CAPULÍ, VALLEJO Y SU TIERRA
Construcción y forja de la utopía andina
2014 AÑO
DE LA BATALLA DE LA LECTURA Y
ESCRITURA POR LA CONSTRUCCIÓN
DE UN MUNDO MEJOR
JULIO, MES DEL MAESTRO;
DEL SANTUARIO HISTÓRICO
DE MACHU PICCHU; BATALLA
DE HUAMACHUCO, LEONCIO
PRADO; Y FIESTAS PATRIAS
CAPULÍ ES
PODER CHUCO
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PRÓXIMAS ACTIVIDADES
DE CAPULÍ, VALLEJO Y SU TIERRA
SANTIAGO DE CHUCO,
MEMORIA Y ESPERANZA
MIÉRCOLES 23 DE JULIO
INAUGURACIÓN
DE LA EXPOSICIÓN FOTOGRÁFICA
DE JAIME SÁNCHEZ LIHÓN
JUEVES 24 DE JULIO
INAUGURACIÓN
FERIA DEL LIBRO DE CAPULÍ
PLAZA DE ARMAS
DE SANTIGO DE CHUCO
VIERNES 25 DE JULIO
SERENATA EN EL UMBRAL
DE LA CASA BAJO EL ALERO
SÁBADO 26 DE JULIO
DE 9 AM. A 1 PM. SALÓN
DE LA PARROQUIA
DE SANTIAGO DE CHUCO
JORNADA DE CAPULÍ,
VALLEJO Y SU TIERRA
EN LA FIESTA DEL APÓSTOL
SANTIAGO EL MAYOR
PRESENTACIÓN
DE LOS LIBROS:
CÉSAR VALLEJO
TESTAMENTO DEL PADRE
DE DANILO SÁNCHEZ LIHÓN
VOCES DEL ALMA
DE MANUEL RUIZ PAREDES
EL DUENDE DE LA PAMPLONA
DE JAVIER DELGADO BENITES
CONFERENCIAS:
MANUEL VEJARANO SÁNCHEZ
VALLEJO Y DIOS
HOMENAJES
A HERMES TORRES PEREDA
A FRANCISCO MIÑANO BENITES
A EDMUNDO ROJAS HURTADO
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22 DE JULIO
MES
DE LA
PATRIA
FOLIOS
DE LA
UTOPÍA
VOLVER
AL
TERRUÑO
Danilo Sánchez Lihón
¡Hasta
que lloremos de tánto volver!
César Vallejo
1. Ser árbol
mejor que ser ave
José Santos Chocano el 11 de diciembre de 1922 salió al balcón de su casa en la que ahora es calle Emancipación en el centro de Lima, después de volver y obtener su liberación gracias a una movilización de intelectuales principalmente de América Latina, España y Francia.
Se lo libraba así de la pena de muerte que se le había decretado al ser derrocado el dictador guatemalteco Manuel Estrada Cabrera, de quien fue él su secretario personal.
Aquel día de su retorno, cuando obligado por la multitud que lo vitoreaba salió al balcón abrazado a su madre que ya era una viejecita, recitó estos versos con voz transida:
Hace ya diez años que recorro el mundo.
¡He vivido poco! ¡Me he cansado mucho!
Quisiera ser árbol mejor que ser ave.
Quisiera ser leño mejor que ser humo
y al viaje que cansa prefiero el terruño,
la ciudad nativa con sus campanarios,
arcaicos balcones, portales vetustos
y calles estrechas, como si las casas
tampoco quisieran separarse mucho...
2. Nosotros
mismos
Quien escuchaba hacia abajo, de pie sobre la vereda de enfrente, en la calle vibrante de fervor ese día, era César Vallejo a quien las lágrimas le empezaron a fluir copiosamente por el rostro. Lloraba conmovido sin tener reparo en lo que dijeran los amigos con quienes había sido arrastrado por el entusiasmo de la multitud.
¡Quién hubiera pensado que apenas unos meses después quien se alejaría para siempre viajando a Europa para no regresar nunca más, sería él!, aunque deshaciéndose en nostalgia cada día extrañando su tierra querida, principalmente su natal Santiago de Chuco, donde había nacido, crecido y hecho hombre.
Y es que el problema del ser humano contemporáneo es: ¿cuál es el eje y cuál es el centro? Debido a que el fenómeno de las migraciones se ha generalizado en el mundo contemporáneo, la cuestión básica es la orientación del pulso y del latido.
Nosotros mismos hemos emigrado, o somos hijos de migrantes. O la mayor proporción de nuestra familia ya no está aquí, sino que está afuera deambulando, en esta aldea global o globalizada; en la aldea planetaria respecto a la cual ya nadie discute si es cierta o no lo es, si es falsa o si es verdad.
3. El núcleo
y la orilla
Ya nadie discute que estamos envueltos por la globalización. Sin embargo, reconociendo que esta situación es ineludible el problema de fondo es:
¿Cuál es el centro del ser del hombre contemporáneo? He allí el problema: qué y cuál es el centro Y, cuáles son los bordes u orillas. He allí el asunto y la cuestión por resolver.
El drama es que vemos cómo las familias se desintegran, los amigos se dispersan, los hermanos se desconocen, los novios no se encuentran, los esposos se separan, en esta época en la cual el pretexto es ir a trabajar, a ganar dinero para mantener el hogar de acá o de allá, entonces hay que emigrar. Y se va uno y se va el otro.
Y surge y se plantea el problema de saber cuál es el centro y cuál los bordes o cantos. El núcleo y la orilla, el punto de rotación y la circunferencia que gira.
Cuando un hermano, una madre, un ser querido se va a Deltona, a Nueva Jersey o a Osaka, ¿adónde va? ¿Al centro o a la orilla? ¿Al borde o a la médula? ¿O al centro de la metrópoli o del poder?
4. El punto
de partida
Este asunto es el meollo del problema contemporáneo que todavía no reconoce que el centro ha de ser siempre el afecto, la comunidad de la cual uno forma parte, las raíces de donde cada quién proviene, la lengua que aprendimos de niños, la cultura que nos arropó en nuestros primeros años juveniles.
También la ternura, el sentirse hermanos y solidarios. El centro es el cariño en donde nos sabemos artífices de un nuevo destino. Ese es el centro. Lo otro es la periferia. Nunca perder el centro, de eso se trata.
Cuando migramos, ¿el centro es el lugar adonde llegamos o el lugar de donde partimos? ¿El centro es lo nativo o el conglomerado que adoptamos? ¿Es el punto de llegada o el punto de partida.
La periferia es cuando el personaje se va, se despide de sus amigos, y deja inerme su herencia y hace sentir su ausencia para siempre, incluyendo en este concepto a quienes se quedan.
Se resuelve de manera magistral este dilema cuando contemplamos una oruga volviendo siempre a su nido, que no olvida cuál es su hogar y cuál es su destino.
5. Lo que más
se anhela
En tiempos no muy antiguos una de las principales condenas y castigos que se infligían a las personas por haber cometido delitos graves era expulsarlas de su tierra natal. Así Dante Alighieri fue desterrado de Florencia y deambuló afligido por diversas ciudades, viviendo algún tiempo en París.
Romeo Montesco del célebre drama “Romeo y Julieta” de William Shakespeare, se le conmuta la pena de muerte por ser proscrito de Verona. Pero antes se lamenta diciendo: “Desterrado no, mejor muerto”, encontrando temporal refugio, jamás de su gusto ni complaciente, en Mantua.
Tres millones y medio de peruanos viven actualmente en el extranjero. Han emigrado, muchos de ellos indocumentados y sufren situaciones indecibles para sobrevivir.
Yo también soy inmigrante, pues mi lugar de origen es una provincia andina de cielo azulado, con preciosos nubarrones blancos que flotan encima de los campos verdes. Y donde las casas de techos rojos y secretos ventanales se apiñan como palomas palpitantes, simples y entrañables.
6. No hace
mucho
Mi padre, abuelos y bisabuelos vivieron, crecieron, se desarrollaron y murieron en mi comarca, Santiago de Chuco sin jamás expatriarse de sus callejuelas ni sus linderos, que ahora parece pequeña pero que en su tiempo resultaba inmensa, tanto que dio lugar a una fantástica y hasta a historias legendarias.
Y en otros países igual, los linajes habitaban por siglos en los pueblos humildes, hermosos y apacibles, sin salir de sus murallas esquinadas de torreones y festonadas sus almenas de estandartes y pendones.
Y si alguien viajaba lo que más anhelaba era volver inmediatamente. Sin embargo, en el breve lapso de una o dos generaciones ¡cómo habrá cambiado tanto el mundo que ahora vivimos extrañados y se considera más bien una condena quedarse en nuestros lugares de origen!
No hace mucho, varios poetas e intelectuales peruanos sufrieron exilio y anhelaron volver a la patria añorada y construyeron una lírica y una épica del anhelo del volver a la tierra amada. Deportados en México, Gustavo Valcárcel escribió "Poemas del destierro", Manuel Scorza "Las imprecaciones" y Juan Gonzalo Rose "Cantos desde lejos".
7. Nortes
y sures
Se sufre mucho en un país extranjero. Se extraña a la familia, a los amigos, el aire del día y de la tarde; así también la comida, el idioma que aprendimos a balbucear de pequeños. Por eso yo quería regresar.
Porque lejos amargos y lentos son los amaneceres y los días del migrante en tierra extranjera, Y, a veces uno llora y da ganas de quedarse de hambre. La gente no nos mira porque se considera una falta y una violación a tu intimidad el mirar.
Y poco a poco nadie te conoce, y te vas perdiendo en el anonimato. Y un día te preguntas: ¿Qué hago aquí? Además, porque a la tierra jamás se la olvida y está perenne más en nuestros sueños, cuando dormimos aparece y nos sumergimos en ella, al fondo de sus caminos y detrás de sus muros, porque se lo lleva en el alma. Y un día volvemos.
Porque aquí hemos nacido, porque aquí hemos bebido el agua cristalina de los arroyos primigenios. Porque aquí hemos juntado con nuestras manos el granizo de los tejados bajo las tempestades.
Porque reconocemos que estamos transidos del amor a la tierra. Y, ¡ese es el centro del oeste y del este, de los nortes y los sures, de la tierra y del cielo. Y volver es hallar otra vez el centro de tu ser. ¡Por eso he vuelto!
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