jueves, 29 de septiembre de 2016

27 DE SEPTIEMBRE: SEMANA NACIONAL "DERECHOS DEL NIÑO" - FOLIOS DE LA UTOPÍA: EN TORNO AL LIBRO Y LA LECTURA - POR DANILO SÁNCHEZ LIHÓN


 


CAPULÍ, VALLEJO Y SU TIERRA
Construcción y forja de la utopía andina
 
2016 AÑO
CONSTRUCCIÓN DE CONCIENCIA
Y CONCRECIÓN DE SOLUCIONES
 
SEPTIEMBRE, MES DE LA PRIMAVERA,
DE LOS DERECHOS CÍVICOS
DE LA MUJER, EL NIÑO Y LA FAMILIA
 
CAPULÍ ES
PODER CHUCO

 SANTIAGO DE CHUCO
CAPITAL DE LA POESÍA
Y LA CONCIENCIA SOCIAL
 

*****
 
EN EL DÍA MUNDIAL DE LOS MARES, 27 DE SEPTIEMBRE,
NUESTRA MAMACOCHA PRODIGIOSA Y SAGRADA

El Perú no es que limita al oeste con el Océano Pacífico, porque es nuestro, debiendo corregir esa aseveración para decir que limitamos por el oeste con el infinito, lo mismo que es decir que no tenemos límites ya que nuestro mar más bien es una puerta abierta para trazar y recorrer en él miles de caminos.
Es nuestra Cuarta Región Natural, y la reserva estratégica más caudalosa para el desarrollo sostenido del futuro de nuestro país, dado que somos el tercer productor de pescado en el mundo y el que tiene la mayor biodiversidad hidrobiológica del planeta.
Y lo es porque tenemos el privilegio de contar frente a nuestras costas con dos corrientes de aguas que producen una prodigiosa riqueza ictiológica, como son la Corriente Peruana de Humboldt, de aguas frías, y la Corriente del Niño, de aguas calientes, que desciende del norte.
Así, en  nuestro mar viven más de 730 especies de peces, 820 tipos de moluscos, 400 tipos de crustáceos, innumerable variedad de quelonios o tortugas, cetáceos tales como ballenas y cachalotes; y millones de toneladas métricas de biomasa de anchoveta.
Especies representativas de nuestra fauna marina son: anchoveta, cojinova, mero, corvina, lisa, pintadilla, chita, cabrilla, bonito, atún, perico, lenguado, etc. También tienen importancia vital las aves guaneras, cuyos residuos son utilizados como fertilizantes en la agricultura.
Valoremos nuestro mar conociéndolo, defendiéndolo y enamorándonos de su vastedad, de la línea de su horizonte que se esboza en lontananza, y del camino de promesa y esperanza que tiende a nuestros pies cuando riela el sol en su superficie dorada al atardecer.

DANILO SÁNCHEZ LIHÓN
*****
 
27 DE SEPTIEMBRE
SEMANA NACIONAL
 
 
DERECHOS
DEL
NIÑO

 
 
FOLIOS
DE LA
UTOPÍA
 

EN TORNO
AL LIBRO
Y LA LECTURA
 
 

Danilo Sánchez Lihón
 
Cuatro secciones conforman la “Convención Internacional
sobre los Derechos de la niñez”, adoptada por la Asamblea
General de la Naciones Unidas el 20 de noviembre de 1989
y firmada hasta la fecha por más de 160 países, abarcando
derechos de: 1) supervivencia, 2) crecimiento, 3) protección, y 4)
participación. Proponemos nosotros los Derechos a la Esperanza,
uno de cuyos capítulos trataría sobre El Libro y la Lectura.
 
 
DERECHOS
A LA ESPERANZA
EN TORNO AL LIBRO
Y LA LECTURA
 
Artículo 1
 
El niño
tiene derecho al goce y felicidad
en la lectura
y con los libros. ¡Que nadie dañe
ni pervierta
este vínculo! Y que, cuando aún
habita
en el vientre materno, su madre
y, ojalá,
su padre, le lean y narren cuentos,
además
de acariciarte con honda ternura.
Repetirle
rimas, musitarle poemas, tararear
jitanjáforas. Y,
si es posible, plantearte irresolutas
adivinanzas
que cuando venga al mundo y sepa
hablar,
nos sorprenda a todos dando una
una solución
inesperada y sabia, propia del reino
maravilloso
de dónde él viene, respuesta que
nos abrirá
perspectivas sorprendentes para
mejorar el mundo.
 
 
Artículo 2
 
El niño
tiene derecho a que las personas
adultas
que rodean su mundo erijan dentro
del real
un mundo encantado. Que vivan
y recreen
junto a él aventuras, personajes
situaciones
e historias referidas en los libros,
y hasta
después que él se haya dormido,
pudiendo
seguir los mayores con la lectura
a solas,
bajo la luz de la misma lámpara,
dejando
aletear en sus sienes las mismas
alas
que para el niño baten los ángeles
antes
y después de quedarse dormidos
plenos de lecturas.
 
 
Artículo 3
 
El niño
tiene derecho a esperar y hasta
exigir
que la lectura sea un espacio
mágico,
¡sorprendente y admirable! A que
todos
reconozcan y contribuyan a hacer
de ella
un raro y fascinante acontecimiento.
A leer
a orillas de un lago, en una parva
de trigo,
en las cumbres de las montañas. O
en un bote
que navegue el río y llegue al mar,
con una lectura
flameando y ardiendo en su mástil.
O bien
trepado en la copa de los árboles.
También
a leer los libros vueltas sus letras
al revés.
O de atrás para adelante, si ése es
su capricho.
 
 
Artículo 4
 
El niño
tiene derecho a que los adultos
en casa,
en la escuela o en cualquier otro
lugar
le leamos en voz alta los pasajes
de los libros
que más le apasionen. Y que
al hacerlo
la palabra sea hermosa, expresiva,
radiante. Y
que la voz de los maestros al leer
adquiera
diversas resonancias y matices.
A que
cada personaje de los cuentos
tenga
su propia inflexión. Y aquella voz
del narrador
sea hechicera: a ratos de trueno.
A veces
apacible, al soplo violenta, según
convenga.
Y en ella la vida cante su mejor
melodía..
 
 
Artículo 5
 
Tiene total derecho a vincular
lectura
con libertad. Al pleno disfrute
de la gracia
y la belleza por vivir. A asociar
libro a fiesta
y recreo. A playa y a primavera;
a montañas,
arroyos y cascadas. A matas
de flores sobre
los muros. A gaviotas volando
en el cielo azul.
A que los libros sean navíos,
peces,
cometas multicolores. Y sean
frescos
como helados, dulces como
cerezas,
y silvestres como las moras
de abril.
 
 
Artículo 6
 
Tiene derecho a que antes
de conocer
libros de texto escolar haya
leído
y cabalgado dichoso sobre
libros
de humor, ilusión y extravío,
conducido
por villas, aldeas y caminos.
Habiendo
develado en sus páginas sus
propias
preguntas. pudiendo indagar
muchas veces
qué dice en tal o cuál palabra,
orilla o
pasaje. Y descubrir entonces
por si mismo
el secreto de la decodificación
alfabética,
pero más aún: lo que es, siente
y quiere
hacer de sí mismo en esta vida.
 
 
Artículo 7
 
Tiene derecho a averiguar
en los libros,
y fuera de ellos, todo aquello
que le inquiete
y apasione, sabiendo que no
hay tema
vedado ni impertinente. A que
todo asunto
finalmente deje el texto para
ocupar
el espacio del aula, la calle y
el cielo infinito.
A que alguien le guíe hasta
donde pueda.
Porque después será el niño
quien oriente
al adulto a ir por los ignotos
meandros
de maravilla y estupor, azar
y éxtasis
que hay en el mundo y la vida.
 
 
Artículo 8
 
Tiene
derecho a concebir y confiar
que leer
es parte de la amistad, afecto
y confidencia
que debe reinar entre personas.
Un milagro
que surge entre adulto y niño.
A que
la lectura afiance, conmovida
y temblorosa,
lo humano. Y que alguien esté
a nuestro lado
en cuerpo y alma cuando más
lo necesitamos.
A que ese alguien exorcice con
su voz
algún pasaje oscuro ya que todo
lo demás
también forma parte de nuestro
destino.
 
 
Artículo 9
 
El niño
tiene derecho a que los libros
estén
a su alcance en los sitios donde
deambula,
discurre, juega y sueña. Incluso
tirados
en los jardines y en los lugares
de recreo y
juego. Que no puede haber libros
prohibidos
ni confinados detrás de las vitrinas,
ni impedidos
de salir a ser hojeados porque son
caros,
o porque están pendientes de ser
fichados.
Peor aún: por pertenecen a alguna
colección
privada. ¿Qué es eso? Menos aún
pueden
ser impedidos por ser ellos textos
sagrados.
Sagrado es el niño y es sagrada
las ganas de leer
 
 
Artículo 10
 
El niño
tiene derecho a nunca ser
reprendido
por haber deteriorado un libro,
motivo
por el cual deben estar hechos
de material
idóneo. Y los adultos instruidos
para reconocer
que si un libro se destruye será
en aras a
que el niño se salve y construya,
estando
bien que así ocurra. Y su costo
ha de ser
asequible a fin de no lamentar
perjuicios,
puesto que se trata de ganar
lectores,
aunque los libros sean dañados
rasguñados
contusos o heridos, y se tengan
que perder
en la refriega. Lo único que no
se puede
ni debe perder son personas
amantes de leer.
 
 
Artículo 11
 
El niño
tiene derecho a reclamar
y exigir
que los libros sean prodigios,
amuletos,
talismanes. Que sirvan para
enamorar
y enamoren. Que nos hablen
de asuntos
trascendentes. Que la maravilla
esté
contenida en ellos. Que sean
gratos
para pasar las mejores horas
de nuestras
vidas extasiados en sus hojas,
subidos
en lo más alto de los mástiles
de las mejores
naves, inhiestas y bizarras.
 
 
Artículo 12
 
Tiene derecho a que los adultos
conozcan
sus inquietudes y aficiones a leer,
e implementen
los materiales que las satisfagan.
Y no que deba
empañar sus ojos en aquello que
al criterio
de los otros resulte bueno y sabio,
coadyuvando
a que la vida sea enriquecida por
las sugestiones
de los buenos lectores y lecturas.
Porque,
¿qué vale que todo sea hermoso
en los libros
y la vida se desenvuelva por otro
rumbo,
más todavía en sentido contrario
o inverso,
siendo mísera y mezquina?
 
 
Artículo 13
 
El niño
tiene derecho a que la biblioteca
escolar
sea primorosa. Que en ella haya
dejado
impresas sus alas las mariposas,
las luciérnagas
y colibríes. Que las personas que
allí atienden
tengan luz y fulgor en el alma y los
ojos,
porten alas y vistan colas de peces.
Que
se enamoren de los niños lectores
a quienes
repartan flores. Y no les hagan llenar
fichas ni
papeletas. Que el libro sea prestado
por indicios
de color, aroma y sabor, presto al
tacto
y sentido gustativo. Que al indagar
acerca
del contenido de tal o cual libro, sea
mágica la respuesta.
 
 
Artículo 14
 
El niño
tiene derecho a emprender
un viaje
intenso, aventurado y pasional
en razón
de celebrarse en algún remoto
lugar
una fiesta al libro, donde haya
un desfile
de hierofantes, un gran circo,
comparsas,
de animales lectores, carros
alegóricos.
Y animen bandas de músicos,
se eleven
cohetes, globos; fulguren luces
de bengala.
A que todos los días se celebre
el cumpleaños
del libro. A que allí lengua oral
y lengua
escrita dejen de estar divorciadas,
y sean
otra vez cataratas de un mismo
río.
 
 
Artículo 15
 
El niño
tiene derecho a realizar paseos
y excursiones
a lugares donde hayan ocurrido
los hechos
que narran los libros. Si acaso
no arribaran allí
ómnibus ni aviones seguir rutas
astrales.
A realizar paseos hacia las ferias
de libros,
a las presentaciones de autores
y librerías.
A enamorarse de la niña de los
cuentos,
y a seguirla libro a libro. Y leamos
con él, a fin
de decirle por qué sotos, alcores
y riberas
la hemos visto pasar derramando
su hermosura
 
 
Artículo 16
 
El niño
tiene derecho a leer libros
de mitología
y a enamorarse de a verdad,
de una diosa.
Siendo así perdidamente amará
el mundo
con más fervor a tal punto de querer
ser
heroico en el intento de salvarlo.
Se extasiará
mirando las estrellas al leer libros
de astronomía.
Y encontrará nuevos caminos
para llegar
a ellas contemplando la rotación
de los astros.
Al leer libros de historia pernoctará
en los campos
de batalla en noche de plenilunio.
Así exigirá
que los libros digan la verdad
acerca
de la vida y del hondo misterio
de lo que acaba.
 
 
Artículo 17
 
El niño
tiene derecho a vivenciar
en la escuela
prácticas de elaboración de libros
de formas
insólitas: aviones, barcos, peces
o caracoles.
A reconocer como libros a plantas
y flores:
que tienen en sus pistilos y corolas
mensajes
ocultos y en sus pétalos impresos
mil signos.
A que examinando a los animales
sus uñas,
ojos y gestos, encontremos raros
códigos, como
también en calles, casas, tiendas
y celajes. A
leer las manifestaciones populares,
detrás
y más al pie de sus vivas, cánticos
y banderas.
 
 
Artículo 18
 
El niño
tiene todo derecho a no dar
ninguna
respuesta sino a formular
todas
las preguntas con relación
a los libros.
A no hablar –si así lo decide–
cuando
una lectura le haya conmovido;
ni siquiera
podemos interrumpirle cuando
una lectura
ha clavado su dardo en su alma.
Se nota
al regresar después de caminar
hechizado
con la lectura a cuestas largo
rato
bajo los árboles. En tales casos
una respuesta
valedera demorará en darla mil
años.
 
 
Artículo 19
 
El niño
tiene derecho a sentir, creer
y pensar
que una frase u oración, casi
inocua
y marginal, contiene la idea
principal
de un texto, si a él así se le
antoja.
A quemar aquellas ominosas
pruebas
de comprensión lectora, que
en ellas
se envuelvan a aquellos que
las formularon.
¡Y no los niños! ¡Qué buena
cosa! O
que mejor se arranquen esas
páginas
que las contienen ofendiendo
y dañando
la magnificencia de un libro
y una ensoñación
gloriosa como es la lectura.
 
 
Artículo 20
 
El niño
tiene derecho a que su idea,
concepto
e imagen de los libros y la lectura
sean únicos.
A perfilar en ello su identidad,
a enlazarte
allí mano a mano con todos
los hombres
de la tierra, vivos o muertos.
A volver
a soñar y construir a partir
de ellos
un mundo nuevo y mejor para
todos
los seres humanos de la tierra
 
 
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