde que lo arrojé por la ventana, viene llorando.
– ¡Que llore! Debe saber que no se viaja con gatos. ¡Ella misma ha visto que no arrancaba el carro!
Pero ya llegando a Shorey, otra vez le vuelve a informar el chulío:
– Don Enrique, la vieja sigue llorando por su gato.
– Dile que el gato se ha saltado por la ventana. Que ha regresado a su casa, porque allí tiene varias gatas. Que de la comida no se preocupe, porque en Cachicadán nadie se muere de hambre. Pero conténtala, pue. ¿Qué? ¿Acaso no sabes consolar a una mujer? Entonces, ¿qué clase de chulío eres, ¿ah?
DANILO SÁNCHEZ LIHÓN
 
*****
 
31 DE ENERO
EN HOMENAJE
A SAN JUAN BOSCO


 
DÍA
DEL
MAGO


 
FOLIOS
DE LA
UTOPÍA
 
UN NIÑO
QUE ERA RARO
Y CURIOSO


 
Danilo Sánchez Lihón
 
 
1. Ribetes
dorados
 
Este era un mago que al principio era un niño muy raro y curioso. En primer lugar, no quería ser abogado ni médico ni profesor.
Tampoco deseaba ser soldado, ingeniero o contador que se pasara la vida detrás de un mostrador.
Le gustaba, en realidad, todos los oficios extraños sin fama ni reputación. Lo primero que quiso ser fue un buen vendedor de helados.
Nadie sabe cómo se las arregló para hacerse de un cornetín, pero lo cierto es que una tarde apareció tocándolo de modo largo y lastimero como hacen los heladeros.
Para eso también se había conseguido un gorro azul con ribetes dorados como los que tienen los que se dedican a esta labor.
Salió a la calle y casi de inmediato consiguió empleo montado en la parte de atrás de una carretilla de helados verdadera de un hombre de buen humor a quien le pareció graciosa la imitación que de él hacía el chiquillo.
 
2. ¡No
te vayas!
 
Lo empleó por jugar, pero lo extraordinario fue que desde ese instante las ventas de helados subieron a cifras que ya no se podían contar.
Y el dinero en las cajas se derramaba, por el éxito exagerado que tenían en esas pocas horas.
– ¡Somos ricos! ¡Somos ricos! –Gritaba en su alegría el buen hombre–.
Pero el niño a la mañana siguiente ve a un personaje que camina en una cuerda tendida desde la cúpula de la iglesia y que se prolonga hasta la azotea del edificio más alto hacia el lado opuesto de la plaza.
Su deseo es inmediato: ir también caminando por los aires, como lo hacía el equilibrista.
– ¡No te vayas! ¡No me dejes! –Le ruega el heladero–. Si quieres tú maneja esta carreta y yo compro otra. Si quieres tengamos el negocio a medias, mitad y mitad. Será tuyo todo lo que tengo. Te casarás con mi hija cuando seas grande. ¡Piensa siquiera un momento! –Implora en su desesperación antes de que él lo deje.
 
3. Día
tras día
 
Pero es en vano. Nada puede conmover ni detener al chico y al rato, ¡no se sabe cómo!, apareció tambaleándose en un extremo de la cuerda.
Cuando el equilibrista verdadero terminaba de dar, al otro lado del abismo, su último paso y llegar y cogerse del borde de la azotea, empezaba tambaleándose el niño raro y curioso que nació para ser mago.
Un grito de espanto se escuchó en el público que observaba desde abajo. Eso lo detuvo y lo hizo perder el paso al chico unos breves segundos.
Pero, luego, avanzó resuelto, con un balanceo perfecto que arrancaba lágrimas y aplausos de la concurrencia; mientras las viejitas se desmayaban al verlo pasar muy alto encima de sus cabezas.
Día tras día, la gente se aglomeraba para verlo actuar y grandes negocios se hacían allá abajo vendiendo pastelillos, empanadas, refrescos y mil cachivaches y baratijas.
 
4. Dejó
todo
 
El viejo heladero lo contemplaba hacia arriba enjugándose los ojos con un pañuelo
– ¡Empanadas calientitas, mientras mira al artista!
– ¡Refrescos! ¡Vendo refrescos!
– Papas rellenas con limón, cebolla y ají.
– ¡Pastelillos, pastelillos de equilibrista!
Así se repetía este bullicio de uno a otro confín. Eran los pregones de la gente sencilla.
Pero, pronto descubrió el chico, desde lo alto de la cuerda, a un organillero que movía la manivela de una caja de música y a un mono vestido de muñeca que sacaba las suertes en unos papelitos.
Dejó todo, con el desconsuelo y luego la protesta de decenas de ambulantes que vivían de su espectáculo allá arriba y ellos allá abajo.
De nada sirvieron gemidos, llantos ni ahogos. Tampoco amenazas de matarlo.
 
5. Como
jamás
 
Y se fue detrás del organillero que, al rato, lo empleaba en cargar el atril y a ratos jalar el cajón donde el mono cogía los horóscopos en retazos multicolores de papel.
En ellos se adivina el destino de la gente que paga sus últimos centavos por conocer miserias y también sueños irrealizables y delirios de felicidad y de grandeza.
El hombre del organillo comprobó que desde que el niño lo acompañaba las ganancias eran estupendas, y es más resultaron fabulosas.
Tanto que tuvo que pararse delante de la puerta donde le imprimían más papelitos porque el negocio era redondo.
Y los billetes de cien soles no le cabían en los bolsillos, como jamás lo había tenido antes.
 
6. Bosques
tropicales
 
Sólo que este niño que nació para ser alguien muy raro y curioso, nunca permanecía por mucho tiempo en un oficio, por más extraordinario que fuera el dinero que se ganara.
Y así fue creciendo de empleo en empleo. Y cada vez también cambiaba de lugar de permanencia.
Ya cuando fue mayorcito viajó también de país en país.
Por eso, hoy día es marinero en Trinidad y Tobago y mañana es aviador en Estambul.
Hoy es cambista en Madagascar y mañana sembrador de perlas en Japón.
Hoy es tocador de gaita en Irlanda y mañana recolector de frambuesas en Jacksonville.
Hoy es navegante expedicionario hacía el Polo Norte y mañana como explorador de finas maderas en los bosques tropicales de la Amazonía del Perú.
 
7. Historia
extraordinaria
 
En todos estos menesteres el dinero les llegaba a torrentes. Por eso, hizo un precioso palacio de perlas y diamantes que regaló de incógnito a su madre, como si ella lo ganara en un papelito que le diera el organillero, quien de buena gana colaboró en hacer creer esto a la buena señora.
Una pileta con incrustaciones y una larga calle empedrada de azulejos mandó construir calladamente para el pequeño pueblo que lo viera nacer, para lo cual hizo aparecer como el que lo regalaba a un antiguo compañero de escuela que de inmediato fue elegido alcalde de su comunidad.
Una banda completa de instrumentos de música apareció cierta mañana en la puerta de la escuela donde había estudiado la educación primaria. En fin, no acabaríamos nunca si tratáramos de enumerar todo aquello que obsequiaba a su paso.
Hasta un día en que alguien al desgaire le dijo que era un mago. Se le agrandaron las pupilas y tuvo las ganas indetenibles de hacerse un mago de a verdad, y allí empieza esta historia extraordinaria.
 
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CONVOCATORIA


XIX ENCUENTRO
INTERNACIONAL ITINERANTE
CAPULÍ, VALLEJO Y SU TIERRA
TELÚRICA DE MAYO, 2018
LIMA:
VIERNES 25
TRUJILLO:
SÁBADO 26
GUADALUPE
DOMINGO 27
CHEPÉN
DOMINGO 27
CAJAMARCA
LUNES 28
CAJABAMBA
MARTES 29
HUAMACHUCO
MIÉRCOLES 30
QUIRUVILCA
JUEVES 31
SANTIAGO DE CHUCO
JUEVES 31
VIERNES 1 (JUNIO)
CALIPUY
SÁBADO 2
SANTIAGO DE CHUCO
SÁBADO 2 (JUNIO)
DOMINGO 3 (JUNIO)
EL XIX CAPULÍ, VALLEJO Y SU TIERRA
ABARCA DEL 25 DE MAYO AL 3 DE JUNIO
DEL AÑO 2018
 
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