martes, 6 de mayo de 2014

6 DE MAYO: DÍA DE LA FACULTAD DE EDUCACIÓN DE LA UNIVERSIDAD NACIONAL MAYOR DE SAN MARCOS - EL HOMBRE QUE SIEMBRA O CULTIVA - POR DANILO SÁNCHEZ LIHÓN







CAPULÍ, VALLEJO Y SU TIERRA
Construcción y forja de la utopía andina
 
2014 AÑO
DE LA BATALLA DE LA LECTURA Y
ESCRITURA POR LA CONSTRUCCIÓN
DE UN MUNDO MEJOR
 
MAYO: MES DE LOS TRABAJADORES,
DEL LEGADO DE LA PAPA DEL PERÚ
AL MUNDO, Y DEL MAESTRO ENCINAS
 
CAPULÍ ES
PODER CHUCO
 
*****
 
 
¡YO ME ADHIERO Y VIAJARÉ NUEVAMENTE
PARA ESTAR PRESENTE EN ESTA EXPLOSIÓN
DE FERVOR, ARTE, CULTURA Y SOLIDARIDAD!
 
Queridos hermanos!
Es emocionante hacer llegar nuestro saludo fraterno a todos las personas de buena voluntad en este XV Encuentro Internacional Itinerante Capulí Vallejo y su tierra, que se desarrollará en Lima, los días 20 y 21; en Trujillo el día 22; y en Santiago de Chuco los días 23, 24 y 25 del mes de mayo primaveral, luminoso y pródigo en el mundo andino.
Es hermoso exaltarnos con lo que todos debiéramos conocer, como también vivir, y que son los contenidos esenciales que predominan en la poesía y en la personalidad de nuestro hermano mayor, César Vallejo, que fue feliz en su tierra, en el mundo andino, dentro de su ambiente familiar, y aún más: integrado a su gente, a sus costumbres y fiestas colectivas, en comunión con la naturaleza y eso es lo que tratamos de revivir y hacer sentir en Capulí, Vallejo y su Tierra.
Estas raíces andinas marcaron para siempre la sensibilidad y la óptica de nuestro poeta, y no solo lo muestran las notas de nostalgia, de ternura y evocación ya estando en Europa, sino la sintonía de los valores andinos y de vida comunitaria que plasma en su poesía, de  trabajo en común, de fiestas compartidas por todos y de amor humano universal que él lo ha hecho himno de redención en poemas como los que conforman España, aparta de mí este cáliz.
Sin soslayar otro aspecto moralmente inocultable: el dolor, huella del sufrimiento que es nuestra marca en la frente y en el alma, y que en César Vallejo más que carencia es capacidad, fortaleza y ocasión para la solidaridad proverbial que él encarna, por eso proclamemos:
Sierra de mi Perú, Perú del mundo y Perú al pie del orbe; ¡Yo me adhiero.
Y yo me adhiero plenamente viajando nuevamente a estar presente en esta explosión de cultura, de arte, de belleza y solidaridad universal.
MAURA SÁNCHEZ BENITES
Maestra. Integrante de Capulí Vallejo y su Tierra
Residente en el Principado de Andorra. Europa.
 
*****
 
6 DE MAYO
UNIVERSIDAD NACIONAL
MAYOR DE SAN MARCOS
 
 
DÍA
DE LA
FACULTAD
DE EDUCACIÓN
 
 
FOLIOS
DE LA
UTOPÍA
 
 
EL HOMBRE
QUE SIEMBRA
O CULTIVA
 
 
Danilo Sánchez Lihón
 
1. ¿Sabes,
acaso?
 
Pasó el Monarca por un desierto y encontró a un hombre bajo el sol abrasador del mediodía quien se afanaba en sembrar algo en la tierra yerma.
Se acercó y vio cómo el hombre, lleno de apuro, cultivaba unas palmeras en unos pocitos que había cavado y a los cuales había humedecido trayendo agua en una cantimplora desde un arroyo cercano.
El Monarca sorprendido detuvo a la comitiva que lo acompañaba y miró detenidamente lo que hacía ese anciano, concentrado como estaba en su trabajo.
Y le habló de este modo:
– Veo –le dijo– que has sembrado unas palmeras.
– Así es, su Majestad.
– ¿Sabes, acaso, hombre desinformado, que las plantas que cultivas recién darán fruto cuando ya tú hayas muerto, y ni siquiera tus nietos alcancen a aprovechar de sus frutos?
 
2. Y eso,
¿qué significa?
 
– Sí, apreciado Monarca. –Le dijo–. Y los primeros pámpanos serán agrios y duros tanto que ni las aves ni los roedores lo aprovecharán, pero luego, Alteza, serán dulces como el almíbar y muy nutritivos para fortalecer los tejidos y los huesos de las personas que de ellos se alimenten.
– Veo que conoces muy bien las características de estas plantas. Y si es así, –le dijo aún más sorprendido el dignatario– ¿por qué entonces te equivocas afanándote en vano en cultivarlas hasta el punto de quedarte exhausto y sin aliento?
– Porque las almendras que producen estas palmeras, oh Rey, me han alimentado siendo niño y joven; y me alimento todavía de ellas, siendo ahora adulto.
– Y eso, ¿qué significa?
– Que otros hombres como yo las cultivaron generosamente sabiendo que no llegarían a aprovecharse de ellas.
 
3. De aquí
a cien años
 
– Entonces eres un hombre generoso.
– En rigor de verdad, oh mi soberano, no lo soy. –Le dijo–. Porque lo único que trato es de devolver aquello de lo que me he servido magnánimamente.
– Y, ¿dónde las encontraste? ¿Aquí? ¿En este sitio?
– Las encontré regadas a manos llenas en los confines en donde he tenido la suerte de habitar hasta ahora.
– Bueno, bueno, ya entiendo tu afán. Pero no comprendo por qué te apuras tanto si recién producirán de aquí a cien años.
– Por eso mismo, Monarca, porque recién producirán sus frutos de aquí a cien años, por eso tengo que apurarme, no demorar un minuto de tiempo.
– ¡Ya veo!
– Y acertar en hacerlo bien, porque es de aquí a cien años. Si tardamos demorarían mucho más y eso causaría serias dificultades a la gente que entonces viva.
 
4. Nada
de eso
 
El Monarca quedó tan profundamente maravillado por esta conversación que dirigiéndose a los cortesanos de su comitiva les dijo:
– He aquí a un ciudadano ejemplar. Es digno de ser imitado en todo mi reino. Permíteme noble anciano – le habló a él- una pregunta final:
– Y ¿por qué tratas de cultivarlas aquí, en el desierto?
Se sonrió débilmente el anciano y le confesó esta historia:
– Antes –le dijo– yo era jardinero en tus palacios reales, oh Monarca todopoderoso.
– ¿Y qué ocurrió? ¿Te despidieron? Estoy dispuesto a reparar ese error, y en este mismo instante.
– Nada de eso, Rey. Yo renuncié voluntariamente. Y es aquí en donde trate e intente de hacer florecer aquello que me propongo.
 
5. Y qué
paradoja
 
– Y, ¿por qué, si es posible saberlo?
– En tus estancias éramos tantos los jardineros que andábamos riñendo. Y el trabajo carecía muchas veces de sentido. Y, ¡eran tantas las flores y los árboles que nadie presta atención de ellas, pese a su belleza, ni de los árboles que allí crecen, pese a su hermosura.
– Y, ¿entonces?
– Me decidí a cultivarlas en el desierto, porque aquí siento que tiene significado hacerlo.
– Eres noble e ingenioso.
– ¡Y qué paradoja Rey, que sea a ti al primero a quien interesa los almácigos que he plantado! Y no suceda así con la infinita cantidad de flores y árboles que lucen en tus jardines adornados de oro, jade y esmeralda, especialmente para ti.
– Ya entiendo, buen hombre.
– ¿Ya ve que tiene sentido cultivarlas aquí, su Majestad?
 
6. ¿Quién
dice?
 
– Sí, estoy gratamente sorprendido.
– Es aquí, en el desierto que ojalá pueda redimir con unas plantas llenas de verdor y de frutos. Y que den cierto primor a este lugar tan desolado y árido.
El Rey conmovido ordenó a quien era su tesorero le entregase unas monedas de oro, diciéndole:
– Eres un hombre sabio y me has dado una lección que no olvidaré ni siquiera en el momento que muera.
El anciano ya cuando el rey subía a su cabalgadura junto a su séquito, y cuando él sopesaba en sus manos las monedas de oro, escuchó que dijo:
– ¿Quién dice que las almendras demoran cien años en dar frutos? Cultivarlas ahora me ha dado resultados inmediatos como esta bolsa llena de monedas de oro.
 
7. Los primeros
frutos
 
 El Rey solo alcanzó a preguntarle:
– ¿Cuál es tu nombre y cómo debo llamarte?
– Creo que basta con llamarme el “Sembrador”, o “El que siembra”.
Ya se aleja el Rey y le pregunta a su Primer Ministro que lo acompaña:
– ¿Qué opinión te merece lo que acabas de presenciar?
– Me ha impresionado mucho, Monarca.
– ¿Y, a ti? –Le interroga a su Consejero.
– Mi padre solía decir que quien cultiva para de aquí a cien años se llama Maestro.
Y aseveró el Monarca reflexionando consigo mismo:
– Y que las buenas acciones no esperan cien años sino que inmediatamente empiezan a dar sus primeros frutos.
 
 
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CONVOCATORIA
 
XV ENCUENTRO INTERNACIONAL
CAPULÍ, VALLEJO Y SU TIERRA
TELÚRICA DE MAYO, 2014
 
LIMA:
MARTES 20
Y MIÉRCOLES 21
 
TRUJILLO:
JUEVES 22
 
SANTIAGO DE CHUCO:
VIERNES 23
SÁBADO 24
Y DOMINGO 25
DEL MES DE MAYO
 
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