viernes, 19 de diciembre de 2014

ASOLAPO INTERNACIONAL I EL MÁGICO MUNDO DEL ARTE - POR LUZ SAMANEZ PAZ, PRESIDENTA DE ASOLAPO

 
ASOLAPO INTERNACIONAL I EL MÁGICO MUNDO DEL ARTE

LUZ SAMANEZ PAZ, PRESIDENTA

Aquella tarde nuestro círculo había crecido. Si duda a causa del sol primaveral que hace renacer el verdor en los ramajes i el entusiasmo en las almas.

El viejo parque se encontraba en todo su esplendor. Los cipreses desplegaban lujosamente sus follajes lustrosos i apretados, como recortados en seda aúrea. Las paqch´as rebosantes de cielo se adormecían al rumor nostálgico del agua. Los árboles se alzaban deslumbrantes, envueltos en un tul rojizo. Cubría la tierra como una polvareda de oro, en que las sombras se destacaban violetas. Por el aire henchido de almas, de ñujch´us rojos, cruzaban bulliciosas parvadas de palomas tornasoladas i parejas de ch´eqollos o picaflores andinos.

De ordinario nuestro grupo, estaba formado por escritores i artistas de América i Europa. Aquella tarde pasarían las tres. Habían artistas de toda suerte: pintores, músicos, poetas, escultores: representantes de los países hermanos de Argentina, Brasil, Bolivia, Chile, Ecuador, Uruguay, El Salvador, México, Perú, Francia, Italia , España, etc. Sentados en las bancas del parque del tradicional Barrio de San Blas, influenciados por la belleza del ambiente i la dulzura de la hora, charlábamos con gran animación. Nos hacíamos toda clase de confidencias. Los que no se habían dejado ver, desde hace un buen tiempo, referían su vida durante aquel invierno. Eran historias de desilusiones, de penurias, de desesperanzas, de alegrías i sueños, que aún con toda la gracia juvenil en que eran contadas, no dejaban de parecer sinceras i dolorosas.

  - Preguntan ¿Qué he hecho?  -  decía un escritor de ojos claros i gran corbata negra. Pues me he ido al Sur de Italia. No se rían. Es exacto. Como el Gobierno de mi país, creyera convenientemente quitarme la pensión, con que me envió a Europa, dejé mi taller i me fui a refugiar en las fortificaciones, allá al Sur de la playas de Italia  -

   -  I yo, exclamó un pintor de barba rubia, debo contarles que me he dedicado a la pintura al aire libre i con especialidad a los paisajes de nieve. Por lo tanto, me fui entonces a una buhardilla suspendida entre los árboles i las nubes. Allí, pinto con delicia, trabajo sobre la ruta al aire libre i como en este invierno, no se veía más que nieve...  -

  -  Yo no tengo ánimo para bromas, interrumpió un músico de faz delgada i cabellos oscuros. Les diré pues sencillamente que estoy desesperado. Del Gobierno de mi patria ya nada espero, ni nada quiero. Pero tenía confianza en que algún empresario de la Capital me llamaría, para dar una serie de Conciertos de mis últimas obras. ¡Pues nada!, nuestro público prefiere conocer a los artistas "patentados" de Europa...  -

  -  Lo mismo digo yo, exclamó un escritor de perilla i lentes de oro. Yo tampoco nada espero del Gobierno de mi país. Si algunos compatriotas escritores están colocados en la Diplomacia, no es debido a sus méritos literarios, sino a su actitud política o a la influencia de algún pariente o Ministro  -

  - ¡Es desesperante! I pensar que si yo, no hubiera seguido mi inclinación por la Literatura, podría ser actualmente en mi tierra...  -

  -  Podrías ser Diputado  -  le interrumpió un pintor adolescente, su íntimo amigo. Diputado como tu hermano...  -

  -  ¡Es ese caso! saltó el escultor de ojos claros, yo sería millonario. Mi padre era Ingeniero Minero i si yo hubiera continuado, buscando la veta...  -

  -  ¡I yo,  - exclamó el pintor de la barba rubia con fingida modestia, -  yo sería simplemente Ministro"  -

Todo el grupo rió.

  -  Es verdad, manifestamos nosotros. En nuestros países ocurre lo contrario de lo que pasa en Europa. Aquí, los artistas generalmente pobres i humildes de origen, se consagran al arte seguros de que, si tienen talento, llegarán a una posición envidiable, alcanzarán gloria i fortuna. Nosotros nacidos de familias pudientes o siquiera acomodadas i que por tanto, con poco esfuerzo podríamos hacernos de una situación en el Comercio, en el Foro, en la Política, nos metemos a artistas sabiendo que, por ese solo hecho, no llegaremos a ninguna posición, ni obtendremos reputación alguna...  -

  -  ¡Exacto! dijo el pintor de la barba rubia. En mi tierra a los pintores se les considera  un poco más que a los "pintores" de brocha gorda i más o menos como a los fotógrafos. Solo se acuerdan de nosotros cuando hay que hacer el retrato de la esposa o de la madre muerta, copiando de una fotografía naturalmente...  -

  -  I en mi país, saltó el escritor, a los poetas se les cree bohemios i locos. En todo caso, gentes no serias. Cuando nos encuentran por la calle, nos preguntan... ¿i esos versitos...? El que suscribe para que se le tome en cuenta, tiene que hacerse periodista  -

  -  En mi nación, dijo el músico, a los compositores se les confunden como los emigrantes italianos, que dan lecciones de violín o con los andaluces que enseñan a tocar guitarra.- Verdad, el que no quiere morirse de hambre, tiene que terminar por hacerse profesor o catedrático de un colegio o de una universidad...  -

   -  I en realidad, somos muchos. Somos el ARTE. I el ARTE, es el símbolo viviente i persistente del alma de los pueblos, él, fija todo en sus moldes eternos, sus sentimientos i sus aspiraciones...  -

  - Verdad, si el mundo antiguo vive aún, es por su Ciencia i Poderío, por sus templos, por sus estatuas, por sus pinturas, por sus obras literarias, que podemos ver i admirar todavía...  -

  -  Por eso, es que todo pueblo culto honra a su artistas. Ya sabemos, lo que antiguamente ocurría en Grecia. Ya vemos lo que pasa en Francia, España, Italia, etc. Allí, la gloria de un escultor es más grande que la de un político i la de un poeta, tan brillante como la de un sabio..  -

  -  ¡Oh qué comparación! exclamamos todos, no exageramos. En Europa, existe un ambiente, formado por la tradición de muchos siglos.- En América, no hay aún ese ambiente. Somos nosotros destinados a formarlo. Nosotros somos los artistas llamados a esa hazaña. Nuestra misión es grande...  expresé  -

Se hizo el silencio, todas aquellas cabezas jóvenes aún, poco antes radiantes de placidez, se inclinaban meditabundas. Acaso sentían gravitar sobre ellas, como las lenguas de fuego que recibieron los discípulos de Jesús, por la grandeza de su Misión Suprema.

A nuestro alrededor, el tranquilo parque, era mudo testigo. La lozanía de sus flores bajo la caricia del sol de los Incas. Por entre la especie de enrejado rústico que formaban los troncos i ramajes, ofrecían  a nuestra mirada las más hermosas i variadas vistas.

Por las callecitas empedradas i azulosas de sombras, se veían cruzar parejas de adolescentes, enlazadas de las manos. En torno a nosotros se encontraban desbordantes los ñujch´us purpurinos, que vibraban sobre el fondo verde esmeralda de sus jardines simétricos de geranios, rosas, de margaritas, de claveles. Coros de niños frescos i risueños, retozaban alegremente, como bandadas de pajarillos que empiezan a ensayar el vuelo. Junto a la paqch´a de San Blas, un hombre pálido de largos cabellos, vestido míseramente, se divertía arrojando migajas a las palomas que en su loco afán, las cogían al vuelo, formando en rededor como un nimbo vivo de arrullos i alas vibrantes. 
 
Avanzando a pasos menudos i sujetando la sombrilla en la punta de mis dedos enguantados, con una sonrisa fresca nuevamente retorné al grupo i acercándome al pintor de la barba rubia, con un gracioso gesto le dije:
 
  -  ¿I tu cuadro? ¿Has encontrado el efecto que le faltaba? ¿Lo has terminado', muéstranos  -
 
-  Sí, sí, corearon varias voces...  -
 
Con mi llegada la charla i la alegría, habían vuelto a prender  en el círculo. Diversas voces i entre éstas como un hilo de cristal, se escuchaba mi acento.
 
  -  Muéstranos, insistieron  -
 
Por toda respuesta el pintor, tomó una pequeña tela, que había dejado afirmada  contra el árbol, junto a su caja de pinturas i parándose para colocarla  a cierta distancia, la ofreció a la expectación e indicó:
 
  -  Es un trozo del Valle Sagrado de los Incas  -
 
En primer término los troncos violáceos de los eucaliptos. Al fondo la campiña con diversos matices de verde esmeralda i junto al Willkamayu o Río Sagrado de los Incas, hallábase LUZ SAMANEZ PAZ, vestida de blanco, leyendo uno de sus libros de poemas.
 
  -  ¡Espléndido! exclamamos todos  -
 
  -  ¿A mí, cómo me hallan? pregunté  -
 
  -  ¡Deliciosa! me respondió el pintor más joven, con cómica galantería  -
 
  -  ¿I qué nos dice de tus estudios al aire libre?  -
 
  -  Muéstranos alguna cosa, le indiqué  -
 
  -  No tengo aquí, más que esta pintura insignificante e inclinándose cogió un lienzo, que expuso a las miradas  -
 
Era un desnudo de una mujer joven i bonita, recostada sobre un tapiz de hierba loca. Las rosas delicadas de la carnación a las que se juntaban frescos, blancos i lánguidos ocres, vibraban triunfalmente sobre el fondo verdoso, azuloso i amarillento. La cara resplandecía de luz, encuadrada en la cabellera rubia i vaporosa.
 
  -  ¡Qué fresco!  ¡Qué bonito i verdadero!  -
 
  -  Mis felicitaciones, dijimos al artista, alargándole la mano  -
 
  -   Muchas gracias, nos respondió dándonos la suya  -
 
  -  I tú, poeta ¿por qué no nos muestra alguna obra? Léenos un poema  -
 
  -  Varias voces apoyaron  -
 
  -  No tengo casi nada. Hago ahora tan pocos versos. Pero en fin, por complacerles i por no hacerme rogar... veamos: 
 
"Bajo las estrellas impías,
vibra en la noche tibia i calma
el jardín de las alegrías,
así, bajo el deseo de un alma.
 
Los árboles de hojas inquietas,
se alzan vagos y soñadores,
envolviendo en sombras discretas
la belleza de las flores.
 
Tu melancólica pupila
de tono tan límpido i vago,
me ofrece el cielo que cintila,
como el espejo azul de un lago..."
 
  -  ¡Muy bien!  - 
 
  -  La última estrofa, no me gusta mucho, objetó el escritor de lentes de oro  -
 
-  A mí, al contrario, es la que más me gusta  -
 
Quien respondía, era un poeta joven, vestido de gran luto, que había hablado poco i a quien conocimos, desde hacía breve tiempo. Le agradecimos con una mirada.
 
  -  Ahora, le toca a LUZ SAMANEZ PAZ, dijeron todos... quieres leernos algo  -
 
-  ¡Oh! yo no... exclamé encogiéndome de hombros  -
 
  -  ¡Cómo que no! me interrumpió el escritor. ¿I el poema que me has dicho que acabas de terminar?  -
 
  -  A juzgar por el asunto, tiene una gran importancia  -
 
Entonces, con un gesto sencillo extraje de mi gran cartera de cuero, un manuscrito en unas tapas negras i comencé a leerles, en el silencio:
 
"Sentados al rededor de una mesa
de poetas, escritores i artistas,
de bohemios, donde el arte se esconde
tras el humo de los cigarrillos...
 
Donde el amor se esconde
tras de suaves palabras,
que llenan el aire,
cual dorado incienso...
 
SÍ, realmente compartimos el vino,
donde hierve la alegría, los sueños
i donde flota la poesía...
 
Porque la bohemia i el arte
nacen dentro de mi alma,
es por eso, que hago un brindis
con la sangre roja de mi corazón.
 
Canto al amor i a la rebelión,
como si fuera mi credo i mi religión.
 
Amo al arte por el arte,
sin buscar jamás la gloria
i peregrina soy i llevo a cuestas,
todo el hambre i la miseria...
 
I aunque escuche las quejas
de mi espíritu que llora
i aunque me hiera el alma ,
lo prosaico de la vida...
 
Siempre triunfan los arpegios
de mi risa seductora,
siempre brotan rosas rojas
de la sangre de mi herida.
 
Amo más que las ideas,
las extrañas sensaciones:
que el pensar es para el sabio
i el sentir para el artista..." 
 
Mis versos fueron recibidos con entusiasmo. El lánguido poeta, había entrecerrado sus ojos. Sus cejas negras me parecían que constituían una continuación de su luto. Fue el primero en hablar:
 
  -  Es un mensaje sencillo i vibrante. Es un canto emotivo i hermoso  -
 
 El poeta de más edad, agregó:
 
  -    Me da la impresión de una inspiración divina  -
 
El pintor, cogiendo nerviosamente su pincel, afirmó:
 
  -  Me hace recordar una acuarela que pinté una dulce mañana, embargado de júbilo  -
 
En esa forma todos comenzaron a dar una serie de opiniones, hasta que al unísono, me pidieron que les leyera otra poesía.
 
  -  Me habían hablado de ti, pero no creía que tus versos, tenían la suave cadencia de la música que ennoblece el alma, dijo uno de los compositores  -
 
Agradecí las expresiones elogiosas i al mismo tiempo les dije:
 
Creo que en esta reunión, en la cual nos hermana el ARTE, en todas sus expresiones, debemos crear algo... Vuestra presencia, agregué, me ha hecho soñar, con cada uno de ustedes, con los poetas, escritores, compositores, pintores, escultores, en fin, con todos aquellos que abren su corazón i nos elevan a las más altas esferas del espíritu, para exaltar la obra del artista i reconciliar a la vida, a menudo muy dura, con la pureza arcana de lo bello, con las expresiones más sinceras del alma. Luego, agarrándome el rostro con mis dos manos, como si estuviera en trance, comencé:
 
"En la tierra de América
i en la Ciudad Puma,
ondea un canto de luz
sin palabras...
 
Desde el Qosqo,
Capital del Tawantinsuyo,
se despliega un puente
de incaica armonía,
a las chask´as o estrellas del porvenir.
 
I en la Ciudad del Sol,
por consecuencia de la Historia,
germinará
un nuevo canto al trabajo,
un canto de supervivencia
para la América i el Mundo.
 
I cantando a nuestra tierra,
en el yunque de la vida
se forjará
alma i contextura
de todo un Continente.
 
Sí, un nuevo himno
de esperanza,
para toda
la América i el Mundo..."
 
 -Como si esta última frase, me hubiera despertado, me puse de pie. Miré a mis interlocutores i me disponía a partir. Me lo impidieron con gestos amistosos. Recuerdo que alguien me dijo:
 
  -  Estás tocada por los hermosos vapores de la inspiración. Sigue por favor, te estoy grabando i creo que al final, tendremos un valioso presente literario  -
 
Volví a caer, sumida en mis propios pensamientos. Las frases brotaban de mis labios, como si los mismos, fueran solo instrumentos de alguien, de un ser etéreo que me ordenaba pronunciar palabras. Sin embargo, antes de seguir dije:
 
  -  No hay recuerdos alturados, sino se inspiran en la realidad profunda de quienes viven, conjugando versos, con la belleza noble de la Naturaleza, pero en una conjugación, en la que no hay palabras, sino realidad, muchas veces ahíta de dolor i otras de esperanza  -
 
En las últimas palabras, sentí realmente que se me desgarraba el alma i un dolor sin fronteras, atenazó mis pensamientos. Seguí recitando:
 
"Si vieran a las madres del mundo,
con los vientres partidos
por la espada negra,
de la muerte más negra.
 
Tiradas en el suelo,
tratando de rescatar
un coágulo de sangre,
con la santa ilusión
de verlo convertido en un niño.
 
Si vieran a las madres del mundo,
con las entrañas ensangrentadas,
tapándose con un pañuelo
para que los ojos de Dios,
no vieran tanto, pero tanto dolor..." 
 
Mi pena infinita me volvió a la realidad, pero a una realidad casi ficticia, porque yo, estaba sumergida en mi propio mundo, en ese mundo interior que se aísla del resto i en la cual nos recogemos nosotros mismos i comencé a pensar que no todo era pena, tristeza, que la Literatura por muy estética que sea, da alegría porque alegra i engrandece los sentidos. Esbocé una sonrisa i miré a mis hermanos en el ARTE. Estaban tan absortos como yo, entonces mis versos tomaron el color de la magia i el ensueño:
 
"Va el poeta
con una sonrisa en los labios,
el mar con sus olas azules,
bajo el cielo de plata,
que ríe i baila con el poeta.
 
La gaviota palpita en el aire,
la luna está vertiendo
su clara luz de ensueños...
 
El rojo sol tímido se asoma,
cuando más palpitan los ñujch´ us,
cuando más está su sueño en flor..."      
 
De pronto, algo parece estallar en mi cerebro. Me hace despertar de mi ensueño. Extrañada veo a mi alrededor, son los aplausos de mis compañeros de arte. Los miro primero absorta . Me da la impresión que hubiera realizado un viaje muy largo. Sin embargo, no me he movido de ese parque de San Blas, pero con mi corazón he realizado un viaje por la eternidad.
 
Agradezco la expresiones efusivas de mis hermanos en el arte. Decido retirarme, pero me detiene la tonalidad melancólica  de uno de los compositores, que arranca raras pero sublimes notas a la guitarra. Él, también parece ausente... Le oigo musitar:
 
  -  Ha sido un recorrido por una senda de LUZ  -
 
Sigue tocando, no contesta a las palabras que le dirigimos. Se encuentra abstraído. Ahí, lo dejamos tiernamente recostado sobre su guitarra, ensimismado en la creación de una de sus composiciones, que seguramente va ser la mejor que ha producido. El pintor, sale a la calle. Se detiene ante la primera pared que encuentra. Extrae sus pinceles. Lo miro curiosa, advierto que está concentrado, en una pintura de una mujer etérea. Me parece advertir, que copia algo de mis rasgos. Su colega, lo mira también absorto. El joven poeta camina como sonámbulo. Escucho que pronuncia versos. Parece enloquecido, por lo menos frenético. Solo el poeta ya maduro, se me acerca i me dice:
 
  -  "Nos has llevado a un viaje maravilloso de poesía. Sigue componiendo. Te aplaudo". I se aleja lentamente  -
 
Yo camino suavemente. Pienso que ha sido maravillosa esa reunión de ARTE. Mi mente comienza a tejer más poesía. La oscuridad de la noche, me parece que se va, para dejar a mi alrededor un esplendor artístico de bellas palabras. Siento que una nueva puerta, se ha abierto en mi corazón. Creo que mis versos han encontrado otro camino de inspiración. Suspiro.
 
Quisiera dormirme, abanicada por los dulces recuerdos, de los instantes en que me sentí transportada a lo infinito. ¡Así, somos los poetas!, digo i sigo caminando:
 
"Voy a escribir con alegría estos versos,
pues siempre al coger la pluma,
camina mi pensamiento
i vuela mi alma..."