viernes, 12 de diciembre de 2014

12 DE DICIEMBRE: ES FIN DEL AÑO ESCOLAR - FOLIOS DE LA UTOPÍA: EL ADIÓS A LA ESCUELA - POR DANILO SÁNCHEZ LIHÓN

 
CAPULÍ, VALLEJO Y SU TIERRA
Construcción y forja de la utopía andina
 
2014 AÑO
DE LA BATALLA DE LA LECTURA Y
ESCRITURA POR LA CONSTRUCCIÓN
DE UN MUNDO MEJOR
 
DICIEMBRE, MES DE LAS MONTAÑAS,
DE LOS DERECHOS DE LOS ANIMALES;
DE LOS MIGRANTES, Y DEL NACIMIENTO
DEL DIOS NIÑO EN LA NAVIDAD
 
CAPULÍ ES
PODER CHUCO
 
 
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XVI TELÚRICA DE MAYO, 2015
EN LIMA, TRUJILLO, HUAMACHUCO
Y SANTIAGO DE CHUCO
CÉSAR VALLEJO Y SU TIERRA
 
Con la gloria de César Vallejo, Santiago de Chuco va por todas partes.
 
Santiago de Chuco –conjunción maravillosa de hombre y de tierra, de paisaje y de espíritu–, ejerce en el visitante una poderosa influencia: aflora de sus entrañas una rara y potente fuerza que todo lo envuelve, lo rebasa. Hay en él de fino, de delicado, como de bravo, de hosco. Árboles y pájaros, rocas y abismos. Madrigal y emoción heroica. Realidad cósmica que explica el brote, la existencia de un genio como Vallejo. Sólo una tierra así ha podido dar un hombre de esa dimensión.
 
Luz, color, música… Eucaliptos de las huertas que pintan de verde la clara tela del ambiente. Más allá el candor de las campiñas y las gibas amarillas de los cerros y, más allá aún, las agujas de las montañas de la Cordillera Blanca, en Ancash.
 
Santiago de Chuco es un paraje serrano de inimitable gama de colores, la realidad superando a la fantasía.
 
Por su topografía desigual, da la impresión de una gran taza de arcilla semidestrozada por el tiempo y los fenómenos meteóricos. Con sus altos y bajos. Sus calles torcidas y tejados verde oscuros, donde aún crece la hierba, signo de la vitalidad y fecundidad de Santiago de Chuco.
 
Francisco Izquierdo Ríos
 
*****
 
12 DE DICIEMBRE
 
 
ES FIN
DEL AÑO
ESCOLAR
 
 
FOLIOS
DE LA
UTOPÍA
 
 
EL ADIÓS
A LA
ESCUELA
 
 
 
Danilo Sánchez Lihón
 
 
El corazón no suma
los meses a los meses:
el corazón rezuma
eternidad… ¡a veces!
Francisco Bendezú
 
 
1. Es
mejor
 
Ya es mediados del mes de diciembre, y hoy finaliza el año escolar. Y para mí y mis compañeros de promoción, ahora también concluye nuestra Educación Primaria. 
 
Por eso, no sabemos si estar tristes o estar alegres. No sabemos si festejarlo o suspirar. No atinamos si abrazarnos o enternecernos para reír o para sollozar. ¡O no sé qué!
 
Nuestro corazón presiente un asomo de abismo o caída. Y no nos deja estar contentos. Hay algo que nubla y ataja el júbilo y regocijo que debiéramos tener. 
 
Por ejemplo: nos prometemos tantas cosas que no las vamos a cumplir. Como vernos y reunirnos de aquí a un año, otros pregonan que de aquí a cinco, y otros dicen que a diez. 
 
Toda esta incertidumbre ya es deambular y tantear a ciegas. Decir todo esto ya es una manera de llorar.
 
A ratos somos tiernos y a ratos nos hacemos los duros. ¿Cómo ser? Pero es mejor no jurarnos nada. ¡Nadie sabe en la vida cómo nos irá!
 
Es mejor no prometernos nada. La vida es tan caprichosa y díscola. ¡Pero ahoga saber que unos se quedan, y saber que otros se van!
 
2. El sol
radiante
 
Por eso, ¡adiós compañeros de clases del salón sonoro y cristalino, lleno de gritos y de voces!
¡Como de silencios y preguntas sin respuestas!
 
¡Adiós carpetas que en cada estría, borde y hendidura se queda el latido y el temblor de las yemas de nuestros dedos y manos alucinadas!
 
Pero también guardará el azoro y el estupor de nuestros corazones que no dejan de estar asombrados.
 
¡Adiós vuelos de aviones de hojas de papel que echamos a volar, arrojados desde el corredor de arriba al patio de abajo! 
 
¡Adiós concursos de cometas entre secciones, en la Pampa de Chaychugo!
 
¡Adiós desfiles escolares al redoble de los tambores, de las cornetas de adelante, que hacen que alcemos más el paso! 
 
¡Adiós banderas y estandartes que al mirarlos hicieron que asentemos más fuerte el pie en las piedras!
 
3. Turbación
y gemido
 
¡Adiós campana, que nos convocaste al recreo! ¡Y a la fila para la formación previa al ingreso al salón de clases!
 
¡Adiós olor a tierra vieja de los adobes descascarados! ¡Adiós patio y corredores alumbrados por el sol radiante, límpido e insigne de la serranía!
 
¡Adiós escuela mía! ¡Adiós! ¡Ya me voy!
 
¡Es diciembre!, cuando el aire se torna límpido y translúcido; y tanto que deja mirar y descubrir el alma de las cosas.
 
Cuando rasgan el fondo de la tarde sones de voces ululantes, acompañadas de panderetas, flautines y tambores.
 
Y el rozar de zarcillos de las pastoras que entonan villancicos candorosos, ensayando sus melodías y compases para la Misa de Gallo de la Noche Buena. 
 
¡Es diciembre!, mes con no sé qué de encanto, turbación y gemido. Mes del regreso, pero igual del adiós y de las despedidas.
 
4. Qué
tumulto
 
Hoy, después de haber rendido los últimos exámenes, hemos asistido a escuchar el dictado de nuestras calificaciones. ¡Qué nervios irlas conociendo una por una, en relación al niño empinado o apabullado por ellas! 
 
¡Qué expectación la de nuestros rostros ilusos, o repentinamente arrojados a la fosa de repetir un año más!
 
¡Y demorarnos entonces otra vez en recorrer un peldaño en la escalera de la vida! ¡Qué tumulto el de nuestras palpitaciones al escucharlas! Qué retumbar de nuestro pecho estremecido.
 
Hay compañeros que se han quedado de año. Y es a ellos a quienes finalmente nos abrazamos. Y con quienes nos consolamos compungidos pensando que son ellos los incólumes, los seguros y firmes que todavía no deambularán a partir de mañana, o de ahora mismo.
 
¿Qué por qué no lloran? Puede ser porque a ellos les está permitido aplazar todavía un año más la amargura de la partida. Pero solo es al inicio que no han querido conmoverse. Al ser impactados es que no han llorado externamente. Pero después sí.
 
5. A los que han
triunfado
 
Quizá porque hubieran querido vivir junto a nosotros el trago amargo de no saber qué salto o paso tomar a partir de este momento, como cuando cruzamos un río.
 
Pero pronto de no querer reflejar ni un solo gesto hacia afuera, han temblado sus mejillas con los labios apretados. Y luego al salir por los caminos se van llorando. 
 
Porque cabe imaginar: ¿cómo se sentirán por dentro? ¿Cómo decirles a sus padres que han sido desaprobados? ¿Y cómo recibirán esta noticia sus demás seres queridos? 
 
¡Son tan pequeños y ya el destino les asesta sus duros garrotes y prueba su hombría: el fracaso de todo un año en sus vidas! 
 
Cuando los palmoteamos y abrazamos de un momento a otro se quiebran, se derrumban y estallan en sollozos. Pero sus lágrimas se mezclan casi siempre con la de todos nosotros. Y eso nos salva de alguna manera, sino ¡qué sería!
 
Pero también celebramos, alzándolos en alto a los que han triunfado y salido airosos.
 
6. Para siempre
en esta vida
 
Hoy es el día de la clausura del año escolar, y por ser promoción nos despedimos para siempre de la escuela. Terminamos la Educación Primaria y empezamos la Educación Secundaria pero lejos, en otros pueblos.
 
Dejamos una etapa de la vida, hecho que nos produce una inmensa pena, dando inicio a un nuevo período, hecho que nos produce alegría, curiosidad y expectativa.
 
Algunos viajarán a Trujillo. Otros más lejos, quizá Lima. O quizá el destino los lleve más distantes todavía. Pero nadie sabe en verdad qué será de sus destinos. 
 
Lo único cierto es que hoy nos despedimos. Este racimo cargado de frutos hoy es arrancado y se deshace, cada uno rodando dispersos por distintos senderos y rumbos.
Muchos de mis compañeros de aula, por ejemplo, se mudarán con toda su familia hacia lejanas ciudades solo porque ellos estudien. 
 
Y con ellos dejaremos de vernos para siempre en esta vida. Y en las otras vidas si es que existieran, porque la suerte nos enreda los caminos.
 
7. Alzando
el rostro
 
Por eso, en el patio, con el rostro apretado para no llorar, escondidos nuestros ojos en el infinito, tras del cielo sereno, mirando más allá de las malvas de flores breves y luminosas sobre el muro, vamos a cantar y lo haremos a gritos.
 
Y así, con el agudo acento de nuestras voces entonamos a pecho abierto, en el patio lacerado, la canción de despedida:
 
Dulce y grato es el vivir
de esperanzas y alegrías
compartiendo simpatías
persiguiendo un porvenir.
Más ahora separarme
de este claustro no podré,
mil ensueños de venturas
con ternura en el alma llevaré.
 
Y repetimos las estrofas, y lo hacemos reteniendo nuestras lágrimas que colman las órbitas de nuestras pupilas.
 
Y alzando el rostro, porque si nos inclinamos un poco se colma la copa y pugna el llanto por desbordarse y rodar por nuestras mejillas.
¡Adiós escuela querida, adiós!
 
 
 
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CONVOCATORIA
 
 
XVI ENCUENTRO INTERNACIONAL
CAPULÍ, VALLEJO Y SU TIERRA
 
TELÚRICA DE MAYO, 2015
 
LIMA:
MARTES 19
 
TRUJILLO:
MIÉRCOLES 20
 
HUAMACHUCO
JUEVES 21
 
SANTIAGO DE CHUCO:
VIERNES 22
SÁBADO 23
Y DOMINGO 24
 
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DE MAYO, 2015
 
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