lunes, 23 de noviembre de 2015

23 DE NOVIEMBRE: ESTAMPAS DE TIERRA ADENTRO - FOLIOS DE LA UTOPÍA: VETAS DE GREDA O ARCILLA - POR DANILO SÁNCHEZ LIHÓN


   
CAPULÍ, VALLEJO Y SU TIERRA
Construcción y forja de la utopía andina
 
2015 AÑO
DE LA DEFENSA DE LA VIDA
Y DEL PLANETA TIERRA
 

NOVIEMBRE, MES DE LA GESTA
DE TUPAC AMARU; LOS DERECHOS
DEL NIÑO; VIDA Y EJEMPLO DE
J.M. ARGUEDAS Y MANUEL SCORZA
 
CAPULÍ ES
PODER CHUCO

 
SANTIAGO DE CHUCO
CAPITAL DE LA POESÍA
Y LA CONCIENCIA SOCIAL

 
*****
 
PRÓXIMAS ACTIVIDADES
DE CAPULÍ, VALLEJO Y SU TIERRA
 
PREMIO
PALABRA EN LIBERTAD
PERÚ
 

OTORGADO A:
DANILO SÁNCHEZ LIHÓN
 
SOCIEDAD LITERARIA
AMANTES DEL PAÍS

 
CEREMONIA
25 DE NOVIEMBRE 2015  7.00 pm.
CLUB SOCIAL MIRAFLORES
Malecón de la Reserva 535. Miraflores
Lima. Perú. Ingreso libre,
se agradece su gentil asistencia
 
*****
 
PARTICIPACIÓN
EN LA I FERIA DEL LIBRO
DE LA CIUDAD DE MOYOBAMBA
DEPARTAMENTO DE SAN MARTÍN
 

CONFERENCIA:
SIGNIFICADO Y TRASCENDENCIA
DE FRANCISCO IZQUIERDO RÍOS
 
DANILO SÁNCHEZ LIHÓN

 
27 AL 28 DE NOVIEMBRE
PLAZA DE ARMAS DE MOYOBAMBA
 
*****
 
GEORGETTE
EN NUESTRO RECUERDO
Y GRATITUD

 
VIERNES 4 DE DICIEMBRE.
6.30 PM.
 
PROGRAMA
 
1. Saludo y bienvenida de
DANILO SÁNCHEZ LIHÓN
Presidente de Capulí, Vallejo y su Tierra
 
2. Montoneras y heroínas.
RAMÓN NORIEGA TORERO
 
3. Semblanza de Georgette.
LIDIA VÁSQUEZ RUIZ
 
4. Significado y trascendencia de Georgette.
WALTER VÁSQUEZ VEJARANO
 
5. Declamación de poemas de Georgette.
AMELIA MELGAR VÁSQUEZ
 
6. Poemas de César Vallejo a Georgette.
FREDERIK SOTOMAYOR
 
7. Canto de amor y esperanza
de César Vallejo y Georgette Philippart.
ERIBERTO GALINDO
 
8. Lonche de fraternidad
 
VIERNES 4 DE DICIEMBRE. 6.30 PM.
MANCO CÁPAC 440. INT B. MAGDALENA DEL MAR.
Cuadra 29 Av. Brasil, para el lado de San Miguel
Entre Jr. Amazonas y Jr. Huamanga. (El timbre
está al lado derecho sobre una caja de correo).
 
*****
 
23 DE NOVIEMBRE
 
 
ESTAMPAS
DE TIERRA
ADENTRO
 
 
FOLIOS
DE LA
UTOPÍA
 
 
VETAS
DE GREDA
O ARCILLA
 
 
 Danilo Sánchez Lihón
 
 
1. Batida
¿por qué manos?
 
¿Qué niño de nuestra serranía no ha de conocer en su pueblo los sitios en donde se puede extraer greda o arcilla?
No creo que exista uno en mi comarca que es Santiago de Chuco que no haya hundido sus dedos en las vetas prodigiosas en donde se encuentra ese barro encantado y de diferentes colores.
Suave y mantecoso como si estuviera batido poa alas o aleteos de palomas, o cernida por los duendes en finos cedazos porque no se halla ni una sola piedrecilla ni siquiera grumos de sí misma.
Perfumada por los ángeles del cielo en escudillas de oro, y no solo con sus manos sino untado por sus cuellos porque a eso huele, producto que es sencillamente uno de los regalos más atesorables que nos ofrece en esta triste existencia la naturaleza.
Así, una “huaca” o veta de “barro greda” se ubica al pie de “El Cerrillo” que nos prodiga arcilla de color negro lapislázuli, pareja y gomosa, tanto que parece tener la misma goma cristalina que tiene la hoja de la planta de la tuna.
Es una de las mejores masas por su consistencia, ductilidad y frescura. Cerramos los ojos y nos extasiamos sorbiendo hacia lo profundo de nuestros pulmones ese olor, e injertándolo en el torrente de nuestra propia sangre.
 
2. Su esencia
temblorosa
 
Esta veta avanza horizontal hacia lo hondo del cerro y de tanto extraer la arcilla de su ubre compasiva, para confeccionar las artesanías que por ejemplo nos encarga elaborar nuestro profesor Eladio Ruiz Cerna en el curso de Trabajo Manual, ha hecho que ya la veta sea una cueva.
Está cavada hacia adentro por nuestras propias manos que con rasguños han dejado allí arañones tan desesperados como los que se ven y conservan registrando la misma desesperación de los dedos humanos en las cuevas de arte rupestre de Altamira en España y de Toquepala en el Perú.
Y está horadada tanto que dentro de ella nuestras voces tienen su propio eco encontrando la raíz central de los árboles que lucen su copa dorada hacia afuera no sabiendo que aquí tocamos su origen. Las pencas que están encima ahora cuelgan suspendidas prácticamente en el aire y se entra como a una galería en donde nos guarecemos si es que cayera repentinamente un aguacero.
Porque, ¿quién que venga por este camino puede resistir la tentación de hacer su bola de esta materia divina? Mientras entresacamos su afable médula con el dedo índice que se introduce hasta el fondo de su esencia temblorosa, aún nos caen gotas de lluvia que la tierra rezuma hacia adentro.
 
3. Arco iris
subterráneo
 
Otra veta se arcilla con la cual hacemos animales, palomares y campanarios de juguete, como silbatos con la forma de pajaritas se encuentra en la carretera que va a Cachicadán.
Convida esa mina o filón una greda de varios colores con fintas rojas, verdes, azules, naranjas, violetas y amarillas que se ofrecen como un cometa de varios colores o un arco iris.
Es el mismo himán que tira en arco sus hilos de colores transparentes pero esta vez subterráneos, lo cual es tanto o más bello que el de madejas coloridas que sale cuando se enfrentan el sol con la lluvia.
Pero verlo en la greda es más conmovedor por ser íntimo. Es lo más lindo que se pudiera contemplar por ser elegidos como su confidente.
Es como si una serpiente audaz, milenaria y siempre nueva, de infinitos colores se hubiera arrastrado y retorcido por este subsuelo y hubiera dejado su rastro en la tierra.
O de repente es el cuerpo de la serpiente misma quieta y asombrada a quien pellizcamos extrayéndole su sebo sin que ella se dé cuenta, siendo iridiscente en su alma y en su cuerpo sensitivo porque no deja que lo arranquemos.
 
4. ¡Es
mujer!
 
Esa arcilla es escasa y con frecuencia desaparece para los descreídos o para quien se acerque sin decir conjuros, oraciones o pagos a la tierra que hay que saberlos decir con voz tierna, encandilada y candorosa.
Sin embargo, hay otra veta que es de una greda ocre, casi naranja nogal, acercándose al amarillo oro.
Está en el camino que sube de la curva de Las Guitarras hacia la laguna encantada de Yamanate por donde baja o sube el Cápac Ñan o Camino del Inca que es una escalinata de piedra bajo una arboleda milenaria y en donde hasta las piedras tienen eco.
Es una veta con maleficio porque, a veces, aparece y otras se esfuma sin razón comprensible. Para encontrarla hay que mirar detenidamente la tierra bajo los árboles de quiñuales que allí crecen
Uno puede escarbar tierra y más tierra y no aparece. Así como, en un momento imprevisto para quien la hubiera estado buscando, brota fresca como un pecho de mujer o de madre tierna.
¡Ahí viene la desesperación de hacerse dueño de ella!
 
5. Como si fuera
un manjar
 
– ¡Es mujer!, –decimos los niños por esta veta.
Porque esta arcilla es dulce. Y ¿quién de nosotros niega haberla comido y ha hecho bolitas para reventarlas con los dientes como si fueran granos de maíz tierno? Díganme, ¿quién?
Como también hemos paladeado hasta deshacer sus pequeñas bolsitas de agua entre la lengua y el paladar. Y sus areniscas acaso ¿no las apretamos con los labios hasta deshacerlas extendiéndose su jugo hasta las comisuras de nuestras bocas gozosos y hasta delirantes? Díganme, ¿quién?
Porque, debemos reconocer, ¡la comemos pues, y paladeándola con fruición y delicia supremas, como si se tratara de probar un néctar exquisito!
Claro, la hemos saboreado pero a escondidas de los mayores, sean padres o maestros, que nos hubieran regañado, y hasta de repente increpado pasando al castigo con correa de cuero en la desesperación de vernos comer y luego tragar tierra, pasándola hacia adentro el barro de que la greda está hecha.
Pero eso hacíamos, porque era una cosa tan agradable ¡que la comíamos pedacito a pedacito! Así la íbamos probando y saboreando por el camino como si fuera ir mordiendo turrón, chocolate; o es más: ¡un manjar!
 
6. En
los altares
 
De ella hacemos unas bolas grandes, a veces del tamaño de un balón de fútbol, que envolvemos con acelgas del campo antes de emprender el camino a casa. O a la escuela, que es más complicado porque hay que esconderla, y adonde llegamos con este presente de la madre tierra que rápidamente entre los niños se anotician. Y ¿quién no se acerca a pedirnos siquiera un trozo? ¡Todos!
– Dame pues un poquito de tu arcilla.
Y a todos hay que darles siquiera un piñizco.  ¡No vaya a ser que se le reviente la hiel! Ya cada uno sabrá lo que quiere y lo que hace con la porción que le toca, ¡hasta comerla si le place! Pero lo más frecuente es esculpir en base a ella: pajarillos, patos, ovejas, toros y todo animalito del campo así sean del tamaño de un dedal o de un cascabel.
Hacemos granjas repletas de pollitos, huertas con árboles y acequias todas modeladas en greda. O carreteras con puentes y camiones a su vera que se atascan en las curvas. También con ella hacemos juguetes como boliches, trompos y tinteros para hacer nuestras tareas escolares.
Pero también iglesias con las deidades de la Semana Santa; con tanta destreza y similitud que salen estas últimas igual a las imágenes que permanecen en sus tronos en los altares de nuestro templo.
 
7. Cuando
al amanecer
 
Hay otra veta de arcilla, pero que es difícil sino imposible encontrarla. Está en la subida del “Agua del Oro”. Ella es la veta más rara que hayamos visto, porque es de un blanco leche. ¿Cómo es posible –digo yo– que bajo todos los estragos de la tierra, con lluvias, chorreras y tempestades pueda haber algo tan núbil, inmaculado e intacto?
¡Es un prodigio! Aunque no muy abundante sino más bien exigua tal y como es la pureza en nuestras vidas. Y cerca hay otras dos franjas más. Una que da una greda de color verde esmeralda, y otra que ofrece un azul pacífico como el cielo de Santiago de Chuco pero cuando al anochecer se cubre de las estrellas que fulguran en el cielo.
De estas arcillas –en realidad de todas– se hacen pigmentos de colores que son intensos y fuertes. De allí que, si no laváramos la ropa tan pronto las roza con su color cualquiera de ellas, en realidad ya no sale nunca, quedándose pintada de ese tono para siempre, igual que las manchas con que a veces percudimos nuestras almas.
¡Ah gredas de mi tierra y de mi infancia estupefacta que ojalá las encuentre allá, o en la otra vida cuando yo muera! Que si es buena vida aquella que uno encuentre, que si es vida de a verdad tendrá arcilla o greda en abundancia para hacer juguetillos. Ha de tenerlas para nuevamente hundir mis dedos y untar la punta de mi lengua con sus entrañas amorosas y apacibles!
 
 
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CAPULÍ, VALLEJO Y SU TIERRA
 
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