viernes, 1 de abril de 2016

ABRIL: FLORES QUE ESTALLAN EN EL MURO - POR DANILO SÁNCHEZ LIHÓN



CAPULÍ, VALLEJO Y SU TIERRA
Construcción y forja de la utopía andina
 
2016 AÑO
CONSTRUCCIÓN DE CONCIENCIA
Y CONCRECIÓN DE SOLUCIONES
 
MARZO, MES DEL AGUA, DE LA MUJER,
LA POESÍA, EL TEATRO Y EL NACIMIENTO
DEL POETA UNIVERSAL CÉSAR VALLEJO
 
CAPULÍ ES
PODER CHUCO
 

SANTIAGO DE CHUCO
CAPITAL DE LA POESÍA
Y LA CONCIENCIA SOCIAL
 

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CRÓNICA DE UN VIAJE AL EXTRAMUNDO
CON CAPULÍ, VALLEJO Y SU TIERRA
 
Y un día llegamos a ese mundo, el mismo que había albergado el nacimiento de un hombre convertido en mito por su grandeza, habíamos hecho un largo viaje solo para saber más de su vida, recorrer los lugares que él había recorrido alguna vez, andar sobre sus pasos imperecederos, fuimos al encuentro de Vallejo y en cuanto llegamos, ya éramos parte de su sangre, parte de su alma, pues todo aquel que tiene afanes contra la miseria y la injusticia, tiene algo de Vallejo.
Bajamos a prisa de la nave, volamos como pájaros por el universo, dejamos los cuerpos reposando para el retorno, nos hicimos solo espíritu como mandaban las reglas del nuevo mundo. Cayeron algunas lágrimas y se perennizaron en el cielo.
No se sabía con certeza si ese lugar existía, nadie salvo quienes habían logrado llegar a él, se tejieron hipótesis muchas veces, se creyó que era un invento de las edades antiguas, y ciertamente era inimaginable que en épocas como esta, pudiera existir, o sobrevivir un lugar como Santiago de Chuco. Nadie sabía de aquel lugar, nosotros sí, estábamos allí, aletargados cada diez metros. Pues todo suceso bueno en la vida, no podía siquiera aproximarse a este.
Pasamos algunos siglos, adaptándonos a las maravillas del mundo Chuco, a su cielo diáfano, y sus calles hechas artesanalmente, a esta vida extraordinaria, entre fogatas cálidas, entre poetas espontáneos que podían emerger de cualquier rincón, bailando con entrega generosa, con el regocijo de vivir en un lugar de estructura etérea. Santiago de Chuco existía, enclavado en el cielo, existía.
Llegar no había sido tan difícil, pero marcharse parecía imposible cuando se dio el aviso del retorno, nos abordó la sensación de estar terminando un sueño que antes parecía eterno, nos volvimos entonces almas tristes, y como cuando llegamos, cayeron lágrimas, pero ahora muchas más, para incrustarse en el firmamento, y confirmar que cada luz brillante en el cielo de Santiago de Chuco es una lágrima derramada por quien llega a sus entrañas, y por quien se va. Érase una vez Santiago de Chuco, en un viaje de ensueño. O quizá solo una utopía de los mortales.

HELMUT JERI PABON
 
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PRÓXIMAS ACTIVIDADES
DE CAPULÍ, VALLEJO Y SU TIERRA
 
NACE
EL HÉROE
 

HOMENAJE
A LUIS DE LA PUENTE UCEDA
EL DÍA DE SU NATALICIO
 
VIERNES 1 DE ABRIL, 6:30 PM.
CASA DE NADIA PODLESKIS
 
ÁGAPE FRATERNAL
 
MANCO CÁPAC 440, INT: B
MAGDALENA DEL MAR
 
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CELEBRACIÓN DEL DÍA MUNDIAL
DEL LIBRO INFANTIL Y JUVENIL
 

MENSAJE
ALUSIVO A LA EFEMÉRIDE:
ERNESTO RÁEZ MENDIOLA
 
– PRESENTACIÓN DEL LIBRO
“FRANCISCO IZQUIERDO RÍOS
TRADUCTOR DE AVES”
DE  DANILO SÁNCHEZ LIHÓN
 
PANEL:
MARITZA OLÓRTEGUI
ROBERTO ROSARIO VIDAL
 
– INFORMES Y COORDINACIÓN
DE ACTIVIDADES DE LITERATURA
INFANTIL Y JUVENIL
 
CONDUCCIÓN:
MANUEL RUIZ PAREDES
 
SÁBADO 2 DE ABRIL, 2016,
6 PM. HORA EXACTA
 
EDITORIAL BRUÑO.
JR. ARICA 751. BREÑA
AL COSTADO
DEL COLEGIO LA SALLE
 
Ingreso libre
Se agradece su gentil asistencia
 
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LENGUA
DEL
FOGÓN

 FOLIOS
DE LA
UTOPÍA

FLORES
QUE ESTALLAN
EN EL MURO

Danilo Sánchez Lihón
En mostazas amarillas
copia su tono el poniente.
Felipe Arias Larreta
 
 
1. Jardines
flotantes
 
Al frente de El Mirador de nuestra casa y mirando hacia abajo está –como he dicho– el patio y el horno de mi abuela, hasta donde un día un ave insólita –mientras comíamos– bajó desde el tejado, brincó a la canaleta de agua, y se atrevió a posarse en el castillo de leña, dejando atónitas a las aves que criábamos.
Luego saltó hasta el horno y picoteó la puerta como queriendo abrirla, hecho que fue tomado como un presagio, una señal divina o un misterio por descifrar, y por lo cual rezamos contritos arremolinados junto al fogón.
Pero desde El Mirador se divisa otra clase de maravillas: los jardines flotantes que se hacen en la parte alta de los muros.
Aparte de los cactus, tunas y chumberas que se siembran a propósito como guardianes, crecen en ese lugar las malvas, las clavelinas, las lilas, algún maíz a la deriva; y esas yerbas corrientes que llamamos "los chilenos".
 
2. Desmoronan
con sus alas
 
Todas esas plantas se elevan allí quizá porque las abuelas diligentes le ruegan al primer peón que pasa para que eche sobre los rastrojos del muro algunas palanadas de tierra nueva, recogida del patio o del rincón junto al pozo.
Ahí seguro que van las semillas de esos vegetales y de esas flores que luego de las lluvias de diciembre y enero –que caen inclementes sobre los techos y los patios– florecen en estallidos de azules, fucsias, blancos, amarillos y grosellas.
A veces aparece tímida –en esos altozanos– la flor del romero azul-violada, o una retama que amarilla y que es como un farol de luz encendida.
O se mece un jacinto que vacila. Y desde allí se extasían las mostazas infaltables por cuyos granos menudos vienen a picotear las palomas y otras aves que mi abuela las espanta porque desmoronan con sus alas el adobe de las ventanas.
 
3. Sobresalen
de los pilares
 
¡Y es así son de irreparables las consecuencias de sus vuelos y amoríos!
Ellas cimbran las esquinas de las paredes o arriman hacia un lado las tejas, primero por la inseguridad de sus escarceos, luego por el furor amoroso de sus apareamientos. Y después porque se atolondran en sus alegrías.
Son por esos resquicios que después resbala el agua dejando la pared humedecida en donde se forma una arruga honda, una cicatriz de invierno, una profunda herida por donde tal vez se derrumbará el muro y la casa.
Pero más allá de la curahua vieja, con sus barbas de rastrojo en puntas y las espigas de plata de sus hierbas pasmadas, y mirando desde arriba, en la casa de mi abuela están esas plantas de ruda –hembra y macho– de color verde oscuro, que sobresalen de los pilares carcomidos en donde reposan sobre repisas polvorientas los maceteros estupefactos.
 
4. Aquellos
de color morado
 
En los descansos de las gradas que suben al terrado, se adormilan dos o tres geranios escabrosos.
Y recostados al alféizar de la ventana se han ensimismado para siempre dos hortensias galanas.
Abajo, junto a la acequia, hay musgo y tréboles. Para mi desdicha, ¡jamás encontré allí ni uno de cuatro hojas!
Aunque conservo otro que una niña me lo trajo. Y lo dejó en mis manos al saber que yo andaba buscando uno.
¡Ah, divisar desde El Mirador y a lo lejos el color de las sombras en los patios absortos!
¡Los corredores de los segundos pisos llenos de mazorcas de maíz! Aquellos de color morado todavía con sus cañas cuelgan atados de las vigas!
 
5. Los abejorros
del mediodía
 
Sobre el piso, quieto de asombro, se extienden chiclayos, ollucos, y pallares, soleando su tersura de miel en las mañanas.
¿Y estos huertos detrás de las puertas apolilladas, clausuradas a la muerte de sus dueños? ¿Qué destino los espera?
¿Quién goza de ellos? Ya nadie pasea por sus senderos, apartando madreselvas y enredaderas.
Desde la calle no se sabe nunca por dónde se puede entrar, porque están clavadas sus maderas.
Pero, por los agujeros de los techos solemos contemplar hacia adentro el sol extasiado en el limonero, la flor del tomillo embelesada, los tilos ya altos y florecidos.
Y las campanillas de la indecisa flor "no me olvides", junto al zumbido inevitable y eterno de los abejorros del mediodía.
 
6. Agua
del pozo
 
Huertos que perennizan la muerte de sus dueños.
– ¡Ay, niña Sofía! –Le dicen– ¡Ya murió la Felipa!
– ¡Cómo! ¡De qué! –Se alarma mi abuela.
– ¡De pena ha sido! Desde que falleció su marido se ha ido secando.
– ¡Con razón ya no la he visto! Y me preguntaba: ¿Habrá viajado?
– Ya no quería comer, ni vivir. No tenía gusto de nada.
– ¡Ay, la vida! Fijesiusté.
– ¡Pena no más sentía!
– De razón no la he visto.
– Cuándo siempre ella venía a sacar agua del pozo, ¿diga?
 
7. En sus ojos
unas lágrimas
 
– ¡Muy buenita ha sido. Y sufrida, la pobre.
– ¡Ya dejó de padecer la almita de Dios!
– ¡Ya está en manos del señor bendito!
– ¡Ya es alma del cielo!
– ¡Voy a apagar las brasas de mi fogón e iré a acompañarla, mientras su cuerpo aún esté con nosotros!
Y encaminándonos a la casa siento cómo tiembla la mano de mi abuela que va sujeta a la mía.
Y con los hilos raídos de su rebozo ahoga unos suspiros y restriega en sus ojos unas lágrimas desconsoladas. Y repite hablando consigo misma:
– ¡Ya está en manos del señor bendito!
 
 
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CONVOCATORIA

 XVII ENCUENTRO INTERNACIONAL
CAPULÍ, VALLEJO Y SU TIERRA
 
TELÚRICA DE MAYO, 2016
 
LIMA:
MARTES 24
 
TRUJILLO:
MIÉRCOLES 25
 
OTUZCO
JUEVES 26
 
HUAMACHUCO
JUEVES 26
 
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VIERNES 27
SÁBADO 28
 
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