sábado, 19 de agosto de 2017

19 DE AGOSTO: DÍA MUNDIAL DE LA FOTOGRAFÍA - FOLIOS DE LA UTOPÍA: EL GENIO DE MARTÍN CHAMBI - POR DANILO SÁNCHEZ LIHÓN

 
 

Construcción y forja de la utopía andina
 
2017 AÑO
DE LA IDENTIDAD Y DEL PATRIMONIO
INALIENABLE DE NUESTROS PUEBLOS
 
AGOSTO, MES DE LOS NIÑOS,
DE LA JUVENTUD, LAS COMETAS,
EL DEPORTE, EL FOLCLORE Y
DE LOS PUEBLOS INDÍGENAS
 
CAPULÍ ES
PODER CHUCO


SANTIAGO DE CHUCO
CAPITAL DE LA POESÍA
Y LA CONCIENCIA SOCIAL


 
*****
LA MAGIA DE LA FOTOGRAFÍA


La fotografía es una de las invenciones más maravillosas en toda la historia de civilización humana, ya que permite al hombre fijar y transmitir en imágenes perdurables hechos de la vida real, así como expresar emociones, ideas y experiencias inolvidables. Sus aplicaciones son muy amplias, desde la simple instantánea que registra un cumpleaños o cualquier otro acontecimiento familiar, hasta la fotografía que reproduce a un microorganismo bueno o dañino para la salud; o los cráteres de un planeta lejano, o los fulgores de una estrella o galaxia en el confín del universo.
Es de gran importancia en los campos de la ciencia, de la industria, de la información, al colaborar como complemento del lenguaje escrito en periódicos, revistas, libros o cualquier otro documento. Es un invento del siglo pasado que ha hecho posible que el lenguaje escrito en la actividad informativa y periodística se enriquezca con el complemento de la imagen que recoge hechos personajes, escenas y acontecimientos, tanto que hoy día la fotografía ha sido reconocida cómo un arte, funcionando para su promoción museos y fototecas de renombre mundial como el Museo de Arte Moderno de Nueva York.
Pero, ¿cómo se logró este avance de la ciencia y de la técnica? En el siglo XV, Leonardo de Vinci observó ¡un hecho asombroso! que en su habitación en la pared situada frente a las ventanas cerradas se reflejaba la imagen invertida de las cosas que había en la calle. Al investigar las causas del fenómeno comprobó que en las ventanas cerradas había un agujerito circular por donde penetraban los rayos de luz a la habitación oscura, haciendo aparecer en la pared una imagen del mundo exterior, ¡pero invertida! Formuló una teoría del fenómeno que denominó de la cámara oscura.
A mediados del siglo XIX, Jacques Daguerre y Nicéphore Niépce, descubrieron el modo de fijar en planchas metálicas las imágenes formadas en la cámara oscura, Posteriormente se supera esta etapa y se lograron imágenes fotográficas sobre papel. La fotografía comprendía así dos operaciones distintas: por un lado, la obtención de una imagen negativa, recogida en una placa o película impregnada de sales de plata y, de otro, una imagen positiva con los tintes normales del objeto, operación que debe realizarse en una habitación oscura, o donde sólo haya luz roja o verde, sumergiéndola en un baño compuesto de sulfato de sodio y otros elementos disueltos en agua, donde la imagen va brotando lentamente como por arte de magia.
DANILO SÁNCHEZ LIHÓN


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PRÓXIMA ACTIVIDAD
DE CAPULÍ, VALLEJO Y SU TIERRA
VIERNES 25 DE AGOSTO. 6:30 pm.
AULA MAGNA CAPULÍ:
“SER
HERMANOS”
(El 22 de agosto muere Miguel
el hermano de César Vallejo
1. Palabras de bienvenida
DANILO SÁNCHEZ LIHÓN
OSWALDO VÁSQUEZ CERNA
2. La hermandad en el mundo andino
RAMÓN NORIEGA
3. Lectura de poemas sobre el hermano
(Tribuna abierta)
4. Compartir
 
Centro Cultural
Universidad Alas Peruana.
Av. Cuba 301. Jesús María
Lima. PERÚ
 
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19 DE AGOSTO
 
 
DÍA MUNDIAL
DE LA
FOTOGRAFÍA
 
 
FOLIOS
DE LA
UTOPÍA
 
 
EL GENIO
DE MARTÍN
CHAMBI
 
 

Danilo Sánchez Lihón
 
 
El punto
por donde pasó un hombre
ya no está solo.
César Vallejo
 
 
1. ¿Vive
allí?
 
En noviembre del año 1990 viajaba yo de regreso al Perú, habiendo abordado el avión en el aeropuerto de Filadelfia con rumbo hacia Miami, en donde abordaría una nave de Aero Perú para luego viajar hacia Lima.
Después de los ajetreos del despegue y cuando ya todas las tensiones se alivian recién solemos intercambiar alguna palabra con nuestros imprevisibles vecinos de vuelo que ocupan los asientos contiguos.
Esta vez tenía como compañera de asiento a una señora de aspecto distinguido que revisaba uno y otro documento, y quien mirando por la ventanilla comentó:
– Felizmente hace buen tiempo, porque ayer se anunciaban tormentas, que son frecuentes en estos meses del año, especialmente en Miami.
– ¿Vive allí? –Pregunté solo por decir algo.
– No. Yo vivo en la ciudad de Guatemala. Soy guatemalteca y trabajo en la Universidad de San Carlos. Ahora vengo de Canadá, en donde asistí a un congreso en Montreal, y aproveché para visitar a mi hijo que vive en Filadelfia.
 
2. Valoración
de su obra
 
– Ah, ¡qué bien! Y, ¿sobre qué tema versó el congreso?
– Sobre Patrimonio Audiovisual. Soy investigadora en el área de fotografía.
Seguimos conversando e intenté cautelosamente indagar si conocía, y si era reconocido y apreciado un artista nacional mío en el campo de la fotografía.
Un personaje que siempre solemos ponderar aquí entre nosotros pero que no estamos seguros si son artistas destacados y mucho menos celebrados a nivel internacional.
E hice cautelosamente la siguiente alusión:
– Hay un fotógrafo de mi país que con su lente retrató un mundo inédito, genuino y lleno de oculto esplendor; así como captó el alma y el espíritu no solo de una época sino de todo universo. Yo lo admiro mucho porque ha podido captar el orbe que yo más quiero y reverencio como es el mundo andino.
– ¡Chambi! –Exclamó alborozada, a tal punto que varios pasajeros voltearon a mirarla por la intensidad de su grito.
Y con todos sus ojos y su rostro ilusionado vuelto hacia mí exclamó:
– ¡Es usted peruano!
– ¡Entonces lo conoce! –Dije ya con más aplomo.
 
3. Restañaba
mis heridas
 
– No solo lo conozco, sino que lo admiro y venero. Mi tesis para graduarme en la universidad la hice sobre Martín Chambi. He asistido a diversos países de Europa a sustentar ponencias sobre él. Y se han dedicado jornadas importantes en países con mucha tradición fotográfica al estudio y valoración de su obra.
– ¿Así?
– ¡Claro! Chambi es el más genial fotógrafo del Siglo XIX no solo en nuestro continente sino a nivel mundial. Lo que es Picasso para la pintura lo es Chambi para la fotografía.
Interiormente se despejaron los nubarrones que tenía, elevados como estábamos a diez mil pies sobre el globo terráqueo. En un vuelo sobre el país más rico y poderoso del mundo, con todas las instrucciones puestas en otras lenguas. Oír decir eso a una persona que no era de mi país y ni siquiera de América del Sur, y en un contexto del azar de la vida cotidiana, como era ese vuelo en avión, fue trascendental para mí.
O por lo menos aliviaba y restañaba mis heridas que las tenía hondas y profundas. Había que tenido que abandonar abruptamente la Universidad Nacional Agraria en donde trabajaba y de donde no pude recoger ni siquiera mis libros y papeles que tenía sobre mi escritorio, regresaba decidido si es posible a morir en mi país.
 
4. Mi última
batalla
 
Además, por otra circunstancia: era una época en la que al parecer no teníamos ya futuro. Entonces, ¿cómo hombres como Chambi desde el ostracismo y marginalidad más cruel pudieron perfilar las obras más geniales de su siglo en un arte aparentemente ajeno?
Porque él nació en Coaza, provincia de Carabaya, al norte del lago Titicaca, en Puno en 1891, y murió en Cuzco en 1973. Pero en la época en que él era niño y después joven, Puno sufrió la sequía más atroz de toda su historia, produciéndose un éxodo masivo a las ciudades de Cuzco, Arequipa y Tacna. Y él tuvo que emigrar a Cuzco
Entonces, ¿quiénes somos para soportar tanto los sufrimientos? ¿Qué coraje tan extremo nos sustenta para salir adelante pese a las tinieblas? ¡Somos un pueblo absoluto en su capacidad de resistencia! Y somos sublimidad como para producir en esas circunstancias obras espléndidas. Conociendo además la escasez de recursos con los que trabajó Chambi, testimonio que me hace sentir que somos un pueblo providencial e invencible.
Porque en la época de Chambi, como en ese momento que atravesábamos el Perú se debatía en una crisis apocalíptica, en que la gente huía porque no teníamos presente, ni porvenir ni siquiera destino. Y yo regresaba habiendo intentado adaptarme a un país con otra lengua y dispuesto a librar aquí mi última batalla.
 
5. ¿Cómo
es?
 
No averigüé el nombre de mi distinguida interlocutora guatemalteca, por no romper el encanto que tienen los hechos del azar, porque además estaba conmovido y temía que pudieran desbordarse mis lágrimas de cómo podemos estar muriéndonos y ser geniales incluso en aquellas artes que las hemos aprendido desde lejos, sin los recursos tecnológicos que harían más factible y asequible figurar en algo en su cultivo.
Porque, ¿qué tiene que ver la fotografía con un ciudadano andino de principios del siglo pasado, como para que destaque en este arte y se imponga de ese modo?
¿Qué tiene que ver un ciudadano andino encerrado entre cordilleras con un arte alegre, abierto y burlón, con una gramática que solo pueden ejercerla los grandes centros de la civilización contemporáneas y que requiere finanzas y hasta una larga y consistente tradición?
Y, ¿cómo es que desde nuestra postración somos capaces de romper, atravesar y hacer explosionar principios que aparentemente nos mantendrían condenados?
Pero él estaba muy consciente de lo que hacía y lo expresó de este modo:
“Me siento un representante de la raza; ella habla en mis fotografías”.
 
6. El drama
y la épica
 
Escuchar ese comentario sobrevolando el país más rico del mundo, en un momento en que éramos nosotros un país sin destino y yo regresaba pese a las amenazas, terco y obstinado, dispuesto a enfrentar todas las adversidades con que aquí vivíamos, fue para mí reivindicador.
Y es que, ¡era cierto! Allí recién sopesé que hay cuadros de Chambi que valen tanto como una pintura de Goya, de Rembrandt o de un Miguel Ángel, como para que un hombre universal como Mario Vargas Llosa haya dicho respecto a Martín Chambi, que:
“Un día Chambi será reconocido como uno de los más coherentes y profundos creadores que la fotografía ha dado a este siglo”.
Fue así como el Museo de Arte Moderno de New York en 1979 realizó una exposición retrospectiva de su obra, y que excepcionalmente por su importancia ese centro de cultura hizo que esa exposición se hiciera itinerante por diversas ciudades de Estados Unidos y de otros países.
Y que asombró por su lucidez para haber sabido elaborar el documental más virginal de la sociedad de su época y sobre todo el drama y la épica del mundo andino y del poblador indígena, con grandeza, hondura y dramaticidad.
 
7. En el bien
y en el mal
 
En quien, como sensación mía el color negro pugna en agonía extrema en lucha feroz con la luz, retratando en un gesto y rasgo imposible, lo ineludible que es la vida, en la beligerancia de lo luminoso que es un temblor en lucha con la sombra y la muerte que es la vastedad, abarcando lo tenue que es el destino incierto que labramos aquí los seres humanos.
Color negro que a la vez es pigmento, abismo del alma y del ser del hombre y del universo, como también es ácido tenaz, efímero y endeble en soporte de papel fotográfico, en donde un detalle mínimo es un milagro haberlo captado en un rapto de creación pura, en vilo y absoluta, en el marco de lo ruin y abyecto, de lo cotidiano y lo prosaico de la vida, como es el arte que consagra toda manifestación convulsa y apacible, en este caso en la fotografía.
Pero es el suyo además de arte un documento histórico que es un himno social, al cual se suma el destino de un hombre humilde, quecha hablante, mimetizado con su geografía y el drama de su pueblo.
En quien la luz es elemento primigenio y verdad de la existencia. Luz temblorosa, quebrada y con frecuencia en agonía, luz que cuaja, vibra y llora en una desnudez total, captando la realidad en su esencia, en lo bello y en lo feo, en el bien y en el mal, en la verdad y en la mentira, en la vida como en la muerte.
 
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