viernes, 1 de septiembre de 2017

EL ÁRBOL ES ANTERIOR AL HOMBRE (ANÁLISIS DEL POEMARIO "CONFESIONES DE UN ÁRBOL" DEL POETA PERUANO CARLOS GARRIDO CHALÉN) - POR CÉSAR MIRÓ

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EL ÁRBOL ES ANTERIOR AL HOMBRE

(Análisis del poemario “Confesiones de un árbol” del
Poeta peruano Carlos Garrido Chalén)

Por César Miró
                       
El árbol es anterior al hombre. Sin él no tendría el ser humano ni frutos, ni raíces, ni sombra. Carlos Garrido Chalén ha escrito el bello poemario "Confesiones de un árbol", que tiene un clima cósmico imaginativo y trascendente en el que el árbol es la primera persona. En estas Confesiones, el poeta se transfigura y en un lenguaje de singulares conjugaciones expresa su ternura y su simpatía por un extraño entorno para decir: “mi jacintos crecieron para el amor del bosque” y hablará del “reflejo que ha dejado en mí la primavera” mientras nos sorprende el soñador diciendo: “Un día de estos me escaparé hacia adentro de mí mismo/ para ver si el nombre que me dieron es exacto” o en la audaz reflexión del creador de ilusiones que confiesa: “Nadie podrá impedir que me llene las manos de poblado,/ de extensión, de playa, de horizonte / y que, huyendo hacia mí mismo / encuentre en mi interior la voz del viento” o también la confesión metafísica: “Cuando fui árbol / ví el llanto de las madres / poniéndole agonía a la mirada” o esta hermosa conjetura: “No habré inventado la pólvora ni la rueda / pero me gustaría inventar / un planeta sin abismos ni alimañas / para los que nacerán mañana” donde parece concentrarse el más hondo sentimiento del predicador que domina un idioma de antiguos proverbios convirtiendo al hombre y al árbol en un solo e indisoluble ser.

Esta referencia providencialista, me trae a la memoria el notable poema de Parra del Riego que viene a ser su casual antepasado, cuando canta a la  mujer vegetal y le dice: “Parada un árbol…Echada un río…Sentada un alba sentimental…” y unas palabras de la prologuista de sus poemas, la escritora uruguaya Esther de Cáceres, al observar que en el espíritu romántico de los Polirritmos, más allá de alguna modulación clásica, “hace subjetivizar todas las cosas y enriquecerlas con esa fina gracia interior que une tan profunda humanidad a la visión del mundo”.

Esta “mujer vegetal” es la pareja lírica y lejana del “hombre árbol” de Carlos Garrido Chalén, tiene su misma afinación, su aire, su clima sin compromiso alguno con el trasfondo modernista ni la embriaguez metafórica del poeta peruano consagrado en el Uruguay.

Garrido Chalén habla un lenguaje propio, imaginista y actual. No participa de la lluvia y la soledad de Vallejo, de su nonchalance y su hurañez, si se me permite el neologismo. Garrido es comunicativo y dinámico, un sembrador de horizontes, un creador mágico de acordes para instrumentos musicales que no se han inventado todavía. 


CONFESIONES DE UN ARBOL

(Del Poeta peruano Carlos Garrido Chalén)

Antes de ser un hombre
            yo he sido un árbol bueno
sobre cuyas ramas creció por temporadas
la tarde con sus sombras.

En aquel entonces tenía mis propios tallos
y mis propias raíces
y servia de parque a los jilgueros.
Y no me molestaba cuando los enamorados
           encorazonaban mi corteza
para cruzar con flechas sus sueños
           en los míos.

Era un árbol firme
y nada me importaba más que ver mis frutos
venciendo el hambre de los niños;
No recogía uvas de los espinos
            ni higos de los abrojos.

Tenía un alma vegetal infinitamente sensitiva.
Y eso lo sabían los grillos que orquestaban
           mis fiestas coloquiales.

Era yo árbol para todos. Tronco vegetal
           callado y majestuoso.
Pero sobre mi savia crecieron
           mis viejas ilusiones
           y mis iras.

Y me elevé al infinito irrigado por el llanto
          del mismo firmamento,
y resistí estoico las ingratitudes
          del clima
           y sus tertulias.
Era yo un árbol con ganas de ser árbol!

Mi idioma era el idioma
          que hablaban en secreto
           los geranios
Y yo era para ellos como un hermano grande
           rodeado de eucaliptos y gardenias.
No me van a creer pero yo,
          antes de convertirme en caminante
siendo un árbol silente y majestuoso,
          tenía el corazón de un ser humano.
César Miró

Fuente:

 http://unionhispanoamericana.ning.com/forum/topic/show?id=2659438:Topic:2351510&xgs=1&xg_source=msg_share_topic