domingo, 22 de junio de 2014

CUENTOS INFANTILES DE TRADICION ORAL - POR ALFONSINA BARRIONUEVO


CUENTOS INFANTILES  DE TRADICION ORAL

Por Alfonsina Barrionuevo

Cuando abran un cuento a base de la tradición oral escucharán lo que contaron y siguen contando los padres a sus hijos en los Andes del Perú.

Tenemos un patrimonio arqueológico vasto y muy rico y a la par un maravilloso patrimonio inmaterial. Ese patrimonio lo conforman las hermosas historias que vienen de milenios más otros que se fueron incorporando con el tiempo.

El Instituto Cultural Peruano Norteamericano (ICPNA) me permitió presentar los primeros en el 2005. Hoy vuelvo con doce cuentos, una pequeña colección al lado de los cientos de relatos que he ido recogiendo en mis viajes por el Perú.

La primera Colección de Cuentos Peruanos Infantiles a base de la Tradición Oral que he publicado forman parte de tres series: TRAVESURAS DEL NIÑO DIOS EN LATIERRA DE LOS INKAS, PERSONAJES MAGICOS DE LOS ANDES Y LA FUERZA DE LAS CULTURAS.

Estoy trabajando con estos hermosos relatos porque llevan un mensaje de nuestra historia, de nuestro paisaje, de nuestras regiones, de nuestra flora y nuestra fauna, con una identidad que se nutre en nuestras  raíces.


El NIÑO DIOS es un pasajerito celestial de otro mundo pero el único que conoce el secreto para hacerse amar, abrir una puerta e ingresar al mundo mágico del Ande. Qué no hace este santo Niño para lograrlo. Hay imágenes del Niño Dios en muchos pueblos que muestran cómo lo hizo. En Lima los monjas carmelitas descalzas de la Plaza Italia le encontraron jugando al tejo con los ángeles; en San Martín  ayudó a sus amiguitos a recoger plumas de los papagayos en el bosque; en Cajamarca el Niño Dios zarco,de ojos azules, escapó con los niños de la iglesia antes de que se incendiara; en Cusco el Divino Robapan regalaba las chutas de trigo a los niños pobres; en Ayacucho ayudó a acabar la sequía disparando con una honda al cielo; en Ñawinpuqyu, Junín, amarraba con un anillito de oro el corazón de los solteros; en Chiquián, Wasta, Ancash el Traviesito cambia de sitio en la iglesia escondiéndose de su mayordoma; en Arequipa su divina Madre entrega a su santo bebé antes de un terremoto a un poblador del Colca; en Sapallanga, a un costado del Valle del Mantaro, los niños ayudan a su santa madre a lavar sus pañales; en Moquegua enseña a los niños a hilar jalando la lana de la cola de las ovejas; en Huancavelica toma parte en la historia, salvando a Andres Avelino Cáceres de la persecución del ejército chileno de Lynch así en muchos lugares más.

LOS PERSONAJES MAGICOS DE LOS ANDES siguen en comunidades  nativas y pueblos como antes. En Santiago de Tuna, Lima, yendo por la Carretera Central, el Uchuchullko invita a los niños el día del Espíritu Santo a la herranza de los animalitos silvestres. Las crías de venados, viskachas, perdices,  palomas y otras aves reciben bellas coronas de flores; en los atardeceres el Muki sale de las minas para jugar con los niños, en su casco lleva dos cuernitos con los que muestra las vetas de oro, plata y cobre; los hombrecitos de los plátanos los hacen madurar en la propia planta y los pintan de verde o amarillo; el Saqaqo, especie de sapo con cara de varón feo aparece para avisar que habrá sequía; K’uichi, el arcoiris, encierra a la luna en sus anillos y también al sol -cuando atrapa a la luna habrá sequía, cuando captura al sol la lluvia mojará al pastor-; Illapa, el Trueno se baña en los manantiales  y así se sabe hasta ahora que bajarán los aguaceros; hay un Viento Mayor, Hatun Wayra, que sale de su cueva en agosto y hace volar los techos de las casas y hasta arranca los árboles de raíz; los varones tienen que evitar encontrarse con el viento mujer que no los quiere y llena su rostro de granos; cuando se va por las playas de los ríos hay que tener cuidado de pisar las ollitas de arena de los mankap’akis porque pueden encantarlos; la sirenita de la Saraja protege a los lobos marinos, a las tortugas y a las nutrias; el picaflor compitió con el cóndor quien llegaba primero a bañarse en los cabellos de oro del sol y le ganó; Paraka, la madre de los vientos, arena la península de Parakas mientras esperaba que volviera su hija del fondo del mar; la Jarjaria, llama de dos cabezas,  todavía aparece en el atrio de las iglesias de pueblo en tierra pesada porque es tierra de muerto; la K’ekey o cabeza voladora se desprende de su cuerpo para recoger hierba santa en los cementerios; el el Ichiq Ollqo habita en los aguas termales haciendo burbujas para atraer la atención de los niños; en la amazonía las orquídeas se convirtieron en mujeres para poblar sus esteros y así otros más gravitan de la Costa a los Andes y de los Andes a la Omagua o selva.

LA FUERZA DE LAS CULTURAS O LOS CREADORES DE LAS CULTURAS forman una tercera serie al advertir que los jóvenes de la últimas décadas conocen muy poco de las culturas que están elevando el valor de las provincias del interior del Perú para el turismo con sus magníficos vestigios y le están dando un alto lugar al Perú con la domesticación de más de cuatrocientas especies alimenticias hace miles de años.

Los niños de hoy que serán los ciudadanos del futuro no deben perder la perspectiva del desarrollo de las culturas que son su patrimonio al lado de otras del mundo.


Muchas historias recogidas para estos cuentos han sido captadas en español, qechwa, aimara, chopka, chanka, wanka y kulle, para nombrar algunos de nuestros idiomas.

Todos merecen ser conservados y celebro que estén reapareciendo porque ellos nos dan datos sobre historia, tradición, costumbres, gastronomía, música, danza, arquitectura, diseño de interiores, medicina naturista y otras disciplinas o ciencias.


Al morir nadie se lleva ningún bien material. A mí me causaría un profundo pesar llevarme cuanto he aprendido y sigo aprendiendo. En materia de los cuentos cuánto quisiera tener el apoyo de instituciones o empresas para escribir los guiones y tener un plantel de dibujantes para trabajar las numerosas historias que tengo recopiladas, esas preciosas historias nuestras que son verdaderas joyas. Tengo mucho cuidado en reproducir en cada cuento el paisaje, el ambiente y los trajes tradicionales de data prehispánica, virreinal y de las últimas décadas.


Gracias a mi hija Kukuli que me acompaña con sus preciosos dibujos desde los primeros cuentos y a Ricardo Pachas que está trabajando actualmente conmigo, a Jesús Bellido, mi impresor, a mis traductores de los últimos ejemplares Marcia Koth de Paredes y Douglas Herren, a los artistas de Woodflair, John y Martha BarroW, que han trasladado a sugestivas  esculturas en madera los personajes mágicos, y a las empresas que me han ayudado a lograr algunas publicaciones.