miércoles, 1 de noviembre de 2017

LA NUMEROLOGÍA Y EL ARTE EN LA POESÍA DE BETHOVEN MEDINA “EXÓDO A LAS SIETE ESTACIONES” - POR ALCIDES TINEO TIQUILLAHUANCA


LA NUMEROLOGÍA Y EL ARTE EN LA POESÍA DE BETHOVEN MEDINA 
EXÓDO A LAS SIETE ESTACIONES 

Por: Alcides Tineo Tiquillahuanca * 

Toda vez que el hombre se vale de su ingenio para explicar el mundo que lo rodea, nos remite al concepto de lenguaje estético. De esta manera la poesía es una forma de explicar el mundo, pero de manera intuitiva, teniendo en cuenta las distintas culturas y épocas. Si bien es cierto que las palabras y los recursos poéticos se desgastan con el tiempo, resulta interesante que ante esa realidad, el poeta, inventa nuevas formas y nuevos códigos, producto de su ingenio y creatividad. En ese sentido, hablar de Bethoven Medina como escritor es referirnos a un arquitecto del arte poético contemporáneo, que ha obtenido diversos premios nacionales e internacionales, y cuyas obras se difunden en México, Puerto Rico, España, Argentina, Uruguay, Ecuador, Colombia, Venezuela, Estados Unidos y Alemania. Si bien Augusto Tamayo Vargas ubica como un poeta de la generación del 80, obviamente en alusión a sus primeras producciones: Necesario silencio para que las hojas conversen (1980), Quebradas las alas (1983); lo cierto es que Bethoven es un poeta actual que, según la crítica, se proyecta como uno de los referentes de la literatura peruana e hispanoamericana. Esta vez solo voy a referirme a su último poemario: Éxodo a las siete estaciones. El libro está dividido en siete capítulos 

  1. siete días de la creación el universo 
  1. siete notas musicales 
  1. siete días de la semana 
  1. siete cuerpos del hombre 
  1. siete palabras de Jesucristo 
  1. siete colores del arco iris  
  1. siete ensayos de la realidad.  

Cada capítulo tiene siete poemas; cada poema tiene 3 estrofas; y cada estrofa tiene siete versos. Desde el inicio del poemario, advertimos el uso de ese número mágico que es el 7, como un motivo para sumergirnos en el mundo de la astrología, numerología y la cábala a modo de simbolismos. El número 7 siempre fue considerado un número mágico compuesto a partir del número 3 que representa al mundo celestial y el número 4 al mundo terrenal; es decir, el cielo y la tierra. Además, si asociamos el número 4 a la tierra con sus cuatro elementos y sus cuatro puntos cardinales, con el sagrado número 3 que simboliza la perfección, llegamos al número 7, que representa la totalidad del universo en movimiento, podemos agregar a esto, los siete planetas clásicos: El Sol, la Luna y los planetas visibles: Marte, Mercurio, Júpiter, Venus y Saturno que forman el todo.  

Sabemos que desde la antigüedad, el número siete fue un misterio. Para Pitágoras, era el número perfecto: búsqueda de la acción perfecta. Dante Alighieri usó este número en sus obras especialmente en la divina comedia cuando en el purgatorio menciona a los siete pecados capitales: soberbia, envidia, ira, pereza, avaricia, gula, lujuria. En el génesis de la biblia el número “7” está asociado con la palabra cumplimiento, en donde el señor anuncia que terminó su obra y reposó al séptimo día y lo santificó. El número 7 también se aparece en las obras de los grandes trágicos griegos como Esquilo, quien en sus 7 contra Tebas nos refiere que Polinices y Eteocles, hijos del desterrado Edipo, se dieron muerte uno al otro; lleva ese título porque Tebas era una fortaleza con siete puertas y en cada una de ellas había un caudillo que la defendía. También podemos mencionar al laberinto que el arquitecto Dédalo había construido para el Minotauro, cuyo nombre era Asterión, en donde luego de uno, tres o nueve años debían sacrificarse a 7 doncellas y 7 jóvenes para alimentar a la bestia. En los cuentos clásicos europeos, Pulgarcito tenía 7 hermanos, Blanca Nieves y los 7 enanos. En la edad media, Alfonso X crea sus 7 partidas que busca regular la vida de las personas tanto en el ámbito religioso como en el civil. En el hinduismo, los siete estados de inconciencia o en los 7 principios del ser; en fin la lista es extensa.  

A continuación enumeraré algunos referentes de cada capítulo de la obra que son los elementos conductores en este largo viaje.   

SIETE DÍAS DE LA CREACIÓN EL UNIVERSO 

El poemario inicia con Disco solar con la idea de Cosmos, ese espacio que se rige por las leyes naturales, no por la mano del hombre, además de conducirnos, hacia los libros bíblicos Apocalipsis y Zacarías. En este punto podemos apreciar que el poeta articula, distintas referentes como las siete lámparas que son los siete espíritus de Dios intensificado siete veces, cuyo propósito sirve para resplandecer nuestro interior, para alumbrarnos en la oscuridad de la reciente criatura creada que es Adán. Asimismo, enlaza otros elementos como La bestia de siete cabezas del mar que para muchos que representa al sistema político mundial; los Siete pecados capitales (lujuria, pereza, gula, ira, envidia, avaricia y la soberbia); los Siete sellos de los libros del futuro, que refiere sobre los diversos acontecimientos que ocurrirán en la tierra: el castigo que Dios infundirá para todos aquellos que rechazaron el evangelio, vendrá representado por cuatro caballos: un banco, un negro un amarillo y un rojizo en el cada color simboliza un castigo; los Siete ascensos de la escala mística, referido al sueño de Jacob, profeta del judaísmo, cristianismo e islam, en el que veía una escala que unía los cielos y la tierra , por donde subían y bajaban los ángeles de Dios. La escala mística es un símbolo universal de ascenso místico o de crecimiento espiritual; es decir, el ascenso al trono de Dios; la Hermandad de los siete rayos, referido a las catástrofes y al hundimiento del continente Lemuria. Se asume que los sabios lemurianos conocía su destino, por eso eligieron al maestro Muru para que conservara y llevara consigo los rollos sagrados con un enorme Disco Solar de Oro hacia el área montañosa de un lugar de Sudamérica llamado Lago Titicaca, con la finalidad de conservar el conocimiento espiritual y científico desde la antigüedad hasta nuestros tiempos. Cumplida la misión, Muru ordenaría construir el Monasterio en el Titicaca a base de gigantescos bloques de piedra cortadas sólo por la energía y fuerza lumínicas. En efecto, este capítulo (día séptimo) el poeta, después de habernos transportado por distintos contextos culturales haciendo referencia sobre todo a los dioses del hinduismo como Brahma, creador del universo; Visnú: dios de la bondad; y Shiva; dios de la naturaleza, de la destrucción, podemos verificar el canto dirigido al omnipotente, en donde el fondo y la forma se fusionan de manera estética para generar imágenes relacionadas con la creación del universo. Aquí una muestra un claro entusiasmo frente a la magnífica obra del Creador: Después de siete días, semillas crecen altivas, /Y acepto necesario hayas descansado mi Señor. 
  
SIETE NOTAS MUSICALES 

En este capítulo se hace referencia a los Siete estados de la materia (sólido, líquido, gaseoso, plasmático, bose, fermiónico y coloide) y al Principio de mentalismo, que vienen a ser las 7 verdades universales encontradas por Hermes Trismegisto escritas en una tabla de esmeralda. Esta refería a los estudios de metafísica practicada por los antiguos egipcios, lo que implica que todo está en la mente y que las apariencias y expresiones están detrás, conocido como materia, y todo lo que se percibe por los sentidos es espíritu que es indefinible dadas las limitaciones del ser humano, que si lo entendiera tuviera un desarrollo y bienestar pleno. Es una mente omnipresente. Continúa con Los siete santos durmientes de Éfeso. Una de las leyendas más antiguas del cristianismo ocurrida en Anatolia que cuenta sobre el pedido que hizo el emperador Decio a la población: realizar un sacrificio a los dioses paganos, a lo que se resistieron siete jóvenes, cuyos nombres eran, según Simeón Metaphrastes: Maximiliano, Iámblico, Martín, Juan, Dionisio, Exacustodio y Antonino. Se dice que Decio les dejó para que reflexionen hasta su regreso, caso contario los ejecutaría. Estos huyeron a la sierra en donde encontraron una gruta para ocultarse. Los hombres del emperador los ubicaron dormidos, por lo que taparon la boca de la gruta con grandes piedras para que murieran, la leyenda dice que ellos siguieron durmiendo sin despertar ni sufrir hambre, sed o frío. Le siguen Los siete éteres diferenciados (referida a potencia energética el universo que da orígenes a los éteres). Finalizan con Siete grados de iniciación real, El mar orate y su bestia de siete cabezas y Siete reinos de la naturaleza 

Medina finaliza este recorrido con profundas reflexiones, metáforas y símbolos referidos a nuestra existencia, incluso más allá del mundo terrenal: El alma no se pesa, ni mide. Se siente/calladita ilumina el huerto de esperanza; /energía permanente, partículas de luz.  
.. Cuando huyo de mis ansias en relincho sin dirección conocida, /hasta ser pez zambulléndome, una y otra vez, /buscando bajo el agua mi Ser. 

SIETE DÍAS DE LA SEMANA 

Aquí los referentes son impresionantes: Triángulos de las Bermudas, Principio de correspondencia , Siete cadenas evolutivas, El niño de siete virtudes,  Siete razas Séptimo mes y siete días, Siete continentes del planeta, Siete dolores de María, Siete iglesias Siete artes liberales, que transporta al lector hacia un mundo de lecturas para alcanzar su comprensión. Así en el séptimo día (sábado), el poeta, pese a su alegría y optimismo por las virtudes que ofrecen los primeros días, al estilo de los grandes como Sábato, se resigna ante el suave toque de Tánatos. Ese vacío que nos envuelve y nos sumerge en el inframundo: Pensar que la muerte se cumple sin tiempo. /Cualquier día es banca para casados y/ su sombra es un túnel, un vacío. 

SIETE CUERPOS DEL HOMBRE 

Los referentes principales que guían este capítulo son las Siete glándulas endocrinas, Siete trompetas del ángel y Siete edades del hombre, cuyo significado, por generosidad con su lector, los ha consignado en sus anexos. Se concluye que en esta parte nos transporta por la ciencia cósmica para referirnos sobre los siete cuerpos dimensionales, formados por una sustancia, en el que se encarna nuestro ser para el plano físico. A través del canto nos recuerda que no solo somos cuerpo físico, sino que en nuestro interior hay algo divino y eterno que se manifiesta a través de nuestros cinco sentidos, nuestras emociones y juicios. Es por ello que en el quinto cuerpo: espiritual nos dice: Al norte, bajo este cielo, todo se permite imaginar:/El espíritu agita Medito la angustia de ser solo hombre y nada más. /Al final, de brazo voy con la Vida al Sur, y mi espíritu se eleva 

SIETE PALABRAS DE JESUCRISTO 

Los referentes: las Siete profetisas, Cordero de las siete cabezas, Siete sacramentos, Siete peticiones del padre nuestro, Siete céfiros del conocimiento, Siete truenos, Siete de la espiritualidad, Siete copas de la cólera de Dios, nos envuelve y encadena en una sucesión de simbolismos que nos conducen a la reflexión, resaltando sobre todo la obra de las siete profetas mencionadas en la biblia: Sarah, Deborah, Hannanh, Miriam, Abigail, Hulda y Esther. Culmina con la séptima palabra de Jesús: todo se ha consumado, en la que resalta las siete copas de la cólera de Dios, haciendo referencia a la ira de Dios en contra de aquellas personas que eligieron a Satanás. Hallo límites de la tercera dimensión/Y consumo una de las siete copas de la cólera de Dios/ (…)/ ¡Si no cruzamos el Jordán, todo está consumado Esther! 

SIETE COLORES DEL ARCO IRIS  

Los elementos que resaltan son las siete cabrillas y Siete maravillas del mundo antiguo: Pirámides de Egipto, Templo de Artemisa en Éfeso, Los jardines colgantes de Semiramis y Murallas de Babilonia, Mausoleo de Halicarnaso, Faro de Alejandría, Estatua de Júpiter Olímpico, el coloso de Rodas. Finaliza, este capítulo, al estilo soneto a las vocales de Rimbuad, en el que nos pinta un mundo de colores, de símbolos y metáforas, cuya urdimbre entre los referentes y los colores armonizan y sugieren diversos escenarios. Emergen distintas imágenes que nos hablan al oído y palabras que dibujan los paisajes llenos de ternura, así como un constante movimiento en búsqueda del macro y microcosmos: Euforia de las hierbas buenas disfraza la esperanza, / y el verde amarra uno a uno dedos de la lluvia/ en la lejanía que oscila bajo el arcoíris. 

SIETE ENSAYOS DE LA REALIDAD 

Como todo creador, el poeta debe descansar después de la séptima jornada, pero no sin antes sugerirnos los Siete sistemas numéricos fundamentales, Siete partidas o leyes de Alfonso X, Siete vacas flacas, siete pecados capitales, Siete vacas y siete espigas, Guerra de los siete años, Siete maravillas del mundo, Siete panes de Jesús y los peces, Siete caídas, Siete ensayos de la realidad, y Siete virtudes cardinales. Es notorio que el hilo conductor de este capítulo es José Carlos Mariátegui, uno de los cerebros más grandes de Latinoamérica del pasado siglo que influyó en el conocimiento del Perú. Dada la naturaleza y amplitud temática que aborda en este último capítulo, se advierten elementos relacionados con el interés nacional que atañen al pasado, presente y futuro de nuestro país. El poeta se conmueve ante las falencias que enfrenta el sistema educativo nacional. Leemos “Instrucción pública: Educación para todos no eres bondad de gracia. (…)Roja es la sangre y blanca la esperanza. 

Este excelente poemario, cuya comprensión está sujeta a lectura de la astrología, la numerología, la cábala, y a las distintas culturas y religiones del mundo, nos sugiere ir en busca del camino que es uno mismo, a salir de la oscuridad, a encontrarse con el placer infinito que no es el mundo material, sino el espiritual, nos sugiere el placer de trascender, de vivir intensamente para alcanzar el mundo superior en su totalidad. Esta obra simboliza lo divino y lo humano, como sinónimo de la perfección; y hacía donde debemos avizorar para emprender el largo viaje.   

De este modo, Éxodo a las siete estaciones se constituye como un libro en donde coherencia y cohesión y el uso de los recursos lingüístico y literarios se fusionaron para dar origen a una obra maestra que marcan el sello personal de un escritor, cuyas ideas emergen a partir de fuentes religiosas, literarias, filosóficas, históricas, geográficas y científicas que lo configuran como un poeta sui generis, quizá difícil para un lector profano, dado que no está dirigido a quienes recién se inician en el proceso de lectura del arte poético 

Finalmente, asumo que es una obra de arte que debemos leerla porque nos conduce, a través de la cosmovisión de las diversas civilizaciones orientales y occidentales, hacia el goce estético; además de sumergirnos en un largo viaje en donde es posible fabular, idealizar y reflexionar sobre nuestro mundo espiritual y material, ese corpus interior y exterior que nos envuelve, y que nuestros sentidos se niegan a develarnos por sus limitaciones de comprensión que tenemos como seres imperfectos. Estoy seguro que el número 7 seguirá siendo un número mágico alentador dentro de nuestro espacio finito y de las futuras producciones que nos entregue nuestro vate nacional y, ahora, en el concierto de la poesía latinoamericana como señala el poeta Roger Santivañez (Perú) o a nivel hispanoamericano como lo categoriza el poeta Alberto Martínez- Márquez (Puerto Rico). 

  • Alcides Tineo Tiquillahuanca. (Piura, 1975). Docente de la Universidad Privada del Norte en Cajamarca, destacado poeta del norte del Perú y autor de los libros de poesía “Cristo ha dejado de llover” (Lluvia, 2014) y “La Herejía del Esperpento” (Summa, 2017).  Dentro de su labor académica docente ha publicado “Cómo desarrollar tus habilidades lingüístico-textuales” (Summa, 2016).