jueves, 16 de abril de 2015

16 DE ABRIL: DÍA EN CONTRA DE LA ESCLAVITUD INFANTIL - POR DANILO SÁNCHEZ LIHÓN



CAPULÍ, VALLEJO Y SU TIERRA
Construcción y forja de la utopía andina
 
2015 AÑO
DE LA DEFENSA DE LA VIDA
Y DEL PLANETA TIERRA
 
ABRIL, MES DE LA PALABRA,
LA CREATIVIDAD LITERARIA E
INMORTALIDAD DE CÉSAR VALLEJO
 
CAPULÍ ES
PODER CHUCO
 
*****
 
AQUEL SABOR
A CAÑAS DE MAYO
DEL LUGAR
 
¿Cuál es aquel sabor que tiene una muchacha a cañas de mayo del lugar? ¿Acaso el de sus labios, su frente, sus cabellos, su cuello, su talle? Porque César Vallejo dice en el poema “Idilio muerto”:
Qué será de su falda de franela; de sus
afanes; de su andar;
de su sabor a cañas de mayo del lugar.
¿Es el sabor de sus secretos? ¿De lo que nos confía? ¿O acaso de sus reproches? ¿De sus miedos, sus lágrimas que corren por sus mejillas o su quedarse sola?
¿O será el sabor del efluvio que llega desde la hondonada o de la cumbre y perfil de los cerros cuando los miramos saboreando cañas de mayo al borde de la chacra de maíz?
¿O será el sabor de las malvas, clavelinas o mostazas de lo alto de los muros cuando saboreamos cañas sentados en el corredor del patio después de haberlas traído cargadas desde los campos fragantes?
O será el sabor de nuestra sangre cuando nos cortamos los labios con sus gajos al pelarlas y se mezclan esos dos sabores entrañables: el de las fuentes de la tierra y el de nuestra alma arrebolada.
¡Sabor el de ver y tocar tus faldas de franela! ¡Sabor que es sentir y tener el ritmo y los latidos de tus pasos andando en el fondo de nuestro corazón! DSL.
 
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16 DE ABRIL
 
 
DÍA
EN CONTRA
DE LA ESCLAVITUD
INFANTIL
 
 

FOLIOS
DE LA
UTOPÍA
 
 
LA INFANCIA
ES LA PATRIA
INFALIBLE
 
 
Danilo Sánchez Lihón
 
 
“La infancia nos llena la cabeza de luciérnagas
de polvo las rodillas y los ojos nos cubre
dulcemente. La infancia nos llena las manos
de globos y limosnas; la boca, de pitos y azucenas
y nos cubre las espaldas con sus plumas de cigüeña.”
Alejandro Romualdo
 
 
1. Donde la cuerda
se rompe
 
El niño es víctima invisible de la inmadurez, la escasa cultura y la desorganización en que se debaten nuestras sociedades en crisis, por nuestra situación de subdesarrollo y dependencia a los ejes del poder externo y por la crisis de gobernabilidad principalmente desde los organismos públicos y oficiales.
El niño sufre la vileza mucho más que la mujer, que es otra de las sacrificadas, pero que siquiera su dolor aparece en los reportajes que se hacen recogiendo su parecer en los mercados, o su penuria se patentiza al expresar su protesta en calles y plazas.
El niño no aparece en los noticieros, ninguna cámara de televisión ingresa hasta los cuartos oscuros donde se los encierra, hasta los patios y azoteas donde se lo confina después de los maltratos, después del desahogo que un padre o una madre inconscientes descargan sobre él.
Porque siempre la cuerda se rompe por el punto más débil e indefenso. Siempre lo que se afecta en situaciones de crisis es lo más tierno y sensible. Y ahí en ese punto están precisamente los niños, como cuando las parejas se divorcian o separan.
 
2. El verdadero
ser humano
 
El filósofo alemán Arthur Schopenhauer dividía la humanidad en tres escalones, escaños o estamentos: niño, mujer y hombre, afirmando que este último es “el verdadero ser humano”.
Si aquello pensaba un filósofo, que está en vínculo y familiaridad con las ideas puras, los valores y los principios, ¿qué podemos esperar de un ser humano cualquiera, agobiado de problemas, con familia que debe sostener, y que precariamente vive por ejemplo en el altozano del Cerro San Pedro, en el distrito de la Victoria de Lima?
Además: privados de servicios básicos de luz, de agua, desagüe y seguridad ciudadana. Imaginémonos: ¿cómo será allí la situación del niño?
Deduciendo de lo que predicaba el autor alemán autor de la obra “El mundo como voluntad y representación”, podríamos estar sacrificando niños, devorándolos crudos o cocidos, servidos en diversidad de potajes puesto que ellos no son verdaderos seres humanos.
 
3. Nosotros
los hombres
 
De allí que hay en estos momentos atroz sufrimiento en una gran mayoría de ellos, o porque ven a sus padres sufrir o porque éstos descargan en ellos sus traumas y frustraciones, que se expresa en el castigo y en el maltrato físico y moral de que se los hace víctimas.
Miradas así las cosas, ya es una pena para ellos la falta prolongada de sus padres en sus hogares, porque éstos tienen que recurrir al doble empleo para mantener a sus familias.
O, por el contrario, es una sanción su presencia amarga y hostil al interior de sus hogares. Lo mejor que debieran tener los niños, cual es sus padres, o no los tienen o los tienen mal: autoritarios, mandones, con actitudes de abuso, maltrato y opresión.
Y nosotros, los hombres, después de haber cometido una falta contra ellos, perpetrado una ofensa o un atropello, no somos tan hombres como para ir y pedirle disculpas o perdón.
 
4. Su comunidad
y su mundo
 
Es más fácil arrepentirse ante la mujer, que hacerlo ante el niño, porque él “no es persona”, no tiene poder, no recurre a ningún ardid ni subterfugio para hacer sentir al otro su infamia y su maldad.
Tiene que tragar su resentimiento, tiene que reprimirse y desahogarse golpeando al suelo, pateando los muebles, quebrando un objeto, destrozando el juguete querido.
O haciendo rodar de un puntapié al gato, matando al pajarito en la escalera apedreando el foco de luz del servicio público o el aviso luminoso en el paradero.
Él será aquel adulto de mañana, o de pasado mañana: cavernícola, erizado y recubierto de púas, el jovenzuelo malévolo de las pandillas y las barras bravas, porque cuando era niño hicimos de él un cúmulo de enfados y agravios.
Y un hato de rencor que tuvo que explotar tarde o temprano, acrecentando la violencia, haciendo subir al máximo el odio hacia sí mismo, su entorno, su comunidad y su mundo.
 
5. El verdadero
problema
 
De allí, el feroz desarraigo de muchos jóvenes respecto a su realidad, su sociedad, su familia y hasta su propio país. De allí su apatía, su indolencia, su encostramiento.
Muchas veces salimos a protestar en las calles con nuestros carteles, en campaña loable por “lo mala que es la televisión”, “por la paz en contra de la guerra”, en “contra del consumo de drogas”, por aquellos problemas de afuera, “macros”, de política muy general.
Pero muy rara vez por lo cotidiano, menudo y corriente; por aquello que está metido en nuestra casa y en el interior de nuestra camisa o equipaje, bajo la piel que nos envuelve.
Por aquello no clamamos alzando los brazos. Por eso no hacemos mítines ni marchas, ni manifestaciones; ni formulamos pliegos de reclamos ni encabezamos propuestas. Eso no  nos parece cuestionable y pasa como si nada, siendo más bien ahí donde está el verdadero problema.
 
6. Ante nosotros
mismos
 
Pero en verdad las marchas y los mítines lo hacen ellos: es el pandillaje de que están infestadas las calles y es triste que esta lacra se presenta más alrededor de las instituciones educativas.
¿Quiénes hemos fallado y sucumbido? Todos, pero principalmente los padres y en segundo lugar a los maestros. Y no porque no fuimos rígidos con ellos, sino porque no fuimos honestos.
Se dice que los niños son el futuro de un país, pero es falso; son el presente en nuestra sociedad; ellos esperan no una comprensión más razonable acerca de su mundo. Esperan que seamos distintos.
Reclaman urgentemente no el desvelo y el cuidado hacia ellos, que mal que bien les hemos prodigado. Esperan que seamos íntegros, sinceros y coherentes y, ojalá, valerosos, no ante ellos o los demás, sino ante nosotros mismos para reconocer y corregir nuestros errores.
 
7. Esperanza
encarnada
 
Sin embargo, sería interesante nosotros afrontar aquí, con relación al niño y al joven, varios aspectos esenciales, que guardan directa relación con la condición de vida y las categorías de valor con que estamos actualmente viviendo con él y para él.
El primer asunto, y quizá el fundamental, es la negación de “persona humana” que hacemos o con que tratamos al niño en nuestra sociedad, actitud explícita o tácita. Esta posición tiene sus patronos y propugnadores ilustres, tan antiguos y modernos como Schopenhauer y antes de él nada menos que el maestro filósofo griego Aristóteles.
Este último reconocido como padre y fundador de la lógica pensaba que “el niño es un papel en blanco en el cual podemos escribir lo que se nos antoje”, infundio, desacierto y aberración, y hasta atrocidad, pero dicha nada menos que por aquel maestro cuyo pensamiento y enseñanzas han prevalecido durante veinte siglos en la pedagogía y en el orden social, y lo siga haciendo.
De allí que sea muy natural entonces pensar que el niño está para obedecer, acatar y someterse a lo que otros determinan que haga. Es decir de ello se deriva su condición social del esclavo que tenemos en casa. Revirtamos ese rol y él sea la esperanza encarnada de un futuro promisorio y de un mañana mejor.
 
 
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XVI ENCUENTRO INTERNACIONAL
CAPULÍ, VALLEJO Y SU TIERRA
 
TELÚRICA DE MAYO, 2015
 
LIMA:
MARTES 19
 
TRUJILLO:
MIÉRCOLES 20
 
HUAMACHUCO
JUEVES 21
 
SANTIAGO DE CHUCO:
VIERNES 22
SÁBADO 23
Y DOMINGO 24
 
TODO EN EL MES
DE MAYO, 2015
 
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A 50 AÑOS DE SU INMOLACIÓN:
 
HOMENAJE MUNDIAL A
LUIS DE LA PUENTE UCEDA
 
HÉROE, DEVOTO DEL APÓSTOL,
DIRIGENTE, BUEN CHUCO,
PAISANO, HOMBRE HONESTO
 
23 AL 25 DE OCTUBRE DEL AÑO 2015, EN
SANTIAGO DE CHUCO, SU TIERRA NATAL
 
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