sábado, 26 de julio de 2014

ESCRITORA Y POETA ANA MARÍA INTILI, EN LA 19º FERIA INTERNACIONAL DEL LIBRO DE LIMA - 1 DE AGOSTO, 7 PM, SALA CLORINDA MATTO DE TURNER

 
Estimados amigos:

EDITA EL GATO DESCALZO les agradece por hacer un éxito la presentación de "Alargoplazo. M i c r o f i c c i ó n" de Germán Atoche en la Feria Internacional del Libro de Lima.
 

Además los invitamos a nuestras próximas actividades en la FIL Lima, el lunes 28 de julio y el viernes 1 de agosto.

*Presentación de "Un muerto camina entre nosotros. Cuentos peruanos sobre ZOMBIES":

28 de julio, Sala José María Arguedas, 4.00 pm. Comentarios: Raschid Rabí, Jorge Casilla Lozano, Daniel Salvo y Germán Atoche Intili.



*Presentación de "Pesadilla de amor (Microficción)" de Ana María Intili.
1 de agosto, Sala Clorinda Matto de Turner, 7.00 pm. Comentarios: Juan Rivera Saavedra y Germán Atoche. 




Mayor información:

Germán Atoche.
 

Cosas que (me) pasan - Edita El gato descalzo
http://www.facebook.com/editaelgatodescalzo 
 
 
 
 
LA BREVÍSIMA ELEGANCIA

Ana María Intili, argentina afincada en Perú desde hace algunas décadas, es médico neuróloga y escritora. Su poesía está reunida en Soñando olvido (2001 / 2003), en Niña de San Miguel (2005 / 2006) y en Retorno y otros poemas (Edita El gato descalzo, 2013); además ha publicado en microficción El hombre roto (Edita El gato descalzo, 2012).
 
Diversas antologías hispanoamericanas han publicado sus ensayos, poemas, cuentos y minificciones. Tiene algunos libros inéditos, pero ahora ha decidido sacar a la luz una  nueva colección de minihistorias con el sugestivo título de Pesadilla de amor (Edita El gato descalzo, 2014). 
 
 
Precisamente, Pesadilla de amor reúne algo más de un centenar de relatos hiperbreves o minificciones que van desde anécdotas, aventuras, crónicas, diarios, sucesos, testimonios, leyendas y otros modalidades literarias, eso sí, sucintamente abreviadas, como si el tiempo se quebrara inmisericorde. Algunos de los textos grafican con elocuencia el uso fugaz de la palabra. El cortísimo relato que da el nombre al volumen, dice: “Despertó alucinado”. En Círculo vicioso leemos: “El bribón se levantó, extrajo la bala que lo había matado y cargó la pistola”. O como Romance de Cántaro y Fuente: “Tanto va Cántaro a la Fuente que termina por seducirla”.
 
Si su compatriota, Ana María Shua (pura casualidad, pues no creo que todas las argentinas se llamen Ana María y se dediquen al cuento “twittero”, una palabra moderna para definir la minificción), que a los seis años soñó con ser caballo y quería pienso, avena, heno y un establo limpio y seco, yo imagino que Ana María Intili desde que leyó la versión de Caperucita Roja, difundida por los hermanos Grimm, empezó a soñar con ella, aprendió a convivir y, por qué no, también a malvivir con el lobo. Con la transgresión que permite este modo escueto de contar una gran historia en Romance entre Caperucita, Lobo y alguien... nos enteramos de las desternillantes habilidades de Caperucita para salir airosa en todas sus aventuras: se come a todos los personajes, alarga el camino a casa de la abuela y la leche se fermenta, durante una siesta se come los pasteles, deja sin recompensa al leñador, en otro momento olvida tapar la canasta y las aves gozan de un fabuloso festín y el lobo mismo duda de su amor a Caperucita por temor de ser acusado de pedófilo. Así, puedo decir ya, más suelto de huesos, que El evangelio de la carne es uno de los mejores ejemplos de la fina prosa, de la ironía poética y del humor cotidiano enfrentándonos a la realidad y a los sueños, amplíando nuestros fantasmas y nostalgias, despertando los deseos reprimidos en sus variantes más inesperadas. 
 
Enumerando y allanando, en las brevísimas historias que conforman Pesadilla del amor la realidad asoma después de haberla inventado y ganado con el sudor de la fantasía y la razón, mejor dicho, la autora encara la realidad valiéndose de imágenes y pala- bras, de máscaras y apariencias, para regalarnos ráfagas apasionadas a manera de ruidos y furias mascullando en la memoria monólogos de lenguaje inocente que quizás muchos podrían rechazar con escándalo. En estas minificciones, historias hiperbreves, bravísimas también, que semejan sonetos en prosa, la autora logra el milagro de la magistral sencillez en un tiempo morosamente veloz. Su escritura lunática, crispada, no excepta de excesos y arbitrariedades, de imprevistos, rompe toda regla, cautiva irremediablemente desde el inicio hasta el final, por lo que les invito a leer Pesadilla de amor con la esperanza que encuentren hospedaje y, por qué no, un poco de felicidad, en sus escuetos rincones.

Walter Lingán. Colonia-Alemania, marzo 2014.
 
 
Walter Lingán - Foto: http://sanmiguelcajamarca.blogspot.com