viernes, 2 de junio de 2017

EL SOL DE JUNIO - FOLIOS DE LA UTOPÍA: ¿ACASO NO ES MILAGRO? - POR DANILO SÁNCHEZ LIHÓN



Construcción y forja de la utopía andina
2017 AÑO
DE LA IDENTIDAD Y DEL PATRIMONIO
INALIENABLE DE NUESTROS PUEBLOS
JUNIO, MES DE LOS NIÑOS,
DEL MEDIO AMBIENTE, DE LA GLORIA
DE ARICA Y DE LA IDENTIDAD ANDINA
CAPULÍ ES
PODER CHUCO


SANTIAGO DE CHUCO
CAPITAL DE LA POESÍA
Y LA CONCIENCIA SOCIAL


*****
BUSCANDO
AL HERMANO
POR LOS CAMINOS

 

Eran dos hermanos que se amaban con cariño entrañable. Un día uno de ellos partió lejos por los caminos.
El otro vivía donde siempre se había criado, recorriendo cada día la casa de su padre.
Pero un día el hermano ausente, aquel que se había marchado, regresó anhelante de reencontrar lo que tanto dejó, y extrañaba.
Y se presentó un día en que había muchos invitados en la casa de su infancia, que era la misma que su hermano habitaba.
Y avanzó confiado y se puso de pie, delante de su hermano, esperando que lo reconozca y se entrelacen en un fuerte abrazo.
Pero ocurrió algo completamente inusitado, increíble e imperdonable: El hermano que siempre esperaba verlo aparecer por la puerta, no lo vio.
¿Qué hado? ¿Qué atroz designio se interpuso para que ocurriera un hecho semejante? ¿Qué hechizo tan incomprensible? ¿Por qué ocurrió así?
El hermano peregrino que esperó sin ser visto, desilusionado, dolido en el alma, salió. Y se fue. Pero, antes de despedirse redactó una misiva.
Al conocerla el hermano que esperaba salió a buscarlo presuroso, preguntando por él noche y día.
Ahora vaga sin consuelo, pero he aquí que el apu de los caminos le dice así, con la voz sabia y reposada que tienen los cerros:
– No llores, hijo.
– No me perdono lo que he cometido.
– Pero, ¿no te das cuenta? Es para que en el reino que tú eriges haya un contenido.
– ¿Cuál?
– Es este: “Buscando al hermano por los caminos”.
– Me siento tan culpable.
– No. Era esa la razón, para que no vieras a tu hermano. Porque así esta búsqueda se convierte en un anhelo que se hará mensaje para todos. Y siendo así el cariño que se tienen se hará infinito, inabarcable y trascendente.


DANILO SÁNCHEZ LIHÓN
*****
PRÓXIMA ACTIVIDAD
DE CAPULÍ, VALLEJO Y SU TIERRA
SÁBADO 17 DE JUNIO, 2017
DÍA VALLEJO
EN PUERTO
CALLAO


CONDUCCIÓN GENERAL: MANUEL CHUMO
EN COLABORACIÓN CON SANTIAGO RISSO
DE MAMMALIA COMUNICACIONES & CULTURA
10:30 am. Concentración en la explanada del Muelle Dársena, en la Plaza Grau del puerto del Callao, desde donde César Vallejo partiera a la eternidad.
11:00 am. Alocución, “El adiós y el regreso en César Vallejo”, a cargo de Danilo Sánchez Lihón, presidente de Capulí, Vallejo y su Tierra.
11:15 am. Mitin Poético: “César Vallejo, presencia y eternidad”. Tribuna libre para decir poemas, prosa poética, semblanzas, proclamas, con miras a publicar una memoria sobre este tema.
12:15 pm. Salida al mar, en una o varias chalanas, y arrojo a las aguas de una ofrenda floral.
1:30 pm. “Almuerzo de fraternidad”. Saludos, ofrendas, canciones.
3:00 pm. Seminario: Callao y su Cultura.


*****

EL SOL
DE
JUNIO


FOLIOS
DE LA
UTOPÍA


¿ACASO
NO ES
MILAGRO?


 Danilo Sánchez Lihón
Ya va a venir el día,
ponte el sol.
César Vallejo

1. El fondo
de un enigma
– ¡Hijos, levántense! ¡Ya el sol está alumbrando lindo! ¿Y ustedes siguen durmiendo? ¡Miren qué precioso que está el día!
Tiramos las mantas, dejamos la cama de frazadas tejidas de lana de oveja, donde dormimos arrullados con los balidos y el sonar de las esquilas que perduran en nuestros sueños y perviven en nuestros destinos.
– ¡Buenos días, mamá! –Le decimos restregándonos los ojos.
– ¡Buenos días, hijos! ¡Miren afuera el sol!
Arrimamos la tranca, deslizamos en su ranura el postigo y abrimos la ventana. Y ¡ah! la luz del sol nos sacude con sus alas y nos envuelve en su plumaje, hiriendo apenas nuestros párpados con sus cabellos de oro. Y se posa en nuestra frente. E inunda el torrente de nuestra sangre, quedándose quieto nuestro corazón, con los ojos entrecerrados, pero bañados en su luz, sintiendo hondamente habitar en el centro de la creación.
Y allí permanecemos en el umbral de la puerta con los ojos enceguecidos, sumergidos dentro del estallido del universo haciéndose, sintiendo que vivimos en el fondo de una joya, de un milagro y de un enigma.
2. Amatistas
y azahares
Salimos al corredor donde la luminosidad del sol todo lo abarca bajo su manto de oro: las paredes, los balcones y las techumbres que se extienden como un mar de techos rojos y paredes blancas. Donde todo resuena en la copa de una diáfana campana. Y todo está sumido en una honda fragancia. El sol dorado, amarillo, infinito, ha tendido majestuoso su alfombra de amatistas y azahares en el suelo.
– ¡Gracias, sol! –Musitamos arrobados.
¡Gracias por ser universal, y por ser a la vez aldeano! ¡Y de entrecasa! ¡Gracias por estar al fondo de nosotros mismos y en lo alto de los tejados y del cosmos!
¡Gracias por estar en el trono del firmamento, pero igual aquí rendido en estas baldosas! Y humilde como un can familiar en la grada de la escalera. Y hasta entrando oblicuo al interior de los aposentos.
¡Gracias por estar en las piedras del muro como en el tallo alto de las espigas que se mecen al pie del muro! Y en sus flores, como en la tierra apisonada.
¡Gracias por posarte en los ventanales, en los balcones y en cada cosa y objeto pequeño! Y en cada uno de los enseres con que acompañamos nuestras vidas en esta tierra, como en los peldaños de la escalera por la cual subimos y bajamos.
– ¡Se está desbordando el agua del pozo! ¡Corran a tapar la entrada!
4. Malvas
y retamas
Ya en la escuela, enfilados en el patio de tierra amarilla, endurecida por los pies de los niños y las lluvias furtivas, el sol emerge a través de los geranios resaltando el añil del cielo detrás de los cardos y las malvas nacientes que brotan entre los resquicios.
Porque el patio está bordeado de macetas y jardines, pero igual: hay flores que sobresalen de entre las piedras, donde florecen también los sunchos pasmados, los claveles rojiblancos, las malvas y retamas amarillas.
Bajo el sol se abrillantan las copas de los árboles que emergen desde las huertas vecinas; y cuelga una sombra al pie de los pilares, resaltando aún más los matices de los enseres.
¡Sol tendido al pie de las pircas de piedra como un lebrel de oro! ¡O volando, como un gorrioncillo fiel! ¡O derramado por los suelos como una jarra de agua cristalina y de miel!
Que te posas en las nieves inmarcesibles, como en la puna inconmensurable. Que te asomas a los abismos y precipicios, pero que también estás alumbrando y dando abrigo a cada ser por minúsculo que sea. Presente en cada mínimo e ínfimo detalle.
5. Las golondrinas
azuladas
El maestro, primero con las manos levantadas en señal de atención, las hunde luego en el aire delante de su pecho y empezamos a cantar, desgañitándonos con los rostros levantados a los aleros donde revuelan las golondrinas azuladas:
¡Oh sol! ¡Oh sol!
¡Oh nuestro padre el sol!
Tu luz, tu luz
tu luz nos cubre ya.
¡Oh sol! ¡Oh sol!
la vida tú nos das
oh sol, oh sol
la vida tú nos das.
Que es cuando entrecerramos los párpados, dejando pasar por entre nuestras pestañas los rayos descompuestos en los siete colores del arco iris, ordenados en corpúsculos de luz que se deslizan a lo largo y ancho, trémulos y multicolores.
Y así miramos los tejados, la vastedad del cielo azulino donde se revuelven las nubes blancas. Y seguimos cantando a pecho inflamado:
6. No nos prives
de tu luz
¡Oh, sol!
Arde siempre allí
en tu cielo azul
y envía hasta aquí
tu luz, tu luz, ¡oh sol!
Cantamos a gritos, convictos y confesos, con el alma henchida, con nuestras voces agudas que horadan las nubes y se elevan con más ahínco en el cielo azulino.
Y más al saber que el sol fecunda las espigas y duerme en las parvas de trigo, haciendo madurar al pie de las horquetas el grano propicio que nos da el sustento de cada día. Por eso atronamos en la fuga de la canción del Himno al Sol, que dice:
No te escondas
tras las nubes,
no nos prives
de tu luz.
Tristes viven
nuestros campos
cuando falta
tu calor.
¡Oh sol! ¡Oh sol!
Sol que ahora trepa la escalinata que sube del patio al segundo nivel. Y se recuesta en el muro que va por el corredor a la puerta de los salones de la escuela fiscal.
6. El fulgor
de sus alas
Sol que ha trazado en el ambiente una geometría exacta para cada uno de los seres y las cosas, delineando superficies, bordes y esquinas.
Que ha dorado con su hondo brillo amores inolvidables en los adobes de tierra. Que es centelleo oculto, nervioso y recóndito.
Por eso, cada mañana reverenciamos al sol en nuestras vidas, cantando en el patio de la escuela al sol que dora todo el universo, vasto, pero a la vez sencillo.
¡Más aún el sol de junio! Que es limón en flor, y un alto oleaje de plumas amarillas.
¡Lámpara encendida! ¡Mariposa viva de hojalata e ilusión! Fogón con luz de estrellas.
¡Sombra de Dios! Y en él, ¡el aroma de todas las cosas sinceras e inocentes! ¡Nítidas, precisas y exactas!
Latir del sol que está en los piidos de las aves. Y en el fulgor de sus alas cuando vuelan.
7. Todo
el infinito
¿Qué es el sol entonces este día de junio en que contemplo extasiado tu vestido de niña?
¡Es la vida tan honda y tan vasta! ¡Tan intensa y tan llana!
Es un pañuelo que ampara y que saluda. Es el temblor de mi mano en lo insondable de tu mano y de tu corazón.
Donde el sol quiere ser una alfombra y un musgo de oro y de plata, trazando los perfiles de todo lo creado. De lo que está cerca y de lo que está lejos todavía.
Buscando hacértelo caber en la luz de tus ojos. Alrededor de ti. En el lugar en donde te sientas a contemplar el mundo, sin atrevernos a avanzar un paso más para tocarlo, porque desde ya es tuyo y es mío.
El sol sagrado en nuestras vidas. Que nos sumerge en los naranjos en flor.
El sol fundador, origen de todo lo que afirma la existencia. Que todo lo sana, que todo lo transforma y redime.
Este sol alcanzable con la mano, donde está todo el infinito y toda la eternidad. Y, si es así, ¿acaso no es milagro?


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