martes, 9 de diciembre de 2014

9 DE DICIEMBRE, CUMBRE DE LOS PUEBLOS EN LIMA: ¡YO ME ADHIERO - !FOLIOS DE LA UTOPÍA: TELÚRICA Y MAGNÉTICA DE LA SOLIDARIDAD Y PERTENENCIA - POR DANILO SÁNCHEZ LIHÓN

 
CAPULÍ, VALLEJO Y SU TIERRA
Construcción y forja de la utopía andina
 
2014 AÑO
DE LA BATALLA DE LA LECTURA Y
ESCRITURA POR LA CONSTRUCCIÓN
DE UN MUNDO MEJOR
 
DICIEMBRE, MES DE LAS MONTAÑAS,
DE LOS DERECHOS DE LOS ANIMALES;
DE LOS MIGRANTES, Y DEL NACIMIENTO
DEL DIOS NIÑO EN LA NAVIDAD
 
CAPULÍ ES
PODER CHUCO
 
 
*****
 
CAPULÍ SE ADHIERE
A LA CUMBRE DE LOS PUEBLOS Y
A LA GRAN MARCHA POR EL CAMBIO
 
¿CAMBIO CLIMÁTICO O
CAMBIO DEL SISTEMA?
 
MIÉRCOLES
10 DE DICIEMBRE 10 AM.
 
CONCENTRACIÓN BRIGADA DE
CAPULÍ, VALLEJO Y SU TIERRA
AL PIE DEL MONUMENTO,
A CÉSAR VALLEJO
 
EN EL CAMPO DE MARTE
PARA DESPLAZARNOS HASTA
LA PLAZA SAN MARTÍN
 
COORDINADORES GENERALES:
 
RAMÓN NORIEGA Y
MAGNA DE LA CRUZ
 
*****
 
9 DE DICIEMBRE
CUMBRE DE LOS PUEBLOS EN LIMA
 
 
¡YO
ME
ADHIERO!
 
 
FOLIOS
DE LA
UTOPÍA
 
 
TELÚRICA
Y MAGNÉTICA DE
LA SOLIDARIDAD
Y PERTENENCIA
 
 
Danilo Sánchez Lihón
 
 
“Más que la luz
danzando en el arco iris”.
Mario Florián
 
 
1. Un
eje
 
¿Por qué el poema en el cual César Vallejo plasma su utopía de un mundo con solidaridad y pertenencia se titula Telúrica y magnética? Inicialmente el título del poema era otro: Meditación agrícola, lo cual nos revela el eje de una actividad en la cual el autor cifra su plena convicción para una sociedad acorde con sus postulados de una utopía social. Siendo “telúrica” el espacio en donde la acción que él propone se sitúa y desarrolla; y “magnética” porque allí se ejerce una fuerza de atracción e irradiación, porque ese espacio es un eje, centro y ombligo; fuente de energía vital y cósmica donde “Telúrica” señala una vastedad, y “magnética” una profundidad, porque en el mundo andino somos espacio horizontal y esencia o vórtice vertical.
 
Poema que César Vallejo escribió en París, donde no consigna que el centro esté en Europa o en Francia desde donde eleva este mensaje, sino que lo magnético es el Perú y el mundo andino, cuando dice: “¡Sierra de mi Perú, Perú del mundo, y Perú al pie del orbe; yo me adhiero!”. No es entonces, porsiacaso, la versión de alguien que no conocía el mundo y por eso no sabía lo que había más allá de estos cerros. Ni tampoco es de alguien bisoño e inexperto, dado que este poema lo escribió como un testamento de quien ya había visitado tres veces Rusia, como también recorrido Alemania, Polonia, Italia, Suiza, y había ido y venido varias veces de Francia a España.
 
2. La poesía
trasunta
 
Y es que César Vallejo para ser universal no tuvo que olvidarse, ni distanciarse ni abjurar de su aldea o pueblo natal sino al contrario, una de las claves de su grandeza es que abrazó siempre, pensó todo y retornó quimérico y tenaz a su Santiago de Chuco nativo, pueblo serrano que él lo llevó clavado en el alma, lugar del que talvez nunca salió y de donde nunca se fue. 
 
Y es genio porque supo levantar su esencia desde la gleba de que estaba hecho ¡y desde el grumo de polvo y la parcela que lo componía y configuraba! Pero, ¿dónde es que testimonia esa fe? Precisamente, en el poema Telúrica y magnética.
 
Porque así como Masa es el poema evangélico del amor universal, donde predica que sólo con la solidaridad venceremos a la muerte, haciendo que incluso ella hasta viva o se revista por lo menos de los dones de la vida como es la fraternidad, así es en Telúrica y Magnética donde perfila su ideario y su cuerpo de principios, si así pudiera pensarse y llamarse a los mensajes que la poesía trasunta y nos prodiga, aunque con Vallejo todo sea posible en lo que se refiere al lenguaje, pues ante él estallan y se recomponen formas, estructuras y murallas erigidas en y con las palabras.
 
3. Marcha
triunfal
 
En Telúrica y magnética proclama dónde, cómo y por qué construir el reino promisorio de la utopía de una condición humana de dicha colectiva, la misma que se reinstaura en el mundo andino donde sintetiza su anhelo de redención, su propuesta de sentido, y en donde resume su trayectoria como creador, su pasión de artista y su condición de hombre de este espacio y de este tiempo estremecidos: 
 
¡Mecánica sincera y peruanísima
la del cerro colorado!
¡Suelo teórico y práctico!
Surcos inteligentes; ejemplo: el monolito y su cortejo!
 
Donde es que alinea sus huestes, enfila los elementos en pugna, involucra a la ciencia y a la técnica, a la lógica y a la acción empírica en misión redentora de lucha, guerrera y militante, como en un desfile cívico o en una marcha triunfal:
 
¡Papales, cebadales, alfalfares, cosa buena!
¡Cultivos que integra una asombrosa jerarquía de útiles
y que integran con viento los mugidos,
las aguas con su sorda antigüedad!
 
4. Y
al gozo
 
Donde enumera los fundamentos terrestres unidos a los factores cósmicos, los hechos y realidades pródigas y felices junto a las hazañas del hombre y del universo: el viento, la lluvia, el sol; como las aguas en su sorda antigüedad. Y recio, pleno e infinito el hombre que logra en este suelo la proeza de una organización social donde no hubo hambre, desocupación ni agresividad; si no que al contrario, donde se unió el trabajo a la fiesta; al gozo las edificaciones y el candor e inocencia a la sabiduría. Roberto Paoli, estudioso italiano de César Vallejo, expresa:
 
…el mundo redimido del futuro se colorea en Vallejo de nostalgia: nostalgia de un mundo arcaico, en parte observado y en parte soñado, que asume ora la forma del Perú eterno (incaico-andino), ora la de la Rusia del trabajo, ora la de España popular. Es el mundo del espíritu, anterior a la caída y posterior a la redención, que el poeta siente sobrevivir dentro de sí (…). El Perú, en cuanto origen edénico y único tiempo posible, en cuanto salvación doméstico-agreste, (…) contrapuesto al destiempo doloroso del “presente” adulto, del valle de la caída y del exilio; y, en un poema como Telúrica y magnética, es (…) objeto de un himno arrebatado, místico, de triunfal celebración, por el cual la tierra andina, con su cielo, sus plantas y sus animales y sus humildes habitantes, desfila en figuración majestuosa, de una majestad conferida no sólo por su inmensa virginidad natural, sino también por la inocencia y la humildad del idilio edénico que acoge.
 
5. Átomo
terso
 
Tienen los versos de este poema el tono y la tensión de lo profético, de lo patriarcal y ecuménico, como si quien hablara lo hiciera de pie sobre la roca y la montaña más elevada del orbe. 
 
Es el discurrir pujante, enfático y seguro de una voz que encarna un verbo colectivo, ni siquiera de una raza sino del hombre en general o, por lo menos, de un mundo que espontáneamente fue llamado Mundo Nuevo.
 
¡Cuaternarios maíces, de opuestos natalicios,
los oigo por los pies cómo se alejan,
los huelo retornar cuando la tierra
tropieza con la técnica del cielo!
¡Molécula exabrupto! ¡Átomo terso!
 
Quizá no encontremos en ningún sitio definición más precisa y cabal de lo que es el Perú que ésta: “molécula exabrupto”, pero en el fondo “átomo terso”.
 
País de geografía e historia que eclosiona, pero país de fábula, maravilloso y mítico en su esencia; inmenso, bello y verdadero en su entraña. Y en su exterior arisco, convulso y beligerante; es decir: “molécula exabrupto”; pero en el fondo tierno, fecundo, exacto; es decir: “átomo terso”.
 
6. Ternura
y piedad
 
La voz que entona estos versos se la siente enfática y hasta épica; que proclama una verdad inmarcesible, una causa incuestionable, cual es el mundo andino, la serranía y en ella la labor del campesino, que  es pareja a la del minero en los socavones, a la del obrero en las fábricas y a la del educador en las escuelas de los asentamientos humanos, porque a la vez hacen producir la tierra, cultivan y sostienen al espíritu del hombre. Ricardo González Vigil al respecto ha escrito:
 
Vallejo nació y pasó su infancia y adolescencia… en la sierra, siendo feliz en el ámbito familiar y en el medio andino, integrado a las costumbres y fiestas colectivas y en comunión con la naturaleza. Esas raíces andinas marcaron para siempre su sensibilidad y su óptica, Y no sólo por las notas de nostalgia… ternura y piedad… sino por la sintonía con los valores andinos de vida comunitaria, … de trabajo en común, de fiestas compartidas por todos y de amor a la naturaleza…
 
Sustratos que en aquella tierra vienen de muy hondo y de muy lejos, que conectan con fuerzas atávicas de cóndores, felinos y serpientes sea de la mítica cultura Chavín que extendió sus dominios hasta estos lares, sea de los mochicas, chimúes misteriosos hasta ahora o bien sea de los chucos apostólicos y magisteriales.
 
7. A favor
de la vida
 
Y de amor a la naturaleza, pródiga, exuberante y dichosa que se da en Santiago de Chuco, de donde deriva su timbre poderoso, firme y contundente para escribir esta oda heroica, basada tanto en su experiencia personal, como de niño aldeano en su tierra de origen.
 
Sea como trabajador de las minas en Quiruvilca, sea como asalariado en la hacienda azucarera Roma de Trujillo, o educador rural en la provincia de Ambo, en el departamento de Huánuco. De allí su identificación con los trabajadores, porque él cree en ellos, como también se apoya seguro e incólume en sus convicciones políticas, sociales e ideológicas:
 
¡Oh campos humanos!
¡Solar y nutricia ausencia de la mar,
y sentimiento oceánico de todo!
¡Oh climas encontrados dentro del oro, listos!
¡Oh campo intelectual de cordillera,
con religión, con campo, con patitos!
 
Donde el ritmo del poema se lo percibe como una marcha triunfal de grande elevación y arrebato; porque él ama a su pueblo como se ama a un ideal, a una promesa, a una filiación a favor de la vida que la tierra y la naturaleza por sí mismas nos ofrecen, brindan y prodigan.
 
8. Manos
fuertes
 
Porque él se une a un mundo que le merece toda su adhesión y compromiso.
 
¡Paquidermos en prosa cuando pasan
y en verso cuando páranse!
¡Roedores que miran con sentimiento judicial en torno!
¡Oh patrióticos asnos de mi vida!
 
Donde nombra al asno con sentimiento entrañable, porque quizá represente para él el mundo del trabajo paciente, humilde y sufrido, de aquel Perú laborioso del interior del país, que espera el día de su reivindicación, de labriegos a los cuales abrazó de niño, a sus manos fuertes y a sus ojos solidarios:
 
¡Vicuña, descendiente
nacional y graciosa de mi mono!
¡Oh luz que dista apenas un espejo de la sombra,
que es vida con el punto y, con la línea, polvo
y que por eso acato, subiendo por la idea a mi osamenta!
 
Donde César Vallejo ya no habla ni se expresa con el “yo no sé” de Los heraldos negros, sino con el "sé" cabal y seguro de quien milita en una causa; así como superando el “yo” individual para hablar como especie humana y como colectivo social, en misión sacratísima y en representación del hombre; ¡y con los pies muy bien afincados en la tierra!
 
 
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