sábado, 11 de julio de 2015

11 DE JULIO: DÍA DEL DOCENTE UNIVERSITARIO - FOLIOS DE LA UTOPÍA: EVOCANDO A UN MAESTRO - POR DANILO SÁNCHEZ LIHÓN


 
    
CAPULÍ, VALLEJO Y SU TIERRA
Construcción y forja de la utopía andina
 
2015 AÑO
DE LA DEFENSA DE LA VIDA
Y DEL PLANETA TIERRA
 
JULIO, MES DEL MAESTRO;
DEL SANTUARIO HISTÓRICO
DE MACHU PICCHU; BATALLA
DE HUAMACHUCO, LEONCIO
PRADO Y FIESTAS PATRIAS
 
CAPULÍ ES
PODER CHUCO
 

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MIÉRCOLES 22 DE JULIO
6.30 PM.
 
PRESENTACIÓN EN LIMA
DEL LIBRO
“SIMIENTE QUE BROTA
ES LUIS DE LA PUENTE”
 
DE DANILO SÁN CHEZ LIHÓN
 
PANEL DE PRESENTACIÓN:
 
MARÍA EUGENIA DE LA PUENTE
ADOLFO LIZARZABURU
RAMÓN NORIEGA TORERO
JULIO YOVERA BALLONA
 
“Simiente que brota es Luis de la Puente”,
de Danilo Sánchez Lihón es un conjunto
de relatos y reflexiones cuyo eje central es
la vida y obra del guerrillero legendario
Luis de la Puente Uceda, quien nació, se crio,
creció y se formó en Santiago de chuco,
Tierra de César Vallejo, y de quien se recoge
en esta obra su humano latido, el de un hombre
cuya grandeza es haber encarnado valores
que constituyen un paradigma para los seres
humanos de todos los tiempos y latitudes.
Si Vallejo es el sentimiento y la visión, Luis
de la Puente Uceda es la acción en pos
de la utopía andina por reconstruir y proyectar
hacia cada instante de nuestras vidas, en
el presente y hacia el porvenir.
 
MIÉRCOLES 22 DE JULIO. 6.30 PM.
(Local pendiente de confirmación)
 
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11 DE JULIO
 
 
DÍA
DEL DOCENTE
UNIVERSITARIO
 
 
FOLIOS
DE LA
UTOPÍA
 

EVOCANDO
A
UN MAESTRO
 
 

Danilo Sánchez Lihón
 
 
1. Labor
venerable
 
Aún en el 1990 no conocía personalmente al maestro Luis Jaime Cisneros, pero al invitarlo por teléfono a presentar un libro mío titulado “Leer es amar”, en la Feria del Libro de ese mismo año, aceptó de inmediato, gustoso y complacido.
Ese gesto espontáneo, rápido, impensado, me impresionó, dejando en mí un sentimiento de gratitud, de admiración y una sensación de asombro y orgullo respecto al personaje con quien acababa de hablar.
Era un maestro egregio y venerable, y ¿cómo me había contestado? Confiado, afable, familiar. Él venía desempeñando desde hacía tiempo una labor venerable y rectora en nuestro país, consagrado a la docencia en la Pontificia Universidad Católica del Perú, y como profesor invitado anualmente a desarrollar una cátedra en la Universidad de La Sorbona de París.
Presidía la Academia Peruana de la Lengua y había dirigido importantes instituciones e, incluso, medios de comunicación de gran impacto y cobertura en el ámbito nacional, como el diario “El Observador”.
 
2. Empezando
desde arriba
 
No obstante la celebridad de que gozaba era una persona llana, asequible y bondadosa. Y así fue otras veces en que concurrió a diferentes actividades a las cuales lo invité, realizadas por el Instituto del Libro y la Lectura que yo dirijo.
Y lo hacía ya sea para presentar obras o para adherirse a algún homenaje que estábamos organizado, el último y el único al cual no alcanzó a estar presente fue el dedicado a Georgette de Vallejo, pocos días antes de su muerte.
A dicho acto de celebración realizado en el Instituto Raúl Porras Barrenechea de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos no pudo asistir porque tener la salud muy quebrantada, pero sí nos alcanzó una preciosa nota de adhesión escrita de su puño y letra, y la cual leímos con el aplauso de toda la concurrencia.
Asistía temprano, y ya sentados en la mesa de expositores, esperábamos a que el público llegara; él mirando todo el contorno y comentando cada detalle del salón, al principio empezando desde arriba, desde las vigas y la bóveda del techo siempre haciendo anotaciones sobre la estructura y los materiales de la edificación, y el orden de la casa.
 
3. Académico
connotado
 
Se detenía a considerar  acerca de cómo la casa estaba hecha, de la ubicación y la amplitud de la puerta de entrada, de la estructura de su construcción, paseando sus ojos sabios por uno y otro aspecto no exterior sino interior de dicha edificación.
En la casona del Instituto Cultural Peruano Norteamericano, ICPNA de Miraflores incluso me contó de la familia que allí había vivido, de los dueños, padres, abuelos, y de las últimas generaciones de hijos y nietos y de todo el linaje que allí había nacido, crecido y formado.
Así, me di cuenta que él no vivía encerrado vivido y se en los libros o textos, ni solo en las palabras dada su condición de académico connotado, sino inmerso en la vida.
Y como buen limeño que era en los blasones y las tradiciones, y en el registro de las familias y de las casas donde estas vivían; y de cada estampa y faceta de la vida cotidiana en esta ciudad que lo fuera de oidores, prelados y virreyes.
 
4. Fervor
y esperanza
 
Tenía muy en los labios el recuerdo de su padre, al cual inmediatamente evocaba. La primera vez que nos conocimos lo consideré un recurso literario o lingüístico del gran comunicador que él era, porque lo expresaba ante su público.
Tanto que yo mismo me dije: es  para hacer entrar en confianza a su auditorio, puesto que si alguien nos habla de su padre uno considera que esa persona ya es nuestro amigo. Pero después comprobé que la figura de su padre estaba en todos sus diálogos y lo acompañaba en cada paso que daba.
A este humanista conspicuo e insigne de nuestro tiempo le hice una entrevista en octubre del año 2004, para la revista AQUÍ dirigida por Eudoro Terrones Negrete, y en la cual colaboraba con cierta frecuencia. breve por el siempre restringido espacio de las revistas.
Lo difundo ahora porque versa sobre el tema, siempre actual, importante y nunca suficientemente tratado de la educación, de la vida en los centros de educación superior y  en particular acerca del docente universitario. En ella me impresionó su fervor y esperanza en los jóvenes de cuya alma y en la realización de sus ideales él vivía pendiente; y es en donde él vivirá permanentemente. He aquí las preguntas y respuestas desarrolladas en aquella oportunidad y que tuvo lugar en su casa de Miraflores:
 
CONVICCIÓN DE PAÍS
Y VOCACIÓN
DE MAESTRO
 
Luis Jaime, la crisis de la educación actual, ¿a qué factores cree que se debe?
A múltiples motivos. Uno de ellos a que los objetivos de la escuela ahora son competencias en el campo de las ciencias y en el área de las técnicas, ya no en el de las humanidades ni en el de las artes, como debiera ser siempre.
¿Esto difiere de los fines de la educación que había antes?
Los objetivos de antes eran formar ciudadanos y preparar para la vida. Actualmente el propósito es preparar candidatos para la universidad, siendo así que se entuba a toda una población para que postule a dichas instituciones con el agravante de que sólo ingresa una minoría. ¿Qué ocurre con la inmensa proporción que no logra ingresar? Sufre un desencanto, un arrasamiento y una frustración.
¡Y esto es muy grave!
Gravísimo. Procediendo de este modo, y en la medida en que nos hemos ido sometiendo a las tecnologías, nos hemos ido empobreciendo y pauperizando en lo que es una verdadera y genuina educación, cual es ser verdaderos y auténticos seres humanos.
Y con los maestros, ¿qué ocurre? ¿Están a la altura de sus responsabilidades para corregir esta situación?
Se ha menoscabado mucho la carrera magisterial. Ya no se es maestro por convicción y vocación, como tampoco se es policía por altruismo, abnegación y servicio, como cabe esperar. Estas actividades humanas se han masificado, deformado y perdido su sentido primigenio, las mismas que tenemos que volver a enaltecer.
Señale, Luis Jaime, un vicio invisible y solapado de la educación actual.
Programar la educación, hacer informes, llenar papeles, atiborrarnos con la avalancha de papel impreso que no sirve para nada sino para embaucar. La educación no se programa, no está en un programa, se vive, se comparte, se goza o se sufre. Por ejemplo, esa cosa ingenua e ininteligible que es el sílabo. ¿Para qué sirve? Ahora se da importancia a esas cosas triviales y efímeras. Al maestro hay que dejarlo ser maestro de a verdad.
Es parte de la pretendida modernidad y tecnicismo que se quiere dar a la educación.
Y la sumisión a las convenciones. Mucho daño nos hace los alegatos de los técnicos, las modas y los prejuicios de los especialistas y “expertos”. Y de las apariencias. Por ejemplo, todos quisieran seguir una carrera universitaria, tanto que si el hijo no es médico, abogado o ingeniero, hay el concepto que se ha fracasado en la vida, de que otros desempeños no tienen la categoría, el protocolo y la representatividad que tienen las profesiones liberales. Y esto es alentado, incluso, desde la política oficial del Estado.
¿De qué modo estos errores se transparentan en las políticas de Estado?
Por ejemplo, las autoridades públicas convirtieron a las escuelas de ingenieros, agrónomos y normalistas, en universidades, lo cual es un craso error y un desatino. Y se siguen convirtiendo las escuelas en universidades. En las escuelas se enseña a hacer algo. Ahora se pretende hacer una Universidad de las Artes, lo cual es una aberración.
Y, a nivel social, ¿qué es lo que, para usted, falla en relación a la educación?
La solvencia del hogar. Mire, hogar y escuela tienen que ser complementarios. Antes la escuela secundaba lo que se ofrecía en el hogar y viceversa. ¿En qué se ha convertido el hogar en los últimos tiempos? En el predominio de la televisión, ahora ya en todas las habitaciones de una casa. Se ha instalado con un predominio omnímodo la televisión. De ahí parte la crisis.
Y esto es tocar políticas generales de país. ¿Encuentra alguna contradicción entre política y educación?
Ninguna, al contrario. Desde los griegos política y educación son afines. Y Sócrates, para ser más preciso, fundamenta que el primer objetivo de la política es la educación; el segundo la educación, y el tercero la educación.
¿No le parece que estamos atosigados de política, Luis Jaime?
Lo que vemos ahora no es política, son negocios o comercio. La verdadera y auténtica política se preocupa por el gobierno, no por el poder. Entonces, nada más vinculado que la educación y el gobierno de un país. Pero hagamos política para gobernar y no, como ocurre ahora, para detentar, mal usar y pervertir el poder. Y para lucrar, que es peor.
¿Esa deformación tiene que ver mucho también con los medios de comunicación?
En los medios es donde se refleja nuestra situación. Las únicas veces que dedican algún espacio a la educación es en las páginas policiales, cuando presentan noticias de acoso sexual, de huelgas, de toma de locales escolares, que ahora no sólo es de parte de los estudiantes en los centros de educación superior sino en las escuelas y colegios, y también de parte de los padres de familia. Los medios se devanean y refocilan cuando hay un escándalo o un hecho luctuoso en nuestras instituciones educativas. Y nada de atención dedican a lo serio y trascendente.
Sin embargo, como pueblo tenemos algunas fortalezas.
¡Cómo no! ¡Muchísimas, oiga usted!
Señale solo una, por el espacio siempre limitado de que se dispone en una revista impresa.
Hay muchas y valiosas. Solo por mencionar una, como muestra: somos los peruanos muy afectivos, nos apasionamos rápidamente por algo. Mi padre, por ejemplo, se entusiasmaba hasta por cosas insignificantes y, aparentemente, ridículas. ¿Y eso –le decíamos sus hijos– te gusta y te entusiasma, papá? ¿Cómo te va a gustar algo así?, le reprochábamos. Y él nos respondía con plena convicción: ¡Sí! ¡Cómo no me va a gustar! ¿Acaso no les parece lindo? Ser cariñosos es una gran capacidad de nuestra gente.
Esto vale a nivel individual, pero ¿también colectiva e históricamente?
¡Claro! Esa disposición para el no rencor, que en otros pueblos es motivo de grandes tragedias, en el Perú no. De allí que el Perú sea un pueblo sin rencores, donde no odiamos y, más bien, todo lo disculpamos, incluso a los que nos han hecho mucho daño, y nos han herido en lo más hondo del alma. Tratamos a los demás con cariño sincero. ¿Eso no le parece inmenso? Sino, mire también usted entre los políticos, sus rencores son hasta ingenuos. Más bien somos amigueros, fáciles para el sentimiento, lo cual es un valor extraordinario.
Y ¿llorar, por ejemplo, es una fortaleza?
Ahí tiene usted, por ejemplo. ¡Llorar! Esto que, a veces, no se lo entiende y respecto a lo cual se es muy duro. Hasta crueles con este rasgo que es tan hondo y tan bello, cuál es la capacidad que tenemos para dejar aflorar nuestras lágrimas. César Vallejo lo hacía. No hay poeta que llore tanto en la literatura universal. Hacer escarnio de eso sería no tener alma.
¿A eso, llorar, lo considera una cualidad positiva?
¡Por supuesto! ¡Cómo no! El llanto es una confesión y es más frecuente y propio de nuestra cultura, que es honda, pero a la vez tierna, afectiva y entrañable.
Hay, siguiendo esta vena o ruta que hemos tocado, una gran capacidad de resistencia en nuestra gente, ¿no?
¡Increíble! Sorprendente. Porque además de las tristezas y miserias que aquí se padece, se responde luego a todos los llamados de afirmación nacional. Y el pueblo lo hace con transparencia y generosidad. Es tremendo. Es una gente linda la nuestra.
Luis Jaime, la docencia universitaria, ¿qué le ha deparado?
Muchas satisfacciones y a cada instante. Son lecciones que uno recoge cada día y en silencio. Por ejemplo, yo he aprendido que en el lugar más inesperado voy a encontrar a alumnos que son mejores que yo. Totalmente. Así de cierto y sin eufemismos. Y esto reconforta el ser, nos llena de una gran fe en la vida.
Y, ¿cuál es para usted la principal virtud de los jóvenes?
Muchas. Pero para mencionar solo una, muy específica: la capacidad que tienen para auto corregirse.
Relacionado a este asunto y desde su punto de vista, ¿a qué se debe que no hay líderes jóvenes por ahora?
A que la gente joven ha perdido confianza en los políticos. Y también a que se están gestando fórmulas nuevas.
Por lo que nos dice: no elegiría vivir en otro país.
Ya lo hubiera hecho. El Perú es un país que se hace querer y amar. Por decirte un rasgo: esa integridad de la gente para afrontar los problemas... es tremenda, sorprendente y sobrehumana...
¿Cree que el Perú superará pronto todas sus dificultades?
Por supuesto. Yo soy muy optimista al respecto. El Perú es un país precioso, un país muy fuerte y de muchas raíces.
¿Y en qué basa esa esperanza?
En que más del 56% de la población en el Perú son jóvenes, y ellos constituyen una fuerza arrolladora, pujante e impredecible. En cualquier momento su presencia transformará el Perú. Los grandes cambios siempre han estado vinculados a estudiantes y ellos todavía no se han manifestado con el potencial increíble que tienen y guardan.
Sin embargo, frecuentemente manifiestan mucho desencanto.
Lo cual quiere decir que sienten y piensan. Y esta situación no les gusta. Lo peor sería que estén conformes, que estén a gusto. Ellos están inquietos y angustiados y eso indica que no les satisface nada de lo que pasa. Ellos muy pronto serán padres de familia y profesionales y van a tener que tomar decisiones.
Luis Jaime: Para terminar con algo inolvidable, ¿para usted qué es lo más valioso que tiene el Perú?
No soy amigo de las frases hechas; pero, a ver, lo más valioso aquí es la gente y, más específicamente, la creatividad de la gente. Y, al decirlo, no me refiero al ingenio que aduce tener la clase intelectual, sino a la creatividad de la gente de a pie y sencilla.
Entrevista, año 2004.
Danilo Sánchez Lihón
 
 
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