martes, 5 de abril de 2016

¿A ESTO SE LE LLAMA JUSTICIA EN EL PERÚ? - POR MARIO ALFARO

 
¿A ESTO SE LE LLAMA JUSTICIA EN EL PERÚ?

¿Hasta cuándo tanta inmoralidad, mediocridad, incapacidad y corrupción?


Por Mario Alfaro

Esto que sigue sucediendo en el Perú, especialmente en el poder judicial y la administración de justicia en general, verdaderamente es repugnante por lo que con toda honestidad sentimos vergüenza ajena por las deplorables acciones que se repiten interminablemente en el país, como si fuera un destino perverso para los millones de ciudadanos peruanos que injustamente se conforman con tanta inmoralidad, reincidiendo en la falsa expresión “que vamos hacer, así son las cosas”.

La indiferencia por parte de la mayoría de “intelectuales”, “políticos”, “medios de comunicación” y ciudadanos en general para abordar estos temas y exigir con firmeza a los funcionarios públicos y sus autoridades, es desconcertante por decir lo menos. Resulta necesario repetir una vez más que, los funcionarios no son más que empleados del pueblo y, cumplen un encargo temporal en tanto y en cuanto realicen sus funciones con integridad; caso contrario, deberían ser sometidas a la revocación del cargo que ostentan por torpes e incompetentes.

Las “personalidades destacadas”, los que fungen de políticos y aquellos periodistas llamados “serios”, no han dicho nada al respecto (salvo honrosas excepciones por supuesto) lo cual demuestra necedad o complicidad muda. Es bueno recordarles a estas personas que las infracciones se cometen tanto por acción como por omisión, por lo que la insensibilidad contribuye de manera directa en el retraso de los cambios fundamentales que deberían darse en el país para que este pueda ser considerado un estado donde el respeto, la ley y la justica constituyen pilares de su democracia.

La crónica aparecida en el diario Perú 21 del sábado 2 de abril 2016 y que origina esta expresión, es una demostración evidente de la indiferencia generalizada con relación a esta inmoralidad que declaramos. Hechos de esta naturaleza pasan vergonzosamente desapercibidos especialmente cuando existe un carnaval eleccionario donde los titulares que “realmente importan a los medios y al público” son los que con morbo comentan acerca de alguien o algún encabezamiento que indique “Presentaran tacha contra Verónica Mendoza, Keiko Fujimori, Barnechea, PPK, Alan García” o cualquier bobada".

Y mientras tanto, ¿Qué pasa con la justicia en el Perú? Vamos a recordárselo. Hace unos días, la ciudadanía y el mundo entero conocieron del asesinato de dos efectivos policiales quienes en el cumplimiento de sus funciones fueron victimados cruel y cobardemente por un delincuente que actuó con toda libertad e impunidad (lógico, hechos como estos no son importantes para la mayoría de personas, porque en realidad acciones como ésas se repiten a diario, por lo que, no es “novedad”; ahora la gente está más pendiente del estiércol que ofrece la televisión peruana (con raras excepciones por supuesto).

El autor del crimen fue capturado en el lugar de los hechos con los elementos incriminatorios y las evidencias que constituyen por si mismas sustento de cualquier cargo criminal en contra del detenido y presunto culpable según la ley.

Según lo publicado por Perú 21 los cargos presentados contra el desalmado sujeto son “homicidio calificado, robo agravado, intento de homicidio, tenencia ilegal de armas de fuego y tráfico de drogas” motivo por el cual el poder judicial, entiéndase “algún juez de la patria” dictó nueve meses de “prisión preventiva” para el mencionado indeseable, leyó usted correctamente, ¡Nueve meses!

Para establecer la incongruencia, repugnancia e impotencia que experimento al momento de escribir estas líneas, quiero citar el caso de Benedicto Jiménez Baca, quien como todos ustedes saben o deberían de saber, es un ciudadano peruano que junto a otros cincuenta y dos detectives de la Policía de Investigaciones del Perú lograron la captura del genocida más sanguinario que tuvo el país en toda su historia.

El Perú y todos sus habitantes tienen una deuda moral con la institución que formó a los captores, particularmente con el grupo operativo que participó en la acción; sin embargo, lo irónico del asunto es que la venganza, el odio, celos profesionales, mezquindad, eterna ignorancia y corrupción permitieron que Montesinos y el gobierno de Fujimori “desarticulen de un plumazo a los sobrevivientes de la Policía de Investigaciones del Perú integrantes del GEIN".

La Policía de Investigaciones del Perú, previamente había sido “desaparecida” injusta e ilegalmente por el gobierno corrupto de García, por lo que, a la luz de los resultados y años transcurridos ha quedado demostrado indubitablemente que la acción vengativa e irresponsable de Alan García Pérez, dio origen a lo que hoy se conoce, se vive y se sufre como inseguridad ciudadana, por lo que bien podría llamársele “El creador de la inseguridad en el país”.

Volviendo al caso específico de Benedicto Jiménez Baca, la idiosincrasia propia de los peruanos y “sus autoridades” hicieron posible que otro “perturbado togado” dictara dieciocho meses de prisión preventiva para el artífice del gran arresto por supuestos ilícitos penales no probados en su contra y que fácilmente podrían haber merecido cualquier tipo de comparecencia, considerando el compromiso justo que, los mismos que un día lo calificaron de “héroe nacional” luego hayan pisoteado su honra en la forma injusta e inmerecida como lo han hecho con la privación de su libertad.

No existe un ápice de comparación entre la insania, cobardía e infamia de lo perpetrado por el criminal que victimó a los dos efectivos policiales, con los presuntos ilícitos no probados que se le imputan a un personaje de la talla de Benedicto Jiménez Baca; sin embargo, al doble homicida se le ha otorgado nueve meses de prisión preventiva, mientras que al llamado “héroe nacional” por los mismos tal vez que lo han sancionado, le dieron dieciocho meses de cárcel.

¿Hay alguien en su sano juicio que con criterio de justicia y autoridad moral pueda justificar el descaro y oprobio de estas acciones inmorales e injustificables por parte del poder judicial? Por supuesto que no! Esa es la razón de la vergüenza ajena que es inevitable sentir por tanta mediocridad e incapacidad en la administración de justicia en el Perú.

Si bien es verdad que el Sr. Benedicto Jiménez Baca podría tener alguna responsabilidad legal y/o penal en alguno de los hechos que se le imputan, no es menos cierto que su trayectoria personal y profesional al servicio de la patria hubiera ameritado cualquier consideración y trato justo.

¿Qué clase de autoridades judiciales hay en el país que no distinguen las acciones de un perverso asesino y un honrado ciudadano que pudo haberse equivocado en alguna de sus acciones?

¿Por qué no se pronuncian las instituciones públicas y privadas al respecto? ¿Por qué tanta ignorancia, insania y falta de respeto contra la dignidad de las personas en el Perú? ¿Por qué los medios de comunicación no le hacen seguimiento a estos hechos que denigran la moral pública?

Las elecciones son el 10 de Abril así que es tiempo de pensar; no es fácil hacerlo como se cree equivocadamente, la prueba es que la mayoría no lo hace, pero es tiempo de atreverse hacerlo y practicarlo; si lo haces observarás cosas que antes no veías o preferías no ver, descubrirás que el condicionamiento de la mente y el pensamiento viene de todas partes.

Basta ya de tanto atropello, inmoralidad, miseria y corrupción; si en verdad deseas que algo cambie en el país , empieza revisando tus pensamientos, pero asegúrate que sean los tuyos y no el de los equivocados .

Haz lo que tu conciencia, principios, valores y convicciones te demanden, no imites, ni sigas los errores de otros. Si te equivocas, no pasa nada! Pero si te equivocas por la equivocación de otros, ahí sí que tienes un serio problema! 
 
Fuente:
 
 
 Copyrigth@2016 MarioAndrésAlfaro
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Otro artículo de interés nacional:
 
 
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IGNORANCIA, AMNESIA O POCA VERGÜENZA?:

A PROPÓSITO DE LA INSEGURIDAD EN EL PERÚ

Por Mario Alfaro

He leído con sincera impotencia y profundo pesar las alucinadas expresiones de Alejandro Toledo en relación a las no menos desafortunadas acciones del actual ministro del interior José Pérez Guadalupe, quien al parecer según Toledo y el diario La República, habría pedido al embajador norteamericano en el Perú, abrir una sede de la Oficina Federal de Investigaciones (FBI) en Lima.

La ignorancia cuenta con una vacuna gratis y efectiva que es el conocimiento, por lo que, no solamente a estos dos ignorantes de la historia del Perú les sugeriría se informen apropiadamente antes de accionar irresponsablemente, como lo hiciera en su oportunidad Alan García Pérez cuando gobernó el país en el nefasto periodo 1985-1990.

Como recordaran y si no pueden hacerlo, simplemente verifiquen la historia. Durante ese periodo de gobierno, se llevó al país a la ruina económica y social con la hiperinflación generada por los exabruptos y la corrupción generalizada que originó la grave inseguridad ciudadana que vive el Perú actualmente y que los analistas, politólogos, periodistas, candidatos o ciudadanos comunes ignoran o prefieren ignorar olímpicamente.

Mencionar los tantos casos de corrupción y violación de derechos durante ese periodo resultaría innecesario por cuanto es ampliamente conocido y aceptado por los propios funcionarios de aquella época, menos por el aludido animal político que encabezó ese régimen y que arrogantemente aspira a gobernar nuevamente el Perú, esgrimiendo entre sus argumentos que, su segundo gobierno fue mejor. Si bien es cierto, no se debe negar esa verdad, igualmente es correcto precisar que, cualquier gobierno en comparación con su primer mandato, fue y es largamente superior en todo sentido dentro de cualquier análisis.

Al eliminar por venganza a la Policía de Investigaciones del Perú un día antes de su aniversario institucional, es decir el 14 de Septiembre 1985 mediante la Ley 24294, no solamente se destruía la columna vertebral e institución especializada dedicada exclusivamente a combatir la delincuencia organizada, sino que se creó intencional e irresponsablemente las condiciones propicias para que se desarrollen las acciones delincuenciales en todos los niveles y estratos sociales del país.
 

A pesar de ello, aun después de haber sido desarticulada la noble institución, siguió y sigue anónimamente dando cátedra contra el crimen organizado a través de los contados detectives que todavía existen y que se formaron en el centro de instrucción de la Policía de Investigaciones del Perú (CINPIP). Las injusticias, limitaciones y atropellos de todos los gobiernos subsecuentes, no fueron motivo para que abnegados detectives continuaran y continúen honrando con su trabajo, en el esclarecimiento de los hechos delictuosos más relevantes que siguen afectando a la ciudadanía.

La ayuda económica y logística puede venir de cualquier país interesado a colaborar con el flagelo del crimen organizado que, igualmente afecta al mundo entero; afortunadamente aún tenemos investigadores para exportar pero, no sigamos tontamente desperdiciando y perdiendo ese valioso capital humano.

Hubo personas equivocadas y políticamente trastornadas que la desaparecieron injusta y anticonstitucionalmente con la complicidad y anuencia de políticos, funcionarios, coroneles y Generales cobardes y corruptos que aceptaron sin reparos la deshonra, mientras que otros, sencillamente se conformaron bajando la cabeza. La unidad de elite a la que probablemente aluden nuestros despistados personajes citados inicialmente existió en el país y se llamó, Policía de Investigaciones del Perú (PIP).

Invito pues a entender y comprender que, lo único que siempre se necesitó y necesitará permanentemente para la lucha contra el crimen organizado es el respeto a las personas, sus Instituciones, un marco legal que permita la acción justa, un poder judicial que verdaderamente administre justicia, una fiscalía que cumpla con sus derechos y obligaciones, un sistema penitenciario que aporte positivamente en el proceso, la voluntad política de un gobierno capaz de crear y fomentar una política de estado en materia de seguridad y ciudadanos cada vez más y mejor informados que ,coadyuven en la tarea del beneficio colectivo.

Estamos convencidos de que si existiera la decisión política de luchar contra la inseguridad ciudadana, sencillamente se tendría que relanzar a la Policía de Investigaciones del Perú, como la fuerza especial que siempre combatió el crimen y que, con los elementos que aún viven y cuentan con probados méritos profesionales podrían fácilmente preparar y capacitar a los futuros detectives peruanos que están en peligro de extinción.

Finalmente, el Perú no necesita ni ha necesitado nunca agentes extranjeros para realizar ningún tipo de investigación policial al más alto nivel, por el contrario, recibió en muchas oportunidades el reconocimiento de unidades especializadas en la investigación del crimen organizado a nivel mundial cuando existía su par, es decir, La Policía de Investigaciones del Perú.
 
Fuente:
Copyrigth@2016 MarioAndrésAlfaro