martes, 5 de agosto de 2014

AGOSTO, MES DE LAS COMETAS - FOLIOS DE LA UTOPÍA: VOLÓ Y SE FUE - POR DANILO SÁNCHEZ LIHÓN

 
CAPULÍ, VALLEJO Y SU TIERRA
Construcción y forja de la utopía andina
 
2014 AÑO
DE LA BATALLA DE LA LECTURA Y
ESCRITURA POR LA CONSTRUCCIÓN
DE UN MUNDO MEJOR
 
AGOSTO, MES DE LOS NIÑOS,
DE LA JUVENTUD, LAS COMETAS,
EL DEPORTE, EL FOLCLORE Y
DE LOS PUEBLOS INDÍGENAS
 
CAPULÍ ES
PODER CHUCO
 
 
*****
 
PRÓXIMAS ACTIVIDADES
DE CAPULÍ, VALLEJO Y SU TIERRA
 
 
PRESENTACIÓN
DEL LIBRO
 
VOCES DEL ALMA
 
DE
MANUEL RUIZ PAREDES
 
PANEL
DE COMENTARISTAS
 
RAMÓN NORIEGA
DANILO SÁNCHEZ LIHÓN
 
CONDUCCIÓN
LUCY MARTÍNEZ
 
MARTES 5 DE AGOSTO. 6.30 PM
CASA DE LA LITERATURA PERUANA
 
*****
 
 
 
PRESENTACIÓN
DEL LIBRO:
 
INTENSIDAD Y ALTURA
EN CÉSAR VALLEJO
 
DE
DANILO SÁNCHEZ LIHÓN
 
EXPOSITORES:
 
MARITZA OLÓRTEGUI
CARLOS ROJAS GALARZA
MANUEL VEJARANO SÁNCHEZ
JULIO YOVERA BALLONA
 
ACTUACIÓN ARTÍSTICA
ERIBERTO GALINDO
 
CONDUCCIÓN:
MANUEL RUIZ PAREDES
 
JUEVES 21 DE AGOSTO. 6:30 PM
CASA DE LA LITERATURA PERUANA
ANTIGUA ESTACIÓN DESAMPARADOS
AL COSTADO DEL PALACIO DE GOBIERNO
CENTRO HISTÓRICO DE LIMA
 
El hogar, la madre, la tierra de origen,
como la vida y la muerte son los contenidos
de este libro, buscando explicación para estas
realidades en la vida y obra de César Vallejo; ejes
que son el sustento y columna vertebral del acontecer
cotidiano; luz, agonía y vitalidad de la existencia del
hombre en su condición natural que en la poética
del vate universal se lo reconoce e identifica
como intensidad y altura.
 
 
*****
 
 
AGOSTO,
MES DE LAS
COMETAS
 
 
 
FOLIOS
DE LA
UTOPÍA
 
 
VOLÓ
Y
SE FUE
 
 
 
Danilo Sánchez Lihón
 
 
Mariposa que ostentas
tus alas de oro y safir.
Cómo siguen mis ojos
tu vuelo incierto y gentil.
Canción
 
 
1. Arte
de hacer cometas
 
Es el mes de agosto y el municipio de mi pueblo, Santiago de Chuco, ha convocado a un concurso de cometas en la pampa de Chaychugo, en donde pueden participar cualquier persona que fuera, sea niño o adulto, hombre o mujer, pobre o rico, artesano o profesional, sin restricciones de ninguna clase. 
 
La cometa ganadora simplemente será la que vuele más alto, y más lejos, dejando especificado en la convocatoria que el jurado establecerá criterios más específicos.
 
Sé que ninguna cometa al volar ha consumido más de tres carretes de hilo marca “Cadena” con que nuestras mamás o papás nos cosen nuestros vestidos. Le pediré a mi padre que me ayude a construir la mía. 
 
Sé que al hacerlo le estaré incitando a construir la cometa de sus sueños. Por eso, cuando le he dicho, ha dejado de coser la manga del saco que está haciendo, porque además de maestro es sastre, y sobre el papel que ha tenido a su lado ha trazado de inmediato la figura de esa cometa suprema, su estructura y su tamaño.
 
Les relataré eso sí en absoluto secreto, cómo la hicimos, lo cual contraviene en algunos de sus aspectos todos los cánones en el arte de hacer cometas:
 
2. Los campos
fragantes
 
En primer lugar, diré que en cuanto a su figura o formato sí es de lo más ordinaria: un "rombo", común y corriente. Pero, he aquí un detalle: sus medidas obedecen a fórmulas matemáticas que mi padre se ha puesto a hacer a un costado del papel en donde la ha dibujado, porque mi padre adora y practica en los amaneceres las matemáticas.
 
Responde no solo a eso sino a contenidos y a proporciones aerodinámicas, a cábalas que sólo a él se le ocurren. Y de los cuales no me habla, no porque quisiera ocultarme algo, sino porque no las voy a entender, porque son fórmulas arduas, y porque sabe que los números a mí no me encandilan.
 
Pero he aquí que ya estamos debajo de la "curahua" que da a la casa de doña Laurita, extrayendo y midiendo un tipo de rastrojos, especialmente largos y gruesos, que después de jalarlos suavemente del techo, probamos su consistencia: cimbrándolos, viendo si resisten y si son duros y a la vez flexibles. 
 
Procedemos a descascarar la envoltura de paja que envuelve la caña, recordándonos que algún día estuvieron expuestos al sol y a la lluvia en los campos fragantes, y que fueron espiga extasiada ante los cielos azulados.
 
3. Color
del oro tierno
 
Algunos tallos ya están negruzcos por el tiempo y principalmente por la humedad que se acumula en los meses de invierno y en los techos de paja bajo montículos de tierra en donde crecen malvas, clavelinas, azucenas y mostazas.
 
 Es seguro por esto que mi padre los descarta y salimos hacia el campo, con la intención de encontrar alguna chacra de donde pudiéramos recoger algunas cañas de trigo íntegras y recientes. ¡Ahí está!
 
De trigo ha de ser, porque es la especie más fuerte y firme en su tallo, resistente y flexible, más que de la cebada o de la quinua. Excelente si ha crecido en buena tierra, Mejor todavía si es de recia semilla, y más aún si el agua a su vera ha sido corriente, burbujeante y cantarina. 
 
Aquí están: son estos tallos gláciles, de color ámbar, y en partes inclinándose al amarillo dorado. Y que exhalan un aroma que es la conjunción del agua de los manantiales subterráneos con la luna que tenue se oculta en algún lugar del cielo arrebolado.
 
Aún cubre cada canuto de rastrojo una envoltura de paja delgada, del color del oro tierno, que nacen a partir de cada nudo suave e imperceptible de que se compone cada tallo.
 
4. Otro
bicolor
 
Mi padre cimbra las cañas y las sacude templándolas y extrayendo de ellas un sonido de viento y de rosa extasiada. Ya en la casa las medimos y de un solo tajo él las corta, tan parejas como si las hubiera cercenado la máquina de una fábrica, pero son apenas cuatro varillas. En todo este proceso ya se ha dado la primera innovación en el arte de hacer cometas, cual es: no utilizar carrizos sino tallos huecos como son los rastrojos, que tienen como los huesos de los pájaros, aire o viento en medio de sus canales. 
 
Para eso, cruza dos bastones horizontales, atravesados por otros dos verticales, formando un cuadrado en el centro, Y allí ya está hecha la estructura del "rombo". Pero mi padre, así como es músico es matemático, y la cosa más complicada es que coincida el sueño que tiene la estructura de una cometa, con las medidas en números y las ecuaciones en fórmulas geométricas que él tiene trazadas.
 
Se ayuda en esta operación de un plano que ha trazado en un papel que ahora tiene extendido sobre la mesa, con rasgos de su lápiz de carboncillo, de otro bicolor y con códigos puestos con su hermosa letra y sus escalas trazadas estas sí con un lápiz añil que pinta si es que primero va mojándose en agua.
 
5. Arte
consumado
 
En el plano ha ubicado tres zonas de donde parten círculos concéntricos escritos con letra mayúscula y que ha denominado uno como “centro de presiones”, otro como “centro de gravedad” y otro como “centro de estabilidad”, de donde se desprende la cola. 
 
Y entre esos tres puntos hay resueltas varias ecuaciones que dan medidas precisas a fin de colocar los amarres de la brida, así como la dimensión en donde tienen que juntarse y anudarse los hilos. 
 
Luego traza tres ejes que denomina: del “cabeceo”, del “balanceo” y, un tercero, que según él no es visible, sino que se siente en los dedos o en las manos de quien vuela la cometa, cual es el eje que ha caracterizado con un nombre jocoso de “la guiñada”.
 
Amarrar los rastrojos es un arte consumado, porque hay que hacerles unas muescas casi microscópicas en los tallos, a fin de que el hilo no resbale y cuidando de no debilitar los tubos, pero felizmente él sabe hacer las cosas perfectas, sopesando los nudos y haciendo los cortes simétricos en cada punta de hilo.
 
6. Fabricada
en secreto
 
La segunda innovación en el arte de hacer cometas que él consuma en aquella que le he pedido que me haga, es utilizar no el papel convencional sino "papel crepé" de una sola pieza, no cortado en retazos ni tampoco pegado con goma en los travesaños. 
 
Ahora, no sé por qué razón ha descartado utilizar un material que yo estoy pensando que es más seguro de que no se rasgue como es la tela.
 
Podría forrarla en seda, con lo cual sería más radical el cambio, aunque lo he visto poner el esqueleto del "rombo" sobre un retazo de este tipo de textura. 
 
Pero pronto ha desechado la idea. ¿No será únicamente que lo ha descartado por el color? Porque el retazo que tiene es azul, que no conviene que sea de ese color, porque no va a contrastar con el fondo del cielo siempre añil de mi comarca. ¡O, quizá, ha sido por el peso del tejido! Aunque la decisión ya está tomada.
 
Pero la tercera innovación tecnológica o científica de esta nave de guerra, fabricada en secreto y en cuya confección yo participo maravillado, es coserlo en los contornos, templados con hilo, en la máquina de pedal que usan los sastres o costureras.
 
7. Un
sacrilegio
 
Lo hace utilizando primero un hilván largo y parejo. Y después lo cose con hilo del mismo color violeta que tiene el papel crepé, costura hecha a fin de que el forro de la cometa quede sujeto y no se despegue ni tampoco se rompa.
 
Para esto, levantaba la aguja y alza el pie de coser en la máquina, que sujeta y va pasando con su engranaje por la superficie del "papel crepé". 
 
En el sitio que ocupa la tela, esta vez entra mi cometa, que así va siendo forrada y acabada, quedando al interior del doblez o de la basta que se bordea, el rastrojo que hemos descrito, detalle que lo hace más violenta. 
 
¡Es raro ver a una cometa entrar con las alas plegadas, para luego salir y sortear los fierros de la máquina de coser, hecha para otros menesteres, como son la confección de prendas caseras y terrenales!
 
Y no, como en este caso se trata de fabricar un ser alado, un arco y una flecha que apunta al infinito, tanto que el pedal que lo cose ¡siente como si estuviera cometiendo un acto irreverente y hasta un sacrilegio!
 
8. Nave
de guerra
 
La cuarta innovación es al acompasarla, para lo cual utilizamos hilo encerado, del más resistente y fino pabilo. 
 
El rito es tan arduo y minucioso como cuando mi padre se pone a pulir y afinar los trastes de su guitarra, o a templar las clavijas de su violín, que después al probarlo produce un sonido alucinado.
 
El hecho es que, el día del concurso, llevo mi cometa a la pampa de Chaychugo, sujeta y segura bajo mi antebrazo que tiembla y que vibra, pues es como tener debajo una bala, un dardo o un “aura” pura. 
 
Siento tener una nave de guerra, un “mirage”, un bombardero supersónico y un misil secreto si pensamos en maquinarias de carácter bélico, que no es el caso comparar salvo como antípodas de lo que es el arte de hacer volar estos sueños de papel.
 
Hay otras cometas ostentosas por el camino a Chaychugo por donde voy, que vienen incluso cabeceando en el aire. La mía es otra cosa: es dinamita concentrada, por lo que he de ser cauto, silencioso y humilde, eso sí saludando y siendo gentil con quienes encuentre.
 
9. El reino
de otro mundo
 
Al sacarla a volar no sé todavía a cuanto alcanza el rayo o el relámpago que hemos hecho. Eso sí, con el aire cabecea impaciente, con ímpetu vehemente, como pidiendo o exigiendo algo.
 
Ya están bogando en el cielo y muy altas otras cometas, de todas las formas y colores: pavas cantoras, el barril con flecos o zumbadores, el barril sencillo. 
 
Esta es una estrella, aquella un gallinazo, la otra es cola de pato, la de más allá un cancel. Aquella otra de ese lado es un buque, esa es un papagayo, a esa otra se la llama cometas mellizas porque en una hay dos cometas juntas.
 
Como en años anteriores, proliferan por aquí y por allá pandorgas, cometas nocturnas, la “señorita”, la cometa china. 
 
La que más atrae es un vistoso “as de copas” que boga sereno ya en lo alto. Hay una linda “cuna” que se mece complaciente, cercana a las nubes.
 
El mío es un "rombo" simple, no muy grande, de un solo color, como un soldado envestido en su uniforme que es violeta. Pero ese "rombo simple” que mi padre ha compartido conmigo, en aquel ritual secreto, sé en realidad que no es del reino de este mundo.
 
10. Ya no
se ve
 
Y antes de que se mate entre las piedras, afanoso por volar, y más por presentir a las otras cometas, convencido de sus actos, aún lo sujeto con cuidado y nerviosismo. 
 
Es cuando aprovecho para ajustarle algunos nudos de último minuto, templar otros y dejar libre a esa fiera alada, para ver qué hace. 
 
Primero, se posa como un tábano en el aire, hace algunas genuflexiones, no sé si de identificación o de amenaza. Y luego con un zumbido, como si saliera en estampida, da un salto hacia atrás, o hacia adelante, y con un chirrido de motores veloces y de azagaya salvaje, se lanza en estampida. Y ya está pareja con las nubes. 
 
Aquí es cuando el carrete empieza a zapatear dando saltos que suben de mis pies a la altura de mi pecho. Y a quemar el trapo con el cual todavía puedo sujetarla. Entre carrete y carrete de hilo la tela que he traído se hace negra, primero, y luego arde a tal punto que humea. 
 
Y ya no puedo verla más, ¡es imposible! Ha volado demasiado. Al jurado solo puedo mostrarle el hilo, pero el objeto alado ya no se ve en el cielo. Ni yo mismo la distingo. Ya está demasiado lejos.
 
11. Hecha
para irse
 
Es tan suprema que no le importa un concurso doméstico y administrativo. Pide más y más hilo, impulso que hace saltar como un trompo al carrete ya en el suelo, hilo que corre con tal velocidad y fuerza que puede cortarme la mano y separar de un tajo la parte donde se ubican mis dedos estremecidos.
 
Aún corro por el barranco tratando de sostenerla. Pero es imposible. Y no hay trapo que le resista. Hasta arrancarse de mis manos e irse, como es todo lo que cobra y contiene vida. Y aquí me quedo largo tiempo, como un grumo más de piedra
 
No gané el concurso o festival porque, sencillamente, nos pasamos de la raya y nos pusimos del lado de lo invisible. Mi cometa desapareció a los ojos mortales.
 
Se hizo humo después de consumir los tres carretes de hilo, cuando con dos bastaba para ponerlo en el lugar más alto y adjudicarse el primer puesto del certamen.
 
Aun corriendo detrás de ella era imposible atajarla, porque a seres así ya jamás se le puede hacer regresar, su vida está hecha para irse, para trascender. No le ha importado el concurso, es demasiado de otra vida.
 
12. Algunas
esencias
 
Ya suelta vi cómo el hilo latiguea en el aire.
 
Es el último reflejo que tengo de ella. La solté, porque comprendí que no había fuerza humana capaz de retenerla. 
 
Subió tan alto que seguramente está detrás de las nubes, en el empíreo, en la región de las ideas puras, de los arquetipos y paradigmas.
 
Me he sentado en la pendiente por donde he corrido. Al frente está el cerro Ichal, en donde los antiguos chucos adoraron al Dios Catequil.
 
Hacia allá se ha ido, mientras las otras cometas bogan ostentosas, demasiado bellas y yo mismo me quedo extasiado contemplándolas.
 
La mía ha huido hacia la transparencia pura. O se ha ocultado en la trama de la vida, porque esta realidad aparente está amparada en otras más de fondo. Y en donde habitan otras cometas permanentes.
 
Voló. Se fue. Allí donde yo busco algunas esencias. Lejos del bullicio de estos días pasajeros. Gracias a Dios inmersa en una realidad sencilla y esplendente.
 
 
 
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