jueves, 17 de noviembre de 2016

BETHOVEN MEDINA Y EL ORIGEN DE LA PALABRA - POR GIAN PIERRE CODARLUPO (PIURA)




BETHOVEN MEDINA Y EL ORIGEN DE LA PALABRA

Por: Gian Pierre Codarlupo*

Bethoven Medina nos presenta “Éxodo a las Siete Estaciones”(2016), libro que Marco Martos ha considerado “insólito” dentro del panorama de la literatura del Perú y algo inusual “hogaño”.

Para los que conocen la obra poética de BM, sabrán que es un poeta bastante original. Desde la aparición de su primer libro: “Necesario silencio para que las hojas conversen” (1980), hasta este último, su voz ha atravesado distintos procesos; pero el canto a la esperanza y a la redención de los seres humanos, no ha cesado.

El poeta y crítico francés Pierre Reverdy escribió: “El poeta está en una posición difícil y a menudo peligrosa, en la intersección de dos planos de filo cruelmente acerado, el del sueño y el de la realidad”[1].  En este sentido, Medina busca el origen de todas las cosas, la gestación del propio universo, el arché que tanto fascinó a los griegos. Nos atrevemos a afirmar que para Bethoven Medina el arché es el ápeiron del que nos habló Anaximandro. Y nos lo advierte desde la primera línea: “busco azorado el origen como si me siguieran”.

En este libro las tendencias poéticas que hallamos con mayor fuerza son la phanopeia y la logopeia. Es decir, los versos nos llevan inmediatamente a una imagen, y esta misma imagen nos lleva a una idea, como en estos versos del poema “Martes”: “Levanto la frente, y suspiro hondamente hasta producir alas”.

Aquí, se da la idea de libertad a pesar de los obstáculos. El ser humano acepta los golpes, sin embargo, moldea su destino. Es por eso que produces alas.

Bethoven Medina hace de su soledad una soledad universal, y nos identificamos con él:  “Me aferro a temblores que me unen,/ y la soledad -tropel de penas- se clava bajo piel,/la cual me cubre cuando soy feliz,/ escuchando pájaros que cantan en mis hombros”.

El poeta nunca abandona su condición de creador, y por eso constantemente busca la belleza. Medina es consciente de esto y nos dice: “La voz se modifica como arcilla al fuego”. Esta línea nos recuerda lo que escribió el poeta mexicano Octavio Paz  “trabajar las palabras hasta hacerlas chillar”, y justamente el trabajo del poeta es hacerlas brillar. He aquí un verso fulminante sobre esto: “En cada palabra mía, cae la lluvia y estalla en luces”.

No se equivoca el poeta piurano Roger Santiváñez al decir que la madurez poética de Bethoven Medina lo ubica en un sitial de expectativa en el concierto de la poesía latinoamericana de hoy.

“Éxodo a las Siete Estaciones” no es tan solo un libro bien elaborado, es la cosmovisión de un hombre que no ha caído en la superficialización, por cuanto –tomando un verso de su libro “Volumen de Vida” (1992)-  ha “caminado lo suficiente como para ser un puerto”, al saber que somos más que un cuerpo y que en la naturaleza y el conocimiento ancestral, se puede hallar el génesis del universo y de nosotros mismos.

Tal vez por esto la poesía de BM llega-y en este punto extraigo un verso de Vicente Aleixandre-, “allá, donde el mar no golpea”.  


* * *  

1.-Este fragmento pertenece a Le Gant de Crin (El guante de crin), París, Plon, 1927. Ha sido traducido por A.S.B. del texto incluído en Gaetan Picon (ed.), Panorama des idées contemporaines, París, Gallimard, 1957


  GIAN PIERRE CODARLUPO

·   Estudiante de Lengua y literatura del IV ciclo de la UNP. Pertenece a la ASAP (Asociación Artística Paita) y es miembro del Círculo Literario “Tertulia Cero”. Ha publicado el libro Bajo el delirio y el olvido. Actualmente se prepara para no ser olvidado.