domingo, 17 de abril de 2016

UNA HERMOSA VELADA LITERARIA - ESCRIBE DOCTOR ÁNGEL EDGARDO CHIRINOS LAVANDER

 
UNA HERMOSA VELADA LITERARIA

Por: Dr. Ángel Edgardo Chirinos Lavander

Bien sabéis que yo -a pesar de ser de la octava década- soy nuevo en estas hermosas lides literarias, de ahí que tengo la parsimonia de analizar con la lógica y la razón, todo lo de mi acontecer diario y más aún, cuando se trata de los elementos en que me encuentro imbuido, como son las manifestaciones artísticas y culturales, que parece se hubieran convertido en una obsesión de mis últimos años.

Verbigracia, la poesía y su declamación; que repito, se ha convertido en lo más bello de mi  existir. En la noche de ayer -15 de abril, fecha en que se recuerda un año más de la partida hacia el infinito del poeta universal César Vallejo- me invitaron a una presentación de un actor teatral además de médico, que escenificaría a través de monólogos declamados, las obras bucólicas cumbres del inmortal vate santiaguino.

Si bien esta presentación empezó con algunos minutos de retraso, haciendo un balance de ello, valió la pena esperar; porque un espectáculo como ese, es inadmisible el perdérselo por su calidad interpretativa en el arte de manifestar los sentimientos que otro los describe, más aún, si éstos son a través de poemas; sobre todo, con versos escritos por alguien que transformó la poesía clásica en filosófica, dogmática y contemporánea; algo excepcional de la mente de un creativo hombre de letras.

Siendo las 20 horas, se presentó un señor vestido todo de blanco, acompañado de dos señores más, a dar la bienvenida y saludo cordial que el Cuerpo Médico del Hospital “Edgardo Rebagliati”, brindaba al público que había acudido a la invitación que habían hecho. Quien lo hacía, era el Presidente de ese organismo galénico, Dr. Ángel Díaz, los otros señores, eran médicos integrantes de su directiva.

Lo lastimoso de todo esto, que no sé si porque el pueblo en sí le rehúye a la cultura o porque los medios de comunicación son incapaces de publicitar eventos de esta naturaleza que son de ingreso libre, que sirven para luchar contra la ignorancia e incultura y así conseguir el progreso de nuestros pueblos; el hermoso auditorio del hospital en que se desarrolló tal escenificación, sólo contaba con un poco más de la mitad de concurrentes. Algo inaudito e indigno de creer y comprobar; evidencia que no se puede negar ni enmascarar.

Aunque pensándolo con caridad y misericordia, quizás esa ausencia observada, se haya debido a que muchas entidades literarias también conmemoraban, con gran recogimiento esta fecha trascendental, que los amantes de los versos del chuco, jamás podrán olvidar.

Al recibir el programa en el momento del ingreso al auditorio, noté que éste tenía como título: “Piedra Negra sobre Piedra Blanca” y quien iba a interpretar, era el Dr. Uber Ramírez Pintado, médico piurano especializado en Medicina Física y Rehabilitación además de curador de almas, porque el arte dramático que estudió y que lo ejerce actualmente, alivia el dolor humano con esas pócimas de entrega artística que brinda con mucha calidad y efectividad; las mismas que manifestaban el contenido de las obras líricas que a Vallejo le llevaron a la gloria.

La primera: ‘El íntimo dolor del Hombre por los Hombres’, en la que tanto los poemas contenidos en los poemarios “Los Heraldos Negros” como en “Trilce”, son monologados de tal manera, que llegan a trascender el alma de quien los escucha en la voz e interpretación de este brillante médico-actor, que nos transporta a revivir los momentos en que Vallejos estando solo, añora antiguos amores pueblerinos, reflexionando también sobre el mundo y los problemas que éste conlleva, a la vez que llora y reclama a Dios la justicia, cerrando con un poema que hace alusión a su injusta encarcelación.

La segunda: ‘La Protesta Social’, que estaba dedicada a la presencia pública del poeta, expresando su adhesión a los demás como un crecimiento cualitativo que presagia la acción, la manifestación plena del hallazgo de una actitud vital y de identidad con los seres humanos a los que exterioriza emocionalmente. Comprendiendo en esta parte, aquellos poemas insertos en: “Un hombre pasa con un pan”; “Los nuevos monstruos”; “Me viene hay días una gana”; “Considerando en frío”; como también, “Hallazgo de la vida”.

La tercera: ‘La Militancia’, en donde el poemario “España aparta de mí este Cáliz”, trasunta el dolor íntimo y la protesta social que en el aedo confluyen en la fe total en la capacidad del hombre, para realizar lo que el mensajero divino de Dios, hizo aquí en la Tierra; siempre y cuando, se unan solidariamente por la causa del amor y de la comprensión, eliminando todo lo negativo de sus almas; pues para Vallejo, ‘la voz del pueblo es la voz de Dios -vox populi vox Dei- haciendo de los niños los depositarios de esa esperanza suya. Aquí se presentan escenas de: “Los mendigos pelean por España”; “Ramón Collar”; “Masa”; para terminar con “España aparta de mí este cáliz”, que es el poema que rotula este segmento.

La velada como nunca me cansaré de repetir, fue extraordinaria, apoteósica y me atrevo hasta a decir, inigualable; pues, mientras el médico-actor escenificaba su brillante escenificación, como para darle mayor dramatismo y espectacularidad, de uno de los candelabros de la coreografía, se desprendió una chispa de fuego que empezaba a correr por el suelo; pero que por fortuna un espectador -quien fue quien me invitó a este evento- corrió oportunamente a sofocar, lo que hubiese sido un incendio; mientras el público se encontraba tan absorto y no reparó en ello, estaba deleitándose con esta obra magistral, recopilada por el literato Ernesto Ráez.
Los aplausos, los hurras y los ¡bravo! Estaban a la orden del día y no era para menos; la obra en sí y la actuación en los monólogos declamados del actor, no dejaban duda de lo extraordinario del vate y de su excelente presentación, la misma que debe ser difundida a nivel nacional y por qué no, internacional. La obra se lo merece, como también la actuación de su realizador.

Después de esta secuencia, ya como para terminar la jornada de la velada literaria, el Presidente del Cuerpo Médico de ese hospital de ESSALUD, haciendo de Maestro de Ceremonia o Conductor del Programa, invitó al público a que aporten con algunos alcances sobre la obra de Vallejo y su manifestación literaria. Fue así que un señor de edad y moreno, que le presentaron como profesor Luis Ruiz, hizo algunas acotaciones y declamó el poema “Aquí”, del poeta universal y que fue muy aplaudido.

Esto sirvió desde luego, para que me sintiera estimulado, aunque con la escenificación hecha por el actor teatral ya lo estaba, que me animé a intervenir y hacer mis ‘pininos’ ante un nuevo público que aún no conocía y, declamé el poema que sirvió de tema de la primera parte pero que no fue dicho en el monólogo: “Los Heraldos Negros”, para refrendar ese primer segmento, pero con las modificaciones y en mi propio estilo, lo que fue muy aquilatado por el respetable, que me aplaudió a rabiar -pero creo que no de cólera- sino de satisfacción.

Luego de ello, se hizo presente también en el escenario, una señora de apellido Bustamante que había sido compañera de estudios en el Instituto de Arte Dramático del Perú y que como actriz internacional, ha actuado en muchas obras teatrales con el actor que anoche nos deleitó con su extraordinario arte, para identificarse con él y hacerle llegar sus saludos. Ella estaba acompañada de dos damas también actrices  y compañeras a la vez, del Dr. Ramírez Pintado.

También hizo uso de la palabra, un médico que fue profesor universitario cuando tanto el Presidente de ese Cuerpo Médico como el médico-actor, eran alumnos suyos; para agradecer la puesta en escena de esta obra que siendo un monólogo declamatorio, llega a subyugar a los espectadores por su calidad, la profundidad de su escenificación y la magnífica caracterización de su intérprete.

Ya la noche había cerrado su telón que la escenificación siguió sus huellas, eran más de las diez de la noche y los músculos que se encontraban abstraídos y tensos por el espectáculo, era necesario tuvieran un descanso y dormir para recibir un nuevo día y vivir con la memoria de los recuerdos, tan magno acontecimiento artístico literario y rindiendo un homenaje a los 78 años de la muerte corporal del poeta universal César Vallejo, porque su espíritu está y estará siempre presente, en quienes aman la poesía de la buena y excepcional, como la vallejiana. ¡Vale!

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