jueves, 9 de marzo de 2017

ENSAYO "DE NECESARIO SILENCIO A LAS SIETE ESTACIONES", DE BETHOVEN MEDINA - POR GIAN PIERRE CODARLUPO




De Necesario silencio a las Siete Estaciones, 

 Bethoven Medina

                                                                        Por: Gian Pierre Codarlupo *

A lo largo del tiempo los poetas han tratado de alcanzar una voz propia. Muchos han fracasado. El caso que presentamos en esta oportunidad  es el del poeta Bethoven Medina Sánchez (Trujillo, 1960), quien ha sabido trabajar la palabra, construirla, hacerla más humana y palpable.

Este ensayo se analizará las coincidencias, o mejor dicho, la búsqueda constante de BM a través de la poesía.

Desde los trece años empezó a escribir versos. A los quince años ganó su primer concurso de poesía a nivel escolar en su ciudad natal. Su infancia estuvo signada por el estudio y el trabajo. De canillita y lustrabotas pasó a poeta y crítico en diarios trujillanos como La Industria y el Suplemento Literario del vespertino Satélite. Asimismo, cuando fue estudiante de secundaria obtuvo premios de periodismo escolar y oratoria.

En 1976, con otros estudiantes de educación secundaria, formó el grupo literario Nuevo Amanecer junto a Adán Cabanillas, Mario Cruz Nery, Wilson Jaime Barreto, y Diomedes Morales. Seguidamente se incorporaron Franco Chico Colugna, Mercedes Cáceres Salaverry, José Pinedo Pajuelo, Jaime Chiguala Peche, Manuel y Milene Alfaro Alfaro, Alberto Escudero, Carlos Cerna Bazán, Alberto Sánchez Niño y Raúl Pastor Gálvez, entre otros jóvenes creadores.

Nuevo Amanecer es un “grupo desacomodado, sin coherencia política” (Gonzalo Espino, 1981). No tiene la trascendencia como tuvo el Grupo Norte, un grupo sólido y maduro de donde salieron Vallejo, Spelucín, Orrego. Lo más importante de Nuevo Amanecer es la obra personal de sus integrantes, por ejemplo, en poesía: Bethoven Medina, Franco Chico y José Pinedo; en narrativa: Adán Cabanillas; periodismo: Carlos Cerna y Diómedes Morales. Se debe indagar los trabajos aún inéditos de Manuel Alfaro, Mercedes Cáceres, Diómedes Morales y Carlos Cerna. Este grupo realizó actividades culturales, destacando La Semana del Poeta, evento que más tarde desaparecía (1978). Medina desde los 15 años se vinculó con poetas de Cuadernos Trimestrales de Poesía: Marco Antonio Corcuera, Horacio Alva Herrera, Julio Garrido Malaver, Carlos H. Berríos y del Grupo Trilce: Juan Paredes Carbonell, Santiago Aguilar, Rogelio Gallardo, entre otros, de quienes asumió la pasión por la literatura.

En 1977, Medina no solo era una promesa de la literatura regional y nacional, sino también el destacado estudiante que obtuviera el Premio de Excelencia en la GUE José Faustino Sánchez Carrión INA Nº 04. Este mérito le valió para ingresar exonerado en el examen de admisión 1978, en la Universidad Nacional de Cajamarca en la Facultad de Ciencias Agrarias. En la nor andina ciudad de Cajamarca, consolida su hermandad literaria con el reconocido poeta Manuel Ibáñez Rosazza y comparte actividades literarias y culturales con los docentes, creadores y críticos literarios Saniel Lozano y Luzmán Salas. En 1978, en las aulas universitarias junto a Fransiles Gallardo Plasencia y Manuel Alcalde Palomino, estudiantes de Ingeniería Civil, forman el Grupo Literario Raíz Cúbica de meritoria labor cultural en la Ciudad del Cumbe. A este grupo se incorpora Ángel Gavidia Ruíz, Darío Estrada Saldarriaga y Walter Terrones Mendoza. 

Medina Sánchez es ingeniero agrónomo de profesión, con una maestría en finanzas, periodismo y poeta por vocación. (González Aguilar, 2005, págs. 27, 28, 29, 30)

 El poeta Alberto Alarcón, ha dicho sobre el primer libro de Medina: Necesario silencio para que las hojas conversen

Se trata de un poema sinfónico, de un texto cíclico, imposible de mutilar. En este canto que es un homenaje a la madre muerta y un retorno a la arcadia perdida, Medina Sánchez pone en juego todo su andamiaje espiritual y literario, sin dejar ni una sola fisura, demostrando al mismo tiempo su desconcierto, su tortura interna, los dolores propios de quien anhela expresar a cabalidad su mundo subjetivo. Esto va a ocurrir a lo largo de toda su obra, por lo que hay que detenerse brevemente en una primera apreciación: todo el corpus poético de Medina Sánchez oscila entre lo lírico y lo épico. (Medina Sánchez, Antología Esencial, 2005, págs. 9,10).

Leyendo a BM, nos atrevemos a decir que, lo que predomina en su poesía es lo lírico, la phanopeia. Y como ejemplo, citaremos algunos versos de su primer libro Necesario silencio para que las hojas conversen: “cuando el país es un caballo herido que corre-cae-corre/ la espuma raspa en mi lengua la esperanza de los sin nada”. (Medina Sánchez, 1980, pág. 15)

Aquí la imagen también es una identificación con los que menos tienen, con los desposeídos. Esta idea se repetirá en casi todos los libros de BM, y no nos referimos a todos los poemas que pueden conformar el libro, sino que se manifiestan de forma espontánea pero contundente en cada uno.  Citaremos ahora unos versos del libro Quebradas las alas: “No se puede vivir cuando los zapatos están encadenados a muros / y nuestros brazos cansados de remar / son rasguñados por osos del zoológico de la Patria / -no obstante- / sé que algún día de estos / serán enormes pinos creciendo en mi corazón / dispuestos siempre a solucionar este teorema social”. (Medina Sánchez, 1983, pág. 27)

Bethoven Medina tuvo que vivir una infancia dura, vendiendo periódicos o trabajando en cualquier otro oficio. No podemos desligar su poesía de su vida, con sus ideales de justicia, libertad, amor y espiritualidad. Su primer libro está inspirado en un accidente casi mortal que tuvo su madre y en el fenecimiento de una tía muy cercana al poeta. Es por eso que es un canto a la madre muerta un testimonio desgarrador sobre la infancia, que ya venía siendo escrito desde que Bethoven tenía 16 años, un trabajo que le demandó cerca de tres años. El sentimiento de igualdad con lo los oprimidos se debe a la situación que le tocó vivir el autor, pues viene de una familia de clase media baja, y nos damos cuenta de esto citando algunos versos: “Te alegraste cuando aprendí a amarrarme el zapato / a saludar a mis tíos / a diciembre sin juguete alguno / verano rompía monedas y abrazaba a las paredes de la vida” (Medina Sánchez, 1980, pág. 22).

La década de los 80` y 90` significó en el Perú una masacre por parte de Sendero Luminoso y el terrorismo de estado. De estos tiempos los poetas más representativos serán: José Antonio Mazzoti, Eduardo Chirinos, Jorge Eslava, Bethoven Medina, Gonzalo Espino, Pedro José Granados, Sui Yun, Oswaldo Chanove, Dante Lecca, Raúl Mendizábal, Roger Santiváñez, Pedro Escribano, Boris Espezúa, Raúl Zárate, entre otros. En este punto debemos manifestar que a diferencia de sus contemporáneos, BM no cae en el coloquialismo, sino que su búsqueda es una poesía del orden, de la armonía, para hallar aquello que tanto le falta, aquello que ni siquiera imagina pero que debe seguir buscando a cualquier costa. 

El libro Expediente para nuevo juicio, será una combinación entre la historia de la llegada de los españoles invasores a Cajamarca y la sutileza de un amor que se va: “Atahualpa, / el conquistador te cogió de los pelos y fuiste prisionero. / Boquiabiertos, lanzas en sus estómagos aún indómitos / toda sangre quedaron regados en el suelo”. (Medina Sánchez , 1998, pág. 46)

Y estos versos de nostalgia: “Pintor de tu cuerpo soy amada / y en algún puerto mi corazón te extraña” (Medina Sánchez , 1998, pág. 33).

Este libro ha sido formulado como una tesis de investigación universitaria reivindicando la historia a través de la relación de una pareja, como pretexto para recuperar la identidad. Y justo el título es esa sugerencia, de examinar la historia y recuperar nuestra idiosincrasia como pueblo.

El tercer libro de Medina, Volumen de Vida, vendrá a confirmar su valía como poeta, como verdadero orfebre de la palabra. Este poemario fue galardonado con el Premio Internacional de Poesía “Mairena” (Puerto Rico, 1985). Ya no hablamos de un escritor de nivel nacional, la poesía de BM hace tiempo que ha traspasado las fronteras. Un libro que contiene 14 poemas donde notamos la contemplación a la vida, ya no la juventud ni la infancia, sino algo mucho más trascendental en la existencia de todos los seres humanos: el propio vivir. 

Al autor se le descubre otra vez usando los números, por cuanto este libro está ordenado de forma descendente partiendo desde el número 3 hasta el 1. ¿Qué hay después de esto? La respuesta es obvia, y quizá lo hace porque a veces la vida es redonda y devastadora como un cero, inútil. Al mismo tiempo este es un sentimiento de vida, nos dice que es dura, terrible, pero que siempre vale la pena seguir luchando por algo, por lo que crees, y Medina vive por y para la poesía.

Otra de las constantes en el corpus poético del vate trujillano, será su similitud a la naturaleza y su amor a la tierra: “Hombre manifestación de plantas que no pudieron ser pájaros / y giro dentro mío agarrándome el coral latiendo entre rumores”. O estas líneas: “Estoy en la tierra con el mismo derecho que un árbol tiene / para crecer / Luego del sueño coger mi armazón y decir que existo en / parte futura” (Medina Sánchez, 2011, pág. 29).

Lo interesante de este libro es que aquí hay un ahorro del lenguaje y Medina le da vuelta a las palabras para forzarlas a decir lo que realmente quiere. Es como si obviara algunas de ellas. Por ejemplo para decir: “En tus ojos memoricé la melancolía de pescadores”, Medina suprime el lenguaje y dice: “En tus ojos memoricé melancolía de pescadores(Medina Sánchez, 2011, pág. 30). Y en otras ocasiones pareciera que utiliza al revés las palabras: “Ganas de salir gritando me abundan” (Medina Sánchez, 2011, pág. 19).

La experimentación con el lenguaje en todas sus formas vendrá con el libro Y ante niegue sus luces el sol,  que marcará un cambio radical en la poesía de Bethoven Medina, utilizando un tono conversacional: “El Perú es más que mapita de cuaderno escolar / determinado por crayolas en costa sierra y selva / y labios- violetas- guirnaldas / es la luz misma que alumbra mi vida” o “Se manifiesta la lluvia en tu voz cuando eres reo de ti”. (Medina Sánchez, 2003, pág. 29)

El proceso de producción recorrido por el autor nos conduce a ubicar como referente la propia historia peruana republicana, vislumbra: dramática, ambivalente, tensa y zigzagueante. No se trata, entonces, de un referente ficticio, idealista e imaginario, sino enteramente histórico y real, como para reafirmar el principio según el cual la literatura parte siempre del enfrentamiento del escritor ante la realidad.

A partir de dicho referente, Bethoven construye un universo literario correlativo al histórico, pero dotado de su propia organización y estructura interna, cuyas partes medulares son las secciones: <>, <> y <>, cada una de las cuales preside el desarrollo de una poesía simultánea y paralela a los versos de la canción de la patria, pero no con un seguimiento lineal o sucesivo, sino quebrando a partir de la cuarta estrofa, de manera que el contenido sigue su desarrollo alterno y casi contrapunto, pues, por un lado se desarrollan los versos y poemas; y por otro, cada composición concluye en un verso tomado de la mencionada estrofa y de las siguientes.

El contenido temático es el enjuiciamiento, reflexión y comentario crítico del proceso de la historia peruana traspasada de tradición, hechos rituales, frases aprendidas, lugares comunes… Y también de mitos, falsedades y controversias. (Lozano Alvarado, 2006, pág. 109)

Hay varias formas de leer este libro: la primera es leyéndolo poema por poema, la segunda es leyendo los títulos que aparecen en la parte superior e inferior de las página, y la tercera es leyendo el índice de forma constante, como si fuese un solo canto. 

El poemario que es fundamental para comprender la búsqueda de Bethoven Medina es El Arriero y la Montaña Bajo el Alba, que fue escrito en varias zonas de la sierra del Perú, pasando por Cajamarca, Huamanchuco y Santiago de Chuco. En este libro BM nos ofrece su concepción de la vida y el universo, la muerte, la soledad, la historia y los designios de todo un conjunto de personas.

“El universo existe porque lo pienso y defino, / constelación tras la montaña”. (Medina Sánchez, 2008, pág. 24)

“Y es sensato preguntar / hasta cuándo el Hacedor / nos mantiene en la curva elíptica / y cuáles son sus planes / de una buena vez”. (Medina Sánchez, 2008, pág. 35)

Aquí una muestra de cómo se trabaja realmente la phanopeia en la poesía: “Si algún día / una gaviota en su vuelo, / escribe que he muerto, / pregunten / a / las  olas / dónde / me / dejaron” (Medina Sánchez, 2008, pág. 120). O esta idea de encontrarnos a nosotros mismos: “en esta época, aún nos faltan alas para volar al fondo de / nosotros” (Medina Sánchez, 2008, pág. 143)

Citaremos unos versos de cómo se presenta la búsqueda del origen de todas las cosas en el universo poético de Medina: “Nadie podrá definir su cuerpo, / ni aún los pájaros que lo surcan; / su origen, / es tan antiguo como el nacimiento de la misma nada” (Medina Sánchez, 2008, pág. 172)

Como nos hemos dado cuenta la poesía de BM utiliza un lenguaje que se mezcla entre lo cataverusa y lo demótico, teniendo en cuenta el predominio de lo primero, demostrando ser un poeta que rompe con cualquier tipo de formalismos. 

Uno de los más importantes poetas contemporáneos, distinguido con numerosos premios locales nacionales y extranjeros. En el proceso de la literatura peruana la poesía de Bethoven es una permanente búsqueda de nuevos recursos expresivos capaces de corresponder  a su concepción original de la vida regida por principios esotéricos. (Lozano Alvarado, Literatura Regional de La Libertad, 2009, pág. 195)

Con este libro, Medina Sánchez reafirma el ideal de José María Arguedas:

Y tal día vendrá de todos modos. Lo indígena está en lo más íntimo de toda la gente de la sierra del Perú. La vergüenza de lo indio, creada por los encomenderos y mantenida por los herederos de estos hasta hoy, será quebrantada, cuando los que dirigen el país comprendan que la muralla que el egoísmo y el interés han levantado para impedir la superación del pueblo indígena, el libre desborde de su alma debe ser derrumbada en beneficio del Perú. Ese día aflorará, poderoso y arrollador, un gran arte nacional de tema, ambiente y espíritu indígena, en música, en poesía, en pintura, en literatura, un gran arte, que, por su propio genio nacional, tendrá el más puro y definitivo valor universal. (Arguedas Altamirano, 1989, págs. 17, 18)

Cuando se publica en 2012 Ulises y Taykanamo en Altamar, BM vuelve nuevamente al tema del amor como parte de su corpus poético: “Entre tanto, vives en mí, / aún cuando en mi carne has muerto. / Olvidándote, vives más en mí, / eres la propia soledad” (Medina Sánchez, 2012, pág. 48).

Aquí el estilo del autor es directo, con poemas largos que son como un vaivén, pues es la historia paralela de Odiseo y Taykanamo que significa: “El que toma el Saber de la lluvia”. Nuevamente hay una identificación con la historia y ganas de reivindicar lo nuestro. Esto se repetirá constantemente y vendrá de la mano por rescatar a otros poetas, ya que en todos los libros de Medina vienen citas de autores nacionales, dándoles un espacio y decir que todos pueden salvarse del olvido. Como dijo alguna vez Valdelomar: “Para salvarnos del olvido basta que un alma nos comprenda”

Nos detendremos un poco más en el libro Éxodo a las Siete Estaciones, porque es un libro que ha sido trabajado durante treinta años, y ha sido incluido en la lista de los mejores del año 2016, y calificado como poesía de alta calidad según el crítico  literario Ricardo Gonzáles Vigil.

Bethoven Medina nos presenta Éxodo a las Siete Estaciones, libro que Marco Martos ha considerado “insólito” dentro del panorama de la literatura peruana.

Para los que conocen la obra poética de BM, sabrán que es un poeta bastante original.

Desde la aparición de su primer libro: Necesario silencio para que las hojas conversen, hasta este último, su voz ha atravesado distintos procesos, pero el canto a la esperanza y a la redención de los seres humanos no ha cesado.

El poeta y crítico francés Pierre Reverdy escribió: “El poeta está en una posición difícil y a menudo peligrosa, en la intersección de dos planos de filo cruelmente acerado, el del sueño y el de la realidad”   (Reverdy, 1927)

En este sentido, Medina busca el origen de todas las cosas, la gestación del propio universo, el arché que tanto fascinó a los griegos. Nos atrevemos a afirmar que para Bethoven Medina el arché es el ápeiron del que nos habló Anaximandro. Y nos lo advierte desde la primera línea: “busco azorado el origen como si me siguieran”. (Medina Sánchez, 2016, pág. 19)

En este libro las tendencias poéticas que hallamos con mayor fuerza son la phanopeia y la logopeia. Es decir, los versos nos llevan inmediatamente a una imagen, y esta misma imagen nos lleva a una idea, como en estos versos del poema Martes: “Levanto la frente, / y suspiro hondamente hasta producir alas” (Medina Sánchez, 2016, pág. 49).

Aquí, la idea de libertad a pesar de los obstáculos. El ser humano acepta los golpes, sin embargo, moldea su destino. Es por eso que produces alas.

Bethoven Medina hace de su soledad una soledad universal, y nos identificamos con él: 

“Me aferro a temblores que me unen, / y la soledad -tropel de penas- se clava bajo piel, / la cual me cubre cuando soy feliz, / escuchando pájaros que cantan en mis hombros(Medina Sánchez, 2016, pág. 49)

El poeta nunca abandona su condición de creador, y por eso constantemente busca la belleza. Medina es consciente de esto y nos dice: “La voz se modifica como arcilla al fuego” (Medina Sánchez, 2016, pág. 109). Esta línea nos recuerda a lo que escribió el poeta mexicano Octavio Paz de trabajar las palabras hasta hacerlas chillar, y justamente el trabajo del poeta es hacerlas. Y aquí un verso fulminante sobre esto: “En cada palabra mía, cae la lluvia y estalla en luces”. (Medina Sánchez, 2016, pág. 109)

No se equivoca el poeta piurano Roger Santiváñez al decir que la madurez poética de Bethoven Medina lo ubica en un sitial de expectativa en el concierto de la poesía latinoamericana de hoy.

Éxodo a las Siete Estaciones no es tan solo un libro bien elaborado, es la cosmovisión de un hombre que no ha caído en la superficialización, que –tomando un verso de su libro Volumen de Vida-  ha “caminado lo suficiente como para ser un puerto”, que sabe que somos más que un cuerpo y que en la naturaleza y el conocimiento ancestral se puede hallar el génesis del universo y de nosotros mismos.

Tal vez por esto la poesía de BM llega-y en este punto extraigo un verso de Vicente Aleixandre-, “allá, donde el mar no golpea”. 

·  Gian Pierre Codarlupo, (Paita,  1997)  estudiante de Lengua y literatura de la Universidad Nacional de Piura. Pertenece a la ASAP (Asociación Artística Paita) y es miembro del Círculo Literario “Tertulia Cero”. Ha publicado el libro “Bajo el delirio y el olvido”. Actualmente se prepara para no ser olvidado.

Bibliografía

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