jueves, 1 de junio de 2017

TIEMPO NUEVO INTERNACIONAL (MIAMI), DE ADDHEMAR H.M. SIERRALTA - AÑO 9 Nº 308 DE 01 DE JUNIO DE 2017


 
TIEMPO NUEVO 
 
Internacional 
 
por  Addhemar Sierralta 
 
Año 9 No. 308
 
  Miami, 01 de junio de 2017
 

U.S.A. DEBE ESTAR UNIDO Y APOYAR A SU PRESIDENTE.

Por Addhemar H.M. Sierralta (Perú).

Mientras el ingreso promedio del trabajador norteamericano, según último reporte, se ha incrementado en el primer trimestre del año; y el ingreso de ilegales disminuyó notablemente; así como la imagen de liderazgo de U.S.A. se ha reforzado en el mundo con los acuerdos económicos con Arabia Saudita y las posibilidades de paz entre Israel y Palestina, al interior del país les preocupa más los atuendos de la primera dama y la hija de Trump en su visita al Vaticano o si el presidente se adelantó al primer ministro de Luxemburgo en la reunión de la OTAN.

La prensa norteamericana sigue presionando sobre un posible acuerdo con Rusia para comunicación directa –buscando ilegalidades inexistentes- pero soslaya que lo importante es mantener un canal de comunicación con los contrincantes o con los enemigos. Ello facilita cualquier negociación y de ninguna manera es algo ilegal. Por otro lado ante el peligro del estado islámico y Corea del Norte es muy relevante establecer lazos estratégicos con Rusia y China para evitar los riesgos de una guerra.

La desinformación y/o falsas noticias siguen en boga en U.S.A. alentadas por los demócratas y los izquierdistas que tratan de tumbarse al presidente como sea. Esto realmente es antipatriota y en lugar de discutir en forma adulta los problemas como la economía y la salud, enfocarse en lograr lo mejor para el país, siguen como niños con rabieta lloriqueando el haber perdido las elecciones. Grave es, también, evitar que el presidente de todos los norteamericanos pueda completar su equipo ministerial y de trabajo. Los congresistas tienen una responsabilidad que les cobrará –en su momento- el electorado.

En cuanto a la inmigración hay mucha responsabilidad de los medios en crear miedos en lugar de alentar los esfuerzos para lograr una ley de inmigración adecuada. Esto podría abrir las puertas a la legalización de quienes trabajan, de quienes estudian en las universidades, tanto como cerrar el paso a quienes delinquen y no merecen estar en U.S.A.

Hay que recordar a los ciudadanos de los Estados Unidos de América que hay un presidente de todos, sean del partido que fueran, y que se debe trabajar para que el país obtenga los mejores resultados, para recuperar su gran desarrollo económico, su liderazgo internacional y el mantenimiento de una seguridad integral. Es momento de unirse y no de atacar con maldad.


EN ESTA GUERRA TODOS PIERDEN.

Por Diana Seminario (Perú).

Interesante nota, aparecida en el diario El Comercio de Lima, que nos hace reflexionar y compartimos con ustedes.

El gobierno del presidente Pedro Pablo Kuczynski aún no cumple un año en el poder y ya alcanzó los picos más altos de tensión con el Congreso. El enfrentamiento entre el Ejecutivo y el Parlamento a raíz del pronunciamiento de Fernando Zavala, quien acusó a la mayoría parlamentaria de ser obstruccionista, fue la consecuencia de una guerra fría de meses, que mantiene a los peruanos como espectadores en una confrontación que no tiene visos de solución.

“Una cosa es el control político, otra el abuso de poder. Una cosa es fiscalizar, otra obstruir” fue una de las frases más llamativas de Zavala la semana pasada. La respuesta de la presidenta del Congreso, Luz Salgado, no se hizo esperar y, dirigiéndose al titular de la PCM, le dijo: “Se equivoca si piensa que el Ejecutivo no está obligado a rendir cuentas de sus actos al Congreso”. Desde el Apra, Mulder muy a su estilo, comentó que los congresistas no están llamados a ser “sobones” de Zavala.

Más allá de acusaciones y réplicas, esta colisión no puede ser permanente, no solo porque el perjuicio para el país es tremendo, sino por el desgaste de los dos poderes del Estado que merecen no solo respeto, sino que si no trabajan coordinadamente el futuro se muestra incierto.

“Creen que están haciendo todo excelentemente y no es verdad. La prueba es que les va mal. Tienen que hacer política y no quieren rectificar”. Esa fue la sentencia de Fernando Rospigliosi en entrevista publicada ayer en “Perú 21”. Nunca tan de acuerdo con Rospigliosi. El Ejecutivo viene actuando como si todo lo hecho hasta el momento fuera una maravilla y que las críticas vienen de quienes perdieron la elección y que no soportan la derrota. Y por si fuera poco, se detienen a escuchar los cantos de quienes desde su autoproclamada “superioridad moral” les dicen al oído a Zavala y a Kuczynski que el fujimorismo hará todo lo posible para que no culminen los cinco años de gobierno.

Es lógico que ante estos apocalípticos consejos, que se hacen públicos desde una falsa independencia política, la reacción sea salir a “pechar” al fujimorismo, como si el oficialismo tuviera las armas y los operadores para enfrentar la reacción naranja tras la declaración de guerra.

Si vas a pasar a la ofensiva, debes tener las armas para resistir el embate. ¿Las tiene el Ejecutivo? No bastan los operadores mediáticos y los aplausos. Se requiere de política. Ya lo dijimos en este espacio la semana pasada: Zavala tiene que ponerse el traje de político, que no es sinónimo de disparar sin estar cubierto.

Por el lado del fujimorismo, también hace falta no solo una buena dosis de humildad, sino que es momento de quitarse el uniforme de Rambo y guardar las armas. No es una buena señal exhibir la fuerza a cada momento, porque cuando esta se usa exageradamente, no solo se desgasta, sino que pierde legitimidad. Pareciera que la actitud de la oposición es “vengan a rogarme, porque sin mí no pueden hacer nada. Yo decido”. Y la población empieza a percibir actitudes de este tipo.

No estamos en una competencia de quién dice la declaración más altisonante, quién se rectifica primero o quién sube más en las encuestas; en esa contienda todos pierden. La única guerra que hay que ganar es la que tenemos que librar contra la parálisis económica.


LOS GOBERNANTES.

Por Jorge Castañeda (Argentina).

César Cao Saravia, injustamente olvidado, supo pensar la Patria, con intención de grandeza. Dejó testimonio de ello en sus afiches, en sus libros y en los reportajes que se le hicieron. Con claridad meridiana reivindicaba una Patria “Libre, Justa y Soberana”.

En su interesante opúsculo “Argentina Acosada”, publicado en el año 1968, en una humilde edición de autor,  dejó conceptos suyos sobre los “gobernantes”, que huy tienen una vigencia que asombra.

Sobre ellos escribió lo siguiente: 

“Los gobernantes deben gobernar los intereses para ponerlos al servicio del pueblo y no gobernar al pueblo sometiéndolo a los intereses”.

“Los gobernantes deben comprender que son servidores transitorios del pueblo y no patrones vitalicios de sus súbditos”.

“Los gobernantes no son los privilegiados, sino los responsables del pueblo”.

“Los gobernantes deben sacrificarse, y no sacrificar al pueblo”.

“Los gobernantes son los mandantes, no los curadores del pueblo”.

“Los gobernantes no tienen que dictar, sino escuchar al pueblo”.

“Los gobernantes que sacrifican el bienestar del pueblo, en beneficio de una minoría, no son gobernantes, sino gerentes de intereses”.

“Los gobernantes sin pueblo, no son gobernantes, son asaltantes con público”.

En otro de sus fragmentos se refiere con crudas reflexiones sobre los políticos que gobiernan:

“La suma de hogares forman una comunidad y la suma de comunidades forman un pueblo. Cada etapa tiene su jefe o grupo responsable de mantener el equilibrio de la relación humana”.

“Cuando mayor es el agrupamiento, mayor es su complejidad”.

“Además, si lo espiritual es lo que realmente une a los hombres y lo material lo que los ata o los enfrenta, convengamos que el primer factor es preponderante en el núcleo familiar, que virtualmente desaparece en el gran conglomerado que constituye a un pueblo”.

“Ante esta realidad quienes tienen la responsabilidad, o sea los gobernantes, deben comprender que no pueden limitarse a gobernar para el gobierno, sino para el pueblo, pues el gobierno en sí es una minoría con más obligaciones que derechos”.

“Por lo tanto, es recomendable que los auténticos gobernantes, para concretar su destino y su objetivo, aprenda a practicar los siguientes verbos: regular, equilibrar, proteger, comprender, cuidar, defender, instruir, organizar, velar, respetar, servir, trabajar y si no pueden aprender estos verbos como corresponde, será imprescindible que conjuguen el único que queda a su disposición: renunciar. Si no lo hace constituirán un grupo que, disfrazado de gobierno, vive del pueblo y lo sacrifica”.

Porqué, -expresa más adelante-: “Gobernar es dinámico. Reinar es estático. Para gobernar es necesario unir; para reinar es imprescindible dividir. Quién gobierna tiene por objetivo el bienestar de la mayoría; quién reina tiene por propósito el interés de una minoría. Para consolidar el bienestar hace falta gobernar. Para consolidar solamente intereses es suficiente con reinar. Los intereses, en consecuencia, reinan, pero no gobiernan. El gobierno de hombres capaces y auténticos, los intereses utilizan incapaces y obsecuentes. El gobierno se orienta en la crítica y no lo confunden los aplausos; el interés necesita del aplauso para silenciar la crítica. El gobierno tiene su fuerza en la autenticidad, capacidad y justicia; el interés consigue su fuerza en la fuerza que hace desarrollar a los débiles, los incapaces y serviles. El gobierno tiene autoridad, que nace valores morales; el interés tiene poder, que nace egoísmos materiales. El interés publicita el derecho pero niega su ejercicio; el gobierno defiende el derecho y asegura por igual su ejercicio. El gobierno da claridad a sus objetivos; el interés oculta sus propósitos”.

Conviene cerrar esta breve nota sobre Cao Saravia con la siguiente frase: “Sea en la función pública, política, gremial o civil el estar a cargo de la conducción o dirección no es beneficio sino sacrificio, no es comodidad sino responsabilidad, no es privilegio sino ejemplo, no se está en la cúspide parta enceguecer, oscurecer y recibir, sino para ver, iluminar y dar”.


JUSTICIA Y CANALLADAS.

Por Enrique Guillermo Avogadro (Argentina).
  
"Hay una fuerza motriz más poderosa que el vapor, la electricidad y la energía atómica: la voluntad". Albert Einstein.

Obviamente, el título de esta nota se refiere, primero, al fallo de la Corte Suprema (https://tinyurl.com/kbumnvm) que el miércoles resolvió que correspondía aplicar el "2x1" (cada día de prisión preventiva se computa doble) a un procesado por delitos de lesa humanidad. Los ministros del máximo Tribunal Carlos Rosenkrantz, Elena Highton de Nolasco y Horacio Rosatti conformaron la mayoría que simplemente aplicó la ley, mientras Ricardo Lorenzetti y Juan Carlos Maqueda se opusieron. ¡Una para el lado de la Justicia!

No habían pasado cinco minutos desde que el fallo fuera públicamente conocido cuando comenzó el coro habitual de los ex organismos de derechos humanos (ya confesadamente movimientos políticos kirchneristas) a repudiarla; que la Vicepresidente, Graciela Michetti, y el Ministro de Justicia, Germán Garavano, se sumaran a los críticos de la sentencia, y en términos de compleja gravedad frente a la tan declamada separación de poderes resultó, al menos, raro. Lo más notable fue la reacción de quienes apoyaron, siempre y sin reparos, las teorías penales garantistas de Eugenio Zaffaroni, que hicieron escuela y permitieron liberar a acusados de los más aberrantes delitos, que ahora se rasgan las vestiduras simplemente porque se pretende terminar con una arbitraria discriminación. Aquí nadie parece comprender que, aunque se trate eventualmente de culpables, no se combate a los caníbales comiéndoselos.

El voto de Lorenzetti confirmó su postura de años, durante los cuales sostuvo que la persecución a los militares que derrotaron a la subversión terrorista (armada y financiada por Cuba, Argelia, Libia, Vietnam y Rusia) era una política de Estado, consensuada por los tres poderes, por lo cual ese vengativo acoso estaba legitimado y resultaba funcional al poder de turno; nunca se le ocurrió juzgar conforme a derecho y con total independencia. ¿Está abriendo el paraguas -como hizo el propio Néstor, cuando dijo con cinismo "la zurda te da fueros"- frente a las concretadas denuncias de Lilita Carrió o ante lo que surge de su biografía, escrita por Natalia Aguiar, que se ha transformado en un best seller?

Recordemos que, para lograr ese fin, buscado por el kirchnerismo para  conquistar a la intencionada izquierda vernácula e internacional -el actual viaje a Europa de Cristina es una prueba de su éxito-, se violaron todas las leyes vigentes (legalidad, juez natural, irretroactividad, máximo de prisión preventiva, detención domiciliaria a los mayores de 70 años) en juicios fraguados mientras la sociedad entera, con su habitual actitud hipócrita y cobarde, olvidaba a los militares presos y amnistiaba a los asesinos, les pagaba sin control alguno pingües indemnizaciones y los enquistaba en el aparato estatal.

Lamentablemente, esa buena noticia, que hace regresar a la Argentina al imperio del derecho y de la igualdad ante la ley, fue empañada por un nuevo manotazo de venganza: un Juez de Mar del Plata, Santiago Inchausti, armó una causa por presuntos delitos de lesa humanidad y ordenó la captura de cuatro militares, entre ellos el Tte. Cnel. Emilio Nani, héroe de Malvinas y tal vez el más condecorado de la gesta por su valor en combate, que fue gravemente herido y perdió un ojo en la recuperación de los cuarteles del Regimiento N° 3 "Gral. Belgrano", en La Tablada. Esa acción guerrillera, que protagonizó el MTP (continuador del ERP), conducido por Enrique Gorriarán Merlo, se desarrolló en enero de 1989, en la presidencia de Raúl Alfonsín, un gobierno obviamente democrático y. amén de multitud de heridos, costó la vida a muchos militares y policías.

Nani actuó hoy como hubieran debido hacerlo siempre los jefes de todas las armas cuando esta infamia persecución comenzó; es decir, cuando  Néstor Kirchner, arropado en las banderas revolucionarias que siempre había repudiado, obtuvo del genuflexo Congreso la derogación de las leyes de obediencia debida y punto final que, sabiamente, la democracia había sancionado como camino hacia la pacificación. O sea, haciendo honor a la jerarquía, indispensable en cualquier fuerza armada, y al ver que habían detenido a oficiales más jóvenes que él por la misma causa, viajó a Mar del Plata, se puso a disposición del Juez y fue enviado a la cárcel. ¡Así paga esta miserable y decadente Argentina a sus mejores hombres!

En el otro extremo de Sudamérica, mientras tanto, Nicolás Maduro sigue poniéndose de sombrero a todo su país, sumido en el caos, el hambre, la violencia, la falta de salud, la inflación espantosa. El estruendoso silencio de nuestros presuntos defensores de los derechos humanos frente a la salvaje represión, que ya contabiliza cuarenta muertos, decenas de opositores presos y la destrucción de la prensa libre, desnuda su inmunda hipocresía.

El nuevo engendro jurídico pergeñado por el tirano para conservar el poder omnímodo que aún ostenta fue la convocatoria a una original Asamblea constituyente para modificar la carta magna que su padrino, Hugo Chávez Frías, había impuesto a fines del siglo pasado. Pretende constituirla, al menos por la mitad, con partidarios elegidos a dedo. Pero todo eso no bastará, como lo demuestra cada día en la calle la movilizada sociedad, para compensar su descrédito, por muchas armas y activistas que le suministren los gerontes cubanos; es que, si el chavismo cayera, la isla verá cortarse el último cordón umbilical que le permite respirar, aunque sea miserablemente.

No hay dictadura en el mundo que haya podido sostenerse exclusivamente basada en las bayonetas, cuando sólo el 10% de la población la apoyaba. Pero sería muy importante, casi decisivo, que los Estados Unidos resolvieran, más allá de la correcta declamación política, interrumpir sus compras de petróleo venezolano, que hoy representan el 75% de las exportaciones del país. Si Maduro ni siquiera está dispuesto a permitir la instalación de un corredor humanitario -es más, ha confiscado las escasas medicinas que llegaron a su través- para ayudar a sus connacionales simplemente a sobrevivir, ¿por qué seguir alimentando su régimen, además vinculado al terrorismo colombiano y al narcotráfico, con esenciales divisas?

En el escenario latinoamericano, casi barrido de él el populismo que tanta miseria costó a sus pueblos, Argentina ha recuperado su prestigio y está dispuesta a asumir el liderazgo que Brasil dejara vacante por la enormidad de sus problemas internos. En este momento, la acompañan todos los países de la región -con la obvia exclusión de Uruguay, Bolivia, Ecuador y Nicaragua, que aún no han conseguido desprenderse de esa lacra, y varias naciones caribeñas, deudoras del chavismo, que intentó exportar el "socialismo del siglo XXI" mediante enormes exportaciones de petróleo a precios subsidiados- y la presión de sus vecinos regionales sobre Nicolás Maduro se está acentuando.

El gobierno bolivariano, ha quedado demostrado, prefiere la muerte de sus conciudadanos a ceder en sus pretensiones pseudo socialistas y en su capacidad depredatoria. Se ha conformado así un verdadero infierno, en el cual Venezuela muere cada día, mientras los chavistas rojo-rojillos bailan sobre un volcán en ebullición. Cómo concluirá esta monumental crisis, que tanto lastima la sensible y dolorida piel del continente, es la gran incógnita.

Bs.As., 6 May 17


EL CANCAN DE LOS RANQUELES.

Por Jorge Castañeda (Argentina).

El coronel Lucio V. Mansilla en su interesante libro “Una excursión a los indios ranqueles” deja valiosas observaciones sobre las costumbres y la cultura de este valeroso pueblo.

Refiriéndose seguramente al “lonkomeo” refiere el siguiente relato:

“El salón de baile o, mejor dicho, la arena, tendría unas cuarenta varas de circuito, rodeada de palos a modo de corral; un monigote de tierra en el centro, como de dos varas de diámetro y una de alto. Los concurrentes estaban colocados alrededor del círculo del lado de afuera. La música instrumental consistía en una especie de tamboriles; eran de madera y cuero de carnero, y los tocaban con los dedos o con baquetas. El baile, empezó con una especie de llamada militar redoblada. Oyéronse unos gritos agudos, desacompasados, y cinco indios en hilera se presentaron haciendo piruetas acancanadas. Venían todos tapados con  mantas. Entraron en la arena, dieron unas cuantas vueltas al son de la música, alrededor del mogote de tierra, como pisando sobre huevos; de repente arrojaron las mantas y se descubrieron. Se habían arrollado los calzoncillos hasta los muslos, la camisa se la habían quitado; se habían pintado de colorado las piernas, los brazos, el pecho, la cara; en la cabeza llevaban plumas de avestruz en forma de plumero, en el pescuezo collares que hacían ruidos y las mechas les caían sobre la frente. Las mantas las arrojaron sin  hacer alto, sacudieron la cabeza, como dándose a conocer, y empezó una serie de figuras, sin perder los bailarines el orden de hilera. Mareaba verlos girar en torno del mogote, agitando la cabeza der derecha a izquierda, de arriba abajo, para atrás, para adelante; se ponían unos a otros las manos en los hombros; se soltaban, se volvían a unir formando una cadena; se atropellaban quedando pegados como una rosca; se dislocaban, pataleaban, sudaban a mares. El aire de las evoluciones determinaba el compás del tamborileo, el que cuando era acompañado de una especie de canto triste, ora grave, ora burlesco, según lo que la infernal cuadrilla parodiaba. Quince fueron los que bailaron, en tres tandas; la concurrencia guardó el mayor orden; no aplaudía, pero se comía con los ojos a los bailarines. Cerca de dos horas duró la farsa; se ponía el sol cuando yo volvía a mi fogón”.

El relato sin duda que es exagerado y con un desconocimiento importante sobre el significado mágico y ritual del m ismo, pero se ve que ha quedado fuertemente impresionado y algunas de sus observaciones merecen un análisis.

Un dato curioso lo ofrece el término “acancanado” de “cancanear”, que en lengua mapuche es el acto me penetrar en un toldo a deshora de la noche y específicamente “cancan” equivale también a seducción.

Casamiquela sobre este aspecto expresaba “que es muy curioso que entre indios y franceses cancanear y cancán respondan a ideas que se relacionan con Cupido y sus tentaciones”.

Se puede apreciar también que Mansilla acierta –dejando jocosidades de lado- en varios aspecto del Lonkomeo, como los giros alrededor del rehué, las máscaras y las pinturas en el cuerpo de los bailarines, el son del cultrún, la imitación del avestruz, las cimeras de plumas en la cabeza y otras.


AMORES SUBLIMES (MICRORRELATO).

Por Andrés Fornells (España).

El rostro de Amanda entraba dentro de la máxima perfección que podía alcanzar su naturaleza humana. Sus ojos, de un color azul láser, estaban rodeados del armonioso estuche formado por sus densas, largas, curvas pestañas negras. Unos ojos que expresaban dulzura, inteligencia y sensibilidad. Sus cejas describían sendos arcos perfectos para unos párpados convexos, sedosos. La nariz era recta y finamente esculpida. Los labios de su boca eran gruesos, pulposos, sensuales. Para morir de placer besándolos. La tez era tersa como porcelana y de un cálido color rosáceo. A este extraordinariamente hermoso rostro lo enmarcaba una cabellera azabache, resplandeciente, que, formando suaves hondas caía en cascada sobre los bien proporcionados hombros.

Quien estaba contemplando con absoluto embeleso este retrato alzó sus temblorosas manos y, por un instante, creyó sentir entre sus dedos la sedosidad perfumada de aquellos cabellos, y, a continuación, moviendo sus trémulos labios hacia adelante, gozar la almizclada humedad de la boca femenina que calmó parte de su apremiante, desesperada sed.

Transcurridos unos pocos segundos, el anciano cerró sus cansados, viejos ojos que empezaba a nublar un llanto amargo, despiadado, devastador.

El hombre añoso apagó la luz del dormitorio. Acercó a su cara el pañuelo impregna-do del perfume de Amanda y con la imagen de la mujer que había amado con locura, presa en la retina, se dispuso a soñar con ella. A Amanda, perdida irremediablemente para él, no tenía otro medio a su alcance de recuperarla en alguna consoladora medida.

Una oscuridad intensa, fatídica, lo rodeó, lo engulló con su profundidad de abismo mortal, mientras dentro de su mente lo acogía, lo salvaba, una angelical figura de mujer aureolada de cegadora luminosidad, quién, cogiéndole dulcemente de la mano lo guiaba hacia el paraíso donde moran las almas de los amantes de amores inmortales.

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(Copyright Andrés Fornells)


RECUERDOS DE GUERRAS Y ESPERANZA DE PAZ.

Por Addhemar H.M. Sierralta (Perú).

Herbert había pertenecido al ejército alemán durante la Segunda Guerra Mundial. Aquella época en la que Hitler dio rienda suelta a sus locuras y causó una de las desgracias más grandes para la humanidad. Con sus 27 años, había arribado a Lima en 1950 con la esperanza de tener un mejor futuro, después que su país quedó casi en ruinas.

A poco de llegar a la capital peruana el joven alemán, tío de mis compañeros de barrio Peter, Helga y Hans, se hizo amigo de mis padres y llegó a casa donde nos narraba sus experiencias durante los bombardeos en Berlín. Recuerdo que un día se presentó en casa con su uniforme de militar y constituyó toda una novedad.

Mi tío Eugenio, quien también era de Alemania, llegó una tarde a casa manejando un auto que nos llamó la atención. Por ese tiempo era muy raro ver aquel diminuto carro en el que se metía con su 1.90 m. de estatura causando la risa de todos. Se trataba de un Volkswagen azul que nos parecía muy gracioso. Años más tarde se convertiría en uno de los vehículos más famosos del orbe.

Ver a mi tío conversando en alemán con Herbert era también muy curioso. Mis hermanos y yo jamás habíamos escuchado ese idioma y nos pareció de lo más complicado. Por supuesto que no entendimos ni pizca y solo atinamos a reírnos.

Cuando nos contaba, Herbert, sobre la guerra, vino a mi mente una noche de la década de los 40 en la que un amigo de la familia –a la sazón Ministro de Guerra- nos trajo comida enlatada y tabletas de la dieta que consumían en combate los soldados aliados. Sabía asquerosa, pero para los que estaban en el frente les sabría a gloria, estaba seguro.

La Guerra Mundial sirvió también para que mis tíos, en casa de la abuela, siguieran el desarrollo de la misma en un gran mapa  del mundo colgado en la sala del escritorio. Con banderitas de colores identificaban las zonas de dominio de los aliados y del eje. Seguían las noticias de los periódicos y de la radio e iban modificando las banderitas de acuerdo a los avances o retrocesos de las tropas.

Lo que me interesaba a mi era leer Selecciones para enterarme de las hazañas de  la guerra. También me gustaba identificar los aviones, naves y tanques de combate.

Poco a poco me iba dando cuenta que luego de esta horrorosa guerra el mundo entraba en una etapa de recuperación y progreso. Por 1952, nuestro amigo Herbert, nos anunció que retornaría a Alemania porque se presentó una oportunidad de trabajo y extrañaba a su familia. Se marchó y nunca más supimos de él.

Pero el mundo no estaría en paz por mucho tiempo. Otro conflicto, esta vez la Guerra de Corea nos centraría la atención. Nuevamente los mapas, los juegos de guerra, unos como las tropas de Mac Arthur y otros como los  coreanos y chinos, llamaría a los chicos del barrio a tomar bandos en combates imaginarios.

Nuestra generación, desde la niñez, estuvo signada por la mortal guerra. El estar lejos de la misma no significaba que no supiéramos lo que ocurría.  Ya la marcha de Mao Tse Tung en China, la nueva guerra en Indochina en la que se sacó a los franceses de esa zona, que luego terminaría en la de Viet Nam. O la revolución cubana de Castro siguieron marcando el horror ante nuestra juventud. Las guerras de liberación en África y los conflictos del Medio Oriente tampoco nos eran ajenos.

Nunca pudimos imaginar que en nuestro país tendríamos, más adelante, el horror   de los guerrilleros de los de la Puente Uceda y compañía (en los sesenta), y años más tarde la crueldad e insania terrorista de Abimael Guzmán y Sendero Luminoso y de los del MRTA. Me tocó vivir y sufrir en carne propia las consecuencias, cuando una noche en Tarata en Miraflores, los coche-bomba del terrorismo causaron horror y muerte y especialmente, en mi caso, tuve 32  heridas.

La irreflexión de los seres humanos sigue siendo estúpida. Estuve en Estados Unidos cuando la brutal destrucción de las torres gemelas de New York y veo, en la actualidad, que no aprendemos y seguimos ciegos de odio, ambición y venganza. Hay quienes creen tener la verdad y siguen poniendo en riesgo a la humanidad. Si bien hemos saltado –por ahora- la Tercera Guerra Mundial, los politicos, los conflictos económicos, las desinteligencias fronterizas, el fanatismo religioso, los ultras de derecha y de izquierda, la intemperancia, la codicia, la pérdida de valores y amor al prójimo sigue siendo un común denominador en los pueblos que puede terminar con la raza humana. Dios nos ampare e ilumine para entrar en la cordura y en la paz.
 
       
 

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Fuente: 

TIEMPO NUEVO INTERNACIONAL
 
Addhemar Sierralta
 
Año 9 No. 308 de 01 de junio de 2017